27.08.22

Palabra para el Domingo – 28 de agosto de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 28 sino sábado, 27 de agosto de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 14, 1.7-14

“1 Y sucedió que, habiendo ido en sábado a casa de uno de los jefes de los fariseos para comer, ellos le estaban observando.7 Notando cómo los invitados elegían los primeros puestos, les dijo una parábola: 8 ‘Cuando seas convidado por alguien a una boda, no te pongas en el primer puesto, no sea que haya sido convidado por él otro más distinguido que tú, 9 y viniendo el que os convidó a ti y a él, te diga: ‘Deja el sitio a éste’, y entonces vayas a ocupar avergonzado el último puesto. 10    Al contrario, cuando seas convidado, vete a sentarte en el último puesto, de manera que, cuando venga el que te  convidó, te diga: ‘Amigo, sube más arriba.’ Y esto será un honor para ti delante de todos los que estén contigo  a la mesa. 11 Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.’ 12 Dijo también al que le había invitado: ‘Cuando des una comida o una cena, no llames a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a tus vecinos ricos; no sea que ellos te inviten a su vez, y tengas ya tu recompensa.  13 Cuando des un banquete, llama a los pobres, a los lisiados, a los cojos, a los ciegos; 14  y serás dichoso, porque no te pueden corresponder, pues se te recompensará en la resurrección de los justos.’

COMENTARIO


Saber humillarse para ser salvo

Ciertamente, Jesús tenía una misión clara que llevar a cabo. Es decir, cuando es enviado por Dios al mundo ha de hacer posible que sus hermanos los hombres se salven porque estaban más que necesitados de salvación y del perdón del Creador.

Jesús, en este caso y en aquella comida en cada un fariseo importante, observa. Podemos imaginarnos al Hijo de Dios sentado en sitio preferente (aquellos hombres querían presumir además de perseguir torticeramente). Mira lo que hacen aquellos que han sido invitados, como él, a casa de aquel hombre considerado jefe de los más poderosos de entre los suyos.

Se da cuenta de la innecesaria y absurda vanidad del hombre. Y es que conforman van llegando buscan los mejores puestos. Quieren estar cerca tanto del propio Jesús como de sus superiores espirituales y, también, sociales.

Pero el Hijo de Dios, que sabe qué quiere su Padre Todopoderoso, debe intervenir. Y es que no deja pasar ocasión alguna para enseñar, con autoridad (como se le dice, al menos, en una ocasión) lo que es importante saber.

Lo que importa, de cara a Dios y a su definitivo Reino (la salvación eterna) no es querer sobrepasar a los demás, querer estar por encima del prójimo. No. Lo que es importante para Dios es que sus hijos los hombres sepan humillarse.

Decir eso podría parecer algo así como pedir a cada ser humano que deje de considerarse el primero para ser el último. Y eso es, exactamente, lo que quiere decir Jesús cuando habla de que al ser invitado no hay que buscar sobresalir sino, en todo caso, situarse el último.

Lectio Divina: 31 de octubre de 2020 – Iglesia en Aragon

No vayamos a creer que eso lo dice Jesús para que quien así actúe lo haga con vistas a ser honrado puesto en lugar mejor al que se había situado quien así había procedido. No. Lo que quiere decir con eso el Emmanuel es que, desde el mismo momento en el que entra en el lugar preparado para la comida ha de actuar humildemente… y sin buscar nada a cambio. Y así lo dice Cristo porque sabe que Dios da el salario a sus hijos y, con toda seguridad, recompensará (mediante quien haya invitado a la comida) a quien ha actuado, primero, humildemente y, también, sin otras obscuras intenciones: ha actuado así porque así se lo ha sugerido su tierno corazón y porque sabe que ha de ser humilde.

Eso era para el visitante pero Cristo también tenía un consejo importante para aquel fariseo rico. Y era que debía tener en cuenta no sólo a los poderosos sino, sobre todo, a los pobres, a los que padecían alguna enfermedad.

¿Le estaba sugiriendo Jesús que traicionara sus costumbres?

Exactamente, eso era lo que estaba haciendo y, de paso, procurando la salvación de aquella persona que tan equivocada estaba en según qué tipo de actuaciones.

De todas formas, podemos ver que Jesús habla de un tiempo futuro. Habla, pues, de la vida eterna y, en concreto, del momento en el que cada uno de aquellos iba a ser juzgado por Dios. Y es que tanto en el caso de quien acude a la fiesta como de quien invita, Jesús habla de que “será humillado” o “será ensalzado” o, también, que “se te recompensará”. Y aquí está la clave: “en la resurrección de los justos”.


“La resurrección de los justos” es expresión meridianamente clara de qué va a pasar pero, sobre todo, de cómo se ha de actuar en cada caso particular y, en concreto, en cada momento de nuestra vida.

En resumidas cuentas: la humillación propia en doble sentido: ante nuestros actos y con relación al prójimo. En todo caso es necesario humillarse, volver a ser barro del que salimos.


