Carta a Willy Toledo
Muy poco estimado Willy
Tengo que reconocer que cuando, a lo largo del tiempo, he leído o escuchado algunas de las declaraciones que, de vez en cuando, profieres, me ha quedado la sensación de que eres un pobre hombre. Y quiero que entiendas que no me refiero a tu economía. Quiero decir que das la impresión de ser un ser humano ínfimo, alguien que tiene una consideración de sí mismo en exceso soberbia. Y, ciertamente te digo, no pareces tan gran cosa.
Está claro que puedes tener las ideas que te dé la gana tener. Las tuyas, según muestras y demuestras, tienen poco que ver con quien es civilizado y tiene del resto de seres humanos una consideración de igualdad. Lo que quiero decirte es que ideológicamente eres una persona evidentemente desnortada. Y lo digo con toda la caridad del mundo y sin escribir lo que me parece de la ideología que sigues.
Digo que puedes creer lo que bien te parezca creer. Sin embargo, cuando uno hace lo que hace y según lo hace debe tener en cuenta que lo que se dice puede ofender.
Seguramente a ti te parezca que decir lo que dices al respecto de lo que dices sólo puede producir ofensa en quien se quiere dejar ofender. Ya sabes eso de “a palabras necias oídos sordos”. Y eso es cierto. Lo que pasa es que cuando se dicen según qué cosas se está rebasando una línea que nunca se debe rebasar si no es que se quiere verse dentro de algún problema más grave.
Todo esto viene al caso por algo que has dicho en las redes sociales. Según parece a ti te gusta defecar sobre muchas cosas. Y eso, para según qué personas, puede venir muy bien pues los efectos del estreñimiento prolongado nunca son buenos ni bien recibidos. En tu caso, sin embargo, eso no causa el efecto esperado. Y lo digo por lo que tu faz muestra y en la que, al parecer, no surte efecto el defecar como haces.
Bueno. Decía que puedes defecar según tengas a bien. Sin embargo, de aquello en lo que dices que defecas hay algo que no puedo consentir dejar sin contestar o contrarrestar.
Dices que te cagas “en la Virgen del Pilar”. Y hasta ahí hemos llegado, bonito.
Si hay algo que los católicos no podemos soportar es que alguien se acuerde de nuestra Madre como tú te has acordado.
Está claro que tú no tienes más fe que la que prediques de ti mismo y que te trae al pairo todo lo que, por tanto, tenga que ver la fe católica. Eso, a mí, me importa un pito pues sólo faltaría que individuos malcarados como tú estuviesen en la misma barca que personas como las que confesamos nuestra fe católica pues ya tenemos suficientes tibios entre los nuestros como para soportar adefesios como tú.
Te digo que eso que has dicho de la Virgen María, en una advocación muy querida por millones de personas (¡Sí, chiquilicuatre!, millones de personas) es más que grave. Seguramente para escribir lo que has escrito habrás tenido que pensar (es un decir esto) en qué ibas a defecar. Y te habrá salido, como suele ser habitual en los rojos, la maldita Iglesia católica. Y, entonces, aprovechando que le día era el que era (12 de octubre) te ha venido bien recordar de esa manera a la Madre de Dios a la que, en Zaragoza, se le tiene tanto cariño y amor.
¿Sabes lo que te pasa a ti?
Es bastante sencillo. Resulta que por ser como eres, no puedes soportar lo que supone una persona que entregó su vida a Dios y trajo al mundo a quien tanto detestas porque ni comprendes ni te importa un bledo comprender. Y como sabes que nada te va a pasar porque aquí no actuamos como lo harían otras religiones (por cierto, la musulmana tiene muy bien considerada a la Virgen María. Yo de ti me tentaría bien la ropa antes de decir según qué cosas) con personas como tú, pues te vales de eso para blasfemar de la Madre de Dios. Y sabes bien que eso va a ser así porque ya ha pasado muchas veces entre nosotros donde, por ejemplo, alguien se cagó en Dios en una obra de teatro sin consecuencia alguna (ni legal ni nada por el estilo) más que una leve respuesta en su contra por algunos (musulmanes y judíos incluidos).
La verdad es que tú das bastante asco. Y no me refiero a tu pinta propia de un desarrapado y de un pobre de salón. Me refiero a que sólo dices aquello que te sale de las tripas sin haber pasado el conveniente lavado de corazón. Bueno, a lo mejor es que lo tienes bastante negro y de eso sólo puede salir brutalidad e ignorancia.
Querido Willy. Francamente te diría muchas cosas que bien mereces que se te digan. Sin embargo, voy a pedir a Dios que te perdone aunque, de verdad, sí sepas lo que haces aunque sin saberlo.
Y eso, francamente te digo, es mucho peor y, sobre todo, peor de lo que tú, siquiera, puedas adivinar.
Un saludo y que Dios te bendiga aunque, entonces, aproveches para defecar en tu Creador. Y es que ya sabemos qué se dice de quien es desagradecido.
Pues eso, tú mismo.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.
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Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Algunas blasfemias merecen caer en el reino del olvido. Otras, sin embargo, merecen ser recordadas… para que se sepa.
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.
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