24.12.22

De nuevo nace un Niño que no puede molestar que venga

Natividad - Wikipedia, la enciclopedia libre

Antes que nada no puedo dejar de decir que esto es, como se decía en las televisiones cuando pretendían ser honradas, una “redifusión". Es decir, este artículo lo publiqué en esta misma casa un 24 de diciembre de 2010. Y no es que no tenga nada nuevo que decir sino que, en realidad, todo está ya dicho. Además, es seguro que habrá lectores que esto no recuerden o, en todo caso, sean nuevos… 

 

Vayamos, pues, con la cosa. 

 

Hoy, precisamente, volveremos a recordar el nacimiento del hijo de Dios.

No es, bien cierto es esto, una persona más que viene al mundo porque siendo una persona más es alguien importante.

Sin embargo, quien se siente hermano suyo y también discípulo no deja de preguntarse qué es lo que un ser tan pequeño, luego tan grande en espíritu, puede molestar tanto.

Se quiere quitar aquello que recuerda tal momento histórico. No gustan, así, los llamados “belenes” o nacimientos. Y eso es síntoma de algún tipo de malversación de la verdad y de lo que en el mundo pasó y pasa. Tampoco gusta verlo, tras su Pasión, en su cruz y muchos Herodes buscan su fin, hoy mismo, como entonces sucediera.

Pero como para el que esto escribe y, gracias a Dios, para muchos millones de personas, el niño que nace hoy mismo y, cada día en nuestro corazón, es importante y no podemos olvidar que así fue y así es, le dedico el siguiente



CUENTIPOEMA DEL NIÑO-DIOS

Nos ha nacido el niño,
y porque Dios es el que es,
ha vuelto a serlo.

I

Pasan que pasan los años:
muchos diciembres gozados,
muchas noches escogidas para recordar lo de antaño,
muchas ocasiones para describir
lo de tantos esperado, lo que dijera el profeta
en siglos ya muy pasados.

II

Caminan por la montaña
buscando suelo sagrado, lugar donde reposar,
un espacio para el descanso,
tampoco demandan mucho…
pues un hijo está llegando;
tan sólo se queda el pobre
que de la humildad hace milagro,
tan sólo ese pequeñito,
ese lucero, ese faro.
En la posada no les queda ni un rinconcito
donde María pueda tumbar su cuerpo
y el de su hijo;
tampoco en aquella casa, la del fondo
de la calle, tienen ni una litera
para que nazca el tesoro…
¿Será que ha caído, sobre ellos, el abandono?.

Llevados de fe certera, de esperanza bien sobrados,
duda no tienen alguna de que seguro encuentran algo,
que la mano de su Dios, misericordioso y santo,
sabrá mostrarles el lugar
dónde ha de nacer su enviado.

III

Cansados por el trabajo, por el andar sin hallarlo,
se disponen a caminar hacia el otro poblado.

Mira, María, allí abandonado,
aquel hermoso pesebre, dice José a la Madre,
con los ojos arrasados de tanto, así, llorarlo;
lleguemos hasta la paja, allí podremos quedarnos.

IV

Ya exhaustos del camino, y a punto de no contarlo,
toman posesión de aquello
que era, ahora sí, su palacio;
lugar digno para que un pobre,
Dios hasta aquí llegado,
viniera a este oscuro mundo,
parece que ya predestinado
a padecer y sufrir en manos de sus hermanos
para a todos perdonarnos.

V

Muy lejos de este lugar, en la lejanía lontana,

y aunque esto es y sea una simple redundancia,
viene, tras una estrella,
una grande caravana, trufada de grandes bestias,
buscando así la esperanza.
Gracias a Dios que esta noche queda
bastante clara, dice Melchor a Gaspar;
si no fuera por la luz que de su cola se desprende
no podríamos, ni siquiera,
llegar a encontrar el alba y así poder adorar
a quien causa esta llamada,
dice Baltasar y aclama.

VI

Van los pajes comentando, entre ellos y en voz baja,
que dónde quedará ese lugar
tan lejano que nos llama,
que pareciera que una fuerza,
con más energía que la del agua
que discurre con estrépito por aquella cascada
atrajera a los camellos, a los reyes
y hasta el resto de las almas,
qué será lo que buscamos,
hasta cuándo esta caminata.

VII

Cerca del santo lugar,
donde a nacer va nuestro niño,
están reposando, tranquilos, unos buenos pastorcillos;
descansando tras trabajo de conducir al buen ganado
cual guías que les entregan todas las horas del año.

Despiertan muy sorprendidos, y hasta incluso se preguntan,
qué será aquella luz que ha llegado y les asusta.

No es misterio exagerado, pues necesario sí era,
decir que un ángel, desde el Reino enviado,
les comunica la noticia, la buena, la verdadera…
ha ya llegado el esperado; que el Mesías,
el que por el que tanto habían orado,
ha nacido allí en Belén, en aquel pequeño poblado,
en un pesebre mal cuidado, viejo, destartalado.