PRECES

Por todos aquellos que no quieren humillarse.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que prefieren el mundo actual al que ha de venir.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; danos fuerza para ser capaces de ser humildes.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber ser humilde es el secreto de muchos bienes espirituales.

25.08.22

Apuntes inesperados – Incorporarse al mundo, levantarse… en fin

Las semillas de arce, inspiración para el diseño de un dron de dos alas |  Compañías | Cinco Días

En realidad, son cosas que pueden pasar un día cualquiera. Momentos son que pueden originar una reflexión o algo así como un pensamiento que se alarga más o menos según sean las circunstancias y el pasar y ser de las mismas.

En realidad no se trata, esto, sino de unos inesperados apuntes o de unos apuntes inesperados que, al fin y al cabo, viene a ser lo mismo.”

  

Incorporarse al mundo, levantarse… en fin

  

En el número 206 de su impagable “Camino”, el fundador del Opus Dei (a saber, San Josemaría) escribe algo que nos viene la mar de bien y que, como es lógico, vamos a aprovechar. Y es esto:

 

“El minuto heroico. —Es la hora, en punto, de levantarte. Sin vacilación: un pensamiento sobrenatural y… ¡arriba! —El minuto heroico: ahí tienes una mortificación que fortalece tu voluntad y no debilita tu naturaleza.”

 

 EXCURSUS

 

Antes que nada, ruego y espero que sea posible que nadie aproveche que el Pisuerga pasa por Valladolid para poner a la Obra en solfa o algo por el estilo. No se trata aquí de incitar a nada de eso sino que considero importante este texto y, eso, que nos viene la mar de bien.

  

FIN DEL EXCURSUS

 

Pues bien, nadie puede negar que, en efecto, el levantarse no es nada fácil aunque pongamos todas las buenas intenciones que queramos en ello. 

En realidad, ponerse en pie (que es otra forma de decirlo aunque haya personas que, por enfermedad, no puedan hacerlo…) e incorporarse al mundo es algo sobre lo que, seguramente, pocas veces nos hacemos cábalas. En realidad, es lo que se espera de todo ser humano… ¿a qué darle vueltas a eso? 

Pero, ciertamente, alguna vuelta sí podemos darle.

 Levantarse, cada día, y hacerlo durante toda nuestra vida es muestra de perseverancia aunque sea una necesidad obvia. Sin embargo, apuntemos aquí a lo que hay detrás de tal “minuto heroico” pues haberlo, haylo, como dicen los gallegos (no los españoles vistos desde América sino los naturales de Galicia, en España…) de ciertos fenómenos misteriosos. 

Cuando damos con nuestro cuerpo en el mundo en el que vivimos es verdad que solemos hacerlo con ansias de que todo salga lo mejor posible. Y ponemos en tal minuto, momento, quizá sólo segundos, toda nuestra esperanza pues una nueva luz se abre ante nosotros y aunque sepamos que podemos pasar por algún túnel a lo mejor sin iluminación, lo cierto y verdad es que queremos dar el primer paso con cierto optimismo. 

Es verdad que, a lo largo del día, vamos a tropezar más de una vez con obstáculos y que los mismos son como una especie de prueba que debemos superar. Pero ahora, ahora mismo que vemos que ha llegado un nuevo día a nuestra vida… entonces es cuando todo parece bueno y mejor. 

A tal respecto, estamos muy de acuerdo con lo que escribe en llamado “santo de lo ordinario” (pues nada hay más ordinario o común que levantarse e incorporarse al mundo) Y es que, como es de esperar, también el joven Josemaría y luego, cuando ya no era tan joven, debía sentir que el momento del despertar y lo que sigue era como, él mismo lo dice, una mortificación que muy bien podemos ofrecer a Dios por alguna santa intención… 

Mortificación, sí, como verdad que, desde ella misma, nos hace mirar hacia adelante y nos confirma que Dios, que nos ha creado, también quiere que hoy demos el primer paso después de haber pasado una noche más o menos descansada (que de todo hay en eso…) 

Esto lo decimos porque, por muy trabajoso que nos resulte hacer la misma acción de apagar el despertador (el ordinario o, incluso, el del más moderno aparato tecnológico) y saber que sí, que hemos sobrevivido a la noche, no por eso vamos a dejar de darnos cuenta de a Quién debemos eso. Y aunque se sea ateo o agnóstico (cosa que no deseo a nadie por su propio bien) no es posible que alguien crea que ve la luz del día por el simple funcionamiento de su cuerpo y el paso del tiempo… En fin… 

Levantarse es, por eso mismo, como una especie de pulso que nos echamos a nosotros mismos y, a veces, hasta salimos vencedores… ¡cinco minutos más tarde!, eso sí.

Y aquí les dejo, hasta otro apunte.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Es inesperado todo lo que por inspiración nos llega. 

