Pro Multis: ¿Murió Cristo por todos para que todos se salven?

Cielo e Infierno

El que esto escribe ni es teólogo ni nada por estilo sino, tan sólo, un simple fiel católico que, como tal, gusta de conocer aquello que tiene relación con su fe.

Hay cosas que son importantes tener conocimiento de ellas porque, de no hacerlo, es posible que tengamos de lo que creemos un sentido tergiversado que es lo mismo, exactamente lo mismo, que no tener ninguno.

Así, por ejemplo, si no sabemos (por las causas que sean) que se ha cambiado cierta expresión de una oración y que el formato nuevo es el que es podemos estar orando de forma inadecuada.

Es posible que alguien pueda sostener que esto no tiene tanta importancia pero, ¡qué quieren que les diga!, los fieles sencillos queremos que nuestra fe, que es sencilla, sea la que tiene que ser y no otra.

Pues bien, hay un tema que es importante. Al menos, eso me parece a mí. Se trata de si Cristo murió por toda la humanidad o, sólo, por muchos de los miembros de tal humanidad.

A eso se le llama el caso del “Pro Multis” y encierra algo crucial de nuestra fe en Dios Todopoderoso y en las razones por las que envió a su Hijo al mundo para que muriera como murió.

Resulta ser (como diría aquel) que, en efecto, Jesús murió en la cruz por toda la humanidad. Es decir, Dios, Creador y Padre de Cristo no podía querer que no se salvase parte de la humanidad pues toda ella parte de su corazón y a toda crea y mantiene.

Y eso es bueno porque supone, desde tal principio, que la voluntad del Todopoderoso es la que y que tiene relación con el hecho de que todos podemos volver junto al Padre.

Pero, como suele decirse, las cosas no son siempre como nos gustaría que fuesen. Y este es uno de tales casos.

Por eso, a que Jesús murió por toda la humanidad, se le llama “redención objetiva” y supone, efecto, que murió por todos. Así de fácil de entender pues Jesús murió, cumpliendo la voluntad del Padre (ahí está Getsemaní) por cada uno de los miembros de la humanidad.

Esto les hace ver a los protestantes que todos, todos, estamos salvados automáticamente. ¡Hala!, todos al Cielo sin mayor trámite que tenga relación con lo que cada cual cree y acepta.

Pero luego está la que nos sirve a parte de tales “todos”. Se le llama “redención subjetiva” tiene mucho que ver con nuestra salvación.

Quien tiene fe y acepta a Cristo como Hijo de Dios y como Salvador de la humanidad, lo confiesa como Dios hecho hombre y sigue su vida cumpliendo el “trámite” de la fe y las obras, tal persona se salvará; en efecto, se salvará.

Pero esto lo dice mucho mejor (¡donde va a parar!) el Concilio de Trento. En el decreto sobre la justificación dice, en un momento determinado, acerca del “muchos” y del “todos”:

”Más, aun cuando Él murió por todos (2 Cor 5, 15), no todos, sin embargo, reciben el beneficio de su muerte, sino sólo aquellos a quienes se comunica el mérito de su Pasión. En efecto, al modo que realmente si los hombres no nacieran propagados de la semilla de Adán, no nacerían injustos, como quiera que por esa propagación por aquél contraen, al ser concebidos, su propia injusticia; así, si no renacieran en Cristo, nunca serían justificados (Can. 2 y 10), como quiera que, con ese renacer se les da, por el mérito de la Pasión de Aquél, la gracia que los hace justos. Por este beneficio nos exhorta el Apóstol a que demos siempre gracias al Padre, que nos hizo dignos de participar de la suerte de los Santos en la luz (Col. 1, 1), y nos sacó del poder de las tinieblas, y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, en el que tenemos redención y remisión de los pecados (Col 1, 13 s).

Pero, por ejemplo, el P. Royo Marín, en su libro “¿Se salvan todos?” nos dice que:

“La doctrina de la salvación final de toda la humanidad, incluyendo a los mismos demonios y hombres impíos (apocatástasis panto de Orígenes), fue expresamente condenada por la Iglesia como manifiestamente contraria a la divina revelación. He aquí el canon reprobatorio promulgado por el papa Vigilio el año 543: ‘Si alguno dice o siente que el castigo de los demonios o de los hombres impíos es temporal y que en algún momento tendrá fin, o que se dará la reintegración de los demonios o de los hombres impíos, sea anatema’ (DENZ. 211).”

Y un poco más abajo, esto otro:

“La Sagrada Escritura, en efecto, habla en infinidad de lugares del castigo eterno de los réprobos y no es lícito abrigar sobre ello la menor duda. El mismo Cristo, al describir con todo lujo de detalles la imponente sentencia del juicio final, nos dice que dirá a los que estén a su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre; tomad posesión del reino preparado para vosotros’. Y a los de la izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno, preparado para el demonio y sus ángeles’ (Mt 25,34-41). Cristo no nos dice cuántos serán los que estarán a su derecha o a su izquierda, pero sí que habrá representantes a ambos lados. Afirmar, por consiguiente, la salvación universal de la humanidad, sin ninguna excepción, contradice abiertamente las palabras de Jesucristo y está en absoluto fuera de las perspectivas de la doctrina del Evangelio’”.

¿Lo ven ustedes?

Cristo muere por todos pero se salva quien, en realidad, cree que murió por todos y se convierte. Y eso debería hacer pensar, a más de uno, al respecto, por ejemplo, de que no haya condenación eterna y, luego, a actuar en consecuencia.

De todas formas, es muy cierto que sobre este tema hay mucho escrito; y mucho bueno y benéfico para nuestra alma. Pero baste lo apenas aquí traído para que cada cual se forme una idea acerca de lo que cree y lo que, a lo mejor, debería creer.

