25.05.13

Serie P. José Rivera - La Belleza y la Verdad

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios nos ha donado muchas bondades que podemos tenerlas por no recibidas. Luego no queramos sostener que, al contrario, las amamos.

Y, ahora, el artículo de hoy.
Serie P. José Rivera
Presentación

P. Ribera

“Sacerdote diocesano, formador de sacerdotes, como director espiritual en los Seminarios de El Salvador e Hispanoamericano (OCSHA) de Salamanca (1957-1963), de Toledo (1965-1970), de Palencia (1970-1975) y de nuevo en Toledo (1975-1991, muerte). Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo.”

Lo aquí traído es, digamos, el inicio de la biografía del P. José Rivera, Siervo de Dios, en cuanto formador, a cuya memoria y recuerdo se empieza a escribir esta serie sobre sus escritos.

Nace don José Rivera en Toledo un 17 de diciembre de 1925. Fue el menor de cuatro hermanos uno de los cuales, Antonio, fue conocido como el “Ángel del Alcázar” al morir con fama de santidad el 20 de noviembre de 1936 en plena Guerra Civil española en aquel enclave acosado por el ejército rojo.

El P. José Rivera Ramírez subió a la Casa del Padre un 25 de marzo de 1991 y sus restos permanecen en la Iglesia de San Bartolomé de Toledo donde recibe a muchos devotos que lo visitan para pedir gracias y favores a través de su intercesión.

El arzobispo de Toledo, Francisco Álvarez Martínez, inició el proceso de canonización el 21 de noviembre de 1998. Terminó la fase diocesana el 21 de octubre de 2000, habiéndose entregado en la Congregación para la Causas de los Santos la Positio sobre su vida, virtudes y fama de santidad.

Pero, mucho antes, a José Rivera le tenía reservada Dios una labor muy importante a realizar en su viña. Tras su ingreso en el Seminario de Comillas (Santander), fue ordenado sacerdote en su ciudad natal un 4 de abril de 1953 y, desde ese momento bien podemos decir que no cejó en cumplir la misión citada arriba y que consistió, por ejemplo, en ser sacerdote formador de sacerdotes (como arriba se ha traído de su Biografía), como maestro de vida espiritual dedicándose a la dirección espiritual de muchas personas sin poner traba por causa de clase, condición o estado. Así, dirigió muchas tandas de ejercicios espirituales y, por ejemplo, junto al P. Iraburu escribió el libro, publicado por la Fundación Gratis Date, titulado “Síntesis de espiritualidad católica”, verdadera obra en la que podemos adentrarnos en todo aquello que un católico ha de conocer y tener en cuenta para su vida de hijo de Dios.

Pero, seguramente, lo que más acredita la fama de santidad del P. José Rivera es ser considerado como “Padre de los pobres” por su especial dedicación a los más desfavorecidos de la sociedad. Así, por ejemplo, el 18 de junio de 1987 escribía acerca de la necesidad de “acelerar el proceso de amor a los pobres” que entendía se derivaba de la lectura de la Encíclica Redemptoris Mater, del beato Juan Pablo II (25.03.1987).

En el camino de su vida por este mundo han quedado, para siempre, escritos referidos, por ejemplo, al “Espíritu Santo”, a la “Caridad”, a la “Semana Santa”, a la “Vida Seglar”, a “Jesucristo”, meditaciones acerca de profetas del Antiguo Testamento como Ezequiel o Jeremías o sobre el Evangelio de San Marcos o los Hechos de los Apóstoles o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías, de las cuales o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías.

A ellos dedicamos las páginas que Dios nos dé a bien escribir haciendo uso de las publicaciones que la Fundación “José Rivera” ha hecho de las obras del que fuera sacerdote toledano.

Serie P. José Rivera
La belleza y la verdad

La Belleza y la Verdad

En el Prólogo de “La Belleza y la Verdad” se nos pone sobre la pista de otra realidad más del P. José Rivera y es que

“Don José Rivera es un hombre, un sacerdote, que mientras caminó sobre la tierra significó el ansia de totalidad de los hombres, mas no como construcción babélica sino en ese obediente y activo dejarse santificar por Dios. Don José recibió entonces de lo Alto un don especial e intenso para percibir la armonía, la proporción, la belleza. Un don que le capacitó para descubrir las relaciones íntimas de todos los aspectos de la obra de Dios. Y gozó como pocos hombres pueden gozar en esta tierra. Él mismo lo confiesa en sus cuadernos de estudio: ‘Todo el tiempo música. Primero en el magnetófono, Strawinsky. He gustado de nuevo el Apolo, el pájaro de fuego, el beso del hada, petruska. Ahora, concierto por radio: Mozart y Beethoven. Se reitera el pensamiento de que estoy muy bien dotado para disfrutar de la vida’ (23-2-1969)”.

