La Palabra del Domingo - 21 de marzo de 2010 - ¿Quién tira la primera piedra?

biblia

Juan 8, 1-11: El que esté sin pecado, que le tire la primera piedra

1 Mas Jesús se fue al monte de los Olivos. 2 Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. 3 Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio 4 y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. 5 Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» 6 Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. 7 Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.»
8 E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.
9 Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.
10 Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?»
11 Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.»

COMENTARIO

Tirar la primera piedra

1.-Suele ser muy dado a todo tipo de pensamientos el dirigirse, sobre otros, de una forma, digamos, juzgadora y ver, en las vidas de los demás, algo malo o negativo. Eso les pasaba a aquellos que, piedras en la mano, esperaban su turno para lapidar a la mujer a la que Jesús miraba.

2.-Como era de esperar la respuesta de aquellos que preguntan al Maestro no iba a ser la que esperaban para ver, sobre todo, si lo cogían en algún tipo de renuncio legal, doctrinal o religioso.

3.-A punto estaban de apedrearla porque el sentido que, de la Ley de Dios, habían ido elaborando a lo largo de los siglos, imponía un castigo absolutamente desorbitado para la comisión de adulterio: la muerte por lapidación lo cual no guardaba demasiada relación con lo llevado a cabo.

4.-Merecían, por lo tanto, una lección de misericordia que no olvidaran jamás y que, además, les fuera dada por la misma persona a la que preguntaban.

5.-Jesús les ofreció la posibilidad de tirar, sobre la mujer, las piedras que llevaban en sus manos. Era, por decirlo así, una invitación con trampa porque, para poder llevar a cabo tal acción deberían, antes, revisar sus corazones y ver quiénes no tenían pecado de entre los posibles lapidadores.

6.-Es bien cierto que el pecado original pesaba sobre los corazones de los miembros del pueblo elegido. Siquiera tal pecado ya era imputable a todos. Además de eso más de uno podía estar pensando que en alguna que otra contravención de la Ley de Dios habían incurrido. Ninguno quiso tirar piedra alguna.

7.-Lo más curioso de todo esto es que las primeras personas que se retiraron fueron, precisamente, los más viejos porque habrían acumulado, a lo largo de su vida, más pecados. Eso, al parecer, lo tenían claro. Y actuaron en consecuencia.

8.-La escena, la podemos imaginar, era elocuente: quedaron, a solas, Jesús y la mujer (¿Quizá María Magdalena?) Nadie de aquellos juzgadores de corazones ajenos quedó para oír lo que el Hijo de Dios supo decirle a la que acusaban de adulterio.

9.-Hay algo que, cuando se quiere zaherir a Jesucristo se omite. Se dice que perdonó a una mujer adúltera y que se juntaba con tal tipo de personas. Sin embargo, se omite lo último que le dice que es, en fin, lo mejor de todo: “Vete, y en adelante no peques más”.

Tal consejo que Jesús le da a la mujer no es, sino, la expresión, de lo que debe ser la vida de un cristiano: cuando pecamos, pedimos perdón, nos levantamos y seguimos adelante.

10.-Este episodio se resume en decir que, al igual que respondiera Jesús cuando se le preguntó sobre lo que estaba establecido para poder divorciarse y que no era otra que así se estableció en su tiempo por la dureza del corazón de los miembros del pueblo elegido, también ahora Jesús dice lo que dice aludiendo, sin decirlo, a la dureza del corazón de aquellos que lo escuchaban.

A lo mejor, algún corazón de aquellos que tan duros eran, cambió.

PRECES
Por todos aquellos que miran con corazón duro a los demás.

Roguemos al Señor.

Por todos aquellos que necesitan darse cuenta de su corazón duro.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a no contemplar la vida de nuestros semejantes con un corazón duro sino, al revés, de carne, que sepa perdonar y manifestar misericordia.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalem

5 comentarios

  
Ana
El Señor escribía en el suelo¿Ladrón, adúltero, prevaricador, etc...y todos salieron despavoridos porque los juicios humanos están muy faltos de datos y sólo en dios está la verdad, en un juicio humano Cristo fué condenado.
Es curioso ver que a lo mejor una pandilla de corruptos etc quiere condenar a otro de forma inmisericorde y de forma irreversible. La paja y la viga. Jesús a venido a salvar y muy claramente le pide a la mujer que no vuelva a hacerlo más pero le dice que se vaya en paz porque ha obtenido el perdón
21/03/10 11:03 AM
  
María
Jesús, Señor
Tú eres la palabra de Dios
Tú nos hablas en nombre de Dios
"Dios no quiere la muerte del pecador
sino que se convierta y viva "
Gracias, por tus palabras de perón
"vete en paz y no peques más "
Son bálsamo para el corazón
y nos permite recobrar la esperanza-
21/03/10 3:25 PM
  
cristianomasqueospese
Jesús no la condenó y eso es la idea fundamental de este Evangelio. Enfrentó a los justos acusadores con su pecado y se fueron empezando por los más viejos.
Domesticamos este evangelio, para que no nos haga daño a nuestros castos oidos, claro.
Y la adúltera se fue, como nosotros con su libertad intacta para pecar o no. Pero Jesús no la condena, la anima.



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EFG


Por supuesto que no la acusa y la perdona pero no podemos olvidar que, también, le dice que no peque más.
21/03/10 4:44 PM
  
María
La virtud de la Penitencia interior, a la que se define como " aquella VIRTUD por la que nos convertimos a Dios de todo corazón, detestamos profundamente los pecados cometidos y nos proponmos firmemente ,la enmienda de las malas costumbres, esperanzados por ello de obtener el perdón de la Misericordia Divina
21/03/10 6:06 PM
  
Luis López
Lo que nos muestra este Evangelio es que todos somos pecadores, y por ello todos -adúlteros o no- debemos volvernos a Jesús, quedarnos a solas con Él (en nuestra oración, junto al Sagrario o en el Sacramento de la Confesión), para que ante su presencia y ante su perdón, iniciemos una nueva vida donde ya no vivamos nosotros sino que sea Cristo el que viva en nosotros.

Habría que recordar las durísimas palabras de Hb. 10,26. "Porque si pecamos voluntariamente después de haber recibido el pleno conocimiento de la verdad, ya no hay más sacrificio por nuestros pecados, sino sólo la terrible espera del juicio y el fuego vengativo que ha de devorar a los reberdes".
21/03/10 7:32 PM

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