InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Noviembre 2008, 29

29.11.08

Juan Pablo II Magno - Justicia

JPIIM

La Justicia es, digamos, una virtud que toda sociedad debe llevar a cabo y que cada persona, a título personal, ha de querer para su vida y, también, para la vida de los demás.

Es, por decirlo así, un anhelo.

Juan Pablo II Magno entendió, a la perfección, qué significa el término “Justicia”. Así, “El compromiso a favor de la Justicia debe estar íntimamente unido con el compromiso a favor de la paz en el mundo contemporáneo” (Encíclica Laborem exercens (2), de 1981)

Por tanto, no podemos desligar lo que significa la Justicia de la paz porque, al fin y al cabo, sin la primera difícilmente puede darse la segunda o, si se da, es una mera apariencia.

Pero la Justicia no es algo que, en sí misma, se encuentre aislada del resto de comportamientos que, en sociedad, pueden darse. Por eso, y para eso, “Un presupuesto esencial del perdón y de la reconciliación es la justicia, que tiene su fundamento último en la ley de Dios y en su designio de amor y de misericordia sobre la humanidad.1 Entendida así, la justicia no se limita a establecer lo que es recto entre las partes en conflicto, sino que tiende sobre todo a restablecer las relaciones auténticas con Dios, consigo mismo y con los demás. Por tanto, no hay contradicción alguna entre perdón y justicia. En efecto, el perdón no elimina ni disminuye la exigencia de la reparación, que es propia de la justicia, sino que trata de reintegrar tanto a las personas y los grupos en la sociedad, como a los Estados en la comunidad de las Naciones. Ningún castigo debe ofender la dignidad inalienable de quien ha obrado el mal. La puerta hacia el arrepentimiento y la rehabilitación debe quedar siempre abierta” (Jornada Mundial de la Paz, 1997)

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