Ciertamente, el P. José Rivera tenía un sentido de la belleza, don de Dios al mundo, que lo hacía especialmente preparado para gozar de ella. Y es que tiene constancia de que “la belleza es también atributo divino. Se entra en relación amorosa auténtica con ella, cuando se entra en ella como tal atributo: es decir, cuando se entra en relación personal con las Personas divinas, soberanamente bellas. De ahí que, de nuevo, concluya que el santo es, necesariamente, creador de belleza: artista. Y la creación meramente natural es una creación muy pálida, muy poco bella, por muy duro que parezca el juicio” (1). Y es que la Belleza y la Verdad tiene una relación más que directa.

Establece, por eso mismo, una relación estrecha entre Belleza y Santísima Trinidad, a Quien considera sumamente Bella, Belleza por excelencia. Por eso tiene por seguro que el mero comportamiento natural, de un andar por casa y sin tener en cuenta lo sobrenatural, no deja de ser un comportamiento meramente animal pues no hay belleza en el mismo sino simple cumplimiento de un hacer propio de un ser vivo. Al contrario, es decir, llevando una vida santa, santificar nuestra vida, es una forma agradecida de manifestar el don que Dios nos entrega, este especial don, y que la mayoría de las veces, hacemos de menos.

En realidad, el don de Dios consiste en proporcionar Belleza a su creación no pasa desapercibido para el P. José Rivera. Por eso dice que “Igualmente es patente que todo es bello, y que en todo podemos columbrar, al menos, la belleza de Dios. Y aquí tenemos uno de los sentidos de la connaturalidad con el universo: todo él, y cada uno de nosotros, participamos de esta belleza infinita, y por ello podemos sentirnos en la hondura -que es donde se realiza tal participación- parientes de las demás personas e incluso de las cosas todas. Sería un tema de alta categoría, el de la asunción y goce de la propia belleza” (2).

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24.05.13

Eppur si muove - ¿De verdad la Iglesia católica estaba tan mal?

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Lo que queremos, demasiadas veces, no tiene nada que ver con la voluntad de Dios que creemos dominarla por el simple hecho de ser infieles.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Uno, que debe vivir en Babia, parece que no se ha dado cuenta de nada de nada.

Cuando uno mira a su alrededor puede ver una Iglesia, la que Cristo fundó que, con sus fallos, ha ido caminando por el mundo desde que el Mesías entregó las llaves de las mismas a un pecador como Pedro.

Es fácil apreciar que la Esposa de Cristo tiene una organización y, dentro de la misma, determinados hermanos en la fe que tienen, como misión, llevar a la grey de Dios hacia el redil santo del Padre.

Es más, cuando uno se para a pensar un poco más de lo normal y trata de ver lo que ha pasado y lo que pasa se siente, de inmediato, feliz al ver que forma parte, como piedra vida que da fuerza y consistencia al edificio espiritual que es la Iglesia católica, de una comunidad de creyentes que saben lo que creen aunque, a veces, lo olviden pues es cosa de seres humanos ser, también, olvidadizos con Dios.

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23.05.13

Darse cuenta de quiénes somos

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Los hijos de Dios se deben caracterizar por tener siempre en cuenta que lo son.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Andar por el mundo de una forma mecánica o como si no tuviéramos en cuenta la situación por la que estamos pasando nos puede hacer perder muchas oportunidades de ser lo que somos. Así, es posible que nos creamos, algunas veces, superiores en algún sentido a los demás. Hemos perdido, entonces, el sentido primero de la humildad y, con casi toda seguridad, siempre habrá alguien que nos demuestre, con palabras o hechos, que deberíamos darnos cuenta de lo que, en realidad, somos.

Para ser católico, por tanto, se requiere algo que no muchas veces ponemos en práctica y que tiene mucho que ver con el sentido profundo de nuestra fe. Consiste en situarnos, de verdad, donde debemos estar pues, en la cadena de creencia en la que estamos inmersos, cada uno de nosotros es un eslabón y, como tal, no debe querer ir por libre sino formar parte de la cadena que nos une a Dios. Es una unión que, además, nos conviene mantener unida pues en juego está, nada más y nada menos, que la vida eterna.

