El Portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan Antonio Martínez Camino en un artículo publicado en Zenit viene a mostrar lo que muchos no son capaces de entender: la Iglesia católica dice “Sí a la dignidad de la persona y a la biomedicina”.

Lo bien cierto es que los manipuladores profesionales de la vida de la Esposa de Cristo siempre han tenido, como predilecta, la difamación referida a la intención de aquella de manifestarse, siempre y conscientemente, en contra de todo avance científico y, además, en el campo de la biomedicina, mucho más.

Pero, como suele pasar, esto también es falso.

Sin embargo, muchas personas, dentro de la Iglesia católica, también se han opuesto (activa o pasivamente) a lo que la doctrina legítima de aquella dice.

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Hace unos Días, el Presidente de la Conferencia Episcopal Española y Cardenal, Antonio María Rouco Varela convocó, para la festividad de la Sagrada Familia, del próximo día 28, una celebración eucarística en la que será protagonista principal, lógicamente, la familia.

Ya sabemos que el año pasado, exactamente el 30 de diciembre, se llevó a cabo un acto similar y esto produjo mucho nerviosismo en los sectores más retrógrados de la sociedad española (política y religiosa) porque no les parecía bien que la Iglesia católica y sus fieles rezasen juntos por la familia, institución zaherida, mucho, por tantos poderosos y aspirantes al poder. Y mucho menos que dijesen lo que pesaban contra el pensamiento único y el laicismo imperante.

Pues ahora parece que va a volver a pasar lo mismo.

En tal convocatoria dice, dando una aviso para navegantes:”La comunión exige salir de los propios intereses y comodidades para manifestar que somos un único pueblo de Dios y Cuerpo de Cristo”

Está claro que cuando el Cardenal Rouco ha hecho tal convocatoria la ha hecho, en concreto, para que acudan las personas que forman parte de su comunidad diocesana. Eso puede ser un buen clavo ardiendo al que agarrarse por parte de quien no quiera acudir.

Pero es un clavo algo oxidado.

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El pasado 12 de diciembre, publicaba Religión en Libertad algo que, no por esperado, dejar de preocupar a quien se sienta, como poco, cristiano.

¿Es novedad la impronta laicista del Ejecutivo del Presidente por accidente?

Al parecer, el Ejecutivo de Zapatero, está pergeñando un llamado Plan de Derechos Humanos aprovechando que el río de la Declaración de los tales Derechos pasa por la ONU. En realidad, lo que pretende es otra cosa muy, pero que muy distinta.

Quiere reformar, escondido tal engendro, entre las 172 medidas (mal medidas, precisamente) propuestas, en realidad, la Ley de Libertad Religiosa.

¿Podemos creer que se trata de ampliar derechos que, ahora, desconoce o trata de esconder para que desaparezcan?

Por ejemplo, ¿Acaso va a hacer lo posible para que la asignatura de Religión católica no salga de los horarios lectivos?; ¿Acaso va dejar de obstaculizar para que se curse con normalidad sin poner trabas?; ¿Acaso va a eliminar la obligatoriedad de Educación para la Ciudadanía y dejará de adoctrinar a nuestros hijos en valores alejados de los cristianos?; ¿Acaso va a permitir que símbolos como el crucifijo, permanezcan, donde están?; ¿Acaso va a limitar la legalización de sectas como, por ejemplo Cienciología?

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Jn 1,6-8.19-28

6 Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan.
7 Este vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por él.
8 No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.
…

19 Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: “¿Quién eres tú?”
20 El confesó, y no negó; confesó: “Yo no soy el Cristo.”
21 Y le preguntaron: “¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?” El dijo: “No lo soy.” - “¿Eres tú el profeta?” Respondió: “No.”
22 Entonces le dijeron: “¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?”
23 Dijo él: “Yo soy = voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, = como dijo el profeta Isaías.”
24 Los enviados eran fariseos.
25 Y le preguntaron: “¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?”
26 Juan les respondió: “Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis,
27 que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.”
28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

COMENTARIO

Reconocerse hijo y hermano

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Resulta fácil comprender que si, para un cristiano ordinario, la oración es una forma directa de relacionarse con Dios, para un Papa ha de suponer algo más.

Comprender tal realidad espiritual fue una de las labores más destacadas de las llevadas a cabo por Juan Pablo II Magno.

Así, podía dejar escrito (en la Carta apostólica Dies Domini, DD, de 1998) que “En realidad toda la vida del hombre y todo su tiempo deben ser vividos como alabanza y agradecimiento al Creador”.

Pero, con ser esto importante, continuaba diciendo que, en realidad, “La relación del hombre con Dios necesita también momentos de oración explícita, en los que dicha relación se convierte en diálogo intenso, que implica todas las dimensiones de la persona” (DD 15)

De aquí que no sea suficiente, digamos, el mantener un estado de oración simple, sino que “Se equivoca quien piense que el común de los cristianos se puede conformar con una oración superficial, incapaz de llenar su vida. Especialmente ante tantos modos en que el mundo de hoy pone a prueba su fe, no sólo serían cristianos mediocres, sino cristianos con riesgo” (Carta apostólica Novo millennio ineunte, NMI, de 2001) (34)

Por tanto, la oración ha de tener la suficiente “creencia”, tener la suficiente fe como para que pueda tenerse por amada y querida pues no ha de servir la mera repetición memorística de frases sino el verdadero sentir hacia Dios.

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