22.08.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - ¿Cómo es Dios para Lolo? (II)

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

¿Cómo es Dios para Lolo? (II)

 

“’Mas hablar de Dios, ¡qué difícil! Y ¿cómo se hace?’. Su oro hay que darlo hoy en calderilla. Las ideas de los libros no echan aquí raíces. Hay que desnudar la palabra, hasta hacerla pura, directa y elemental. Y Dios resulta que está hecho un puro símbolo en todas las cosas que nos rodean. El río que cruza por la puerta de su casa o el vaso que llena para darme de beber son dos imágenes que valen para hablar de la Gracia; el hacecillo que ella fue recogiendo en los días en que salía a espigar, sirve para decir de nuestro fruto; el padre, que trabaja y cada sábado trae para poner una hogaza encima de la mesa, es bueno para insistir en la Providencia. Siempre que hago parábola de la vida, ella se anticipa y dice que sí, que ya me entiende. Y yo, el presuntuoso hombre que escribe, bajo la cabeza, porque voy comprendiendo eso de que el hacerse como un niño es la llave del reino de los cielos.” (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 83-84)

A continuación de aquello sobre lo que escribimos hace dos semanas y que titulamos “¿Cómo es Dios para Lolo? (I)” en lo que descubrimos que para el Beato de Linares (Jaén, España) todo lo bueno que le pasa lo atribuye a Dios por ser Bueno, etc., nuestro amigo continua alabando al Padre Eterno por lo que supone para él.

Hablar de Dios. Eso se pregunta Lolo: ¿Cómo? 

Hay aquí, como se dice, mucha miga. Y es que Manuel Lozano Garrido ha comprendido a la perfección cómo hablar de Dios: haciéndose pequeño, humilde, nada… Pero no se trata de una falsa humildad sino de la insistencia y perseverancia que sostiene que, en efecto, no es que no seamos nada ante Dios sino que, ciertamente, nada somos. Y eso lo entiende muy bien Lolo cuando pone los ejemplos en los que se deduce a Dios y, por tanto, cómo hablar de nuestro común Creador. 

Dios acaba siendo un símbolo de todo lo que nos pasa porque todo está ordenado por el Todopoderoso en bien de sus criaturas humanas. Y por eso habla Lolo, y pone ejemplos, de cómo hablar de Dios. Y los mismo no son difíciles de entender sino que, al contrario, nos pone sobre la pista de eso.. de cómo podemos entender a Dios hablando de lo que nos pasa… sin ir mucho más lejos. 

Por ejemplo, la propia naturaleza habla de Dios y Dios habla en ella porque, sin querer caer en panteísmo alguno, es fácil darnos cuenta de que Dios la creó aunque no sea la propia naturaleza pero, en fin, Dios habla a través de ella, sí que habla. 

Por ejemplo, de la naturaleza misma se deduce el fruto que se obtiene del trabajo sobre la mies. Y eso nos habla de Dios porque siendo mucha la mies… es mies creada por el Todopoderoso. Y en ella habla Dios porque Dios habla en la semilla y, luego, en el fruto. 

Por ejemplo, cuando hablamos de la santa Providencia de Dios es que Dios habla a través de ella y, así, cuando el padre al que se refiere Lolo aporta a su casa lo necesario para que la familia salga adelante es que el Padre habla así, de esa forma tan humana pero, a la vez (por Su ser e intervención) tan divina. 

Por otra parte, arriba decimos que Lolo es humilde. Y lo es, ciertamente, que lo es. Lo es, en primer lugar, porque comprende su circunstancia y, claro, es evidente que eso le muestra que ahí habla Dios, ahí mismo. Pero es que, en segundo lugar, comprender que se ha de ser humilde es estar de acuerdo con la Voluntad de aquel que le ha creado. Y eso es lo que hace nuestro amigo Lolo que, a la hora de hablar de Dios le basta y sobra con poner sobre la mesa lo que pasa en el mundo, al mundo mismo. Y ya.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

20.08.22

La Palabra para el domingo- 21 de agosto de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 21 sino sábado, 20 de agosto de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 13, 22-30

“22 Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén.  23 Uno le dijo: ‘Señor, ¿son pocos los que se salvan?’ Él les dijo: 24 ‘Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y no podrán. 25 ‘Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’ Y os responderá: ‘No sé de dónde sois.’ 26 Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’; 27 y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!’  28   ‘Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. 29 Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. 30 ‘Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos.’”

        

COMENTARIO

Sobre puertas y entradas al Cielo

 

Sin duda alguna, este texto del evangelio de San Lucas tiene todo que ver con algo que, tantas veces, ha señalado el Hijo de Dios: la salvación eterna. No otra cosa quiere decirnos con estas palabras Quien trajo la de Dios al mundo. 

La voluntad de cada cual que tiene fe es salvarse. Por eso no es nada extraño que alguien le pregunte a Jesús si son pocos los que se han de salvar. A lo mejor, había escuchado al Maestro que la cosa no es tan fácil. No es imposible pero no tan fácil como pudiera pensarse porque no siempre se la ecuación hijo de Dios=salvación eterna. 

Abunda Cristo mucho en esto aquí. Es decir, dice por activa y por pasiva el qué y el cómo al respecto de la salvación eterna.

