InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Apostolado laico -La Palabra para el Domingo

9.11.14

La Palabra del Domingo - 9 de noviembre de 2014

 Biblia

Jn 2, 13-22

  

13 Se acercaba la Pascua de los judíos y Jesús subió a Jerusalén.14 encontró en el Templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas en sus puestos.15 Haciendo un látigo con cuerdas, echó a todos fuera del Templo, con las ovejas y los bueyes; desparramó el dinero  de los cambistas y les volcó las mesas; 16 y dijo a los que vendían palomas: ‘Quitad esto de aquí. No hagáis de la Casa de mi Padre una casa de mercado.’ 17 Sus discípulos se acordaron de que estaba escrito: = El celo por tu Casa me devorará. = 18 Los judíos entonces le replicaron diciéndole: ‘Qué señal nos muestras para obrar así?’ 19 Jesús les respondió: ‘Destruid este Santuario y en tres días lo levantaré.’ 20 Los judíos le contestaron: ‘Cuarenta y seis años se han tardado en construir este Santuario, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?’ 21 Pero él hablaba del Santuario de su cuerpo. 22 Cuando resucitó, pues, de entre los muertos, se acordaron sus discípulos de que había dicho eso, y creyeron en la Escritura y en las palabras que había dicho Jesús.

        

 MEDITACIÓN

 

1.-Cumpliendo  con la Ley, como siempre hiciera, Jesús acude a Jerusalem para celebrar la Pascua, fiesta fundamental de la religión judía y en lo que se llevaban a cabo todas las ceremonias correspondientes en recuerdo de hechos históricos y en la que la presencia de Dios se sabía esencial.

 

Sin embargo, y como también dijera Él mismo, su relación con la Ley era de algo más que mero cumplimiento, había venido para darle que la norma de Dios se ejerciera de forma efectiva, es decir, como Abbá creía que debía ser y para lo que la había establecido.

 

El Templo era lugar de culto, y como tal, tenía delimitadas zonas para diversos tipos de personas, fueran judíos o fueran gentiles. Y era en el patio de estos últimos donde se habían establecido los negociantes que, con sus puestos, llenaba sus bolsillos con las economías de los que acudía a ese lugar sagrado.

 

Sin embargo, el hecho de que el Mesías la emprendiera a golpes, cosa tan poco usual en Él, con algo, era debido, por una parte, a la circunstancia del lugar donde se llevaba a cabo aquella labor y por otra, y sobre todo por otra, ya que el acento lo ponía en el porqué de aquel negocio, es en lo que habían convertido al Templo.

 

En cuanto a lugar, está claro que la ocupación del lugar destinado a los gentiles privaba, a estos, de la posibilidad de acudir a ese espacio e, incluso, de  acercarse a la Ley de Dios. El caso es que el mismo hecho de no permitir aquello era lo que a Jesús le sacaba de su tranquilo juicio. Él, que había encontrado, muchas veces, en los gentiles mayor fe que en los propios israelitas (Mt 8, 10-13, que es el caso del centurión que pidió curación para un criado suyo, a cuya petición, y en la forma como la hizo respondió Jesús que as aseguro que en Israel no he encontrado en nadie una fe tan grande) no podía permitir que se dispusiese, de esa forma, de ese lugar en la casa de Dios.

 

Pero, quizá, lo que más enervó a Jesús de lo que vio en el Templo, fue el hecho de que la concepción de la fe que habían llegado a formarse sus contemporáneos, no estuviese de acuerdo con lo que debería ser correcta interpretación de la misma. El caso es que el panorama que pudo contemplar: cambistas que posibilitaban, a extranjeros, el uso de la moneda válida allí (seguramente con usura en ese cambio), vendedores de animales para sacrificios (seguramente con precios abusivos aprovechando la casi obligatoriedad de compra de esos animales en ese lugar sagrado) y para las ofrendas a Dios, etc, le debió de producir una sensación tan extraña a su amor al Padre y lo que Éste quería que no pudo evitar esa reacción. Si dijera id, pues, a aprender qué significa aquello de “Misericordia quiero, que no sacrificio” (Mt 9, 13) refiriéndose al texto de Oseas (6,1-6)  que decía porque yo quiero amor, no sacrificio, conocimiento de Dios, más que holocaustos, era porque sabía que la voluntad de Dios era muy otra a la que hacía que sus semejantes actuasen como lo hacían: unos con claros intereses económicos, beneficiándose de todo lo que rodeaba al Templo, otros atrapados por la Ley que, tras su interpretación, había tergiversado su sentido verdadero y que avocaba a ese comportamiento.

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1.11.14

La Palabra del Domingo - 2 de noviembre de 2014

 Biblia

Jn 14, 1-6

 

“1 ‘No se turbe vuestro corazón.  Creéis en Dios: creed también en mí.

2 En la casa de mi Padre hay muchas mansiones;  si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. 3        Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo,  para que donde esté yo  estéis también vosotros. 4 Y adonde yo voy sabéis el camino.’

5 Le dice Tomás: ‘Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?’ 6     Le dice Jesús: ‘Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.  Nadie va al Padre sino por mí’”. 

