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11.08.25

Amigo de Lolo – ¡Que nadie soporte mi dolor!

Manuel Lozano Garrido, Lolo: La buena persona que contó la mejor noticia -  Diócesis de Jaén

Es verdad que, para cada cual, el dolor que uno pueda pasar y el sufrimiento a él asociado, es una cosa muy personal. Sin embargo, también es verdad que lo solamos compartir con aquellas personas que están a nuestro alrededor haciéndolas sufrir, de paso, a ellas mismas.

Es cierto que no es muy fácil sustraerse a lo que nos pasa que no sea bueno y que sólo los corazones fuertes y muy fuertes son capaces de hacer eso. Y, sin embargo, también podemos decir que contemplando a tal tipo de corazones y a las personas que los sustentan es posible alcanzar cierto tipo de soporte del dolor y el sufrimiento.

Nosotros, sin embargo, conocemos a alguien que mucho sufrió a partir de determinado momento de su vida (la veintena de años, más o menos) y que no son pocas las páginas salidas de sus manos que certifican eso, precisamente: el dolor y todo lo que eso lleva aparejado.

Hay, sin embargo, una forma de ser que nos debe hacer pensar lo cortos que somos a veces en nuestras propias reacciones: que hay quien, a pesar de sufrir mucho y más que mucho lo quieren, tal sufrimiento, para sí.

Querer el sufrimiento para sí es algo así como decir que no queremos que los demás sufran con nosotros aunque bien sabemos que eso no siempre es posible y, ni siquiera, está al alcance de las más fuertes voluntades.

Tener voluntad de hacer eso, de ser capaz de sostenerse a sí mismo en el dolor y procurar que el resto de personas, nuestros prójimos o, incluso, los más alejados, permanezcan algo así como “desconocedores” de lo que pasamos supone tener una fuerza de voluntad (más espiritual que física) para conseguir tener un dolo, dicho así, “con escafandra”.

Una escafandra, tal como la podemos imaginar o ver, es algo así como un casco que se ponen en la cabeza los buzos o los astronautas con el fin de poder valerse en el medio en el que están, a saber, las profundidades del agua o el espacio exterior.

Sobre esto, sobre la escafandra, hay que tener en cuenta que está construida de forma que no pueda entrar en ella ni el agua ni lo que contenga el espacio exterior a la Tierra. Por tanto, la misma ha de producir, digamos, un vacío hacia el exterior de la persona que lo lleva de tal forma que nada de lo que haya fuera de la misma entre dentro ni nada de lo que haya fuera entre dentro.

Nos podemos hacer una imagen de lo que esto es porque muchas veces hemos podido ver una escafandra.

Hay alguien que ha hecho uso de tal imagen para llevarla a su vida particular que en la que sufría y más sufría físicamente. Y nos estamos refiriendo a Manuel Lozano Garrido, Lolo.

Ciertamente, la voluntad expresa de nuestro amigo (así lo llega a escribir) era que nadie sufriera con él. Sin embargo, es fácil decir que nadie sufría con él aunque, realidad, quería Lolo que nadie sufriera “por” pues es evidente que sus sufrimientos eran bien suyos y nadie que estuviera a su lado o lejos los iba a pasar por él o con él.

La verdad es que expresar una voluntad así, un querer que nadie sufra los sufrimientos de uno supone tener un corazón tierno y de carne pues es lo mismo que querer quedarse para sí mismo el dolor y el sufrimiento. Y eso es lo que Lolo quiera.

Nosotros creemos que lo que el Beato de Linares (Jaén, España) quería era que nadie se preocupara por lo que él llevaba sufriendo desde hace muchos años aunque también sabía que era muy difícil de conseguir. Y si no, podemos imaginar a su hermana Lucy, que lo cuidaba todo el tiempo, hacer algo así como despreocuparse por su hermano… Vamos, que eso es, simplemente, imposible.

Seguramente por eso, Lolo decía le “gustaría” que sufrimiento fuera con “escafandra” en la seguridad bien personal e íntima de que eso no lo iba a conseguir por según eran su vida y los amigos que la contemplaban a diario o, siquiera, tenían conocimiento de la misma.

