Un amigo de Lolo - Esa extraña virtud de la pureza
Hoy celebramos la festividad de la Virgen de Lourdes.
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Esa extraña virtud de la pureza
“Los niños que Dios más quiere son aquellos, de pantalón largo o medias, que en medio del huracán de las pasiones sostienen la llama de la pureza”.
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (653)
Hay palabras que, por su escaso uso o la escasa aplicación práctica de las mismas, pueden acabar por perder el sentido que las diferencia de otras.
De algunas, además, huimos porque significan mucho para lo que es nuestra vida y no estamos dispuestos a que su semilla arraigue en nuestra tierra íntima.
Cuando, por si lo dicho no fuera ya suficiente como para mostrar lo que podemos llegar a ser no siendo lo que debemos ser, uno de los vocablos a los nos referimos puede mostrar unas claras diferencias entre los discípulos de Cristo y los que no lo son, bien podemos decir que el olvido de los mismos es, básicamente, perjudicial para nosotros. Y nos perjudica porque su puesta en ser nos construye y nos forma.
Por eso cuando, por ejemplo, preterimos la pureza lo único que conseguimos es vaciar nuestro corazón de lo bueno y mejor que Dios nos entrega cuando decide que debemos ser creados, nos crea y nos sostiene; nos crea y nos sostiene, pues tal es la verdad de una realidad, la nuestra, a veces tan alejada del origen eterno de lo que somos.