Ser lesbiana, en España, resulta ser peligroso… para algunos
Hace, ya, algunos meses, que saltó, a la palestra de la actualidad. El caso del juez Calamita (profesional de la justicia destinado en Murcia).
Resulta que había manifestado una tendencia muy grave: no había sido políticamente correcto. Y eso tiene, en una nación laicista como en la que se está transformando la española, tiene graves consecuencias y se paga con creces: con excesivas creces.
Y como los procesos judiciales, aunque lentos, son inexorables, el pasado 24 de noviembre dio comienzo el juicio, digamos, curioso. El Juez Fernando Ferrín Calamita , acusado de prevaricación por retardar intencionadamente la adopción de una niña por una mujer lesbiana, se sentó enfrente de donde, habitualmente, suele sentarse: en el banquillo de los acusados (¡Gran imagen, ésta, para la progresía española y para según qué temas!)
A lo mejor el juez Calamita ignoraba que no se puede ir contra el lobby gay que en España actúa con total profusión invadiéndolo todo.
No crean que el juicio iniciado recientemente no tiene antecedentes tristes. El citado juez ha sufrido, y seguro que seguirá sufriendo, la persecución de los sectores más radicales del homosexualismo español. Incluso, en su día, pidió, por encontrarse de baja médica por depresión, que se suspendiera el proceso contra él abierto. ¿Creen que se lo concedieron?