No cabe, sin embargo, la desesperanza pues es más que probable que, apreciando la situación verdadera en la que estamos, más de uno crea que no vale nada o que su labor, en el seno de la Esposa de Cristo, no vale la pena seguirla haciendo. Entonces, de caer en la trampa, espiritualmente mortal, que nos tiende el Maligno, podemos estar seguros que nuestra situación aún será peor porque, sabiéndonos hijos de Dios quizá nos pueda dar la impresión de que no se tiene en cuenta nada de lo que somos o hacemos.

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22.05.13

¡Qué pena dan algunas personas!

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios ha de querer que seamos buenos y benéficos para nuestro prójimo. Por eso es necesario que nos demos cuenta que no todos son buenos ni benéficos.

Y, ahora, el artículo de hoy.

De vez en cuando, en este mundo del ser o del no ser donde cualquiera puede creerse que es algo sin, por ello, demostrar que lo sea, te encuentras con personas que dan pena. No se trata de una pena que se apoye, para darla, en una apariencia de pobreza o de enfermedad sino, simplemente, porque manifiestan, cuando hacen o dicen algo, que son, de forma inmediata, objeto de pena.

Dar pena supone ponerse en una situación muy característica y que consiste en aparentar o parecer que se está en una posición personal de muy bajo nivel y que, francamente, sólo causa tal tipo de sensación en quien pueda ver, leer o escuchar lo que tal persona, o personas, hacen o dicen, escriben o legislan. Por eso, en ocasiones sólo parece que se dé pena pero, en otras muchas, es cierto que tal sentimiento se ha de tener por determinadas personas.

Aquí traemos, en concreto, a dos pero, seguramente, podrían ser muchas más: Arcadi Espada y la Consejera de Educación (sic) de nombre Ana González.

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21.05.13

Un amigo de Lolo - Cumplir la voluntad de Dios

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Ser otro Cristo, el mismo Cristo… Comencemos por descubrir su pacto con nosotros, la luz que el dedo de Dios impresionó en nosotros al ser concebidos.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

Cumplir la voluntad de Dios

“El eje del mundo de Jesús fue la voluntad del Padre; su polo magnético, el Amor”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (923)

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Uno de los dones mejores que el Creador da al ser humano que es, como sabemos, una creación en la que puso todo su corazón y la hizo a imagen y semejanza suya, la libertad.

Así, por ejemplo, si yo decido ahora mismo dejar de creer en Dios porque el mundo me ha llevado por el camino de la perdición y he sucumbido a todas las tentaciones que el Príncipe del mismo me ha ofrecido, el Creador nada objetará a eso. Si concede la libertad a sus hijos es para que la misma pueda ser usada y eso no puede ofenderle pues dio lo que quiso dar al hombre y Dios no se desdice de lo que hace pues en Él no hay falsedad o comportamiento torticero.

A eso llamamos, habitualmente, libertad e implica, como sabemos, muchas consecuencias para nuestras vidas. Si, por ejemplo, y siguiendo con lo dicho, dejamos de creer en Dios de nada nos extrañe que, habiendo optado por tal forma de pensar y actuar, la vida eterna nos esté vedada. No se trata de venganza sino del simple resultado de nuestra decisión porque Jesús dijo, y dejó más que claramente enseñado, que se salvará el que crea en Él (y es Dios hecho hombre) y quien no crea, no se salvará.

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20.05.13

Serie Padre nuestro No nos dejes caer en la tentación y líbranos del mal

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

A veces no sabemos dejar de caer en la tentación…

Y, ahora, el artículo de hoy.
Serie “Padre Nuestro” - Presentación

Padre Nuestro

La predicación de Jesús iba destinada a revelar a la humanidad el verdadero rostro de Dios, el misericordioso corazón del Padre y el la luz que podían encontrar en mantener una relación personal con el Creador. Por eso el Maestro se retiraba, muchas veces, a orar en solitario.

Seguramente sus apóstoles, aquellos discípulos que había escogido para que fueran sus más especiales enviados, veían que la actitud de recogimiento de Jesús era grande cuando oraba y, podemos decirlo así, quisieron aprender a hacerlo de aquella forma tan profunda. Y le pidieron que les enseñara a orar, según recoge, por ejemplo, San Lucas cuando le dijeron a Jesús “Maestro, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos” (Lc 11, 1).