A la pregunta citada responde con una claridad, con una sencillez no exenta de misterio. 

Nos habla de la puerta estrecha. Y es que muchos, también dice eso, quieren entrar por otra, la ancha, y eso, en esto, no es posible. 

¿Y qué es eso de la puerta estrecha y la puerta ancha? 

Formación Pastoral para Laicos: “Luchad por entrar por la puerta estrecha”

Al Cielo, al definitivo Reino de Dios, sólo se puede llegar si hay verdadera entrega espiritual y, no lo olvidemos, material (en cuanto servicio al prójimo con todo lo que eso supone). Y eso no es siempre fácil. Tal es la puerta estrecha: sacrificada y con sus propias cruces. 

Por otro lado, la ancha supone querer acumular para este mundo y no para el venidero, precisamente, la vida eterna: aparentemente divertida  tal puerta y mundana (eso seguro). Y eso no es demasiado recomendable porque ya sabemos lo que supone, de cara al distanciamiento de Dios, querer más a este mundo que al otro… 

A este respecto, puede haber equivocaciones varias. Y es que pudiera existir quien crea que ha hecho lo que debía cuando, en realidad, se había alejado mucho de la santa voluntad de Dios. Y a tales almas son a las que se les dirá que nada tienen que ver ni con el Hijo ni con el Padre ni con el Espíritu Santo. Es más, a tales almas, seguramente convencidas de su equivocación pero perseverantes en el error, no se las dejará entrar en el Cielo y deberán quedarse a sus puertas donde, en efecto, es el llanto y el rechinar de dientes lo que más abunda. 

Es más, Cristo avisa para aquellos que le escuchan y que se veían ya en el Cielo por ser miembros del pueblo elegido por el Todopoderoso que deben tener cuidado con lo que piensan: Dios es Padre de todo ser humano y es más que posible (seguro que es así) que habrá quien crea que lo tiene todo hecho y cuando ya no haya remedio… vea que no tiene nada hecho; al contrario, habrá quien crea que no tendrá acceso al Cielo cuando, en realidad, la santa voluntad de Dios, se lo permitirá. Y eso, digámoslo claramente, es un misterio que no somos capaces de comprender y, además, ¡ni falta que hace!, pues la comprenderemos cuando, ¡Dios quiera!, estemos en el Cielo. Ahora nos basta con creer y confiar. 

De todas formas, atentos debemos estar a esto: “Y hay últimos que serán los primeros, y hay primeros que serán últimos”. 

¿Qué queremos ser?

 

PRECES

Por todos aquellos que no quieren aceptar entrar al Cielo por la puerta estrecha.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no se dan cuenta de lo que supone ser últimos.

Roguemos al Señor.

  

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser últimos y a no querer primeros.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Nos conviene mucho más buscar la puerta estrecha.

16.08.22

Apuntes inesperados – Esperar, siempre esperar

Las semillas de arce, inspiración para el diseño de un dron de dos alas |  Compañías | Cinco Días

En realidad, son cosas que pueden pasar un día cualquiera. Momentos son que pueden originar una reflexión o algo así como un pensamiento que se alarga más o menos según sean las circunstancias y el pasar y ser de las mismas.

En realidad no se trata, esto, sino de unos inesperados apuntes.

 

Esperar, siempre esperar

  

Es cierto y verdad que hay un refrán que sostiene que “quien espera, desespera”. Y, ciertamente, no es ni poco cierto ni poca verdad que es así pues no creo que haya nadie que no haya caído en la sensación consistente en parecer que nunca llega lo que queremos que llegue. 

De todas formas, tampoco podemos negar que muchas veces esperamos algo que, en realidad, no deberíamos haber ansiado porque, al fin y al cabo, puede que no se trate de nada bueno para nosotros pero, como somos como somos, no nos basta con tener claro que a lo mejor eso no lo debemos esperar sino que insistimos en esperar y, claro, luego pasa lo que pasa… 

Esperar es, para empezar, un síntoma de paciencia. Es decir, que ejercitando la misma hasta es posible que no lleguemos a desesperar que es, como sabemos, el peor de los pecados pues supone el mismo que dejamos de confiar en Dios (todo está en su mano) y nos sometemos a las simples cosas de los hombres. 

Por otra parte, hay cosas que, por sí mismas, nos hacen esperar y contra las que nada podemos hacer. Es decir, cuando, por ejemplo, se nos ha prometido algo que creemos es bueno para nosotros pero no sabemos ni cómo ni cuándo eso vamos a tenerlo. Entonces, créanlo, lo mejor es olvidar desde la propia raíz de la espera, tal cosa pues, de otra forma, es más que probable que se nos altere el alma y no sepamos, ciertamente, a qué atenernos. Y aquí es donde entra en juego el mismo ser de la paciencia que es una virtud más que recomendable cuando hay algo que no está en nuestras manos y ante lo cual sólo podemos, eso, esperar… 

Esperar es, además, la espera queremos decir, síntoma de tener un corazón bien sentado en las cosas que verdaderamente importan y no en los gustos o goces volanderos que el mundo nos ofrece para alterar nuestro ser y, así, nuestra propia vida. Y saber esperar es, entonces, crucial pues, de otra forma, nada bueno puede acaecernos cuando la mayoría de las veces, nada podemos hacer para acelerar el fin ansiado. 

