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25.07.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” – Así habla Dios

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

Así habla Dios

 

“No hay planta maligna que sofoque el germen de eternidad que hay en tu corazón. La enfermedad es como esa mano que exprime los limones, que, cuanto más aprieta, más jugo arranca. ¿No te das cuenta que lo que el dolor viene a ser, es, como un milagro, que acelera la madurez de los hombres? Exprime, pero es porque se hace necesario arrancar el amor que es la razón de la existencia”.(Las golondrinas nunca saben la hora, p. 73)

  

Estas letras las titulamos “Así habla Dios” porque, en efecto, el autor del libro, a saber, Lolo, pone en boca del Creador estas palabras. Y es que, como sabemos, no es la única vez que hace esto el Beato de Linares (Jaén, España) sino que, por ejemplo tiene un libro completo de título Reportaje desde la cumbre en el que el Todopoderoso se dirige a su criatura humana. 

Seguramente estas palabras, puestas en boca del Creador, justifiquen a la perfección o, mejor, den forma de manera absoluta, a lo que Lolo entendía por padecer el sufrimiento y sobrenaturalizar el mismo. 

Es verdad que Manuel Lozano Garrido sufrió mucho, físicamente, a lo largo de sus pocos años de vida. Sin embargo, no es menos verdad que, como aquí nos dice Dios, por mucho mal, por muy fuerte que sea la planta maligna que todo pretenda estropearlo… en fin, como no que no va a poder con aquello que está en el corazón de quien sufra (y no sólo, ahora decimos, de Lolo pero, sí, hablamos de nuestro amigo de Linares) 

¿Qué hay en el corazón? 

Teniendo en cuenta que es el templo del Espíritu Santo, no nos extraña nada que se aluda al “germen de eternidad” que hay en el mismo y que, como tal, como germen, es una semilla que al fructificar (si la dejamos fructificar) va a dar un fruto tan gozo como es, precisamente, la eternidad que viene a ser como el supremo anhelo de todo creyente en Dios Todopoderoso. 

Pero es que se alude aquí, claro, a la enfermedad como mal que acecha y, en el caso de Lolo, directamente ataca su vida como ser humano. Y la misma, en el fondo, no es algo tan negativo como de ordinario se piensa. 

Se podrá decir algo así como “claro, como la enfermedad la padeció Lolo… bien que podemos elucubrar con las consecuencias de la misma a nivel espiritual…”. Sin embargo, si bien esto es cierto (que padeció su propio mal) no es poco cierto que esto nos lo podemos aplicar a nosotros mismos y, sí, también a nosotros se nos puede exprimir como ese limón del que habla Dios/Lolo. Pero es que, para que dé fruto tal limón/corazón y el jugo pueda ser aprovechado por quien es exprimido se hace necesario que se sepa sobrenaturalizar el sufrimiento, como hemos dicho arriba. Y es que podemos parafrasear la expresión bíblica y decir que “quien esté libre de enfermedad que tire la primera piedra”. En fin… 

Pues bien, entender de una manera tan espiritual y tan acertada el sufrimiento y el mal que se sufre no es poca cosa sino mucho y más que mucha pues es atender a lo que verdaderamente importa en el padecer… 

Podemos acabar, de todas formas, estas palabras con lo que dice el refrán acerca de que “no hay mal que por bien no venga”. Y eso… que vino por mucho bien el sufrimiento de Lolo.

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.