Jesús, como era humilde y sabía cuál era la voluntad de Dios, les dice (esto lo recoge todo el capítulo 6 del Evangelio de San Mateo, que recomiendo leer completo en cuanto se pueda) qué deben y qué no deben hacer. Dios ve en lo secreto del corazón y, por lo tanto, no le sirve aquellas actuaciones que, a lo mejor, tienen sentido desde un punto de vista humano pero que, con relación al Creador, sobran y están fuera de lugar: aparentar la fe que, en realidad no se tiene; andar demostrando que se hace limosna; orar queriendo hacer ver en tal actitud; hacer que se sepa que se ha ayunado… Todo esto con intención de enriquecer su espíritu y presentarlo ante Dios limpio y no cargado de lo que no debe ir cargado.

Pues bien, entre aquello que les dice se encuentra la justa manera de orar al dirigirse al Padre. No se trata de una oración rimbombante ni muy extensa sino que es una en la que se encierra lo esencial para la vida material, incluso, pero, sobre todo, espiritual, que cada hijo de Dios ha de tener.

El “Padre nuestro” es, según Tertuliano, “el resumen de todo el Evangelio” o, a tenor de lo dicho por Santo Tomás de Aquino, “es la más perfecta de todas las oraciones”.

El punto 581 del Compendio del Catecismo dice, respondiendo a la pregunta acerca de qué lugar ocupa el Padre nuestro en la oración de la Iglesia, responde que se trata de la

Oración por excelencia de la Iglesia, el Padre nuestro es ‘entregado’ en el Bautismo, para manifestar el nacimiento nuevo a la vida divina de los hijos de Dios. La Eucaristía revela el sentido pleno del Padre nuestro, puesto que sus peticiones, fundándose en el misterio de la salvación ya realizado, serán plenamente atendidas con la Segunda venida del Señor. El Padre nuestro es parte integrante de la Liturgia de las Horas.

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19.05.13

La Palabra del Domingo - 19 de mayo de 2013

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Si tan solo se nos enseñara durante un segundo la vida eterna seguramente cambiaríamos, en el acto, nuestra forma de ser.

Jn 20, 19-23

Biblia

19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.» 20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.» 22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»

COMENTARIO

Enviados por Dios al mundo

Para que todo lo que hizo tuviera sentido tuvo que aparecerse, Jesús, a sus discípulos que, con miedo, estaban escondidos. Sólo así comprendieron todos los, para ellos, extraños mensajes que habían recibido de Él y que, en su tiempo, no entendieron.

Verdaderamente no es de extrañar que aquellos que habían estado más directamente relacionados con Jesús pensaran que, a lo mejor, los mismos que habían perseguido a muerte al Maestro pensaran en hacer lo mismo con ellos. No estaban equivocados porque luego se vio que eso era, exactamente, lo que iba a pasar. Por tanto, que estuvieran escondidos antes de volver a Jesús tras su resurrección, era de esperar pues no se trata de una falta de confianza sino de un verdadero desconocimiento de lo que Jesús les había dicho unas cuantas veces. Podemos decir, por eso que todos fueron como Tomás que no creyó hasta que no vio.

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18.05.13

Serie P. José Rivera - La Iglesia

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dios quiere que la Iglesia que fundo su Hijo sea el mejor ejemplo de vida eterna que pueda existir. Tan sólo basta con que sus miembros también lo sepan.

Y, ahora, el artículo de hoy.
Serie P. José Rivera
Presentación

P. Ribera

“Sacerdote diocesano, formador de sacerdotes, como director espiritual en los Seminarios de El Salvador e Hispanoamericano (OCSHA) de Salamanca (1957-1963), de Toledo (1965-1970), de Palencia (1970-1975) y de nuevo en Toledo (1975-1991, muerte). Profesor de Gracia-Virtudes y Teología Espiritual en Palencia y en Toledo.”

Lo aquí traído es, digamos, el inicio de la biografía del P. José Rivera, Siervo de Dios, en cuanto formador, a cuya memoria y recuerdo se empieza a escribir esta serie sobre sus escritos.

Nace don José Rivera en Toledo un 17 de diciembre de 1925. Fue el menor de cuatro hermanos uno de los cuales, Antonio, fue conocido como el “Ángel del Alcázar” al morir con fama de santidad el 20 de noviembre de 1936 en plena Guerra Civil española en aquel enclave acosado por el ejército rojo.