Esperar, saber hacerlo quiero decir, es algo así como tener un seguro del corazón al día y sin deber cheque alguno por su tenencia. Y con eso quiero decir que es cosa de cada uno de nosotros que sepamos dejar pasar el tiempo para que llegue cuando tenga que llegar lo que tiene que llegar porque, sin esto un trabalenguas, es lo que más conviene a nuestro corazón que, hoy día, tan aquejado de “prisitis” (digámoslo así) y tantas ansias tiene de que todo sea ya y ahora mismo… 

Esperar, ya por último, es expresión de tener las cosas claras. Y es que si debemos hacer eso, esperar, con nuestra llegada al Cielo (Dios la quiera y nosotros seamos capaces de comprender qué supone eso en nuestra actual vida) ¿Debemos tener prisa para algo distinto a eso? 

Alguien de hoy en día, sin embargo, diría que sí, que esperar… eso para otro. 

Y aquí les dejo, hasta otro apunte.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Es inesperado todo lo que por inspiración nos llega. 

15.08.22

Y fue asunta a los Cielos

Solemnidad de la Asunción de la Virgen María - ACI Prensa

Hoy María Virgen subió
a los cielos: alegraos
porque con Cristo reina
para siempre

 

Era lógico que ella, que había mantenido íntegra su virginidad en el parto, debe tener su propio cuerpo libre de toda corrupción, incluso después de la muerte. Era lógico que ella, que había llevado al Creador como un niño en su seno, deberían vivir juntos en los tabernáculos divinos. Era conveniente que el cónyuge, a quien el Padre le había tomado para sí, debe vivir en las mansiones divinas. Era lógico que ella, que había visto a su Hijo en la cruz y que habían recibido por lo tanto en su corazón la espada de la tristeza que se había escapado en el acto de dar a luz, debe buscar en él como él se sienta con el Padre. Convenía que la Madre de Dios debe poseer lo que pertenece a su Hijo, y que debe ser respetado por todas las criaturas como la Madre y como sierva de Dios.”.

Estas palabras, de San Juan Damasceno, en concreto de su Encomino Dormitionem Dei Genetricis semperque Virginis Mariae (Hom. II. N. 14) vienen a manifestar que no otra cosa podía acaecer al respecto de la Virgen María que no fuera su Asunción, a los cielos, en cuerpo y alma.

Así, otro santo, Roberto Belarmino, en sus Canciones habitae Lovanii (n. 40, De la Asunción B. Mariae Virginis) dice que “¿Y quién, pregunto yo, podía creer que el arca de la santidad, la morada de la Palabra de Dios, el templo del Espíritu Santo, podría ser reducido a la ruina? Mi alma está llena de horror ante la idea de que esta carne virginal que había engendrado a Dios, le había traído al mundo, había alimentado y se lo llevó, podría haber sido convertidos en cenizas o entregado como alimento para los gusanos“.

María, por lo tanto, ascendió a los cielos en cuerpo y alma, realidad espiritual y material que tenemos como dogma desde que el Venerable Pío XII así lo declarara en la Constitución Apostólica (de 1 de noviembre de 1950) “Munificentissimus  Deus”.

En realidad, los católicos tenemos como verdad de la que no podemos dudar (así lo dice el número 45 del citado documento cuando indica que “Por lo tanto, si alguien, Dios no lo quiera, se atreva a negar o voluntariamente poner en duda lo que hemos definido, le hizo saber que se ha alejado por completo de la fe divina y católica” que María tenía los méritos suficientes como para ser, digamos, rescatada por Dios de la muerte física y llevarla a su definitivo Reino pues, no obstante, tampoco estaba afectada por la mancha del pecado original por haber sido concebida Inmaculada.

Además, compartimos la creencia según la cual la Asunción de la Santísima Virgen supone, por decirlo así, una participación singular en la Resurrección de Jesucristo (en concreto, en palabras de San Juan Pablo II en su Catequesis de 21 de mayo de 1997: “el carácter único y especial de la presencia de la Virgen en el Calvario y su perfecta unión con su Hijo en el sufrimiento de la cruz, parecen postular su participación particularísima en el misterio de la Resurrección” y, por si esto no fuera ya suficiente, la anticipación de la resurrección del resto de los cristianos.

Por otra parte, tenemos por realidad de fe y de creencia que el hecho de que la Virgen María ascendiera en cuerpo y alma a los cielos lo tenía previsto Dios desde la eternidad no sin ello, atendiendo a lo dicho por San Ambrosio al respecto de que “Dios no obra en sus elegidos, como el artífice en la materia insensible e inerte; sino que requiere nuestro consentimiento”, demandar, mediando el Ángel del Señor, el asentimiento de María a ser Madre de Dios.

