La Palabra del domingo - 28 de abril de 2019
Jn 20 19-31
“19 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: ‘La paz con vosotros.’ 20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. 21 Jesús les dijo otra vez: ‘La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.’ 22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: ‘Recibid el Espíritu Santo. 23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.’
24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: ‘Hemos visto al Señor.’ 25 Pero él les contestó: ‘Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.’
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: ‘La paz con vosotros.’ 27 Luego dice a Tomás: ‘Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.’ 28 Tomás le contestó: ‘Señor mío y Dios mío.’ 29 Dícele Jesús: ‘Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.’ 30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro.
31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.”
COMENTARIO
Y tuvo que aparecerse para que creyeran
El creyente, al parecer, necesita pruebas más que innecesarias para creer. Y eso es lo que les pasa a los que están escondidos por miedo a los judíos.
Y es que para que todo lo que hizo tuviera sentido tuvo que aparecerse, Jesús, a sus discípulos que, con miedo, estaban escondidos. Sólo así comprendieron todos los, para ellos, extraños mensajes que habían recibido de Él y que, en su tiempo, no entendieron.
Y se presentó ante ellos con la paz por delante, como deseándoles lo mejor, la tranquilidad del alma, la mejor forma de manifestarse, la expresión pura y simple de su ser.
Para que acabaran de creer, les enseñó las marcas de su Pasión. Así, todo se cumplía, la comprensión de sus seguidores fue total.
Pero no bastó con esto. Era fundamental que, sobre ellos, exhalara el Espíritu Santo; que, como prometió, fuera conveniente, para ellos que Él se fuera, se marchara al Padre, porque enviaría otro paráclito, otro defensor, ese Espíritu que les iba a guiar, dirigir, marcar el camino hacia Dios.
Y también llevó a cabo el primer envío después de darles a aquel. Una misión: predicar el Evangelio, esa buena noticia que debían de llevar a todos, con el poder de perdonar pecados, y de retener los que creyeran que debían ser retenidos. Todo un poder legítimo, significativo, creador de un nuevo mundo basado en su ejemplo, en su amor, en la Verdad que Él trajo, otros brazos para Dios.
Y como era esencial llevar a cabo una definición, el establecimiento de un concepto claro y diáfano de Fe, lo hace en cuanto Tomás, llamémosle el incrédulo, duda de su presencia ocho días antes, ante sus apóstoles, allí, entre ellos, ante sus hermanos de fe.
25.04.19
J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – La labor impagable de Christopher Tolkien
Es bien cierto que J.R.R. Tolkien, por diversas circunstancias (entre las cuales no fue de poca importancia la perfección que quería imprimir a sus obras) no publicó, en vida, muchas obras de ficción o, digamos, de subcreación.
Sin embargo, no es poco cierto que escribió mucho y más que mucho. Era de esperar que alguien que había colaborado mucho en su trabajo desde bien pequeño (en cada edad, lo suyo, claro está) como es su hijo Christopher se encargara de continuar con la labor de publicación a que su padre no pudo hacer frente.
23.04.19
Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro" – Pecar; el pecado
Presentación
Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.
Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.
Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.
Pecar; el pecado
“El pecado, el mal, el dolor, tienen una humana y tremenda raíz de injusticia que pone en las esquinas el dedo que acusa a todos y cada uno de los hombres. Si redondeáramos nuestro sentido de responsabilidad, todas las lágrimas del mundo no bastarían para borrar ese grito concorde, masivo, alucinante, que sonorizan las gargantas de todos los inútiles del mundo.”
A lo mejor Dios nos castiga por los pecados cometidos. Y es que para el ser humano creyente que forma parte de la Esposa de Cristo (llamada Iglesia católica) no puede haber duda alguna acerca del castigo que, por nuestros pecados, nos merecemos.
Y no vaya a creerse que esto lo decimos a la manera judía de tiempos de Cristo en el sentido de que una persona, cuando padecía un mal era porque había pecado. No. Lo que queremos decir es que podemos ser castigados aunque Dios perdone mucho de lo malo que hacemos.
Pues bien, el Beato Manuel Lozano Garrido, en este texto de “El sillón de ruedas” sabe más bien y tiene más que claro que las cosas son como son y que, además, hace mucho y más tiempo que son como son.
Todos estamos acusados de ser pecadores: unos, porque nos damos cuenta; otros, porque se dan cuenta otros de nuestras caídas y visitas a la fosa de la que tanto habla el salmista.
20.04.19
La Palabra del domingo - 21 de abril de 2019
Jn 20, 1-9
“El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto.’ Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.”
COMENTARIO
¡Resucitó!
No resulta demasiado difícil imaginar la situación en la que, en aquel primer domingo después de la muerte de Jesús, se encontraban sus discípulos más allegados e, incluso, su Madre María.
