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13.04.19

La Palabra del domingo - 14 de abril de 2019

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Domingo de Ramos

 

Lc 23, 1-49

 

1 Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.

2 Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro

pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey».

3 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices».

4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre».

5 Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde

Galilea, donde comenzó, hasta aquí».

6 Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.

7 Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos

días estaba también en Jerusalén.

8 Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle,

por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.

9 Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.

10 Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.

11 Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un

espléndido vestido y le remitió a Pilato.

12 Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.

13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo

14 y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he

interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de

que le acusáis.

15 Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la

muerte.

16 Así que le castigaré y le soltaré».

18 Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»

19 Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.

20 Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,

21 pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»

22 Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito

que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré».

23 Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada

vez más fuertes.

24 Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.

25 Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a

Jesús se lo entregó a su voluntad.

26 Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo,

y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús.

27 Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.

28 Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por

vosotras y por vuestros hijos.

29 Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no

engendraron y los pechos que no criaron!

30 Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas:

¡Cubridnos!

31 Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»

32 Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.

33 Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la

derecha y otro a la izquierda.

34 Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen». Se repartieron sus

vestidos, echando a suertes.

35 Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: «A otros salvó; que

se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido».

36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre

37 y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!»

38 Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos».

39 Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y

a nosotros!»

40 Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma

condena?

41 Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio,

éste nada malo ha hecho».

42 Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino».

43 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

44 Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la

tierra hasta la hora nona.

45 El velo del Santuario se rasgó por medio

46 y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho

esto, expiró.

47 Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: «Ciertamente este hombre

era justo».

48 Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se

volvieron golpeándose el pecho.

49 Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.

 

COMENTARIO

Unos ramos de gloria y de sangre

 

Es bien cierto que el Calendario Litúrgico nos tiene reservado para hoy, 14 de abril de 2019, un texto muy extenso que refiere toda la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Así tiene que ser porque hoy empieza, claro está, la llamada Semana Santa y esto es lo que nos corresponde saber y tener en cuenta. 

Sin embargo, nosotros vamos a comentar, en especial, el día de hoy, Domingo de Ramos. 

Cuando, cada año, llega un domingo tan especial como es el llamado de Ramos, nos vienen al corazón y a la mente unos momentos muy importantes para la historia de cada uno de nosotros y, en general, para toda la humanidad. 

En aquel momento, un hombre entraba en Jerusalén. Lo hacía de una forma poco ostentosa pues entraba en un pobre jumento que no decía mucho, precisamente, de que su reino fuera de este mundo y mostrara, así, su gran poder. Y lo hacía así porque su poder era muy otro y tenía poco que ver con mundanidades y sí con grandes alturas espirituales. 

Nada de armas, nada de caballos. Tan sólo los ¡Hosannas! de aquellos que lo recibían como Rey, pero como un tipo de Rey muy distinto a los que se estaba acostumbrado por entonces. 

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11.04.19

J.R.R.Tolkien - Ventana a la Tierra Media – La revista Estel

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“La Revista Estel, de periodicidad semestral, que incluye diversos artículos especializados en la vida y obra del Profesor, así como contenido relativo a las actividades que realiza la propia asociación. Cualquiera puede acceder a números pasados de la revista Estel, ya que los liberamos para consulta pública, y así podrá disfrutar de sus contenidos y aprender o descubrir matices nuevos de esta vasta obra.”

Con estas palabras, la Presidenta de la Sociedad Tolkien Española (STE desde ahora), en entrevista publicada en este blog el pasado 2 de febrero, ponía sobre la mesa la existencia de Estel. Y es que  la Sociedad Tolkien Española tiene, entre sus diversas formas de difusión de la figura y otra de J.R.R. Tolkien, una que, por ser en papel, tiene su importancia. Y no es que aquello que esté en la red no la tenga sino que, para las personas que nos gusta leer en tal tipo de medio (el papel, queremos decir) hay formas que tienen más importancia. 

Bien. Decimos que la STE Tiene un medio de comunicación (también es accesible a través de la red, como podemos imaginar) que, con el nombre élfico de esperanza, Estel, nos pone al día de lo que pasa en nuestra Sociedad. 

La revista Estel, que es la revista oficial de la Sociedad Tolkien Española, como decimos, tiene un equipo editor muy amplio que lleva a cabo un encomiable trabajo que consiste, en esencia, en dar a la luz trabajos relacionados, como podemos imaginar, con el profesor de Oxford (resulta curioso, por cierto, que se le suela llamar así cuando estuvo en alguna que otra Universidad…) y con todo lo que, alrededor de la Tierra Media, existe y se desarrolla porque son tantos los temas que suscita la obra de J.R.R. Tolkien que ha de haber un medio de comunicación que se ocupe, al menos, de algunos de ellos. Y eso lo que hace Estel. 

No podemos negar, porque sería faltar a la verdad, que los artículos que se publican en Estel muestran la influencia que, en muchas vidas, tiene lo escrito, en vida o de forma póstuma, por el profesor Tolkien. Y es bien cierto que es tanto y tanto lo que se puede decir de las palabras que han dado forma a la vida de la Tierra Media (en sus diversas Edades) que está más que bien que haya quien se ocupe de hacer que se conozca el pensar de aquellos seguidores de J.R.R. Y no se trata, por decirlo así, de un terreno propio de los que se podían considerar “frikis” porque la labor llevada a cabo a lo largo de su vida por Tolkien va más allá de los gustos muy particulares de cuatro gatos, como podría pensarse. Y es que, a lo largo del mundo, no pueden estar equivocados los millones y millones de personas que dan, a la obra del profesor de Oxford, una importancia, en sus vidas, de primer nivel y, no nos equivocamos en decir que no pueden pasar sin ella. Así de sencilla y profunda es la cosa. 