VIII

De tanta alegría que sus corazones llena, van aquellos lugareños
a sitio tan amado…
va a amanecer el día,
y todos ellos a adorarlo;
llegan, así, los primeros, ante la luz que les guía,
se postran con gran amor,
besando sus pies desnudos, pequeñas alas de Dios,
grandes para venir al mundo;
ya recorren por los surcos de su rostro enamorado
lágrimas que son de amor, de felicidad
y de agrado.
Ya nos ha nacido Dios, el mismo Dios a nuestro lado,

el Emmanuel profetizado.

IX

Llegados hasta el pesebre
y tras la estrella seguirla,
bajan de los camellos de oriente los enviados
a tomar noticia del hecho más importante del mundo,
a comunicar a los vientos, a los cuatro conocidos,
que había nacido el niñito,
que Dios había, por fin venido,
que podríamos apoyarnos en tan pequeño hombrecito
para caminar todos juntos
con ese amor verdadero.

Quisieron no hacer mucho ruido,
pues el niño aún dormía,
y miraron para siempre recordar
aquel instante,
y poder contar, en sus lejanas naciones,
lo que sucedió aquel día.

X

No pudieron evitar, y aunque lo hubieran querido,
que sus ojos Aquel abriera sorprendido,
y mirara boquiabierto la visita inesperada.

Sonrió con alegría
ante el alborozo presente,
y volvió a dormir tranquilo
el milagro de ese siglo.

¡Qué belleza la de su rostro
todo resplandeciente,
qué instante más hermoso
que recordar para siempre,
volveremos con presteza a transmitir el presente.

XI

Tras adorar al Dios-Niño
y dejarle los presentes que de tan lejos habían traído:

el oro del más grande poder,
el incienso para de la adoración
y la mirra de salvación, bálsamo para el sufriente,

bienes que de su mano fruto eterno dieren,
volvieron hasta sus casas, a contar lo que pasaba,
con una grande alegría y una felicidad soñada
que se había hecho presente :

Nos ha visitado Dios, y para quedarse lo ha hecho;
Está Dios entre nosotros, bendigamos el momento.

XII

Así podemos contar, pasados ya tantos años
y tantos años recordado,
que en Belén nació aquel día
el que nos era enviado,
el que había sido, por eso, engendrado
y por voluntad divina no creado;
que si Dios quiso que así fuera
y que de su misericordia santa nos llegara…
sería por bien de todos sus hijos,
para demostrar que nos amaba.

¡Buena Nochebuena y Feliz Navidad!

Alabado sea Dios que permite que esperemos la llegada de Su Hijo.

 

 
Eleuterio Fernández Guzmán

……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

¡Qué bien que Dios nazca cada día y siempre!

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 





19.12.22

Un amigo de Lolo – “Lolo, libro a libro”- Lo que significa entender “A mal tiempo, buena cara”

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

 

Lo que significa entender “A mal tiempo, buena cara”

  

“Lo que voy a decir es una cosa que sólo la entenderían los hombres con gafas de sol, pero del mundo de la ceguera para adentro no se usan las manos crispadas. Yo sé que he tenido que decirle adiós, y con nostalgia, a las novelas de Greene, Bernanos y Bruce Marshall, a los ensayos de Moeller o Guardini, pero me alejo con una evidente sensación de despedida provisional. Es como cuando al día siguiente. Los libros, los cuadros, los paisajes, uno va a un museo y sale con el propósito de volver todo ese mundo que crean las sensaciones contemplativas y sentimientos, no es sino un anticipo de gloria. Considero que esperarlos, incluso con la conciencia de una futura superación, no es hacer ejercicios sobre la cuerda floja de la esperanza. Como decía Greene, ‘el Cielo está aquí’, pero profetizado en ellos, dado a saborear reducidamente en ellos, como las muestras de las casas comerciales. A uno se le van estas cosas y no grita, porque, sin saber de dónde ni de quién, se encuentra con una sensación de seguridad. Lo que se nos aparta de los ojos es como el ‘mete tu dedo en mi mano de Santo Tomás, que uno las toca y ya le queda para siempre el tacto y el recuerdo de aquella mano cuajada de hermosura.” (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 144-145)


Es verdad que el texto que hemos traído aquí hoy es, digamos, un poco más extenso de lo que solemos traer. Sin embargo, enseguida vamos a ver que vale mucho la pena. 

Podemos imaginar lo que Lolo dejó de poder hacer cuando perdió la vista. Y es que no nos referimos a una persona a la que la lectura en sus diversas formas o, mejor, de diversos medios, le fuera algo, digamos, de poca importancia. No. Para Manuel Lozano Garrido, poder leer era algo más que fundamental, más que nada y además de porque le gustara, porque era su trabajo que amaba, seguro, de forma total y absoluta. 

Lolo nos pone unos ejemplos de aquello que ha dejado de poder leer directamente (pues había quien, claro, le leía lo que tuviera que ser leído…) Sin embargo, muchas más cosas de las que aquí nombra tuvo que dejar de leer y eso seguro que le pesaba. 