Y, por eso y por mucho de lo aquí no hemos traído, dice el texto que es “Dogma de Revelación Divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, terminado el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial”.

A lo que añadimos, en palabras del Prefacio de esta Solemnidad Mariana, que

 

Con razón no quisiste, Señor, que conociera la corrupción del sepulcro la Mujer que, por obra del Espíritu Santo concibió en su seno al autor de la vida“.

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Y subió en cuerpo y alma; y es que lo hizo. 

13.08.22

La Palabra para el Domingo – 14 de agosto de 2022

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 14 sino sábado, 13 de agosto de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

Lc 12, 49-53



“49 ‘He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! 50 Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla! 51 ¿Creéis que estoy aquí para dar paz a la tierra? No, os lo aseguro, sino división. 52 Porque desde ahora habrá cinco en una casa y estarán divididos; tres contra dos, y dos contra tres; 53 estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre; la madre contra la hija y la hija contra la madre; la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.’”


COMENTARIO

El fuego que trae Cristo


Las palabras que Cristo dice y que recoge este texto del evangelio del médico-evangelista son muy duras. Es más, cualquiera diría que son las propias de alguien que quiere armar lío en el mundo. Pero lío del bueno y no cualquier tipo de lío.

Y, ciertamente, lo es.

El Hijo de Dios no había sido enviado al mundo a pasar el rato. No. Al contrario es la verdad: el Creador creyó necesario que su Hijo se encarnase y bajase a la Tierra para cumplir una misión no muy fácil según sabemos que pasó.

Por eso mismo, aquel Maestro que enseñaba con más autoridad que otros maestros, no tiene duda alguna y llama a las cosas por su nombre. Había venido a… quemar.

Quemar”. Esta palabra es terrible. Y que cuando el fuego hace estragos nada bueno puede esperarse de tal acción y, en efecto, nada bueno se obtiene.

Sin embargo, hay una clase de fuego que no causa tales estragos. Y es aquel que tiene que ver con arrasar con lo malo para que lo bueno prevalezca.

Ciertamente, decir que había venido a arrojar fuego sobre la tierra era decir algo muy grande. Es más, dice que quería que ya estuviese todo encendido.

Jesús ansiaba que el hombre se salvase. Pero aquella salvación no iba a ser fácil ni se iba a conseguir con poco esfuerzo. Y por eso las palabras de Jesús son las que son y no se anda con medias tintas o con medias sílabas.

Además, habla de un bautismo que se ha recibir. Y no se trata de un bautismo de agua sino, precisamente, de sangre. Y está ansioso por recibirlo porque sabe que, a partir del tal momento, el Cielo se abrirá y sus hermanos los hombres quedarán redimidos.

He venido a prender fuego en el mundo

De todas formas, aparte de esto, los ejemplos que pone Jesús acerca del enfrentamiento que iba a acaecer con su actuar en el mundo, son claros. No hay duda alguna de que las palabras del anciano Simeón cuando fuera presentado en el Templo de Jerusalén acerca que estaba puesto para causar división se iban a cumplir. Y por eso habla de que habrá muchos que se enfrenten entre sí. Pero no muchos, así, sin especificar sino concretando perfectamente.

De cinco de una casa… tres contra dos y al revés; la madre contra su propia hija y la última contra la primera. Es más, la suegra contra la nuera y, justamente, al revés.

Vemos, por tanto, que el fuego que había venido a traer al mundo iba a quemar. Y, ciertamente, quemó. Es más, sigue quemando hoy día, muchos cientos de años después de aquellas palabras.

Y que así sea siempre.


PRECES

Por todos aquellos que no esperan nada de Cristo y de su santa Palabra.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que no quieren enfrentarse a lo anticristiano.

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a aceptar tu fuego y a propagarlo por el mundo.



Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Debemos ansiar el fuego de Cristo. 

12.08.22

Inesperados apuntes – Las cosas sencillas; la sencillez de las cosas

Las semillas de arce, inspiración para el diseño de un dron de dos alas |  Compañías | Cinco Días

En realidad, son cosas que pueden pasar un día cualquiera. Momentos son que pueden originar una reflexión o algo así como un pensamiento que se alarga más o menos según sean las circunstancias y el pasar y ser de las mismas.

En realidad no se trata, esto, sino de unos inesperados apuntes.

 

Las cosas sencillas; la sencillez de las cosas

No sé si se habrán dado cuenta ustedes pero en demasiadas ocasiones las cosas las hacemos difíciles cuando, a lo mejor, no lo son. 

Seguramente se deba a las circunstancias de la vida por las que pasamos porque las mismas nos hacen ver lo que nos acaece con turbia mente o, en fin, con niebla que no nos deja ver, no ha el bosque sino lo que en realidad son. 

También es verdad que a todos nos gusta, o gustaría, que las cosas fueran sencillas de comprender y de llevar a cabo. Y, aún siendo cierto que eso no siempre pasa… la verdad es que es una buena forma de empezar el camino creyendo que sí, que las cosas son sencillas o, de todas formas, nosotros debemos hacerlas sencillas pues es, además, lo que nos conviene como seres humanos. 

