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1.09.15

Un amigo de Lolo – Oración de confianza en El Señor

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le inflijían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

 

Oración de confianza en El Señor

 

“¿Y conmigo, Señor, tan pobre como soy, dando siempre estúpidos bandazos, como los pavos, teniendo en cambio pegadas a los costados las alas de ese brillante ángel del dolor, que me cedes cada día? Por favor, Cristo mío, sé indulgente y no te canses nunca de mí. Tan pobre soy, Señor, que tengo conciencia de que nunca podré remontarme por mi propio impulso. De seguro que nunca habrás puesto los ojos en un manojo de tantas debilidades. Así y todo, olvida mi ficha y dame aliento. Haz como esos pájaros hembras que ilusionan a los gorriones a que se lancen al revoloteo.

Cuando me veas que por fin remonto aunque sea un palmo de tierra, pon tu palma debajo y me levantas en el aire hasta que me emborrache de azul perpetuamente.” (Extraída de “Las golondrinas nunca saben la hora”)

 

Reconocer cómo somos

Por muy mal que el ser humano se conozca; por muy mal que nos conozcamos, no podemos disimular y hacer como si no supiéramos cómo somos. Así, quien no tiene creencia alguna de poco le importa el resultado de conocerse. Pero para quien sabe que hay Dios y que es hijo suyo porque lo ha creado y mantiene, no puede ser lo mismo saber que es de una o de otra manera.

Verse a uno mismo, es cierto, no siempre es fácil. Por eso dijo Jesús aquello de la viga en el ojo de cada cual y de la paja en el ajeno. Es cierto, por tanto, que tenemos una tendencia demasiado arraigada de mirarnos con ojos excesivamente benevolentes. Sí, somos así pero, de todas formas, ¡hay otros peor que nosotros!…

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