Pero Lolo era Lolo… 

Nos dice que, ante esto, tenía una sensación de “seguridad”. 

¿? 

El caso es que Lolo, hombre de fe profunda, arraigada en su corazón y que creía que la misma no es que haya que creerla sino que hay que llevarla a cabo, sabía muy bien que todo esto, al fin y al cabo, del mundo, es un pasar y que lo que verdaderamente importa es la otra vida, la eterna. Y eso, se quiera o no, a quien de verdad lo crea, le da una seguridad, esa de la que él habla, que es buena para siempre y para todo. 

Tan seguro esta Lolo de esto que puede afirmar eso de que pensar así no es “hacer ejercicios sobre la cuerda floja de la esperanza”. Y eso porque sabe en Quién confía y en Quién debe confiar que no es otro que Dios mismo. Y mucho menos, claro, iba a caer él en la desesperanza que es algo más que grave para un hijo de Dios que sabe que lo es… 

No podemos negar, por tanto, que Manuel Lozano Garrido no pusiese a mal tiempo buena cara. Es más, pareciera que en su caso no hiciera, siquiera, mal tiempo… 

Y, por cierto, no creas Lolo que lo que lo que nos dices sólo lo entienden las personas que llevan gafas de sol (refiriéndose a los ciegos) También entendemos las que no llevamos que gracias a ti es más fácil prepararse para según qué cosas. 

Y gracias, también, por esto. 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

17.12.22

La Palabra para el domingo - 18 de diciembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 18 sino sábado, 17 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.



Mt 1, 18-24


 
“18 La generación de Jesucristo fue de esta manera: Su madre, María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar juntos ellos, se encontró encinta por obra del Espíritu Santo. 19 Su marido José, como era justo y no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en secreto. 20 Así lo tenía planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: ‘José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. 21 Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados.’ 22 Todo esto sucedió para que se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta: 23 = Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le pondrán por nombre Emmanuel, = que traducido significa: ‘Dios con nosotros.’ 24 Despertado José del sueño, hizo como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó consigo a su mujer.”


COMENTARIO

La santa voluntad de Dios

Todo lo que estaba escrito debía cumplirse.

Los profetas, inspirados por Dios, anunciaron lo que ahora estaba pasando. Y, entre ellos, el profeta Isaías. Fue a quien el Todopoderoso inspiró la verdad, aquello que, con el paso del tiempo, iba a suceder. 

Seguramente por eso, cuando Jesús, muchos años después, habla a los discípulos de Emaús les habla acerca de lo que los profetas habían escrito sobre la venida del Mesías. Y es que todo, como decimos, debía cumplirse. 

Aunque el episodio de la Encarnación está mejor narrado en Lucas, Mateo hace hincapié en algo muy importante. Jesús debía de tener un padre-hombre para que fuese reconocido como tal y evitar, así, los posibles problemas que podía tener María al decir que estaba embarazada. Es seguro que había sido lapidada. 

Se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: “José, hijo de  David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura  que hay en ella

José, al que no puede reprochársele su pensamiento, tuvo alguna duda, al principio, de qué es lo que estaba pasando. Pero Dios, viendo que el fiat de María podía venirse abajo por eso, envió a su Ángel a que le comunicara que todo estaba en orden, según lo establecido por Dios. 

Conocedor como era el Ángel de lo que iba a pasar le dice a José lo que ha de suceder, el nombre del niño que va a nacer, Jesús, apostillando, para demostrar lo que le decía, con las palabras del profeta Isaías (Isaías 7, 14) lo que acabó de convencer a José: Virgen, María, profeta, Emmanuel-Dios con nosotros-… Todo sonaba a cierto, a Verdad. 

José hombre piadoso donde los hubiera, accede a lo dicho por el Ángel y, como dice el texto, “tomó consigo a su mujer” pues, según el derecho judío, al haberse llevado a cabo los desposorios, ha podía llamarse “marido” y María “su mujer”. 

Este texto de hoy, conocido y reconocido, nos ha de traer, por fuerza y razón, a la mente, a aquella mujer que, ajena a la escena entre el Ángel y José, suspiraba con su situación y tenemos, por eso, que demandar ayuda de su corazón y auxilio de su amor. 
  

PRECES

Por todos aquellos que dudan del poder de Dios.

 
Roguemos al Señor.
 
Por todos aquellos que no confían en la voluntad de Dios.
 
Roguemos al Señor.

  
ORACIÓN
 

Padre Dios; ayúdanos a confiar siempre en tu santa voluntad.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
  

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.



Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 
Panecillo de hoy:

 
Todo debía cumplirse… y se cumplió. 

 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 


12.12.22

Un amigo de Lolo - Lolo, libro a libro - Todo eso que nos sobra

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

 

Todo eso que nos sobra

 

“Se me ocurre que también hay que trabajar así la grandeza de una vida, a golpes de martillo, desmochando inutilidades, descortezando el carácter y las virtudes del corazón para dejarlo puro y holgado, sin adherencias que asfixien.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 133)

  

Antes de esto Lolo habla de un escultor amigo suyo. Y por eso hace, digamos, el símil entre la labor de este y lo que viene a ser la vida ordinaria del hijo de Dios. Y no podemos negar que lo que nos dice debería ser tenido muy en cuenta por cada uno de nosotros.

