19.02.22

La Palabra para el domingo – 20 de febrero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 20 sino sábado, 19 de febrero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

  

Lc 6, 27-38

“27 ‘Pero yo o digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, 28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. 30 A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. 31 Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. 32 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. 33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! 34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. 35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos. 36 ‘Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. 37 No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. 38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá’”.

 

COMENTARIO

 

Consejos para la salvación eterna

 

Si el domingo pasado, el Evangelio de San Lucas ponía sobre la mesa las Bienaventuranzas que el Hijo de Dios regaló para bien de quien quisiera escucharlo, hoy mismo abunda, por así decirlo, en lo mismo pero dando un paso más. Sin embargo, el contenido que nos reserva el Calendario Litúrgico para el día de hoy no podemos negar que nos pone el listón muy alto. Incluso, a veces, imposible de saltar según somos…

Cualquiera diría que Jesucristo quiere que hagamos lo que es imposible. Y es que, ciertamente, resulta muy difícil perdonar a quien nos considera su enemigo y trata de hacernos daño. Y, sin embargo, aunque aún no había llegado tal momento, nosotros conocemos qué le pasaría tiempo después al Mesías y cómo sería capaz de pedir perdón a Dios por los que lo estaban martirizando, testigo, como era, de la misericordia de Dios.

Aquí, pues, se nos habla de misericordia, de que seamos misericordiosos. Pero no nos pone el ejemplo, ni siquiera de Él mismo sino de Dios que es superior y supremamente (si se puede decir así) misericordioso. Es el más misericordioso de los seres que pueden serlo. Y Cristo quiere que seamos, nada más y nada menos, así de misericordiosos…

A la altura del comentario a la que hemos llegado ya suponemos que más de uno dirá que sí, que esto está muy bien pero que es más que difícil serlo con determinados seres humanos.

Pues, para eso, el Hijo de Dios nos echa una mano bien grande diciéndonos qué es lo que debemos hacer.

Estudio Biblia: MATEO 10:1-15. Elección y misión de los discípulos

En primer lugar, la regla de oro: debemos tratar a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros.

En este caso, no cabe poner el ejemplo de aquella persona que quiere ser maltratada de la forma que sea. Tal caso ha de ser, por fuerza, uno que lo sea de enfermedad mental o algo así pero el común de los mortales quiere ser bien tratado. Pues así debemos hacer nosotros con nuestro prójimo.

De ser capaces de cumplir con esto, en verdad, nada de lo demás haría falta. Y es que ya lo dice San Agustín: “ama y haz lo que quieras”. Y nosotros decimos: ¡Pero ama, primero!

De todas formas, nos pone Cristo, ejemplos: poner la otra mejilla cuando seamos golpeados en una, bendecir a los que nos maldicen, que oremos por los que nos calumnian, dar a quien lo necesita (aunque aquí suponemos que quien quita la capa de otra persona es porque tiene frío y no porque quiera robar…). En fin… que todo se resume en “A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames”.

¡Uf! No podemos negar que se nos dicen cosas muy difíciles de implementar en nuestra vida y, dicho de forma más sencilla, de llevar a cabo.

Sin embargo, deberíamos fijarnos en algo que pudiera escaparse entre los consejos que nos del Mesías. Y nos referimos a qué recompensa tiene actuar así. Y es que la tiene porque Dios no deja de premiar nada que sea bueno y que deba ser premiado.

En esto, siempre recurrimos a lo siempre (valga la redundancia): el premio más alto que debemos querer alcanzar son dos palabras bien sencillas de decir pero que son la más anheladas por todo creyente: vida eterna.

Nosotros debemos dar para que Dios nos done el Cielo; debemos no condenar para no ser condenados… al Infierno y, sobre todo, debemos saber cómo medimos al prójimo (si es con el amor o con el odio, si con misericordia o con falta de ella, etc.) por así seremos medidos. No de una forma más exagerada ni nada por el estilo sino, exactamente, igual. Y es que Dios, que es bueno pero, sobre todo (y esto no dejaremos de repetirlo nunca) es justo y su justicia no se aplica basándose en caprichos del Juez (que es el Todopoderoso) sino en tener en cuenta, por decirlo así y en lenguaje moderno, la hoja de ruta que hayamos trazado a voluntad nuestra a lo largo de nuestra vida. Así de sencillo y, ¡Ay!, así de terrible según somos.

 

PRECES

Pidamos a Dios por aquellos no quieren perdonar.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por aquellos que no comprenden Su Voluntad. 

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a cumplir, lo mejor posible, tu santísima Palabra.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Es muy conveniente atender a la verdadera Voluntad de Dios. 