Ahora bien, tal intención (de sufrir él sólo y ofrecerle a Dios su sufrimiento) expresaba muy bien el talante de Lolo y era causa de la fama de santidad que le precedía allí donde fuera nombrado su caso, persona y circunstancias. Y bien merecida que la tenía nuestro “buzo” particular.

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor"  (124)

Las señales que, procedentes de loa astros remotos, capta el radiotelescopio, suenan a grandeza, a alabanza y a gloria.

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

4.08.25

Amigo de Lolo – La gran escalada de Lolo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

La gran escalada de Lolo

Resulta curioso pero resulta difícil imaginar a Manuel Lozano Garrido, a la sazón Beato Lolo, escalando alguna montaña o lugar elevado. En todo caso, lo podemos imaginar, antes de que se le manifestara la enfermedad y, mejor aún, siendo niño, subiendo a algún árbol y, a lo mejor, hasta cayéndose del mismo. Eso casi seguro que sucedió.

Sin embargo, nosotros no hablamos de tal tipo de escalada sino de otra que es, seguramente, mucho más difícil que subir al Everest o a alguno de los muchos ochomiles (si se puede escribir así) que hay en la Tierra o, lo que es lo mismo, alguna de esas montañas gigantescas que dan miedo hasta mirar desde abajo. Sí, nosotros hablamos de lo que supuso, de lo que debió suponer para el Beato de Linares (Jaén, España) su vida, su existencia, su ser mismo.

En los primeros veinte años de su vida, Manuel Lozano Garrido caminó por el mundo como lo podía hacer cualquier otra persona. Sabemos, sin embargo, que lo hizo teniendo muy en cuenta su fe católica y todo lo que eso estaba suponiendo en los años treinta del siglo pasado que, para los que no lo sepan y relacionado con España, fueron muy convulsos política y religiosamente hablando. Y es que se inició una persecución religiosa que casi llegó a ser como la que soportaron los hermanos Mexicanos en los años veinte del mismo siglo, el XX, y que dio lugar al nacimiento del movimiento Cristero al que hay que alabar por encima de todo lo que se pueda alabar por su intención santa y lo que supuso para México.

Pues bien, en aquellos años, Lolo empezó a subir, a escalar, el devenir de su vida. Y decimos escalar porque seguros estamos que lo hacía pensando en el Cielo, allí donde quería estar cuando Dios lo llamase a estar allí.

Aquellos años, sin embargo, pasaron como pasan en la vida de todas las personas: con la ilusión de un porvenir que uno se ha ido labrando con el paso de los años.

Sin embargo, aquella escalada que Lolo empezó cuando tuvo que empezarla paró cuando la enfermedad (principios de los años 40 del siglo pasado) sentó sus reales en su cuerpo y sus huesos empezaron a flaquear por efecto de la misma. Entonces nuestro amigo tuvo que dar el primer paso en otro tipo de “escalada” que ya no tenía que ver con las ilusiones que pudiera haberse hecho al respecto de una vida, digamos, común: profesión, matrimonio, hijos, etc. Su escalada iba a ser de un tipo muy diferente pero, por eso mismo, mucho más importante.

Podemos decir que Lolo empezó a escalar desde entonces y lo estuvo haciendo hasta que un 3 de noviembre de 1971 alcanzó la meta que había estado buscando a lo largo de aquellos años de sufrimiento y dolor. Y la meta no era otra que el Cielo, aquel Everest espiritual que tan lejos puede ver cualquiera cuando, a una edad aún joven, cree que tiene todo por hacer y, ciertamente, es que tiene todo por hacer.

La subida al monte del Cielo que tuvo que hacer Lolo fue muy especial. No tenía los típicos instrumentos que se utilizan para subir montañas ni tenía agarraderos donde sujetarse. En realidad, los tenía pero no tenían nada que ver con piezas de hierro o de otro metal fuerte y potente. No. Los agarraderos que tuvo Lolo tenían que ver con su fe, con Dios, con Jesucristo, con la Virgen María y con la Iglesia católica a la que tanto amaba. Y, en realidad, eran más fuertes y potentes que los que se utilizan para otros menesteres mundanos porque tenían todo que ver con la fuerza del corazón y del alma que puso de manifiesto cuando escalaba hacia el Cielo, con aquella perseverancia que da saberse hijo de Dios y preparado para subir, subir y subir.