 

De verdad que se podría pensar que se trata de un símil algo fuera de la realidad porque ¿qué tiene que ver el martilleo del escultor con la vida de una persona? Pues, francamente, más que mucho.

 

Sabemos muy bien la parábola de la viña en la que se nos habla de que se poda, en la misma, aquello que sobra para que crezca más sana y no acabe perdiéndose toda ella. Y algo así, creemos nosotros, nos está diciendo Lolo. Y cuando leemos o nos la dicen acabamos pensando siempre que lo que debemos podar, hablando así de la viña y de nosotros, son todos los pecados en los que caemos para que nuestra alma esté lo más limpia posible. Y algo así nos dice aquí Lolo.

 

En efecto, no podemos negar que nosotros, nosotros mismos (no pensemos en el prójimo pues, para eso, ya está Dios mismo y, además, ya tenemos bastante con nosotros mismos…) tenemos muchas “inutilidades” que deberíamos eliminar en nuestra vida: aquello que nos sobra pero que nos hace, ciertamente, esclavos de alguna manía, de algún vicio… y que, al fin y al cabo, desmochándolas seguramente viviríamos mejor y mucho más libres.

 

Pero tampoco son pocas las ocasiones en las que nuestro carácter (eso que parece que no podemos cambiar…) nos juega malas pasadas y nos hace caer en situaciones que, de haberlo pensado antes, nunca habríamos caído en ellas…

 

Es verdad que tantas y tantas veces es necesario descortezar eso que nos sobra de nuestro carácter para que salga, debajo, la capa de normalidad que nos haría, ciertamente, mejores personas no sólo a ojos del prójimo sino de Dios que es Quien nos ha de juzgar cuando tenga que llegar tal momento.

 

¿Y las virtudes? ¿Las ejercemos siempre como las mismas son o somos rácanos al hacer uso de ellas?

 

Es cierto y verdad que muchas y tantas veces no hacemos lo que, de seguir el espíritu de una virtud (y de varias cuando eso toca y corresponde) deberíamos hacer y, así, o bien no tenemos fe del todo o poca esperanza guía nuestra vida o, en fin, el prójimo… Y eso sin hablar de otras virtudes y centrándonos en las que llamamos esenciales en la vida de un hijo de Dios.

 

Pues Lolo también nos dice que debemos descortezar en nuestro corazón aquello que suponga una mala práctica de las virtudes pues es seguro que eso vendrá en beneficio de nuestra alma y de nuestro corazón.

 

¿Y toda esta labor para qué?

 

Lolo lo dice con toda claridad: todo lo dicho antes juega en contra de nuestro corazón porque lo acaban asfixiando y, claro, poco apto para una vida cristiana, aquí católica, de la que se pueda predicar que lo es.

 

Es decir que no se nos da todo lo que, espiritualmente, tenemos sin más ni más sino que, por nuestra parte, ha de haber lucha cierta y verdadera para que unos bienes tan grandes como nos de Dios sirvan para algo en nuestra vida y, sobre todo, nos ayuden a acercarnos lo más posible al Reino de Dios o, vamos, al Cielo.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

10.12.22

La Palabra para el Domingo - 11 de diciembre de 2022

Resultado de imagen de SAnta Biblia

  

Como es obvio, hoy no es domingo 11 sino sábado, 10 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.
 

Mt 11, 2-11

“2 Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a decirle: 3  ‘¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?’ 4 Jesús les respondió: ‘Id y contad a Juan lo que oís y veis: 5 los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; 6 ¡y dichoso aquel que no halle escándalo en mí!’ 7 Cuando éstos se marchaban, se puso Jesús a hablar de Juan a la gente: ‘¿Qué salisteis a ver en el desierto? ¿Una caña agitada por el viento? 8 ¿Qué salisteis a ver, si no? ¿Un hombre elegantemente vestido? ¡No! Los que visten con elegancia están en los palacios de los reyes. 9 Entonces ¿a qué salisteis? ¿A ver un profeta? Sí, os digo, y más que un profeta. 10 Este es de quien está escrito: = He aquí que yo envío mi mensajero delante de ti, que preparará por delante tu camino. = 11 ‘En verdad os digo que no ha surgido entre los nacidos de mujer uno mayor que Juan el Bautista; sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es mayor que él.’”
                             

              
COMENTARIO 


Entre Juan y Jesús

 

La vida de aquel hombre designado por Dios para introducir en el mundo a su Hijo había sido muy ajetreada. Si desde el seno de su madre, Isabel, recibió la buena noticia de que el Salvador del mundo iba en el vientre de la prima de su Madre, llamada María, no iba a dejar de cumplir la misión para la que, muy especialmente en el seno de una mujer a la que llamaba estéril, iba a nacer.