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

16.02.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher – 5. Lo que quedó atrás o el agua pasada no mueve molino…

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Continuamos, por cierto, con la carta que envía el 24 de abril de 1944 pero que contiene también lo que corresponde al día 26 del mismo mes. Y decía, ahora, esto:

 “Si llegas a Bloemfontein, me pregunto si la pequeña casa bancaria de piedra en la que nací (Bank of South Africa) se mantiene en pie todavía. Y me pregunto si la tumba de mi padre está allí aún. No he hecho nunca nada sobre ella, pero creo que mi madre hizo poner una cruz de piedra o la envió. Si no lo está, se habrá perdido ahora probablemente, a no ser que se mantengan registros…”

No podemos negar que cuando Tolkien padre escribe esta carta a Tolkien hijo, en este caso a Christopher, han pasado bastantes años desde que vino al mundo en a leja Sudáfrica. Y es que siendo el año de las misivas 1944 y habiendo nacido nuestro escritor en 1892… en fin, fáciles son las cuentas para saber que tenía, entonces,. 52 años y, seguramente, todo aquello que daba lejos para él. 

En realidad, que hubiera una separación, digamos, tan radical, tenía su razón de ser en que, verdaderamente, la relación de J.R.R. con Sudáfrica se había limitado a los cuatro años que allí vivió, a los tórridos veranos que tuvo que soportar y a la picadura de alguna araña que también tuvo que soportar y que, al parecer, tanta influencia tuvo en determinado personaje más que nigérrimo en El Señor de los Anillos… Y eso, se diga lo que se diga, no pueda dar para mucho más que para un recuerdo tan ligero como hace de aquellas tierras y de las circunstancias de su existir en ellas. 

Por qué Sudáfrica tiene tres ciudades capitales? │ elsiglocomve

Ciertamente, todo la impresión de que no le importa mucho. Y es que hace uso del condicional “si” lo cual, se diga lo que se diga, no expresa más que poca seguridad en lo que vaya a pasar. Y es que, de tener verdadero interés en tener un mejor conocimiento de lo que le dice a su hijo le hubiera bastado con decir algo así como “por favor, podrías pasarte por Bloemfontein” y eso determinaría que sí, que quería conocer las circunstancias de todo aquello. Pero no, dice eso de “si llegas a Bloemfontein” con lo cual admite que bien, que aquello pasó pero que tampoco le va a quitar el sueño… 

Por tanto, a Tolkien padre aquello que pasó hace tantos años (más de cinco décadas con todo lo que aconteció en su vida en las mismas y que no fue, precisamente, poco) era algo que estaba en su pasado y que, como suele decirse, es un agua que, por pasada, no puede mover molino alguno…. 

No mueve el molino de su vida el conocer si la casa en la que vino al mundo aún sigue en pie porque fue un lugar, en principio, como podría haberlo sido cualquier otro. Además, por el oficio de su padre y la razón de estar en Sudáfrica, aquello tenía tintes de ser algo provisional y algún día acabarían por ir a Inglaterra como, muy pronto, acabó pasando con lo que quedaba de su familia una vez muerto su padre. 

No mueve molino, tampoco, incluso, la tumba de su padre. Y es que reconoce Tolkien padre que nunca se ha preocupado por ella pero sí recuerda (o al menos eso le parece) que su madre, Edith, quiso que la misma tuviese el símbolo cristiano de una cruz. 

De todas formas, es cierto y verdad que todo aquello no debía quitarle el sueño al bueno de J.R.R. Tolkien que tenía otras muchas cosas en las que pensar y sobre las que trabajar como, por ejemplo, los capítulos que andaba escribiendo de su Señor de los Anillos (El) y que daba a leer a sus amigos de la forma habitual como hacían todos ellos con lo que escribían. 

Casi todo aquello pasado (la casa donde nació, la tumba de su padre) lo da casi por perdido y, a lo sumo, el único recuerdo lo circunscribe a algo tan prosaico como puede ser un registro pues, a tal respecto, ¿puede haber algo más vulgar, carente de emoción o interés por su relación con lo material que algo esté apuntado, así, literalmente, en una hoja? 

No, ciertamente, creemos que a Tolkien padre había otras muchas cosas que le importaban más que aquello… 

De todas formas, no podemos negar que, al menos, quisiera saber qué paso con la casa donde nació o con la tumba de su padre pues, aunque poca importancia le dé, sabe muy bien que es parte de su vida y no va a despreciar aquello de una manera poco elegante como si no hubiera sucedido porque sucedió. Eso sí, quedó atrás, muy atrás y nada de aquellas aguas movía ya molino alguno de la Tierra Media donde, en todo caso, eran sus ríos los que cumplían tal misión.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

15.02.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: 6 - Sentirse apreciado

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

6- Sentirse apreciado

 

“También me gustaría presumir ante ti de persecuciones y dificultades. Pero tú sabes que, aún en lo humano, me rodeó siempre más gente estupenda que traidora y que recibí por cada incomprensión diez sonrisas. Que tuve la fortuna de que el mal nunca me hiciera daño y, sobre todo, que no me dejara amargura dentro. Que incluso de aquello saqué siempre ganas de ser mejor y hasta misteriosas amistades.”

