InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Enero 2012, 30

30.01.12

Serie Mandamientos de la Ley de Dios - 7º.- No hurtarás

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Diez Mandamientos

RAZÓN DE LA SERIE:

Los Mandamientos de la Ley de Dios vienen siendo, desde que le fueron entregados a Moisés (Éxodo 20, 1-17) en aquella tierra inhóspita por la que deambulaban hacia otra mejor que los esperaba, una guía, no sólo espiritual, que el ser humano ha seguido y debe seguir. Quien quiera ser llamado hijo del Creador ha de responder afirmativa a Cristo cuando le diga, como al joven rico (Mc 10, 19) “ya sabes los mandamientos…” y ha de saber que todo se resumen en aquel “Quien ama, ha cumplido toda la ley” que dejara escrito San Pablo en su Epístola a los Romanos (13,8).

Por otra parte, los Mandamientos, doctrinalmente así se entiende, están divididos, o podemos así entenderlo, en dos grandes grupos: el primero de ellos abarca los tres primeros que son referidos, directamente a Dios y que se resumen en el “amarás a Dios sobre todas las cosas”; el segundo abarca el resto, 7, referidos, exactamente, a nuestra relación con el prójimo y que se resumen en el “amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

Tenemos, pues, que traer a nuestra vida ordinaria, el espíritu y el sentido exacto de los 10 Mandamientos de la Ley de Dios para no caer en lo que San Josemaría refiere en “Amar a la Iglesia” (El fin sobrenatural de la Iglesia, 11) cuando escribe que “Se rechaza la doctrina de los mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, se tergiversa el contenido de las bienaventuranzas poniéndolo en clave político-social: y el que se esfuerza por ser humilde, manso, limpio de corazón, es tratado como un ignorante o un atávico sostenedor de cosas pasadas. No se soporta el yugo de la castidad, y se inventan mil maneras de burlar los preceptos divinos de Cristo.

Seamos, pues, de los que son llamados humildes, mansos y limpios de corazón y traigamos, aquí, el sentido que la norma divina tiene para nosotros, hijos del Creador. Sabemos lo que nos espera, en la vida eterna, en tal caso.

7º.- No hurtarás

No hurtarás

Sabemos que hurtar es causar daño al prójimo tomando o reteniendo bienes que le son propios. Se hace, además, contra la voluntad del legítimo propietario pero sin causar daño en aquello que se hurta ni, tampoco, a las personas a las que se les hurta.

Pero, aunque se haga sin causar más estrago que el propio de privar de algo ajeno al prójimo, no extraña que tal forma de proceder sea contemplada en el Catálogo normativo de Dios de una forma no permitida. Sin embargo, como pasa en todos los Mandamientos de la Ley de Dios, su sentido va más allá de la letra de los mismos pues también la conducta incumplidora del ser humano de lo dicho por el Creador, es diversa y tiene, siempre, mucha imaginación para tergiversar lo que es la voluntad de Dios.

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