Las cosas han de ser sencillas, sí, pero ¿Entonces como afronta usted un problema que lo sea; vamos, que no es nada sencillo?

El espíritu ante tal problema no puede dejar de ser, también, sencillo. Y es que añadir al mismo la dificultad que nosotros solemos poner a lo que nos pasa no puede ser nada bueno sino que no nos conviene nada de nada. Ante nada, debemos mantener una actitud espiritual positiva. 

¡No!, no hablamos aquí del buenismo que tanto daño está haciendo a la sociedad actual. No se trata de eso. Se trata de algo más sencillo y que tiene que ver con Dios. 

- ¿Con Dios, también usted pone a Dios por testigo de sus cosas? 

No se trata de poner a Dios por testigoEn primer lugar, porque Él todo lo ve y no hace falta que sea testigo a propósito de nuestra voluntad. Y, en segundo lugar, porque no mira para otro lado aunque muchos crean que sí, que mira para otro lado, por según sus propios problemas que no son tan sencillos. 

Seguramente las cosas son más sencillas de lo que solemos creer. Y debería bastarnos para comprender eso que son según, sí, el color del cristal con el que las miremos: si es claro… mejor que mejor pero si está, digamos, ahumado… entonces, la cosa no va a pintar nada bien porque nosotros mismos hemos enturbiado una sencillez que debe ser buscada con ahínco porque nos va mucho en ello. 

En realidad, la sencillez de las cosas no está, como suele pensarse, en las cosas mismas pues ellas nada pueden aportar acerca de su naturaleza porque son trasunto de nuestras circunstancias y nuestro corazón. Y ahí reside el meollo de todo esto aunque muchas veces no seamos capaces de verlo: las cosas son tan sencillas como nosotros queramos verlas. Y sí, hay muchas y más veces que nos empeñamos en no hacerlas sencillas sino complicarlas más y más. 

En esto, al que esto escribe, le viene muy bien una frase que utiliza un periodista de apellido Herrero y de nombre Luis: “hay que amar lo inevitable”. Utilicen la misma a menudo y verán que sencillas son las cosas. 

Y aquí les dejo, hasta otro apunte.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Es inesperado todo lo que por inspiración nos llega. 

8.08.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - ¿Cómo es Dios para Lolo? (I)

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de LoloManuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

¿Cómo es Dios para Lolo? (I) 

“Si así, en pequeño, fueras tú mismo me digo ¿qué cosa  tatuarías de preferencia?

Entonces me miro, a mí mismo, con el saquito de la propia vida a cuestas y voy y, de sopetón, me respondo que ‘Dios’; un Dios bello, dulce, hermoso y limpio, tal y como Él es, que se metiera ardiendo en los sueños, el porvenir y la ilusión. Un Dios que a mí se me hace espuma de entre lo más bonito de las cosas de la vida, porque las horas nobles van estampilladas con su felicidad.”  (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 83)

Se mira a sí mismo. Lolo se pregunta y, claro, contesta desde el fondo del corazón donde, como templo, reside el Espíritu Santo. Lo que responde es lo que, en verdad, cree porque lo tiene, por así decirlo, escrito a fuego en su alma.

Cualquiera podría decir que la respuesta que el Beato de Linares (Jaén, España) da a su pregunta acerca de qué es lo que, traduciendo sus palabras a un lenguaje ordinario, sería lo más importante para él, es algo así como lo normal, como lo que cualquiera de los creyentes podríamos decir.

Sin embargo, debiendo ser esto lo más cierto y verdadero, no siempre estamos dispuestos a comprender las cosas como las comprende Lolo. Y ahí reside lo especial de sus palabras acerca de Dios.

Los adjetivos que nuestro amigo aplica a su Creador son verdaderamente verdad, por decirlo así y, además, son lo que mejor definen el amor de Lolo por el Todopoderoso.

Así, por ejemplo, Lolo sabe que Dios es bello y que es dulce porque, en su vida, lo ha experimentado cada día desde que tuvo conciencia de la existencia de Aquel que lo había creado y, sobre todo, mantenía en el mundo.

Así, por ejemplo, Lolo sabe que Dios es hermoso y limpio porque ha experimentado cada día su hermosura y su limpieza desde que comprendió que iba a estar voluntariamente unido a una hermosura y una limpieza que muy bien le servía de ejemplo para estar y, sobre todo, para ser.

En realidad, estos adjetivos que Lolo aplica a Dios, en verdad, dice que son porque así es “tal y como Él es”. Es decir, que no alberga duda alguna sobre las calificaciones que hace recaer sobre Adonai y así lo expresa.

Sobre estas consideraciones que hace Lolo sobre Dios bien podemos decir que las hace porque dadas sus circunstancias es evidente que la mano de su Creador ha tenido mucho que ver con que él pueda escribir lo que escribe por poder escribirlo, si nos sabemos explicar… Es decir, que sabe que ha de ser cosa de Dios que pueda decir lo que dice al respecto de su Padre del Cielo porque le ha permitido, éste, hacerlo.