Pues bien, aquella misión la cumplió tan bien Juan el Bautista que, por eso mismo, fue encarcelado pues no pudo el Mal hacer otra cosa que utilizar a ciertas mujeres y a cierto hombre poderoso para que la cabeza de aquel buen hombre de Dios rodara por el suelo y fuese servida, ante indignos comensales, en una bandeja.

Pero aquí, en este texto del evangelista Mateo, Juan aún no ha subido a la Casa del Padre. Sus discípulos, aún en la cárcel estando su maestro, se ven enviados por el mismo a preguntar a Jesús si es que era Él quien debía venir para salvar al mundo.

Es más que probable que Juan supiera, lo sabía de hecho antes del bautismo de Jesús, que su primo era, en efecto, el Mesías. Sin embargo, necesitaba la confirmación del hijo de María y de José para que todo el mundo supiera, ya para siempre que había llegado el Esperado, el Ungido de Dios. 

Y Jesús no puede apartar nada más, y nada menos, que lo que ha hecho. Las Sagradas Escrituras hasta entonces conocidas por el pueblo elegido por Dios, decían que el paso por el mundo del Mesías se vería acompañado de una serie de hechos que, por extraordinarios determinarían que el mismo era, en efecto, el Enviado de Dios. Y no por casualidad todo aquello se estaba cumpliendo a la perfección: Jesús cura a ciegos, cura a sordos, resucita a muertos y, como consecuencia de todo eso, anuncia que el Reino de Dios ha llegado.

Todo, pues, se estaba cumpliendo.

Catholic.net - Juan el Bautista. Un testigo de la luz

Pero Jesús sabe que ha de decir algo importante sobre Juan.

Al igual que le pasaba a Él mismo, que muchos esperaban un Mesías vengador contra el pueblo opresor romano, lo bien cierto es que muchos también esperaban que quien debía anunciar al Mesías debía ser un hombre más bien rico, muy bien vestido… Y, sin embargo, como a Él mismo le pasa, Juan también es pobre y viste pobremente aunque Él cumple la voluntad de Dios, igual que hace Jesús.

Como todo lo que estaba sucediendo ya había sido escrito por los profetas de Dios en los textos sagrados hasta entonces conocidos, lo que estaba pasando con Juan también se había escrito. Dice Jesús, por eso mismo, que aquel hombre era quien enviaba Dios para que preparar el camino y, como diría Él mismo, anunciase que los caminos del Señor debían ser enderezados (señal de que se habían torcido bastante). Era, de aquí su importancia intrínseca, el más importante de los nacidos sin contarlo a Él mismo, claro.

 

Y algo muy importante dice Jesús al final de este textoJuan el Bautista es un hombre muy importante pero incluso así quien ha alcanzado el Reino de los Cielos, el definitivo Reino de Dios y allí es el más pequeño es más grande que quien bautizó a Cristo.

¡Gran misterio es éste!, y, sin embargo, nos muestra la importancia que tiene no olvidar cuál es nuestro destino eterno y cómo debemos enfocar nuestra vida: enderezando nuestro camino…

PRECES

Por todos aquellos que no tienen en cuenta las recomendaciones de Juan el Bautista en su predicación.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no se dan cuenta de que la importancia espiritual es mucho más importancia que la material.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a encontrarte en lo bueno y mejor del mundo. 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
 

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

 

¡Qué Juan más grande! ¡Qué grande que fue Juan!  

4.12.22

Un amigo de Lolo - Una sonrisa que lleva al Cielo

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

 

En algunas ocasiones, como ésta, una imagen nos hace cambiar la idea de qué es lo que teníamos pensado hacer porque hay veces en las que han de primar ciertas realidades como es ahora una sonrisa.

Es verdad que quien ha conocido al Beato Lolo, aquel que nació en Linares (Jaén, España) y allí mismo entregó su alma a Dios, dice, siempre lo dice, que era una persona muy alegre a pesar, como se dice, de los pesares que en su caso eran muchos y más que muchos.

Lolo, a este respecto, era una persona que llevaba su creencia cristiana, aquí católica, hasta el extremo de no querer, por ejemplo, que sus muchos dolores afectaran al prójimo. A eso lo llamaba Manuel tener “un dolor con escafandra” en el sentido mismo de que padeciese él solo su padecimiento…

Decimos arriba que Lolo era un ser humano muy alegre y eso debía ser, seguramente, por todo lo que conocía de su corazón y de su fe. Y eso lo muestra muy bien en la imagen que acompaña este artículo.

Lolo está con una persona (desconocemos quién, pero sería, sin duda, un amigo suyo*) y a tal persona le dedica una sonrisa que manifiesta más que bien cómo debía sentirse por dentro este buen hombre.

Se podrá decir de nosotros que eso lo decimos por la especial admiración y devoción que sentimos por Lolo. Y, francamente, seguro que es verdad pero es que no podemos dejar de decir (sería como esconder la luz debajo de algún de celemín) que cuando alguien sonríe así, de forma, no forzada (porque en otras imágenes lo vemos en la misma actitud) es que su corazón debe rebosar del Espíritu Santo.

