El frenesí de los matarifes en el aborto

Estamos más que seguros que la Venerable Marta Robin, francesa hermana nuestra en la fe católica, no se molestará en el Cielo porque utilicemos hoy su tiempo y día para publicar algo que tiene que ver lo que ahora decimos. Por eso estamos seguros de que rogará a Dios por las almas de las que ahora hablamos.

Nadie puede asegurar que la cosa no sea un montaje porque, como sabemos, de todo hay en la viña del Señor, incluso, sarmientos podridos.

Nos referimos a la imagen que ilustra estas letras.

Como es más que conocido, el ser humano es capaz de lo bueno, de lo mejor y de lo que va más allá de lo mejor. Así, por ejemplo, desde el ordinario auxilio a quien necesita que le echen una mano (por una mala racha económica o por haberse tropezado en la calle y haber dado con su cuerpo en el suelo) hasta el caso de dar su vida por otro y, también, por su fe, no podemos negar que sí, que abunda y más que abunda el buen comportamiento de los hijos de Dios.

Dios, nuestro Creador, queremos creer que, partiendo de un santo Corazón como el suyo y con Amor que fue tan grande como para crear todo de la nada e, incluso, mantenerlo hoy día, nada malo puede hacer porque sería actuar en contra de su propio ser y eso, espiritualmente o el “mente” que sea ni es posible, ni es esperable ni se va a dar nunca.

Eso lo tenemos claro. Y es que es algo que podemos apreciar cada día que respiramos en el mundo y no se trata de la manifestación de hijos que quieren a su Padre sin pensar nada más ni en nada más.

Este es un principio que sostenemos porque es cierto.

Eso mismo pasó con nuestros Primeros Padres. Adán y Eva fueron creados buenos pero prefirieron pecar y no confiar en Dios y, con ello, no sólo murieron, con el tiempo, ellos mismos sino que introdujeron a la muerte en el mundo. Y no podemos negar, que por un simple bocado a una fruta, prohibida, el fruto nigérrimo fue de lo más abundante…

Pues bien, si el ser humano es bueno, así, en general, también, en particular, es malo y más que malo.

Bien sea por dejarse tentar por el Maligno y procurar la entrada en su negro reino, bien sea por buscar novedades donde hay simples realidades que se deben respetar o bien ser por lo que sea que haya en el cerebro de más de un ser humano, lo bien cierto es que malos, lo que se dice malos, en el mundo, hay más que muchos. Y eso es algo que se comprueba tan fácilmente como mirarnos a nosotros mismos en muchas ocasiones…

Bueno. A lo que vamos.

La imagen que ilustra este artículo, decimos arriba, puede ser algo manipulado porque, si no lo es, ¿qué podemos pensar a tal respecto? ¿Puede la maldad del ser humano llegar a tanto?

Al parecer, no es suficiente con cortar la vida de un ser humano que, a poco que se le deje vivir, vivirá, sino que hay que dar un paso más hacia el abismo del que tanto habla el salmista y que tiene que ver, creemos, con el mismo Infierno.

Según hemos podido leer hay quien tiene la intención de, ¡ojo con esto!, comerse al ser humano abortado.

En realidad, esto no es que vaya contra tal ser humano (que ya tiene bastante con ver la luz del día) sino que va contra la propia humanidad que ha de tener, al menos, un mínimo instinto de supervivencia como lo tiene otra especie irracional de las que en el mundo hay y existen.

No dirán ustedes que esto no les produce una terrible pena y un terrible pensar que las cosas ya no pueden ir a peor si se dan este tipo de comportamientos en una sociedad que se dice avanzada y, es más, “progresista”, en un progreso que ya sabemos hacia dónde va y hacia qué terrible fuego la espera allí donde va.

Podemos decir que no hay palabras que puedan llegar a contener la falta de comprensión para todo esto y, ni siquiera, los motivos que pueden llevar a alguien que, además de haber procurado la muerte quieren hacer desaparecer el sujeto de sus malas acciones de una forma tan inhumana.

Los matarifes que procuran el aborto no son, por supuesto, sólo aquellos que se amparan en leyes, en lo políticamente correcto o en la mala excusa que sea, para socavar la existencia del nasciturus con toda la alevosía del mundo, con los instrumentos más dispares y con toda la falta de vergüenza. No. Lo son también todos aquellos que hacen, o dicen que van a hacer, algo como comerse al ser humano abortado. Y es que, si lo hacen por hacer alguna gracia, ¡maldita la gracia que eso tiene!, y si lo hacen por aparentar ser lo que no son… entonces deberían hacérselo mirar porque sus mentes no están para muchos trotes.

Queda, sin embargo, la posibilidad de que sí, de que lo hagan, lo hayan hecho o lo vayan a hacer de verdad. Entonces, tan sólo nos queda pedir a Dios por las almas de estos desalmados y para que la condena eterna que les espera sea lo más dura posible como su actuación lo ha sido.

Y sabemos que Dios es justo. Y eso les debería hacer pensar, al menos, un segundo antes de hacer según qué cosas.

 

Padre Dios, perdónalos porque no saben lo que hacen.

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos. 

Panecillo de hoy: 

Hay muchas personas a las que Dios debe perdonar más que mucho.

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.  

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