Retrato perfecto de Aído: lo que dijo dice mucho de ella

Es de esperar que los cargos públicos demuestren una altura de miras no desdeñable y que, al menos, aparenten tener una cierta cultura y, como se dice, la cabeza bien amueblada.

Sin embargo, el Ejecutivo de Rodríguez Zapatero, tiene, entre sus miembros, más de un ejemplo que demuestra que lo dicho arriba no siempre se cumple.

Y, además, hay casos, dentro de los mismos, muy especiales. Es más, son manifestación evidente de que el nivel, lo que se dice el nivel intelectual, deja mucho que desear.

Es más que conocido lo dicho por la dizque ministra de Igualdad (¿?) Bibiana Aído sobre ciertas posibilidades de actuación, digamos, sostenidas en el libre albedrío, que tienen las mujeres adolescentes.

Y, sin embargo, de lo salido de la boca de la ministra lo que importa, creo yo, no es que utilizara un lenguaje más o menos soez (y me refiero a eso de las “tetas”) porque cada cual da muestras de lo que sabe y conoce y cuando de una persona, como Aído, flamenca ella, no se puede esperar nada, pues nada se puede esperar.

Entonces, ¿Qué es lo que, aquí, importa?

A lo mejor ella cree haberse comportado de una forma abierta al decir lo que ha dicho. A lo mejor eso cree.

Sin embargo, puede estar en la seguridad de que no todo el mundo tiene su nivel (por los suelos) de comprensión de las cosas y que, es muy posible (como es el caso) que en lo escupido por sus labios haya algo grave, muy grave.

Y lo hay.

Como ha sido muy criticado el hecho mismo de que, según la nueva Ley sobre el asesinato llamado aborto, una mujer menor de edad pueda perpetrar tan abominable hecho sin consentimiento paterno, a la buena mujer ministra, de cuota corta, no se le ha ocurrido más que equiparar otros casos en los que la misma mujer menor de edad puede entrar en un quirófano sin el mismo consentimiento paterno.

¡Seguramente creerá que ha descubierto América con tal apreciación!

Y es que aquí, en lo dicho, hay que negar, a la fuerza, la premisa mayor que es doble: consentimiento y acto que se quiere llevar a cabo.

Ponerse tetas” es igual que “Abortar”… Tal es la idea presentada en sociedad por quien tiene el mando en el ministerio del igualitarismo.

Pero, en verdad, podemos decir que no es exactamente igual aumentarse el pecho (por moda, por autoestima o por lo que sea) que trocear a un ser humano para que no nazca.

A lo mejor es difícil hacerle comprender a Bibiana Aído que un ser humano, que aún no ha nacido, es uno que lo está indefenso y que, por lo tanto, ha de tener una protección especial.

Además, que no se le puede negar el derecho a la vida por muy legitimado que esté un Gobierno a hacer una tal o cual ley porque la vida no es de ningún Ejecutivo ni de ningún Gobierno.

Por si fuera poco, que no se puede hacer un “uso” de tal ser humano como si se tratara de “algo” y no se “alguien”.

Que ha de saber que no se puede utilizar ideológicamente la vida ajena para obtener rédito político y que no se pueden aplicar unas ideas caprichosas y subjetivas a la vida de un ser humano que no tiene que soportar tal mendacidad.

Y, por finalizar, que la dignidad del nasciturus es, exactamente, igual que la de Bibiana Aído, aunque ella no quiera entenderlo.

En realidad, cuando una mente es obtusa y está cegada por una ideología corrupta como es la socialista ha de resultar difícil que determinados valores quepan entre las neuronas que, con dificultad, se atiborran de mundanidad y hedonismo.

Por eso, lo que ha equiparado Aído la define a la perfección y no deja lugar a dudas sobre su idiosincrasia particular: peligro público número uno contra la vida o, también, alguien que, de su incapacidad, ha hecho algo virtuoso en lo progre.

Vamos, una joya.

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