Eleuterio Fernández Guzmán

El Pensador

La Editorial Stella Maris convoca el I Premio de Ensayo REVISTA EL PENSADOR.

Las bases son las que siguen:


1.- Editorial Stella Maris convoca el I Premio de Ensayo REVISTA EL PENSADOR, conforme a las presentes bases.

2.- Podrán concurrir al Premio cualesquiera obras inéditas de ensayo, en lengua castellana, cuya temática verse sobre “De Franco a hoy: evolución de España desde 1975 a 2013″ desde el punto de vista social, cultural y/o moral. Esta temática podrá ser abordada en conjunto o desde cualquier aspecto concreto.

3.- Las obras tendrán una extensión mínima de 150 páginas y máxima de 300. La tipografía a utilizar será el Times New Roman, tamaño 12, espaciada a 1,5. Se presentarán dos copias impresas en papel y se adjuntará una copia en formato word.

4.- Los autores, que podrán ser de cualquier nacionalidad, entregarán sus obras firmadas con nombre y apellidos, o con pseudónimo.

En el caso de que la obra venga firmada con nombre y apellidos, es obliga-torio incluir fotocopia del documento oficial de identidad, una hoja con los datos personales (nombre y apellidos, dirección postal, teléfono y email), un currículum vitae detallado del autor, así como un certificado firmado en donde se haga constar que la misma es propiedad del autor, que no tiene derechos cedidos a o comprometidos con terceros y que es inédita.

En el caso de que la obra sea presentada bajo pseudónimo, se incorporará una plica (con el título de la obra y el pseudónimo utilizado), en cuyo interior se incluirá la documentación referida en el párrafo anterior. Las plicas sólo serán abiertas en el caso de que la obra fuera premiada. En caso contrario serán destruidas junto a los originales presentados.

5.- Se admite la presentación de obras colectivas, pero en este caso el premio se repartirá a prorrata entre los autores. Y la documentación exigida en la cláusula anterior regirá por cada uno de ellos.

6.- Las obras presentadas al Premio no podrán ser editadas, reproducidas, cedidas o comprometidas con terceros, hasta el fallo definitivo. El ganador y, en su caso, los accésits ceden, por el mismo acto del fallo y de manera inmediata, los derechos exclusivos y universales de edición durante quince años a favor de Stella Maris.

Ninguna obra presentada al Premio podrá ser retirada del concurso hasta el fallo del Jurado.

7.- El Premio consistirá en:
* 6.000 euros en concepto de anticipos de derechos de autor.
* Publicación de la obra en una de las colecciones de Stella Maris.
* El 7% sobre las ventas, en concepto de derechos de autor.

8.- El Premio puede ser declarado desierto. Asimismo puede otorgarse un Accésit por cada una de las siguientes modalidades: Ciencias Sociales, Cultura y Filosofía.

El premio de cada accésit será un diploma acreditativo. Stella Maris se reservará el derecho de publicación de cada accésit y, en este caso, el otorgamiento de un 7% sobre ventas en concepto de derechos de autor.

9.- El plazo máximo de presentación de obras que opten al Premio comienza el 1 de febrero y finaliza el 29 de diciembre de 2014 a las 24 horas.
Las obras deberán presentarse por correo certificado a la siguiente dirección:

Stella Maris
(PREMIO “REVISTA EL PENSADOR")
c/. Rosario 47-49
08007 Barcelona

10.- El Jurado estará compuesto por cinco profesores universitarios e intelectuales de reconocido prestigio, designados por Stella Maris. La composición del Jurado se hará pública al mismo tiempo que el fallo del Premio.

11.- El premio será fallado el 27 de febrero de 2015 y será publicado al día siguiente, comunicándose directamente además al ganador y accesits. El fallo del jurado será inapelable.

Las obras no premiadas serán automáticamente destruidas y no se devolverán en ningún caso a sus autores. Stella Maris no están obligados a mantener correspondencia con ninguno de los aspirantes al Premio.

12.- La concurrencia al Premio implica la aceptación expresa de las presentes bases de convocatoria.

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Por la libertad de Asia Bibi.
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Por el respeto a la libertad religiosa
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Salvación eterna, sí. Pero, también, condenación eterna.

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Para leer Fe y Obras.
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2 comentarios

  
DavidQ
Dios quiere que todos se salven. Pero con uno que no se salve, Su sacrificio ya no es "por todos".

Obviamente que lo importante para cada uno es salvarse. Como humanidad, la clave está en la voluntad particular ("libre albedrío"). Si TODOS, forzosamente TODOS estuviéramos "salvos", de nada valdría nuestra voluntad, seríamos esclavos robóticos de un dios titiritero. Si por el contrario, en la salvación interviene nuestra voluntad, por miserable e insignificante que sea, somos hijos de un Dios amoroso. La implicación para nosotros es enorme.

Desde el punto de vista divino, es mayor sacrificio morir "por muchos" que "por todos". Salvar a todos al estilo deus ex machina es fácil, se hace por simple decreto, así de un plumazo el pecado desaparece, que cada quien haga lo que quiera que no hay castigo ni reglas que cumplir. Salvar a muchos requiere discernimiento, juicio, sacrificio. Duele horriblemente ver a un hijo perderse teniendo a mano todos los medios para salvarle.

Así pues, "pro multis" refleja mucho más amor que "por todos", aunque pudiera parecer lo contrario.
15/05/14 5:41 AM
  
Vicente
Cristo murió por todos, para que todos nos salvemos.
Pero para salvarte debes creértelo y vivirlo.


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EFG



Amén.
15/05/14 9:23 PM

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