 

Como suele pasar algunas veces, los creyentes, a los creyentes, nos gustaría poder aportar, por así decirlo, a Dios, algunas inconveniencias que nos hubiesen pasado por causa de nuestra fe. Y es que sería como decir “resistí y no me doblegué”. 

No siempre, de todas formas, podemos hacer eso. Y es lo que le pasa el P. Martín Descalzo aunque eso no quiera decir que no hubiera tenido quien le mirara mal… 

Pues bien, cuando Martín Descalzo se dirige a Dios como hemos estado viendo estas últimas semanas, lo que hace es poner su corazón encima de la mesa y no dejarse nada en el tintero. Por eso ahora tiene que abordar un tema que, bien visto, podría haberle causado muchos problemas a lo largo de su vida. 

El caso es que, como decimos arriba, el P. Martín, como le dice a Dios, le gustaría “presumir” de “persecuciones y dificultades” en el sentido de no haberlas buscado a propósito sino que hubieran sido otras personas las que lo hubieran metido en ellas. Sin embargo, no puede hacer eso aunque ya podemos entender que cuando dice eso de presumir lo que quiere decir es que así se vería perseguido como dijo Cristo que se verían sus discípulos lo mismo que lo habían perseguido a Él… Y eso, como hijo de Dios, podría haber sido de su agrado espiritual… 

Sin embargo, como decimos, no fue así y fue, seguramente, todo lo contrario aunque, ya podemos imaginar, que no todo fue de color de rosa… 

Ciertamente, aquellas personas que conocieron personalmente al P. Martín Descalzo y las que lo hemos conocido a través de su obra escrita (o de la visión de los programas televisivos que grabó…) no podemos, sino, que estar agradecidas a una persona como fue el protagonista de estos artículos y el autor de su Carta a Dios. Seguramente por eso el P. Martín, a pesar de poder sentirse algo así como zaherido por alguien, siempre tuvo muchas más satisfacciones que traiciones. Y habla de hasta “diez sonrisas” por cada incomprensión que, seguro, pudo sentir acerca de él mismo o de la labor que llevaba a cabo. Y eso indica que el grado de aceptación de su persona era mucho más elevado que el que pudiera sentir lo contrario hacia él. 

Por otro lado, cuando escribe que el Mal (preferimos escribir Mal aunque lo pueda minimizar el propio P. Martín) no le ha hecho daño ya podemos entender que no se refiere al físico que, para cuando escribe esta carta, lo ha atacado y bien atacado. Entonces… podemos entender que sí se refiere al “Mal” proveniente del Maligno aunque, siendo Descalzo hombre con acreditada fama de santidad, ya podemos imaginar que debió ser atacado por quien tanto odia a los hombres que son, verdaderamente, de Dios. Por eso dice que, a pesar de que sí debió ser atacado, como decimos, el mismo no le causó mal y, tampoco, dejó un poso de amargura en su corazón. Y eso debió ser por la fortaleza espiritual que atesoraba nuestro sacerdote. 

Pero, como suelen hacer los grandes en la fe, el P. Martín no sólo no arredró ante tales ataques sino que aprendió de tal manera de los mismos que le impelían a ser mejor. Ahora bien, de las “misteriosas amistades” de las que habla en este parte de su Carta, nada podemos decir que, por eso, tenían tal carácter… 

De todas formas, sí podemos decir que alguien que es capaz de discernir también lo que acaece en su vida, ha de ser un buen maestro para el prójimo. Y sí, tal es el caso.

   

Continuará…

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dar gracias a Dios siempre es bueno. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

14.02.22

Un amor propio de este día, San Valentín. Carta de Beren a Lúthien

El romance de Tolkien en el reino de las hadas

Antes que nada, tengo que decir que este artículo fue publicado por el que esto escribe hace, justo ahora, dos años. Lo repetimos porque fue de nuestro agrado escribirlo en su día y, a la vez, porque un día como hoy vale la pena reivindicar al verdadero San Valentín. Está bien algo de historia y, luego, la presentación de un caso que muy bien viene a la cosa.

Y ya, sin más, el artículo.

Antes de la carta, supuesta, que J.R.R. Tolkien (aquí Beren) escribe a su amada Edith, conocida como Lúthien, esto sobre el santo de hoy, el verdadero San Valentín, el de verdad y no el manipulado que tantos negocios, al parecer, ampara y cobija.

Valentín, sacerdote que vivía en Roma, tuvo que sufrir, también, aquella persecución.

