Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.
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Digo, nada más empezar, que tengo gran respeto por la orden de los Dominicos por lo que son y lo que hacen pero hay cosas que, por ser muy personales (por quien las dice) no pueden empañar al resto de hermanos en la fe que pertenecen a la orden fundada por Santo Domingo de Guzmán allá por los albores del siglo XIII.
Pero, por eso mismo, voy a lo que voy.
Sobre Frei Betto, dominico, me sentí en la obligación de escribir, en una ocasión, esto que sigue. Se titulaba “Frei Betto: abortista a ratos”:
Frei Betto: abortista a ratos
“Muchas veces recuerdo una frase, totalmente acertada, de Jesús de Nazaret, sobre la perseverancia en la fe y, sobre todo, sobre la contundencia de lo que se cree.
Aquello de “donde sea sí que sea sí y donde sea no, sea no” viene, ahora mismo, en aplicación exacta y necesaria para lo escrito por alguien que, se supone, es discípulo de Cristo.
Frei Betto “Dominico, por más señas, teólogo de la liberación como identidad”, como en una ocasión lo encontré definido, ha venido a expresar lo que, exactamente, cree él mismo y, por extensión segura, el resto de personas que, como él, apoyan cierto sentido extraño de la “teología cristiana”.
En un, digamos, artículo, que Religión Digital (¡Que boda sin la tía Juana, podríamos decir!) ha dicho no pero sí. Es decir, todo lo contrario de lo dicho por Su Maestro Jesucristo.
¿Es, eso posible?
Cuando se tiene una doble moral, torticera y perversa, sí.
Por mucho que se disimule por su presunto apoyo a los pobres de la tierra, no deja de ser curioso que sobre el aborto se manifieste de una forma tan alejada de la doctrina de la Iglesia católica a la que, sin duda, no debería pertenecer.
“Aunque soy contrario al aborto, admito su discriminalización en ciertos casos, como el de estupro”
Todo lo demás es mero disimulo de lo dicho porque, en realidad, cuando alguien dice que en determinadas situaciones entiende que es posible admitir el aborto es que, seguro, las admitiría en otras que pudieran surgir sobre la marcha y que fueran convenientes para su maleable y adaptable teología.
Por eso es mero disimulo cuando dice que “A lo largo de la historia la Iglesia Católica nunca llegó a tener una postura unánime y definitiva con respecto al aborto”
Esto es mera ilusión porque si no se tuvo claro ahora sí se tiene claro que el aborto es inadmisible.
Es mero disimulo cuando dice que “San Agustín (s. 4º) admite que sólo a partir del día 40 después de la fecundación se puede hablar de persona. Santo Tomás de Aquino (s. 13) reafirma no reconocer como humano el embrión que todavía no tiene 40 días, que es cuando le es infundida el ‘alma racional’”.
Y esto es totalmente absurdo porque el desarrollo de la ciencia en aquellos siglos no es comparable al de ahora. Ahora se sabe que el ser humano lo es desde la fecundación; que es un ser distinto de la madre que lo lleva en su seno.
Por tanto, utilizar tal pensamiento es absurdo.
Es, también, mero disimulo cuando dice que “Roma está contra el aborto por considerarlo la supresión voluntaria de una vida humana. Principio que no siempre la Iglesia aplicó con igual rigor a otras esferas, pues defendió el derecho a que los países adoptaran la pena de muerte, la legitimidad de la ‘guerra justa’ y la revolución popular en caso de tiranía prolongada e inamovible por otros medios (Populorum Progresio)”
Y esto es, simplemente, una forma absurda de pensar porque es evidente que no es lo mismo suprimir una vida humana en el caso del aborto con suprimirla en los casos de pena de muerte o el en caso de tratarse de una “guerra justa”. A esto se le puede llamar, simplemente, pensamiento demagógico.
Además, por si lo dicho no fuera, ya, suficiente, habla de “gravidez indeseada” por parte de la niña de 9 años.
Sin embargo, por muy poco deseado que sea el embarazo nada de culpa tienen los dos seres humanos que podían haber nacido. Para ellos no podía haber expresión de deseo de nacer o no porque su naturaleza les impelía a nacer.
Para tales nasciturus su necesidad de vivir era imperiosa y era a lo único que podían agarrarse como a un clavo ardiendo.
Sin embargo, para personas como Frei Betto eso no importa porque lo que resulta comprensible es que la madre no deseara tener aquellos hijos fruto de un delito pero que, en realidad, sería un delito lo cometido por el hombre que fecundó a la niña pero el mismo fruto no es ningún delito sino, al contrario, el resultado de un devenir natural.
Por tanto, es fácil entender que el delito ha de ser castigado pero el castigo no ha de recaer, además, sobre los nasciturus que no llegaron a nacer.
Y esto por mucha comprensión que puedan tener personas como Frei Betto, abortista a ratos, no es posible defenderlo desde un punto de vista cristiano.
Además, ¿Cuándo el deseo de gravidez puede justificar la muerte del ser humano que iba a nacer?