La escalada de Lolo no podemos decir que no tuviera obstáculos sino, justamente, al contrario: los tuvo y muchos y los mismos los podemos leer en sus libros que no esconden nada de lo que le pasó ni por lo que estaba pasando. Por eso, podemos decir que Lolo escaló muy bien el camino que le llevaba hacia el Cielo y, seguramente, lo que para el común de las personas hubiera resultado imposible de soportar lo utilizó en beneficio espiritual de sí mismo y en dar un paso más, un metro espiritual más hacia Dios el cual, seguramente, miraba aquella escalada como una que era de verdad y con la que gozaba.

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (124)

Las señales que, procedentes de los astros remotos, capta el radiotelescopio, suenan a grandeza, a alabanza y a gloria.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

28.07.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – La bondad es algo más que una palabra

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –La bondad es algo más que una palabra

¿Qué tememos con que uno muera entre sábanas o lo paseen por las calles si no ha conseguido subir ni un palmo por la senda de la bondad?” (Beato Lolo, de su libro Las golondrinas nunca saben la hora)

Como suele pasar muchas veces con Lolo cuando escribe, contrapone el linarense universal dos ideas que no es que sean contrarias sino que muestras dos aspectos de una misma realidad espiritual. Y hoy, en las palabras que hemos traído aquí es lo que pasa.

No podemos negar que la muerte es una realidad de la que nadie se puede escabullir y, por tanto, todo lo relacionado con ella tiene su aquel espiritual que no nos deja indiferentes. Es más, no debe haber nadie que quede impasible ante ella.

También es cierto que se puede morir de muchas formas o, mejor, que las circunstancias en las que nos ha de llegar la muerte pueden ser más que diversas y se corresponden, claro, con lo que a cada cual nos corresponda cuando eso pase.

Aquí, en esta frase de su libro Las golondrinas nunca saben la hora nos habla Manuel Lozano Garrido, eso, de la muerte y de cómo podemos morir. Y nos pone dos ejemplos que es seguro se dan muchas veces: cuando se muere, digamos, en la tranquilidad de un hogar o, incluso, en un hospital y cuando, luego, se da ese cortejo fúnebre aunque el mismo, hoy día, no sea tan común…

En realidad, a Lolo poco le importan los detalles que se unen a la muerte de una persona. Es decir, que sea cual sea la forma de morir o lo que luego se haga con la persona fallecida tiene poco de importante. Para el Beato de Linares (Jaén, España) hay algo que atañe más a quien, como suele decirse (y es más que cierto según sea la cosa…) ha pasado “a mejor vida”. Y se refiere a cómo ha sido su comportamiento a lo largo de su vida.

Ya sabemos que lo que debería importarnos más de nuestra vida es, precisamente, la “otra”. Es decir que por muy bien, o mal, que aquí vivamos, debemos sembrar para poder recoger luego…

También sabemos que podemos hacer esto o lo otro según hagamos uso de la libertad que, como don divino, nos ha entregado nuestro Creador, a saber, Dios Todopoderoso. Y que depende (casi) exclusivamente de nosotros hacer uso de la misma pues es bien conocido que muchas veces nos torcemos más de la cuenta al hacerlo…

Pues bien, hacer abundante uso de la bondad no es cosa baladí sino, justamente, todo lo contrario.

Bien nos dice Lolo que la bondad tiene, por decirlo así, una senda por la que deben caminar los hijos de Dios y, es más, incluso entendemos que es algo así como una cuesta arriba porque ya sabemos cómo somos las personas a la hora de ser bondadosas… y es que si fuera fácil ser siempre bondadoso bien podríamos decir que tendría poco mérito la cosa.