Claudio II, emperador que, por entonces, gobernaba el Imperio, no gustaba de los matrimonios porque entendía que un hombre soltero era mejor soldado. Eso le llevó a prohibirlos con el consiguiente malestar, es de suponer, entre aquellos que ponían por encima de tan noble labor de soldado una vida familiar que, además, podían compatibilizar con tal trabajo.

Valentín no estaba de acuerdo con tal medida y seguía celebrando matrimonios aunque es de entender que en secreto. Eso era un desafío en toda regla a las órdenes del emperador y tal forma de actuar no iba a tardar en acarrearle malas consecuencias porque, además, el sacerdote díscolo a las normas imperiales gozaba de una muy reconocida fama en toda Roma.

Claudio II llamó a Valentín a que se presentase ante él y Dios, como suele suceder en muchos casos, le tenía reservada una sorpresa bastante grande.

Como es de creer que Valentín no diera a entender al emperador que haría lo que quería, el poderoso romano hizo que encarcelasen al sacerdote.

Interrogado por Asterio, teniente del prefecto de Roma (Calfurnio), Valentín afirmo que Jesucristo era “la única luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” lo que supuso, además, un gran desafío a los dioses paganos.

Y, entonces, aquel oficial quiso poner en ridículo a Valentín (a lo mejor como siglos antes hicieran aquellos romanos que pusieron un manto harapiento a Jesús y lo saludaran como rey de los gusanos) y le pidió que si tan grande era su poder (por haber estado predicando el cristianismo) que le ofrecía una gran posibilidad de demostrar lo que decía acerca de aquel Jesucristo.

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12.02.22

La Palabra para el domingo - 13 de febrero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 13 sino sábado 12 de febrero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

  

Lucas 6, 17. 20-26 


“17 Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre  del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, 20 Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. 21 Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. 22 Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. 23 Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. 24 ‘Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. 25 ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. 26 ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.’”

 


COMENTARIO

Los que sufren y los que gozan… ahora


Estas bienaventuranzas de San Lucas son, por decirlo así, menor en número que las recogidas por san Mateo. Si embargo, en algo también son diferentes: recogen una grave crítica a según qué tipo de personas.

En cuanto a lo que de bueno tiene que Jesús diga lo que dice de un determinado tipo de personas, basta con repasar a quién se refiere:

-Los pobres.
-Los que tienen hambre.
-Los que lloran.
-Los que sean perseguidos por causa de Jesús.

Los casos expresados arriba determinan que muchas personas se encontraban en tal situación. Pues las mismas, si comprendían el mensaje de Jesús, obtendrían no pocos bienes espirituales.

Lo contrario de lo malo es, claro, lo bueno:

-Los pobres tienen, ya, el Reino de Dios.
-Los que tienen hambre, serán saciados.
-Los que lloran, reirán.
-Los que son perseguidos tendrán una gran recompensa en el cielo.

Esto lo que ha de querer decir es que los más perjudicados por la sociedad en la que viven verán, al aceptar el mensaje de Cristo, muy mejorada su

situación: serán otras personas, vendrán a mejor, cambiarán, se convertirán.
Pero también hay malas noticias para determinado tipo de personas pues no todos eran tratados igual por Jesús. Los desiguales con igualdad hacia el bien y los, digamos, demasiado iguales, desigualmente en su perjuicio.


Los ricos son tratados no como suele pensarse y que es la forma según la cual Jesús podía dar la impresión de que no quería que hubiese ricos. Tal cosa no es cierta. Lo que no quería Jesús era que el dinero se utilizara en beneficio exclusivo de su propietario cuando se podían hacer buenas obras con él. Eso era lo que el Hijo de Dios no podía soportar. Por eso les dice a los ricos que hacen mal las cosas que en la Tierra ya habían tenido bastante, de lo que se deducía que en el definitivo Reino de Dios otro sería su destino (traer, aquí, a colación, en caso del rico Epulón no está mal)

También las personas que, a lo mejor, por su forma de vivir, estaban, digamos, cansados de todas las cosas porque lo habían tenido todo en la vida sin haber hecho nada a cambio y sin reconocer la perjudicial situación de otras personas… a aquellas tampoco les plantea Jesús un destino demasiado bueno: tendrán hambre.

Sin embargo, hay algo que Jesús les dice que es, aún peorLes pone delante la situación de sus padres: trataron muy bien a los falsos profetas de otros tiempos y los tenían como enviados de Dios porque, con seguridad, no les cantaban las cuarenta que era lo que sí hacían los profetas, no falsos, a los que con tanta contumacia mataban por, precisamente, poner las cartas sobre la mesa de la situación espiritual del pueblo elegido por Dios.