MEDITACIÓN

 

Camino, Verdad y Vida

 

1.-El día de la celebración de lo que sería la Última Cena, Jesús habló a sus discípulos de una forma directa, incluso, muchas veces, dura (según la visión  humana). Inmediatamente antes de decir que no podía turbárseles el corazón, recoge san Juan la siguiente conversación (Jn 13,34-38):

 

Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. 35 En esto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros.”  Simón Pedro le dice: “Señor, ¿a dónde vas?” Jesús le respondió: “Adonde yo voy no puedes seguirme ahora; me seguirás más tarde.”

 

Pedro le dice: “¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti”. Le responde Jesús: “¿Que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes que tú me hayas negado tres veces”.

 

2.-Por eso les dice que no debía turbárseles el corazón ya que, por lo dicho por el Maestro, no parecía que les esperase un futuro inmediato demasiado bueno.

 

3.-La esperanza escatológica, de lo último, de lo porvenir, de la vida eterna, la siembra Jesús, diciéndoles que si habían creído en Dios, también debía creer en Él porque, al fin y al cabo, era el Enviado, el Ungido, del Padre.

 

4.-Tal creencia no debía ser, sin embargo, ciega, sino basada en la vida que habían podido vivir con Jesús. En aquellos años habían podido ver cómo actuaba Jesús, que iba a ser Cristo, y tal forma de proceder, ya debería de haberles hecho entender que su divinidad podía garantizarles que lo que les decía era, simplemente, verdad.

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26.10.14

La Palabra del Domingo - 26 de octubre de 2014

  Mt 22, 34-40

 Biblia

 “34 Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, 35 y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: 36 ‘Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?’37 El le dijo: ‘Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente.  38 Este es el mayor y el primer mandamiento. 39 El segundo es semejante a éste: ’Amarás a tu prójimo como a ti mismo.’ 40 De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas’.”

        

 

COMENTARIO

 

¡Qué mala cosa es no conocer a Cristo!

 

Los que no querían a Jesús porque, como a otros profetas de otros tiempos, lo querían bien alejado de sus realidades mundanas y espirituales, que el Maestro demostrara una y otra vez que no tenían razón en la apreciación de la Ley de Dios no era de su particular y egoísta gusto.

 

Sin embargo, Jesús había venido al mundo a cumplir de forma total con la voluntad y la Palabra de Dios y no iba dejar de hacerlo por los intereses de unos u otros.

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28.09.14

La Palabra del Domingo - 28 de septiembre de 2014

Mt 21, 28-32.

Biblia

“28 ‘Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ’Hijo, vete hoy a trabajar en la viña.’ 29 Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue.30 Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue. 31 ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?’ – ‘El primero’ - le dicen. Díceles Jesús: ‘En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios.32 Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en él.’”

COMENTARIO

Cumplir la voluntad de Dios que conoce nuestro corazón

Cuando Jesús hace sabedores a los que le escuchan de algo que quiere que aprendan lo hace de forma que sea, en efecto, fácil aprender. No dice cosas enrevesadas y que puedan ser difíciles de entender sino que enseña como el Maestro que lo hacía bien y no como otros de su tiempo (a tenor de lo dicho por aquellos que le escuchaban)

Aquello de los dos hijos tenía su miga. Los dos le habían mentido a su padre pero sólo uno de ellos hace lo que su padre le había dicho que hiciera. No es que Jesús quisiera decir que estaba bien mentir si el fin era bueno pero, había que reconocer que aquel caso era muy especial.

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20.09.14

La Palabra del Domingo - 21 de septiembre de 2014

Mt 20, 1-16

Biblia

“1 ‘En efecto, el Reino de los Cielos es semejante a un propietario que salió a primera hora de la mañana a contratar obreros para su viña. 2 Habiéndose ajustado con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3 Salió luego hacia la hora tercia y al ver a otros que estaban en la plaza parados, 4 les dijo: ’Id también vosotros a mi viña, y os daré lo que sea justo.’ 5 Y ellos fueron. Volvió a salir a la hora sexta y a la nona e hizo lo mismo.6 Todavía salió a eso de la hora undécima y, al encontrar a otros que estaban allí, les dice: ‘¿Por qué estáis aquí todo el día parados?’ 7 Dícenle: ‘Es que nadie nos ha contratado.’ Díceles: ‘Id también vosotros a la viña.’ 8 Al atardecer, dice el dueño de la viña a su administrador: ‘Llama a los obreros y págales el jornal, empezando por los últimos hasta los primeros.’ 9 Vinieron, pues, los de la hora undécima y cobraron un denario cada uno.10 Al venir los primeros pensaron que cobrarían más, pero ellos también cobraron un denario cada uno. 11 Y al cobrarlo, murmuraban contra el propietario, 12 diciendo:’ ‘Estos últimos no han trabajado más que una hora, y les pagas como a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el calor.’ 13 Pero él contestó a uno de ellos: ‘Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No te ajustaste conmigo en un denario? 14 Pues toma lo tuyo y vete. Por mi parte, quiero dar a este último lo mismo que a ti. 15 ¿Es que no puedo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O va a ser tu ojo malo porque yo soy bueno?’. 16 Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.”

COMENTARIO

La llamada de Dios

Podemos decir que este evangelio de San Matero nos muestra que Dios nunca se cansa de llamar a nuestra puerta y que siempre está haciendo lo posible para que acudamos a su corazón y no le abandonemos

Dios, en efecto, llama a cualquier “hora” de nuestra vida.

Lo hace, por ejemplo, a muy primera hora cuando estamos limpios, seguramente, de muchos pecados que luego nos asaltarán. Entonces estamos espiritualmente preparados para acudir donde Dios nos llama.

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