Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena - ¿Alguien mejor que Dios?

PRESENTACIÓN
Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.
El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.
Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro “Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.
Frases que bien valen la pena - ¿Alguien mejor que Dios?
“¡Preséntame a Fulano. Relacióname con Zutano!
Y ¿con Dios no te apasiona?” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, amor n.º 432)
Los seres humanos somos de carácter social. Es decir, que no se entiende al hombre como viviendo en una isla, separados de todos los demás. Por eso, desde el principio de los tiempos, desde aquel lejano Paraíso, el hombre y la mujer, digamos, se han relacionado con otras personas y han formado lo que llanamente llamamos sociedad.
Esto quiere decir que querer entablar conocimiento con otras personas es algo que nos sale, digamos, de natural, de nuestra propia naturaleza y a nadie extraña eso como es ciertamente evidente.
Cuando Manuel Lozano Garrido escribe eso de “preséntame…” está poniendo sobre la mesa algo que es común y, por tanto, es algo que no es nada extraordinario pero…
Aquí el pero es que está en lo otro. Y es que el Beato de Linares (Jaén, España) hace lo que mejor sabe hacer: contraponer dos realidades que, al parecer, tienen poco que ver una con la otra por las consecuencias que tienen una y otra.
Por un lado, querer formar parte de la sociedad tiene relación directa con esa relación horizontal que es característica de las personas. Pero está la otra, la vertical que mira hacia arriba y que muchas veces tenemos olvidada o, al menos, algo aparcada…
Podemos decir que Lolo nos habla aquí de dos cosas que no son exactamente lo mismo. En primer lugar, con ese “preséntame” nos quiere hacer ver que hay personas que no conocen a Dios y que deberían querer, al menos, conocerlo. Y es que trabar relación con el Creador, con nuestro Creador, no es cosa baladí sino, al contrario, la más importante que debería guiar la vida del hombre.
Pero no siendo poca cosa querer que a Dios se nos presente lo es aún más querer relacionarse con el Señor.
Relacionarse con el Todopoderoso supone dar un paso adelante al respecto de lo que supone, simplemente, conocerlo. Y eso porque ha de ser parte nuestra, de nuestra voluntad, atender lo que el corazón necesita sobre todas las cosas.
Así, por ejemplo, querer relacionarnos con Dios supone prestar una atención muy especial a su Palabra porque la misma contiene todo de todo y todas las cosas de todas las cosas que son importantes, cruciales, para sus hijos.
La Palabra de Dios ha de guiar la vida de quien conoce al Señor y no quiere perderse en un mundo que, por sí mismo, anda bastante perdido por su alejamiento aberrante (por desviado de la propia naturaleza del hombre) del Creador. Y por eso resulta tan importante llevarla a nuestro corazón para que allí nuestra el que es templo del Espíritu Santo y, por tanto, de Dios mismo.
Pero relacionarse con Dios también supone llevar una vida de oración que no se limite a ciertas ocasiones o, en fin…, necesidades más bien egoístas. Es decir, que no vayamos a ella sólo cuando nos encontremos ante una necesidad (sea la que sea) sino que hagamos de ella un instrumento habitual, diario, con el no permitir que el hijo que nos une con el único Dios se rompa sino que, al contrario, se refuerce día a día.
Y también podemos decir que relacionarse con Dios supone ver en el prójimo a Dios mismo. Y eso, siguiendo aquello de “y a tu prójimo como a ti mismo” hacer tan gran mandamiento efectivo y no dejar que se quede en una acertada expresión…
Es cierto que, si bien nos miramos, no siempre hacemos lo que debemos hacer y, por eso mismo, debemos echar algo más que un vistazo a la vida del Beato Lolo porque en ella tenemos el cumplimiento perfecto de la relación con Dios en los aspectos apenas aquí citados. ¡Vaya que es buen ejemplo Manuel!
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Entender el sufrimiento es un bien más que importante.
Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (137)
“Si tendría Dios ilusión de ser amado que, por eso, afrontó escalofriante riesgo de nuestra libertad.”
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.