Por lo tanto, hay que comprender el sentido exacto de las palabras de Jesús. En realidad, no criticaba porque estuviera de mal humor sino porque, al contrario, quería que caminasen por el buen camino aquellos que se habían salido de él para recorrer las sendas equivocadas del mundo.


PRECES

Pidamos a Dios por aquellos que abandonan el camino que lleva al definitivo Reino de Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por aquellos que no saben encontrar a Dios en sus vidas.

 

Roguemos al Señor.


ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser bienaventurados y a no querer ser como los que, en realidad, traicionaban Tu Ley y Tu Palabra.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

9.02.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher – 4. El dificultoso camino de un libro, del Libro

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Continuamos, por cierto, con la carta que envía el 5 de abril de 1944 al hijo citado arriba. Y decía, ahora, esto:

“Me he embarcado seriamente en un esfuerzo por acabar el libro y me he estado acostando más bien tarde: ha sido necesario reescribir e investigar mucho. Resulta bastante difícil adquirir de nuevo el ritmo. He vuelto a Sam y a Frodo, y estoy tratando de elaborar sus aventuras. Unas pocas páginas a cambio de mucho sudar; pero en este momento se encuentran con Gollum al borde de un precipicio. ¡Cuánto trabajo has puesto en la mecanografía y qué bellamente escritos están los capítulos! Me gustaría tener todavía cerca a mi amanuense y crítico. “

Para empezar, digamos que volvemos unos pocos días en el tiempo pues esta cara es, como ponemos arriba, del 5 de abril de 1944 y a la que nos referíamos en el artículo anterior era del 30 del mismo mes y año. Y es que aquí encontramos algo importante (al menos, a nuestro parecer) en la producción literaria de Tolkien padre. 

Al respecto de las palabras de J.R.R., es cierto y verdad que, para quien se haya dado a la escritura, lo hiciera en el pasado y tenga idea de hacerlo en el futuro, nada hay más verdad que lo que nos dice nuestro autor: ¡qué dificultad tiene, a veces, escribir! 

Es verdad que cada uno a su nivel tiene sus dificultades pero no podemos negar que las que recaían sobre el autor de “El Señor de los Anillos” eran bien grandes: su vida personal, su tarea como profesor, los hijos… en fin, que no podemos decir que el buen hombre tuviera mucho tiempo libre pues, según leemos en alguna carta, hasta de dar de comer a las gallinas y limpiarlas se ocupaba el hombre… 

De todas formas, empecemos por el final de esta carta

20 años de 'El Señor de los Anillos': una trilogía imposible que estuvo a  un paso de no existir

Sin duda que un padre echa de menos a un hijo y, más aún, cuando el mismo no es que se encuentre por trabajo lejos de donde vive habitualmente sino que el mismo se encuentra lejos por trabajo militar y, además, en todo el meollo de un conflicto mundial como fue la II Guerra Mundial. Y es lo que le pasaba a Tolkien padre al respecto de Tolkien hijo. Y es que, como sabemos, se había convertido en el ayudante perfecto para el escritor: lo conocía a la perfección, gozaba con lo mismo que su padre y, además, tenía el ímpetu necesario como para “soportar” algo tan dificultoso como era aquello que escribía su Padre.

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8.02.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: 5 - No sentirse abandonado por Dios

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

5 - No sentirse abandonado por Dios

 

“A veces pienso que he tenido ¿demasiado buena suerte’. Los santos te ofrecían cosas grandes. Yo nunca he tenido nada serio que ofrecerte. Me temo que, a la hora de mi muerte, voy a tener la misma impresión que en ese momento tuvo mi madre: la de morirme con las manos vacías, porque nunca me enviaste nada realmente cuesta arriba para poder ofrecértelo. Ni siquiera la soledad. Ni siquiera esos descensos a la nada con que tú regalas a veces a los que verdaderamente fueron tuyos. Lo siento. Pero ¿qué hago yo si a mí no me has abandonado nunca? A veces me avergüenzo pensando que me moriré sin haber estado nunca a tu lado en el huerto de los olivos, sin haber tenido yo mi agonía de Getsemaní. Pero es que tú –no sé por qué– jamás me sacaste del domingo de Ramos. Incluso alguna vez –en mis sueños heroicos–he pensado que me habría gustado tener yo también una buena crisis de fe para demostrarte a ti y a mí mismo que la tengo. Dicen que la auténtica fe se prueba en el crisol. Y yo no he conocido otro crisol que el de tus manos siempre acariciantes.