El P. José Rivera Ramírez subió a la Casa del Padre un 25 de marzo de 1991 y sus restos permanecen en la Iglesia de San Bartolomé de Toledo donde recibe a muchos devotos que lo visitan para pedir gracias y favores a través de su intercesión.

El arzobispo de Toledo, Francisco Álvarez Martínez, inició el proceso de canonización el 21 de noviembre de 1998. Terminó la fase diocesana el 21 de octubre de 2000, habiéndose entregado en la Congregación para la Causas de los Santos la Positio sobre su vida, virtudes y fama de santidad.

Pero, mucho antes, a José Rivera le tenía reservada Dios una labor muy importante a realizar en su viña. Tras su ingreso en el Seminario de Comillas (Santander), fue ordenado sacerdote en su ciudad natal un 4 de abril de 1953 y, desde ese momento bien podemos decir que no cejó en cumplir la misión citada arriba y que consistió, por ejemplo, en ser sacerdote formador de sacerdotes (como arriba se ha traído de su Biografía), como maestro de vida espiritual dedicándose a la dirección espiritual de muchas personas sin poner traba por causa de clase, condición o estado. Así, dirigió muchas tandas de ejercicios espirituales y, por ejemplo, junto al P. Iraburu escribió el libro, publicado por la Fundación Gratis Date, titulado “Síntesis de espiritualidad católica”, verdadera obra en la que podemos adentrarnos en todo aquello que un católico ha de conocer y tener en cuenta para su vida de hijo de Dios.

Pero, seguramente, lo que más acredita la fama de santidad del P. José Rivera es ser considerado como “Padre de los pobres” por su especial dedicación a los más desfavorecidos de la sociedad. Así, por ejemplo, el 18 de junio de 1987 escribía acerca de la necesidad de “acelerar el proceso de amor a los pobres” que entendía se derivaba de la lectura de la Encíclica Redemptoris Mater, del beato Juan Pablo II (25.03.1987).

En el camino de su vida por este mundo han quedado, para siempre, escritos referidos, por ejemplo, al “Espíritu Santo”, a la “Caridad”, a la “Semana Santa”, a la “Vida Seglar”, a “Jesucristo”, meditaciones acerca de profetas del Antiguo Testamento como Ezequiel o Jeremías o sobre el Evangelio de San Marcos o los Hechos de los Apóstoles o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías, de las cuales o, por finalizar de una forma aún más gozosa, sus poesías.

A ellos dedicamos las páginas que Dios nos dé a bien escribir haciendo uso de las publicaciones que la Fundación “José Rivera” ha hecho de las obras del que fuera sacerdote toledano.

Serie P. José Rivera

La Iglesia

Es de imaginar que para una persona como José Rivera Ramírez, sacerdote, la Iglesia tuviera una importancia no pequeña. Su pertenencia a la Esposa de Cristo cualquiera pensaría que era tenido por crucial para su existencia.

Ya desde el mismo Prólogo de este libro de título, precisamente, “La Iglesia” se nos dice que “Cada una de las reflexiones, de las oraciones, de las actitudes plasmadas en el Diario, están determinadas por su pertenencia a la Iglesia. Innumerables párrafos hablar de Ella y desde Ella” pues, en realidad, otra cosa no podía esperarse de aquel hombre de Toledo que, con el paso del tiempo, acabaría siendo un hombre con fama de santidad en vida.

Por eso se nos dice que “En los últimos años de vida terrenal su espíritu se ve acuciado por la contemplación de la santidad de la Iglesia. Junto a sus bellísimas penetraciones truena la voz del profeta que sacude las conciencias de los que quieran oír: la Iglesia triunfa… no puede no hacerlo pues es el Cuerpo de Cristo Victorioso… pero la Iglesia en la tierra debe presentar combate santo, debe crecer, debe santificar, amar y esperanzar a los hombres; y si tal o cual Iglesia particular da la espalda a su Señor, esa Iglesia puede morir…” (1).

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17.05.13

Eppur si muove - ¡Os han pillao!

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Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Esperar de Dios que siempre nos atienda cuando pudiera parecer eso un exceso de egoísmo… quizá no sea tal el camino a seguir.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Era cuestión de tiempo. La verdad es que algo así ya se esperaba desde que el Papa Francisco tomó las riendas de la Esposa de Cristo.

A veces es mejor quedarse un tanto escondido porque de tanto sacar la cabeza es posible que algún cazador, aunque sea espiritual, te endiñe un mandoble y quedes en el suelo arrastrándote cual reptil.