Sí, Lolo ha sido una de las personas a las cuales la Tercera Persona de la Santísima Trinidad le ha inspirado y le ha inspirado más que bien. Y por eso, por ese “soplo de vida eterna” en el corazón se entiende que sea capaz de sonreír como pensando algo así como “¿Es posible estar mejor en el mundo sabiendo que Dios me ha puesto aquí?”

Decimos, por tanto, que la sonrisa de Lolo (que está a punto de devenir carcajada de felicidad) nos lleva al Cielo porque allí le llevó a sí mismo.

En cierto modo, más que cierto, cuando Lolo sonríe de tal manera nos invita a los demás, a sus amigos, a tener una actitud como la suya: por muy mal que puedas llegar a estar es posible considerar la vida como algo maravilloso que Dios te ha regalado y que debes aprovechar. Repetimos: por muy mal…

De todas formas, es posible que se nos diga que hay ocasiones en las que resistir y saber salir de ciertas tinieblas es… vamos, más que difícil. Y en tales ocasiones podemos acordarnos de la sonrisa de Lolo, de ésta, por ejemplo y darnos cuenta de que Dios a nadie le impide ser como fue nuestro común amigo.

Lolo, sonriendo así, provee a nuestro corazón de fuerza para rato y de esperanza para siempre.

Nosotros, por otra parte, esperamos que el Beato Lolo nos sonría desde el Cielo. Es más, este artículo es prueba de que sí, de que nos sonríe.

 

 

*Rogamos que si alguien lo sabe lo ponga aquí vía comentario.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

 

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:

  

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

3.12.22

La Palabra para el Domingo - 4 de diciembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 4 sino sábado, 3 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.
 

Mt 3, 1-12


 
“1 Por aquellos días aparece Juan el Bautista, proclamando en el desierto de Judea: 2 ‘Convertíos porque ha llegado el Reino de los Cielos.’ 3 Este es aquél de quien habla el profeta Isaías cuando dice: = Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas. = 4 Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello, con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida eran langostas y miel silvestre. 5 Acudía entonces a él Jerusalén, toda Judea y toda la región del Jordán, 6 y eran bautizados por él en el río Jordán, confesando sus pecados. 7 Pero viendo él venir muchos fariseos y saduceos al bautismo, les dijo: ‘Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado  a huir de la ira inminente?  8 Dad, pues, fruto digno de conversión, 9 y no creáis que basta con decir en vuestro interior: “Tenemos por padre a Abraham"; porque os digo que puede Dios de estas piedras dar hijos a Abraham.10 Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé buen fruto será cortado y arrojado al  fuego. 11 Yo os bautizo en agua para conversión; pero aquel que viene detrás de mí es más fuerte que yo, y no soy digno de  llevarle las sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. 12 En su mano tiene el bieldo y va a limpiar su era: recogerá su trigo en el granero, pero la paja la quemará con fuego que no se apaga.’”

 

 
COMENTARIO

Terribles  pero esperanzadoras palabras
 

No podemos negar que Juan el Bautista no era nada políticamente correcto. Como se suele decir, le importaba un comino lo que se pudiera decir de lo que él decía. Debía cumplir una misión y, como profeta, la iba a llevar a cabo pesase a quien pesase. Y por lo que sabemos de su vida y del final de la misma… fue a él a quien más le pesó. 

Pero ahora lo encontramos, podemos decir, predicando. Y lo que dice no podía gustar mucho a los aludidos que, como es bien conocido por todos, eran los mismos que iban a perseguir a Jesús hasta darle muerte.
 
El Bautista no llevaba una vida regalada. Vivía en el campo de lo que podía encontrar y no vestía con púrpura y lino sino de una forma más que pobre. Y eso era, para muchos, muestra de que no era ningún charlatán y que había que escuchar lo que decía y seguir lo que hacía. Por eso tuvo como discípulos, más que probablemente, al mismo Juan, el que fuera el menor de los Apóstoles de Jesús que siguieron al Maestro de Nazaret cuando su primo el Bautista dijo que era el Cordero de Dios. 

Pues bien, Juan no se corta un pelo ni tiene pelos en la lengua. Al contrario es la verdad: da a cada uno según lo suyo que es una antigua definición del término “derecho”. Lo que pasa es que algunos merecían todo lo que les decía aunque no les gustara.   

El caso es que Juan predica acerca de la conversión. Y lo hace porque sabe que es la única manera de alcanzar el Reino de los Cielos del que habla. Lo era entonces y lo es ahora mismo, cuando tantos se alejan de Dios porque, como pasaba con el Bautista, no gusta mucho lo que nos dice. 

Pero Juan no deja de comunicar lo que cree que es importante. Por eso bautiza para el perdón de los pecados. Y muchos lo siguen, se bautizan en el río Jordán y salen limpios. Era una primera posibilidad establecida por Dios Padre Todopoderoso para que sus hijos fueran preparando el camino hacia su definitivo Reino. 