 


Y no es, claro, que yo haya sido mejor que los demás. El pecado ha puesto su guarida en mí y tú y yo sabemos hasta qué profundidades. Pero la verdad es que ni siquiera en las horas de la quemadura he podido experimentar plenamente la llama negra del mal de tanta luz como tú mantenías a mi lado. En la miseria, he seguido siendo tuyo. Y hasta me parece que tu amor era tanto más tierno cuantas más niñerías hacía yo.“

  

Si hay algo que hemos podido apreciar a lo largo de las semanas que llevamos trayendo aquí este texto, esta carta, del P. José Luis Martín Descalzo es que nuestro autor tenía una confianza más que apreciable hacia Dios. Es decir, es fácil sentirse en los brazos del Padre Eterno leyendo o escuchando lo que dice este buen sacerdote de Dios. 

Resulta, de todas formas, curioso que nos diga Martín Descalzo, que le diga a Dios, que no cree que tenga nada que ofrecer a su Creador. Y es que se ha sentido tan querido por Dios que no cree, siquiera, que haya pasado por una de las llamada “noches oscuras” por las que han transitado tantos hijos del Todopoderoso. Y es que está más que seguro que su vida, la que ha llevado hasta el momento de escribir esta carta (cuando ya sabe que tiene una enfermedad más que peligrosa para su salud) sólo ha sido gozosa aunque también sepa, como dice en otros párrafos, que a veces le han hecho la vida más que imposible… 

Es cierto y verdad que pudiera dar la impresión de que el P. Martín quería pasar por una de las noches oscuras a las que hemos hecho referencia arriba. Sin embargo, él querría haber pasado por una para mostrar y demostrar a Dios que lo amaba y que su fe era tan buena que era capaz de salir de un momento tan amargo como debe ser creer que no se tiene fe o que se ha perdido… 

De todas formas, lo que le pasa a Martín Descalzo es que sabe muy bien que Dios nunca lo ha abandonado. De hecho, eso lo dice literalmente: “?Qué hago o si a mí no me has abandonado nunca?” Y eso, tal seguridad en que nunca ha sido abandonado por Dios le da una fuerza, le dio durante su vida, para seguir adelante a pesar de los pesares que le pudieran pesar… 

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7.02.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” - La gloria del martirio

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

  

La gloria del martirio

 

“Como digo, el Padre que nos pastoreaba era muy anciano y ya no hacía otra cosa que eso: contar cuentos en la sobremesa y fumar largos puros, que nosotros le regalábamos, por cajas, en su santo, para luego pedirle la ceniza durante las pausas que tenía que hacer en los relatos. En realidad, nunca refirió más que un solo cuento, el del Ojancoy la Ojanca, sin principio ni fin, que conocimos cuatro generaciones de hermanos. A lo más, el menor alcanzó hasta el Ojanquillo, cuya vida se quebró, al par que la del viejo, una tarde, ya en guerra, que preparó unos bizcochos, porque le indicaron que iba de viaje y con lo que se encontró fue con la muerte ante una pared, que para él vino dulce y esponjada en el vino de jerez de la gloria.“ (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 27)

 

Lolo se refería, en este texto, a un Padre ya muy mayor al que tenían encargado tener algo de cuidado de aquellas “fieras” entre las que se encontraba Lolo estudiando en los Escolapios de Linares (Jaén, España). Y lo hace con amor hacia quien, ya en su vejez más acentuada aún tenía ilusión por hacer aquello que, sí, era bien poco pero tan importante para él como lo más importante que pudiera llevar a cabo. 

Pues bien, aquel Padre “viejecito” (como dice Lolo) tuvo un final terrible y es lo que da título al artículo de hoy. 

En un libro de Lolo expresa muy íntimamente que a él también le hubiera gustado ser mártir. Pero no creemos que lo dijera porque buscara el martirio a propósito sino porque, al contrario, se encuentra sin buscarlo sino, así, por cosa de los hombres y sus maldades. Por eso comprende muy bien lo que entonces le pasó al Padre viejecito que tenía cuidado de aquellos chavales antes de que empezara a manifestarse lo peor que puede haber en el ser humano cuando el odio lo conduce todo. 

Digamos, aunque sea por apuntarlo siquiera, que el tratamiento que hace Lolo de aquel hombre de fe y piadoso es más que tierno. Y es que recuerda lo que su corazón guardo acerca de la actividad que llevaba a cabo un anciano que, siendo religioso, tenía seguridad más absoluta que hacía lo que debía hacer y aquel deber, por sólo ser lo que era, le llevó a una muerte que, seguramente, tampoco habría tardado mucho en llegar por la edad que tenía y como suele proceder la naturaleza… Sin embargo, para Manuel Lozano Garrido lo que más le dejó marcado fue, precisamente, el martirio del Padre viejecito. 