A eso se le llama, sencillamente, hedonismo y la postura de Frei Betto, puro relativismo.
Pero como la cabra (con perdón) siempre tira al monte, ha vuelto a manifestarse de una forma un tanto regular y, en efecto, a echarse al monte de la realidad soñada.
Al parecer, Frei Betto, que debe andar, espiritualmente hablando, allá por la inopia de Cuba o la Babia de aquella isla, ha dicho algo así como que “La revolución cubana es una obra evangélica”. Preguntado por la causa de tan extraña cosa ha dicho:
“Porque precisamente en el Evangelio en el capítulo 25 de San Mateo, es en el que se pregunta Jesús ¿quién habrá de salvarse?, y él contesta: quien ha dado pan a quien tiene hambre, quien a ha dado salud a quien está enfermo”
Es decir, que al paraíso del hambre lo llama obra evangélica y que al sitio donde deben andar, en materia de salud, allá por los años 60 de este siglo, tiene a bien llamar obra evangélica. Seguramente se refiere, Frei Betto a aquello que dijo Jesús de que a los pobres siempre los íbamos a tener con nosotros (Jn 12,8) y no hay duda de que en Cuba, de los Castro y los individuos como Betto, pobres, lo que se dice pobres, debe haber bastantes.
Seguramente, también le parecerá que en Cuba existe un respeto exquisito a la libertad de expresión y que la dictadura comunista (¡comunista!) es el ejemplo a seguir para el pueblo de Dios porque la cree tan evangélica.
Sin embargo, estos titulares desmienten una mentira tan grande y tan flagrante:
“Cuba detiene a 70 integrantes de las Damas de Blanco en vísperas de la visita del Papa”
“Las Damas de Blanco cubanas denuncian la detención de su portavoz y de otras integrantes”.
“El Gobierno no quiere que las Damas de Blanco del interior asistan a misa”. Se refiere, claro, al cubano.
Y, por si fuera poco, parece que una agenda “muy apretada” de Benedicto XVI, no le permitirá recibir a las Damas de Blanco.
Francamente, no está nada bien que le dejen hacer la agenda del Papa a individuos de la calaña de Frei Betto o similares y que, con ella, se intente contentar al dragón que, como es sabido, tiene la naturaleza que tiene y, en cuanto el Papa salga volando hacia Roma seguirá quemando al pueblo que tiene dominado con el miedo hasta que el mismo lo encierre en la prisión de su historia de la que no salga jamás.
Por cierto, ¿los frailes dominicos no suelen llevar puesto el hábito de vez en cuando?
Post-post
No me resisto a reproducir, aquí mismo, el artículo que ha escrito Yoani Sánchez, a la sazón Licenciada en Filología, residente en La Habana y luchadora incansable contra la realidad que tanto admira Frei Betto. Se titula “Señales”:
“Se derrumba la escalera de un edificio en la misma esquina donde se declaró el carácter socialista de la revolución. Un grupo de trece personas desesperadas ocupa la Iglesia de la Caridad en Centro Habana y son sacadas a la fuerza durante la madrugada. La televisión muestra un reportaje sobre los puentes vandalizados por gente que los desmonta para construirse casas. El arzobispado publica una nota en el periódico del Partido Comunista, con un tono que emula al de los editoriales oficiales. La papa sigue apareciendo sólo esporádicamente en las tarimas de los agromercados y aumenta su precio en las redes ilegales. Un músico de hip hop es detenido por protestar contra el trato escolar dado a su hijo y se lleva una foto de Camilo Cienfuegos de la entrada del colegio. El Cardenal hace una alocución en el horario estelar de la programación, en la misma fecha que 55 años antes un joven entraba a la fuerza en una emisora radial.
Hugo Chávez pasa el postoperatorio en Cuba rodeado de secretismo y rumores de una vuelta al Período Especial. Se presenta libro de Fidel Castro con intelectuales latinoamericanos, gastándose en sus miles de ejemplares el papel destinado a la producción anual de toda una editorial. Un médico se declara en huelga de hambre para que le restituyan su derecho a curar pacientes. La ‘ciberguerra’ llega a paroxismos increíbles y maneja las redes sociales sólo como arma de lucha o como enemigo a derrotar. Un hombre con un teléfono móvil filma un incendio y después la policía le confisca el aparato por mostrar “el lado feo de las cosas”. En medio de la batalla informativa contra el secretismo, una periodista arremete contra quienes compran enormes cantidades de galletas y pastas para revenderlas. El invierno le dice adiós a La Habana sin apenas habernos dejado sacar los abrigos. Se anuncia que un cocodrilo exportado ilegalmente regresará a nuestra Isla desde Italia en la misma comitiva donde viajará el Papa.
Y yo me pregunto: ¿Todas estas señales, estos sucesos, son indicios de final o de principio? ¿Nos estamos volviendo todos locos o es sólo ahora que hemos alcanzando la cordura?”
Para que luego digan algunos no sé qué de cubas evangélicas.
Eleuterio Fernández Guzmán
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