Debemos, pues, subir muchos palmos por la senda de la bondad. Y es también síntoma de la lucha que supone tal actitud cuando nuestro amigo nos habla, precisamente, de “palmos” que es lo mismo que querer decirnos que es poco a poco como subimos por tal senda pues un palmo no es una medida precisamente grande…

Así, bondad tras bondad haciendo ejercicio de una tal posibilidad de nuestra alma. Entonces, sólo entonces, podremos decir que habremos conseguido una meta, nuestra única y necesaria meta.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (123)

Las estrellas parecen lágrimas y lo son, pero felices y alegres, lágrimas de amor, del Dios que nos crea.”

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

21.07.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – Las matemáticas de Dios

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).PRESENTACIÓN

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –Las matemáticas de Dios

El perdón eleva al cuadrado el valor de la caridad.” (Beato Lolo, de su libro Bien venido, amor, n.º 607)

No podemos negar que, según solemos ser, el perdón no es algo que nos resulte fácil. Es más, hay veces que decimos eso tan socorrido de “eso es imperdonable”…

Nuestra naturaleza humana suele tender a guardarnos bien dentro las asechanzas de quien nos haya asechado y no practicamos mucho el sano y espiritual deporte de perdonar. Y bien sabemos que eso no es lo quiere Dios ni, claro, tampoco Jesucristo que fue quien nos dio, hasta el mismísimo extremo, unas buenas lecciones de saber perdonar .

Como ya podemos imaginar, nuestro buen amigo Lolo no podía pensar lo mismo que muchos solemos pensar en muchas de las ocasiones en las que deberíamos perdonar pero no lo hacemos. Y eso muestra un espíritu limpio porque demuestra que entendió a la perfección la santísima Voluntad de Dios.

Como bien sabemos, el Apóstol de los gentiles nos dice en un momento determinado de su Epístola a los Corintios (13,13) que “Ahora, pues, permanecen la fe, la esperanza y la caridad. Pero la mayor de ellas es la caridad”.

También sabemos por el mismo Apóstol que aún siendo muy importantes la fe y la esperanza, en el Cielo sólo permanecerá la Caridad porque la fe y la esperanza se verán colmadas…

Esto de arriba lo decimos y ponemos aquí para dar la mayor importancia (que es la quiere darle el Beato Lolo) a la caridad pues sólo así se puede llegar a entender el valor que tiene el perdón, perdonar.

Pues bien, podemos decir que las matemáticas de Dios tienen también su importancia porque no es lo mismo que las “cuentas” las hagamos nosotros a que las haga el Creador, el nuestro y el de todo lo existente.

Siempre hemos tenido claro que el Todopoderoso sabe contar muy bien. Así, cuenta tanto nuestro fallos como nuestros aciertos y los apunta donde deban ser apuntados (que es algo que sólo acabaremos de entender con nuestra muerte y el Juicio particular al que seremos sometidos…) para que nuestra alma no pueda argumentar algún olvido inexplicable.

Entonces… cuando nos encontramos ante una situación ante la cual podemos optar por perdonar o no perdonar deberíamos tener siempre en cuenta que Dios tiene muy claro la importancia que tiene la caridad que es el amor dicho de otra forma.

Así, lo dice San Juan cuando en el versículo 8 del capítulo 4 de su Primera Carta dice “El que no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es amor”; también cuando un poco más adelante (versículo 20 del mismo capítulo) escribe que “Si alguno dice ‘Yo amo a Dios’, pero aborrece a su hermano, es un mentiroso; pues quien no ama a su hermano, a quien ve, no puede amar a Dios a quien no ve”. Y todo esto sin olvidar lo que es más importante y que conocemos como el Mandamiento del amor que es puesto sobre la mesa cuando Cristo dice (Mt 22, 37-40): “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se basan toda la Ley y los Profetas.Ahí queda eso para que nadie duda acerca de esto…

Se puede apreciar muy fácilmente que la caridad no es algo que está puesto por Dios como posibilidad de hacer que no tenga importancia sino que, al contrario, la tiene y mucha. Pues bien, según nos dice Manuel Lozano Garrido cuando perdonamos no es sólo que podamos quedarnos muy tranquilos y podemos allanar nuestro camino espiritual por el mundo sino que es tenido en cuenta como una “doble” caridad lo que eleva en mucho el valor de lo que hacemos.