Hay que decir que la maldad, siendo mala, puede llegar a ser verdaderamente perversa y abusadora. Y es que entendemos de este texto que los matarifes del Padre viejecito le dijeron que se iba de viaje y por eso el bueno hombre se preparó unos bizcochos que, sin duda, acabaron por tierra cuando sonaron las descargas que lo llevaron a la muerte ante lo que sólo pudo ser incredulidad por su parte: ¿qué había hecho él para merecer aquello?, seguramente, se preguntó si es que le dio tiempo a hacerlo… si se iba de viaje y, claro, el viaje que le procuraron fue adelantar su llegada a la Casa del Padre en la que esperamos está gozando de la Visión Beatífica y de la Bienaventuranza. 

Aquella pared en la que fue fusilado el Padre viejecito cumplió un función para la que no estaba preparada: sirvió de pasaje a la gloria y lo hizo de una forma totalmente ajena a la propia naturaleza de una pared. Y es que la misma, con ser dura (imaginemos las de antes…), se había transformado en algo dulce y esponjoso pues aquel hombre, que había dado su vida por la fe que tenía y lo había hecho de forma totalmente inmerecida, bien merecía que deviniese muy bueno lo que, para él, había sido fatal de toda fatalidad. Aunque, a este respecto, nunca sabremos si, secretamente, también anhelaba el martirio como, como dijimos antes, Lolo ansiaba según las circunstancias por las que pasaban los creyentes de aquellos años. Aunque, claro, querer sí pero buscar, eso no y nunca.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

5.02.22

La Palabra para el domingo - 6 de febrero de 2022

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Como es obvio hoy no es domingo 6 sino sábado, 5 de febrero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario." 


Lucas 5, 1-11

 

“1 Estaba él a la orilla del lago Genesaret y la gente se agolpaba sobre él para oír la Palabra de Dios, 2 cuando vio dos barcas que estaban a la orilla del lago. Los pescadores habían bajado de ellas, y lavaban las redes. 3 Subiendo a una de las barcas, que era de Simón, le rogó que se alejara un poco de tierra; y, sentándose, enseñaba desde la barca a la muchedumbre. 4 Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.’ 5 Simón le respondió: ‘Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, echaré las redes.’ 6 Y, haciéndolo así, pescaron gran cantidad de peces, de modo que las redes amenazaban romperse. 7 Hicieron señas a los compañeros de la otra barca para que vinieran en su ayuda. Vinieron, pues, y llenaron tanto  las dos barcas que casi se hundían. 8 Al verlo Simón Pedro, cayó a las rodillas de Jesús, diciendo: ‘Aléjate de mí, Señor, que soy un hombre pecador.’ 9 Pues el asombro se había apoderado de él y de cuantos con él estaban, a causa de los peces que habían pescado. 10 Y lo mismo de Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: ‘No temas. Desde ahora serás pescador de hombres.’” 11 Llevaron a tierra las barcas y, dejándolo todo, le siguieron.


COMENTARIO


Con Cristo, mar ade
ntro debemos ir 


El texto del evangelista Lucas está lleno de sentido espiritual. Como no era cosa de poca importancia que el Hijo de Dios fuera llamando a los que serían sus discípulos, tampoco podía ser poco importante lo que Él dijera.

Pescar supone, por decirlo así, atraer hacia sí a los peces. Por eso Jesús busca, entre los que serán sus discípulos, a aquellos que dedicaban al noble y esforzado trabajo de la pesca. Así, el encuentro con Pedro y los hermanos Zebedeo tiene un sentido muy especial.

En el encuentro con el primero de ellos, Simón, juega mucha importancia la confianza que, a pesar de todo, muestra el que luego le traicionaría hasta 3 veces, muestra aquel pescador que había perdido la esperanza de obtener alguna captura. 

Jesús le dice que pescara mar adentro. Así, antes que a nadie, le propone, exactamente, qué es lo que hará el resto de su vida y que no será otra cosa que adentrarse en los procelosos mares de la vida para ser pescador de hombres y atraer, hacia Cristo, a los hijos de Dios.

Y Simón muestra que Jesús ya era importante para él porque confía en su palabra y, así, hecha las redes. Obtuvo una gran pesca que es el premio que, aquellos que ponen su confianza en Dios, obtienen como fruto.

Pero no sólo reconoce su confianza en Jesús sino que, además, se sabe pecador ante el Maestro porque también él había necesitado una prueba del poder que, al parecer, ya le reconocía. Por eso le dice que se aleje porque no se sentía digno de estar en la presencia del Cristo.

Pero aún no había terminado, Jesús, su especial “pesca”. Era, él mismo, el primer pescador de hombres y así cumplía la misión para la que había venido. Se acercó, así, donde estaban Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, a la sazón, compañeros de trabajo de Simón-Cefas-Pedro.

Sin duda, la confianza que mostrara Pedro se repite en el caso de los hermanos porque, sin dudarlo un instante, lo dejaron todo (familia incluida) y acto seguido, le siguieron. Hicieron lo que tantas veces dijera Jesús y que no era otra cosa que dejar su antigua vida para tener una vida nueva, un corazón nuevo. 