Muchos, sin embargo, debían acudir allí para algo distinto. No querían saber nada ni de conversiones ni de perdón de los pecados (estaban seguros que sólo Dios podía perdonarlos y no un hombre… menos aún un andrajoso como aquel Bautista…) Y ellos vivía en su seguridad espiritual. 

LA VIDA EN EL ESPIRITU - La voz del Espíritu Santo

Pero Juan los ha calado y les ha tomado la matrícula, los ha identificado a la perfección llamándolos “raza de víboras”. Y eso, seguramente, no debió gustarles mucho que digamos. Pero hacía lo que debía hacer independientemente de las consecuencias que, para su vida, eso pudiera acarrearle. 

Y, al final de esa predicación suelta la bomba: ha de venir quien bautice con Espíritu Santo y fuego. Es más, tiene en su mano el instrumento para limpiar a los malos de la faz de la tierra y, además, para quemarlos en el fuego eterno. Y, por eso, él se considera nada ante tal persona. 

No podemos negar que Juan el Bautista tenía valor y que para nada le importaba la opinión de los que, con toda seguridad, estaban perdidos para siempre. 

                        
PRECES

Por todos aquellos que no creen en la venida de Cristo Rey del Universo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren cambiar su corazón de piedra.

Roguemos al Señor.

  
ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a convertir nuestro corazón.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
 

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:

 

¡Y vino el Salvador a bautizarnos con Espíritu Santo y fuego!

28.11.22

Un amigo de Lolo - "Lolo, libro a libro"- Saber Quién es importante, el más importante

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

 

Saber Quién es muy importante, el más importante

  

“En cambio, a ver quién me quita a mí la verdad de esto: ‘Yo soy el Pan vivo, que ha descendido del Cielo’. ‘Quien come mi Carne bebe mi Sangre, vive en Mí y Yo en él’. ‘Quien bebe del agua que yo le doy ya nunca tendrá sed’. ¡Ay, Cristo, qué hermoso y qué dulce es tener siempre hambre de Ti!” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 128)

  

Antes de escribir esto, Lolo lo hacía acerca de su incapacidad física para comer lo que a cualquier otra persona le resulta de lo más normal. Pero entonces se pregunta que le pasaría si pudiera comer todo de lo que no podía comer… 

El caso es que nuestro amigo Lolo se acaba diciendo que todo seria un atracón y que venga bicarbonato… lo cual no le parecía la mejor idea a pesar de los pesares. 

Esto lo decimos para que se entienda que lo que luego, ahora mismo según el texto aquí traído, dice el Beato de Linares (Jaén, España) Y es que tiene todo que ver con Quién cree él es el más importante por lo que hizo pero, también, por lo que dijo. 

Ciertamente, Lolo sabe muy bien Quién es el más importante en su vida y Quién debería serlo en la de muchos. Y no es otro que el Hijo de Dios, Aquel que dijo lo que dijo y que Lolo entiende como crucial en su vida. 

Es crucial en en su vida porque es consciente de que la Eucaristía, la Santa Misa y, en concreto, el momento de la comunión, no es algo así como un recuerdo que, de vez en cuando, traemos a nuestra realidad espiritual. No. Sabe muy bien Manuel Lozano Garrido que es el alimento que, siendo físico tiene todo de espiritual porque en el mismo está el mismo cuerpo de Cristo. 

Es crucial para su vida porque sabe muy bien Lolo que el Cuerpo de Cristo que ingiere (dificultosamente en su caso, como podemos imaginar) le viene a la perfección para nutrir su alma y para que, tras tal nutrición, tras tal aprovechamiento, se produzca una especie de traspaso de fuerza espiritual que lo hacía ser como era. Es decir, que la Santa Comunión era mucho más de lo que muchos piensan que es, y seguro, de lo que muchos entonces pensaban que era. 

Y lo mismo, porque consideramos que es lo mismo, en lo referido a la Sangre de Cristo que, tras la substanciación, ha venido a ser y dejado de ser vino, de labor humana a gracia espiritual de Dios. Y por eso Lolo considera que es crucial, también, para su vida. 

¿Y qué decir del agua a la que se refiere Cristo en las palabras aquí traídas? 

Bien podríamos preguntarle (si eso pudiera ser) a aquella samaritana que escuchó de boca de Cristo aquello del agua que ella, que no era la que buscaba, encontró, qué supuso para su existencia, nos diría que transformó su vida y que muchos de sus pecados no volvió a cometerlos, que todo fue distinto porque pudo beber del agua que lleva a la vida eterna. Y algo así nos quiere decir Lolo al referirse a tales palabras que salieron de la santa boca de Jesucristo. 

Por lo tanto, Lolo, que sabe muy bien Quién es, como decimos arriba, muy importante (el más, porque sirvió con y por Amor) para él quiere también que lo sea para nosotros porque Manuel sólo quiere lo mejor para su prójimo y, así, para sus amigos. 

Y en esas estamos… tratando de darnos cuenta. 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

26.11.22

La Palabra para el Domingo - 27 de noviembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 27 sino sábado, 26 de noviembre de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del día siguiente, domingo.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.
 