En todo caso con esto se demuestra que aquí también la forma de ver las cosa por parte de Dios es bien distinta a la que tenemos sus hijos porque, en realidad, su corazón es mucho más tierno que el nuestro. Y, en realidad, son unas buenas matemáticas que nos vienen la mar de bien a la hora de nuestras “cuentas”…

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (122)

El Universo es un libro de horas donde las galaxias cantan maitines y laudes cuando el hombre descansa.

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Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

7.07.25

Amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena - El poder todopoderoso de Dios en favor de sus hijos

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

PRESENTACIÓN


Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Frases que bien valen la pena –El poder todopoderoso de Dios en favor de sus hijos

¿Qué no ha de hacer Dios con un alma, si ha dispuesto de astros para la vida fugaz de una flor?” (Beato Lolo, de su libro Las golondrinas nunca saben la hora)

Tienes piedad de todos, porque todo lo puedes.” (Sb 11, 24)

Todo lo puedes”.

Lo que quiere decir el Libro de la Sabiduría al atribuir a Dios todo poder, que es Todopoderoso, supone, exactamente, lo que dice: Dios todo lo puede y eso ha de querer decir mucho.

Que Dios es Todopoderoso lo afirmamos no sólo de lo que vemos y hemos conocido a lo largo de la historia del ser humano sino, también, porque así nos lo dicen las Sagradas Escrituras:

Gn 18, 13-14

“Y dijo Yahveh a Abraham: ‘¿Por qué se ha reído Sara? ¿Por qué ha dicho: cómo voy a tener un hijo ahora que soy vieja? ¿Hay acaso algo imposible para Yahveh?’”

Sal 134, 6

Yahveh hace cuanto quiere en los cielos, en la tierra, en el mar y en todos los abismos.”

Jer 32, 17

Tú has hecho los cielos y la tierra con el gran poder de tu brazo; nada es imposible para Ti.”

Jer 32, 27

Yo soy Yahveh, Dios de todos lo vivientes. ¿Hay algo imposible para mí?”

Job, 42, 2

Respondió Job diciendo: Sé que lo puedes todo y que no hay nada que te cohíba.”

Sb 11, 23-24

Pues todo el mundo es delante de ti como un grano de arena en la balanza y como una gota de rocío de la mañana, que cae sobre la tierra. Pero tienes piedad de todos, porque todo lo puedes.”

Mt 19, 26

Para los hombres esto es imposible, mas para Dios todo es posible.”

Lc 1, 37

Porque para Dios nada es imposible.”

Esto apenas dicho acerca de cómo es nuestro Creador y Señor es seguro lo conocía perfectamente Manuel Lozano Garrido y a ello se sometía con gusto y razón.

Pues bien, Lolo nos habla aquí de a qué, digamos, dedica el Todopoderoso todo su poder. Y podemos afirmar, con el Beato de Linares (Jaén, España) que somos más que afortunados porque es cierto y verdad que la principal intención de Aquel que todo lo hizo y mantiene es procurar, a las criaturas hechas a su imagen y semejanza, lo mejor de lo mejor.

Es cierto también que es algo que damos por sentado aunque también lo es que no siempre somos capaces de agradecer tamaña dedicación de parte de Dios, nuestro Padre del Cielo.

Que eso es así, lo muestra el ejemplo que pone para nosotros Lolo. Y es cuando habla de que una flor, que muchas veces pisamos sin darnos cuenta o, lo que es peor, dándonos cuenta de eso, ha sido objeto de la atención del Creador y eso debería hacernos pensar mucho acerca de qué es lo que quiere Dios para nosotros.

Lolo sabía muy bien que Dios lo hace todo en beneficio del alma de sus hijos… y es que ¡qué mejor ejemplo que nuestro amigo Manuel para demostrarlo!

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (121)

Si tú callas el nombre de Dios, lo gritará todo el firmamento.

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Para leer Fe y Obras.


Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.