Así, todo lo bueno que le pasa a Lolo y, eso, empezando por su propia vida y existencia se lo atribuye a Dios porque sabe que es Bello, Dulce, Hermoso y Limpio. Y eso, sin duda alguna, hace que el Beato de Linares sienta que su vida ha sido llevada de la mano, de la misma mano de Aquel que quiso que, de la nada, todo fuera.

Y así es Dios para Lolo: lo mejor en e-s-e-n-c-i-a, así dicho, letra a letra, para comprender bien despacio la profundidad de tal palabra.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

6.08.22

La Palabra para el domingo – 7 de agosto de 2022

Resultado de imagen de SAnta Biblia

Como es obvio, hoy no es domingo 7 sino sábado, 6 de agosto de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.

 

Lc 12, 32-48


“32 ‘No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. 33 Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; 34 porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.35 ‘Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, 36 y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. 37 Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. 38 Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! 39 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. 40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.’ 41 Dijo Pedro: ‘Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?,’

42 Respondió el Señor: ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? 43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. 44 De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. 45 Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, 46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. 47 ‘Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; 48 el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más”.

 

COMENTARIO

Vigilantes debemos estar y ser

 

No son pocas las ocasiones en las que Jesucristo, hermano nuestro, Hijo de Dios y Dios mismo hecho hombre, dice esto que hoy nos dice. Y es que, como bien sabemos, tanto los que entonces le escuchaban como los que ahora le escuchamos… en fin, somos más que duros de corazón.


El caso es que todo tiene que ver con nuestro bien espiritual. Es decir, el Hijo de Dios nada malo quiere para nosotros sino, al contrario: lo mejor y lo más bueno que su Padre del Cielo, además, anhela para su descendencia.

Nos lo dice de muchas maneras porque sabe más que bien que necesitamos explicaciones que nos lleguen al corazón y a la mente. Y la de ahora abunda en ejemplos porque es la manera más sencilla de dar a entender… y que entendamos.

Hay algo que debemos tener muy en cuenta: a nosotros sólo nos debe interesar el Cielo. Y, para eso, en primer lugar, debemos tener por lo que son, las cosas del mundo; y, luego, atender, más bien a las que nos llevan al definitivo Reino de Dios. Y otra forma de ver las cosas es una que lo es equivocada y más que errada.

Debemos, estar, pues, vigilantes.

¿Acaso, a este respecto, Dios va a venir de repente?

JESÚS PARA PROMUEVE A TODOS LOS CREYENTES, LOS INVITA A SER SUS DISCÍPULOS.  | Padre Uriel -Ministros Nueva Alianza

Sólo podemos responder a esto que sí: Dios puede venir de repente. Pero no lo hará sin avisar porque ya quedado más que dicho en las Sagradas Escrituras que ha de volver. Avisados, pues, estamos y más que avisados estamos.

Debemos vigilar. En primer lugar, debemos vigilar nuestra vidaluego, nuestra alma y, en fin, todo aquello que, al fin y al cabo, nos lleva (o no) al Cielo. Si lo hacemos y somos perseverantes en tal forma de hacer las cosas estamos más que seguros que nuestros esfuerzos serán tenidos en cuenta por nuestro Creador. Y es que el Señor sólo quiere que nosotros estemos cabe sí. Otra cosa no anhela quien nos ha creado y mantiene.

Hay quien, a este respecto, se confía en demasía. Y queremos decir con esto que, por decirlo así, como no es conocida la hora y la fecha en la que de volver Jesucristo al mundo y eso no se sabe… en fin, que hacen de su capa un sayo y actúan como si, en efecto, nunca hubiera de volver.

Es más que seguro que quien así actúa ha de caer en múltiples tentaciones que le presente Satanás, el Enemigo de Dios y nuestro. Y es que siempre es posible rectificar… Y eso es lo que se cree.

Hay algo que, en lo referido a esto, nos dice Jesucristo, nuestro Maestro, y que no deberíamos olvidar nunca: seremos retribuidos.

En efecto, nosotros seremos retribuidos por Dios según haya sido nuestra actitud y nuestra forma de hacer las cosas. Así, si se nos han dado muchas gracias y dones y no los hemos aprovechado sino, a lo mejor, al contrario… en tal caso, el mal que nos vendrá será grande. Y si se nos dado poco… poco tendremos en contra.

En realidad, no es poco lo que se nos dice. Y lo que se nos dice se nos dice por nuestro interés espiritual porque, al fin y al cabo, la vida que vale la pena tener en cuenta (porque es para siempre) es la que viene después de la muerte. Y no es que la que vivimos en el mundo no tenga importancia sino que no tiene tanta importancia como, muchas veces, nos creemos.


PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no atienden las necesarias palabras de Su Hijo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que miran para otro lado cuando se les advierte de lo que deben hacer en su bien espiritual.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; gracias por darnos a entender que debemos estar vigilantes para no caer en tentación.


Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Debemos estar preparados porque Dios viene pronto.