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16.06.13

La Palabra del Domingo - 16 de junio de 2013

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa.

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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Sabe perdonar a quienes nos ofenden no es que sea algo importante sino que, de no hacerlo, no somos, sencillamente, cristianos.

Lc 7, 36-8,3

36 Un fariseo le rogó que comiera con él, y, entrando en la casa del fariseo, se puso a la mesa.


Biblia

37 Había en la ciudad una mujer pecadora pública, quien al saber que estaba comiendo en casa del fariseo, llevó un frasco de alabastro de perfume,
38 y poniéndose detrás, a los pies de él, comenzó a llorar, y con sus lágrimas le mojaba los pies y con los cabellos de su cabeza se los secaba; besaba sus pies y los ungía con el perfume.
39 Al verlo el fariseo que le había invitado, se decía para sí: «Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que le está tocando, pues es una pecadora.»

40 Jesús le respondió: «Simón, tengo algo que decirte.» El dijo: «Di, maestro.»
41 Un acreedor tenía dos deudores: uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta.
42 Como no tenían para pagarle, perdonó a los dos. ¿Quién de ellos le amará más?»
43 Respondió Simón: «Supongo que aquel a quien perdonó más.» El le dijo: «Has juzgado bien»,
44 y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y no me diste agua para los pies. Ella, en cambio, ha mojado mis pies con lágrimas, y los ha secado con sus cabellos.
45 No me diste el beso. Ella, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies.
46 No ungiste mi cabeza con aceite. Ella ha ungido mis pies con perfume.
47 Por eso te digo que quedan perdonados sus muchos pecados, porque ha mostrado mucho amor. A quien poco se le perdona, poco amor muestra.»
48 Y le dijo a ella: «Tus pecados quedan perdonados.»
49 Los comensales empezaron a decirse para sí: «¿Quién es este que hasta perdona los pecados?»
50 Pero él dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado. Vete en paz.»


1 Y sucedió a continuación que iba por ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Nueva del Reino de Dios; le acompañaban los Doce,
2 y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios,
3 Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes, Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.

COMENTARIO

Ley de Dios y perdón del Padre

En el tiempo en el que Jesús predicaba había muchas personas, de entre ellas muchas eran poderosos de su tiempo, que quería conocer cuál era la doctrina de aquel Maestro que maravilla allá por donde iba pasando. Por eso aquel fariseo lo invitó a comer. Pero, seguramente, no esperaba que, en efecto, Aquel a quien invitaba le iba a dar una lección de amor que no olvidaría nunca.

Cuando aquella mujer, considerada por todos como pecadora (dice el texto que era una “pecadora pública”) entre en aquel lugar, muchos de aquellos puritanos de la fe judía se debieron sentir muy molestos. No entendían cómo se atrevía una persona como aquella a mancillar aquel recinto. Sin embargo, no dice el texto que nadie le dijo que se fuera porque, seguramente, sabían que a Jesús no le gustaría, para nada, una actitud semejante.

Y así fue.

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