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9.04.19

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro" – Lo que somos con el pecado, al pecar

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Lo que somos con el pecado, al pecar

 

“Al pecado nos lleva una apetencia consciente de brutalidad, como una sed de fango y una codicia de instintos animales.” (El sillón de ruedas, p. 97)

 

Digamos que sí, que no somos del todo ignorantes si hablamos del pecado y de las consecuencias que tiene caer en el mismo. Es decir, no podemos decir que no sepamos lo que es pecar y lo que, con eso, pasa en nuestro corazón y nuestra alma.

Digamos, por tanto, que la teoría la conocemos más que bien porque hace muchos siglos que está dicha…

También sabemos que, como se suele decir, el pecado es un verdadero misterium iniquitatis porque hay iniquidad en determinados comportamientos. Y eso, por decirlo así, es un misterio que no acabamos de entender y es lo que le hizo decir a San Pablo que, por muy bien que supiera qué era el bien acababa haciendo el mal…

Sin embargo, que nadie vaya a creer que el pecado es algo así como una realidad que aparece y, de repente, rapta nuestro bueno pensar y creer, rompe con nuestra fe y, en fin, nos hace en el abismo. No. La realidad es muy otra.

El Beato Manuel Lozano Garrido sabe muy bien que aquí, en esto del pecado, nosotros tenemos mucho más que ver que lo que a veces creemos entender o nos conviene entender…

Este hombre, que subió hace unos años a los altares, a lo mejor también sabía que era pecador. Bueno, sabía que lo era como todos los somos (aunque en su caso, seguramente, las caídas eran mucho menores que en el resto de creyentes católicos) pero aquí apunta a tres causas del pecado o, mejor, a qué es lo que nos lleva al mismo.

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7.04.19

La Palabra del domingo - 7 de abril de 2019

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V Domingo de Cuaresma

Jn 8, 1-11         

 

 

1       Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.

2       Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.

3       Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio

4       y le dicen: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.

5       Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?’

6       Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.

7       Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: ‘Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.’

8       E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.

9       Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.

10     Incorporándose Jesús le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?’

11     Ella respondió: ‘Nadie, Señor.’ Jesús le dijo: ‘Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.’”

 

COMENTARIO

 

Una lección de amor y justicia de parte de Cristo

 

Hay que reconocer que el Mal es perseverante. Es decir que las intenciones que tiene de provocar en los hijos de Dios daño que sea irreparable no cesan con nada. Siempre está al acecho para ver si nos hace caer en sus trampas y, así, atraernos a su redil. 

A Jesús, como podemos imaginar, le tenía mucha inquina el Maligno. Y se adueñaba de los corazones de aquellos que no lo querían nada de nada. Y si eso no era suficiente, les ponía en bandeja casos como, por ejemplo, el de aquella mujer sorprendida en adulterio. 

Aquí no se nos dice que Jesús diga que aquella mujer no fuera adúltera. No. La realidad era la que era pero, por encima de la misma, había algo más: Dios, su misericordia, el amor y el perdón. Y todo eso era, seguramente, demasiado para según qué tercos y duros corazones. 

De todas formas, podemos imaginar los pensamientos de aquellos que habían llevado ante el Maestro a la mujer a la que había cogido, por decirlo así, in fraganti, cometiendo adulterio. En su mente sólo había una acción: apedreamiento. Y es que no lo decían por ellos sino que otro, Moisés, ya había establecido tal pena para tal acción. Y ellos, ¡hala!, a aplicar la ley y aquí paz y allá gloria. 

¡Qué obtusos eran!, debió pensar Jesucristo. Aunque, a lo mejor, bastaría con mostrarles sus propios corazones. No como ellos se veían sino como, en realidad, eran. Sí, eso debía astar para solventar una situación que era verdaderamente difícil de sacar adelante. 

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4.04.19

Ventana a la Tierra Media – Microrrelatos - 1ª parte

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La Sociedad Tolkien Española organiza, entre otras cosas, un concurso de Microrrelatos (denominado “Premios Bilbo: microrrelato en 280 caracteres”) que, anualmente, lleva a todos aquellos que quieren expresarse en este, digamos, moderno (ocupa lo que pueda ocupar un Tweet aunque, en caso de que se publique en Facebook puede ser algo mayor la longitud) medio de expresión a hacerlo sobre el tema que, para el caso, se sugiera que, para este año 2019 ha sido el de la raza de los Enanos.

 

El que esto escribe, como no tiene intención de presentarse ni a tal concurso ni a ningún otro, va a compartir sus propios microrrelatos que, espera, sean aceptados como humildes aportaciones al mundo propio de J.R.R. Tolkien aún sabiendo que es un recién llegado a la Tierra Media y seguro que tropezará con más de una piedra en el camino o sea atacado por trasgos, orcos o, incluso, hombres… 

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