No es muy conveniente ir presumiendo por ahí y por aquí de los conocimientos que se tienen, o se suponen que se tienen: que si ahora sé qué obispo van a nombrar, que si la Curia vaticana va ir por aquí o por allá, que si el Papa Francisco parece que quiere cambiar mucho las cosas y que si esto y que si lo otro…

Tampoco vale mucho la pena alardear de lo que puede saber cualquiera pero que, a lo mejor, no tiene intención de que se sepa lo que sabe por si, luego, está equivocado y errado y queda más que fatal, retratado hasta la médula y haciendo el ridículo más grande de los ridículos conocidos.

En realidad, cuando se presume de algo, bien sabemos que podemos saber de qué se carece: si lo que se trata es de un exceso de información, lo que pasará es que la misma no pasará de ser mediocre o, en todo caso, proporcionada por fuentes manifiestamente mejorables que, a lo mejor, harían bien en dedicarse a otra cosa.

No conviene, por otra parte, ir por la vida como si actuando con soberbia y con displicencia hacia el prójimo que es, además, hermano en la fe, se alcanzaran mayores niveles de conocimiento o de formación religiosa.

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16.05.13

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

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Panecillos de meditación

lama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Buscar a Dios no es pretender nada imposible porque está tan cerca como lo estés de tu corazón.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos .

Resulta curioso que el autor del artículo se pregunte, porque así lo hacen muchas personas, acerca de si aún asiste a la Santa Misa. No es de extrañar esto porque se tiene, muchas veces, a la Eucaristía, como algo anacrónico y pasado de moda.

Seguramente no se comprende que lo que pasa, lo que sucede, en la celebración así llamada es que traemos a la actualidad, hacemos actual, el sacrificio que Jesús hizo por muchos, muriendo por todos. Y es fácil que eso no se comprenda en una sociedad tan alejada de Dios como la que nos ha tocado vivir.

Al respecto de la Santa Misa ha habido, y hay, muchos errores sobre cómo debe ser la celebración y, a veces, ha habido excesos en las Eucaristías como si así se hiciera más “sentible” lo que allí pasa, más accesible al creyente que, a lo mejor, con una falta grande de formación acerca de lo que está presenciando, pudiera entender bien lo que hace el sacerdote. Y eso, claro, no es ni siquiera mínimamente correcto.

Por eso dice muy bien el P. Cabello que la participación en la Santa Misa ha de ser, más que nada, interior pues no se trata de escenificar una especie de teatro (esto no lo dice el sacerdote sino yo mismo) para que la cosa sea divertida. Se trata de aceptar lo que se recibe sin “pasar bien el rato” en el mal sentido de la expresión pues, para un católico, nada hay mejor ni hace pasar mejor el tiempo que asistir a la Santa Misa. Es su vida espiritual, su existencia eterna.

Y, ahora, el artículo del P. Pablo Cabellos Llorente.

¿Todavía no vas a misa?

Pablo Cabellos Llorente

Me comentaba un amigo que, pasando por la puerta de una iglesia, invitó a su acompañante a entrar para visitar brevemente al Santísimo. La respuesta no fue la de un descreído sino ésta: todavía no somos viejos. Alguien que piensa que con estar bien dispuesto para morir, basta. Una idea peña y errónea de Dios. Más usual el comentario al que acude a Misa: ¡Ah! pero ¿tú todavía vas a Misa? Éste no es tanto propio del ateo como del abandonado de la práctica religiosa que cree más moderno vivir y decir tales cosas. Y la verdad es que de moderno no tiene nada. Hasta los que afirmaban en el posconcilio -del concilio entendido al revés- que era suficiente hablar uno con Dios y que los sacramentos estaban de más, han pasado de moda.

La interrogación propiamente actual, en un tiempo de mayor cultura, conscientes de los frutos que está originando el apartamiento de Dios, es ésta: ¿todavía no vas a Misa?, porque no sabes lo que pierdes. Para empezar, la obligación de cumplir con el precepto dominical es un gozoso deber si se conoce mínimamente la esencia de la celebración eucarística. Si a una persona le impusieran la obligación de pasar los domingos por un lugar cualquiera para recibir mil euros, no se le ocurriría concebirlo como una carga. Pues el ejemplo es paupérrimo para compararlo con la Misa porque su valor es infinito: su precio es la muerte del Hombre-Dios, reproducida sobre el altar, no como un mero símbolo, sino como milagrosa realidad.

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