InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Enero 2013, 29

29.01.13

Un amigo de Lolo - ¡Qué cerca está Dios! : Dios está y Dios nos llama

Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa
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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

“Dios”, puedes pedir, “dame fuerza para que el escrúpulo espiritual no se adueñe de mi corazón”. Seguro que es una buena forma de empezar a corregir tal forma de comportamiento

Y, ahora, el artículo de hoy.

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

“¡Dedo de Dios, pulsando sin interrupción el timbre de nuestro corazón! ”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (817)

¡Qué cerca está Dios! - Dios está y Dios nos llama

Así dicho puede parecer, en exceso, críptico, porque no revelamos más que tales dos, consideradas por nosotros los creyentes, verdades. Sin embargo, es bien cierto que Dios está cerca y que, también, llama a nuestro corazón con ansia de Padre.

Dios deja en nuestra vida, en nuestra existencia en nuestro paso por el mundo, unas huellas que, a veces, no vemos y que, otras veces, no queremos ver.

Cuando no vemos su paso por nuestro ahora suele ser porque no le miramos, porque no conversamos con el Creador o porque de la oración hemos hecho un remedo de sucedáneo de relación con Quien nos creó y nos mantiene. En el fondo pudiera dar la impresión de que no creemos en Nuestro Señor y, en realidad, queremos que así siga siendo mientras mantenemos la ficción (el cumpli-miento) que tantos corazones ha ido forjando a lo largo de la historia de la salvación.

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