Mt 24, 37-44
 

23  ‘Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre.38 Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, 39 y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del  hombre.40 Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; 41 dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada. 42  ‘Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. 43 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no  permitiría que le horadasen su casa. 44 Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.’”
 
 

Cuando menos pensemos vendrá Cristo

  

Velar, estar atentos, no despistarse de lo que verdaderamente importa. Esto es lo que Cristo quiere decirnos y lo hace de una forma más que convincente. 

Nos parece que el Hijo de  Dios quiere meter miedo en el cuerpo y en el alma a quien escuche esto. Y es que, en efecto, el fin buscado es el santo temor de Dios y a su Justicia.   

En tiempos de Noé, como bien nos dice Jesucristo, la vida se desarrollaba, para la gran mayoría, por caminos pecaminosos. Dios había llegado a pensar que la creación del hombre no había resultado como quería su corazón. Y decide castigar a una humanidad que se había separado demasiado de Quien la había creado. Deja, de todas formas, una luz de esperanza (Dios nos quiere demasiado como para no hacer eso) y destina a Noé y su familia a ser los nuevos Adanes y Evas (por decirlo así) del mundo. 

El ser humano, por eso mismo, iba a tener una nueva oportunidad, volver a empezar, por decirlo así. 

Sabemos que, en efecto, el ser humano volvió a repoblar la Tierra. Pero sucedió, libre albedrío en acción, que las cosas estaban volviendo por su cauce no demasiado bueno para el fin buscado por Dios acerca del hombre. Y tuvo que enviar a su Hijo para dar una nueva oportunidad, una nueva alianza, entre el Todopoderoso y su pueblo. 
 
El Periódico de México | Versión para imprimir | Columnas-VoxDei | Velad,  pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor
Y ahora, cuando el Mesías habla a los que le están escuchando, no lo hace sin sentido sino con plena conciencia de la advertencia que está haciendo a sus oyentes, discípulos o no, acerca de lo que ha de venir, de cómo ha de venir y, sobre todo, de qué hacer ante eso. 

Y les dice que velen. 

Velar supone, hablando pronto y claro, no dormirse. Es decir, permanecer en un estado espiritual de tal jaez que suponga que no se nos va a escapar nada, espiritualmente, importante. Supone, pues, oración, petición a Dios de un corazón blando y no de piedra y, en definitiva, poner todos nuestros sentidos del alma a la escucha del Espíritu Santo que quiere guiarnos por el bueno camino hasta el definitivo Reino de Dios. 

Jesús habla, en este texto de San Mateo, del ladrón que puede llegar a la casa con intención de robar. Y nosotros, en tal sentido, somos como los señores, protegiendo nuestra alma, que no quieren que el ladrón maligno robe nuestro bien espiritual. Por eso debemos permanecer atentos… velando por nuestro bien definitivo que no es otro que ocupar alguna de las mansiones que el Hijo nos está preparando y gozar para siempre, siempre, siempre, de la Visión Beatífica y de la Bienaventuranza. 

Y, para terminar, la última advertencia: no sabemos cuándo ha de venir el Hijo del hombre. Eso sólo lo sabe Dios. A nosotros lo que nos corresponde es velar, velar, velar.

 
PRECES 

Por todos aquellos que no quieren escuchar las claras advertencias de Cristo.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que quieren velar y dejan todo al amparo del Mal.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a velar para que no nos coja desprevenidos la llegada de tu Hijo ni seamos dominados por el Mal.

 
Gracias, Señor, por poder transmitir esto.
 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.
 

Eleuterio Fernández Guzmán
 
Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.


Panecillo de hoy:
 
Debemos velar pues Dios está cerca.

21.11.22

Ya 59

Numero 59 | Foto Premium

Abajo, en los “Panecillos de meditación” que le debemos, como tantas cosas, al Beato Lolo, hemos escrito que cumplir años es una forma de dar gracias a Dios. Y es que lo decimos de verdad y sin pretensión que vaya más allá de lo que eso significa que, para nosotros, no es poco.

El caso es que corría el año 1963 cuando, en una andaluza ciudad de nombre Granada vino al mundo un ser humano al que, pasado el tiempo pondrían el nombre de uno de sus abuelos. Tal era una costumbre muy arraigada en la España, ya, prehistórica (quiero decir que lo es por ser la que existía antes del nacimiento de quien esto escribe; es, pues, prehistórica, antes de mi misma historia) pero que, como las buenas y tradicionales costumbres, se ha perdido.

Era, por decirlo pronto, un 21 de noviembre. Por eso, un tal día como hoy el que esto escribe cumple 59 años..

En realidad, no digo esto para ser felicitado. No. Lo digo porque tengo la intención de agradecer.

Conocido es el artículo de título “Yo acuso” que escribió Émile Zola como alegado a favor del capitán Alfred Dreyfus y que dirigió al Presidente de Francia, a la sazón M. Félix Faure. En el mismo pone a caldo a muchos de los que intervinieron en el proceso del citado Alfred Dreyfus.

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