 

PRECES

Pidamos a Dios por aquellos que dudan de la divinidad de Cristo.

Roguemos al Señor.


Pidamos a Dios por aquellos que prefieren esconderse para no ser pescadores de hombres.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a comprender el mensaje certero de Cristo que, desde su corazón, llega al nuestro.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

2.02.22

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher: 3 - Comprender el momento

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Pues bien, el 30 de abril de 1944, J.R.R. Tolkien escribe una carta a su hijo Christopher que se encuentra en plena Segunda Guerra Mundial. El caso es que es la número 20 desde que, el 18 de enero del mismo año empieza a numerarlas “de modo que si alguna se extravía lo sabrás… y podrás suplir las noticias de importancia.” 

Es cierto y verdad que tal precaución valía mucho la pena tomarla pues en tiempos de guerra no es nada extraño que las comunicaciones puedan llegar a cortarse… 

Pues bien, en un momento determinado, dice Tolkien padre

“El estúpido desperdicio de la guerra es tan enorme, no sólo material, sino también moral y espiritual, que desconcierta a quienes tienen que soportarlo. Y siempre lo hubo (a pesar de los poetas) y siempre lo habrá (a pesar de los propagandistas); por supuesto, no es que no fue, es y será necesario enfrentarlo en un mundo maligno. Pero tan corta es la memoria humana y tan efímeras sus generaciones, que en sólo unos 30 años habrá poca o ninguna gente con la experiencia directa de ella, que es la única que llega realmente al corazón. La mano quemada es la que más enseña del fuego.”

Ciertamente, casi parece este texto un cuento con moraleja pues es así lo que nos dice al final de estas palabras y que resume en que sólo quien sufre en su ser algo es capaz de comprender lo que pasa

Podemos decir que no es nada extraño que quien ha vivido en sus propias carnes (por su vivencia particular) una guerra tenga una opinión tan clara sobre la misma. Y es que en la Primera Guerra Mundial (si bien podría decirse que no tuvo una duración muy extensa en el tiempo la intervención en la misma) J.R.R. Tolkien ya pisó las trincheras en Francia y eso le hizo ver las cosas con una perspectiva más que directa y personal. 

Antes que nada debemos decir que nuestro autor no es que creyera que la guerra es del todo inútil si es al Mal a quien hay que enfrentarse. Sin embargo, se comprende muy bien lo que supone la misma a pesar de un bien tan necesario como es la lucha contra lo malo de verdad… Y es que eso es lo que pasa, no por casualidad, en su más emblemática obra, a saber El Señor de los Anillos donde, muy a pesar de los daños que se causa a lo mejor de la Tierra Media, no poco que se luche contra lo peor de lo peor en busca de lo mejor de lo mejor, si ustedes nos entienden… 

Es claro, por tanto, que, a pesar de lo necesaria que pudiera parecer la guerra, la misma no causa más que desazón, desasosiego y, sobre todo, sí, desconcierto. Y es que las pérdidas de todo tipo que supone la misma es algo como para pensarlo, como para pensarlo dos veces porque en la misma no se pierde sólo lo material (que es más o menos fácilmente reemplazable) sino que se extravía algo que a veces no puede sustituirse por otra realidad: la moral o, en fin, lo que es espiritual. 

El ser humano, en muchas ocasiones y hablando de las guerras, se deshumaniza tanto que, en cuanto a lo espiritual, se da una degradación tan grande que casi resulta imposible sanar tal degradación. Y es que se acaba creyendo que el enemigo no es digno, no tiene dignidad cuando, a saber, la tiene por el sólo hecho de ser hijo de Dios. Y por eso se producen las aberraciones que se producen en los conflictos armados modernos pues en los antiguos ya sabemos que la lucha dábase entre ejércitos adiestrados para eso y no se inmiscuía a toda la población posible… cuando ahora es, justamente, casi lo contrario lo que se hace. Y es el Mal en toda su maligna dimensión el que se manifiesta degradando todo lo que puede degradar… hasta el alma, cual si se tratase de Orcos (y otras especies malignas) en plena batalla…

Quizá, como nos dice el profesor de Oxford, todo lo malo que conlleva una guerra (incluso por muy justa que sea) es olvidado pronto por el ser humano. Y es que basta un tiempo de bonanza en aspecto contrario al enfrentamiento con un supuesto o cierto enemigo para que a todo el mundo se olvide lo que supone aquella y, casi sin dudarlo, por el medio que sea, se prepare otra… 

Y, entonces, viene la moraleja: el daño que se nos ha causado nos pone sobre la pista del mismo… para que no se repita la cosa aunque sepamos muy bien que el Mal es tan y tan insistente…

 

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.