Lo que había sucedido apenas unos días antes debía ser insoportable para ellos: habían visto entrar en gloria al Maestro en Jerusalén y apenas unos días después lo vieron maltrecho, colgado en una cruz como si se tratase de un malhechor y, para acabarlo de arreglar, muerto sin solución posible…
Eso era lo que pensarían muchos de ellos. Sin embargo, también podemos imaginar que otros creían en lo que les había dicho. Y lo creían porque se había cumplido todo lo que les dijo: lo apresarían y lo condenarían a muerte. ¿Había, pues, alguna razón para que, como les había dicho, no regresara del mundo de los muertos a los tres días?
Y así estarían con su congoja: unos pensando que todo estaba perdido; otros esperanzados.
Pero María de Magdala acudió al sepulcro para ver, quizá, al Maestro o, también, para acabar de arreglar su cuerpo porque es posible que pensara que, con las prisas del viernes, no había sido bien preparado. El caso es que aquella mujer, que tanto amaba al Maestro por lo que había hecho por ella, acude al sepulcro.
18.04.19
Semana Santa: Salvados a cambio de Su Sangre
Sangre y Luz. Así, dicho, son dos palabras que, a lo mejor, poco tienen que ver. Sin embargo, si las miramos desde el punto de vista de la historia de la salvación, es posible que encontremos más de una relación.
Digamos para empezar que eso, la historia que llamamos de la salvación lo es, primero, y tiene, un sentido histórico porque se ha desarrollado a lo largo del devenir de la humanidad; y es de salvación porque ha tenido, como fin, que el ser creado por Dios a su imagen y semejanza se salve. Y si necesitaba salvación era, claro, porque estaba perdido, porque se había salido del camino que el Todopoderoso le había trazado para encontrarse con Él en el Cielo y había estado paciendo, cual oveja díscola, en cualquier otro campo donde la hierba no proporcionaba vida eterna sino, como mucho, un sustento mundano y temporal.
Pero el Plan, así con mayúscula porque es Dios quien lo estableció, debía cumplirse y se iba a cumplir muy a pesar de ciertos comportamientos humanos. Bueno, a lo mejor, por eso mismo…
17.04.19
Semana Santa: con los pies lavados
¿Qué hacemos con la salvación?
Esta pregunta, demasiadas veces, no tiene fácil respuesta; a veces, para según qué espíritus, ninguna. De todas formas, vayamos por partes.
Seguramente no hace falta decir que hoy, además de ser Jueves Santo y, por tanto, podríamos decir en lenguaje moderno, Día Internacional del Amor Fraterno, es el día en el que el Hijo de Dios hizo mucho por sus hermanos los hombres y, en general, por el hombre, creación de Dios hecha a su imagen y semejanza.
Cuando decimos esto último, lo de la “imagen y semejanza”, hay quien cree que eso supone que, como nosotros, los seres humanos, somos como somos, digamos, físicamente, que Dios ha de ser así porque si somos hechos a su imagen y semejanza y así somos… En fin, que así solemos pensar nosotros.
Sin embargo, es más acertado creer que somos imagen y semejanza de Dios no físicamente sino espiritualmente. Y es que como el Creador es espíritu (misterio que ahora ni entendemos ni entenderemos hasta que podamos preguntárselo a Él directamente en el Cielo y se nos expliquen bien las cosas) nosotros somos, sí, imagen y semejanza suya, pero a un nivel no físico sino, más bien, espiritual. Y, entonces, entra en juego, lo que muchas veces no queremos que entre en juego: la Bondad, el Amor, la Misericordia, el Perdón, etc., etc., etc.
16.04.19
Revista “Fe y Obras” - Número 3 - Semana Santa y Pentecostés
“Así también la fe, si no tiene obras,
está realmente muerta” (St 2, 17)
Dando gracias a Dios por la inspiración y por la posibilidad de poder llevar a cabo un proyecto largamente acariciado por este que escribe, traemos hoy a esta casa el tercer número de una Revista católica de título “Fe y Obras”.
ÍNDICE
Carta del Director
Magisterio
Desde la fe
Nuestros mayores en la fe dicen
Habla el Catecismo de la Iglesia Católica
Camino, Verdad y Vida
El libro del cuatrimestre. En este número, los libros.
Oremos
Hasta que Dios quiera
*******
Carta del Director
Estimados lectores:
Una vez ha pasado el tiempo de Cuaresma y, es de suponer, hemos limpiado nuestro corazón lo mejor que hayamos sido capaces de limpiar, llega un tiempo espiritual que es crucial.
Cuando decimos eso, que es crucial, nos referimos que tiene relación perfecta con la cruz o, mejor, con la Cruz., Y nos referimos, claro está, a la de Cristo.
Este tiempo es más que especial. Y es que una semana de gloria como fue aquella en la que el Hijo de Dios entró en la Ciudad Santa, el pasado Domingo, de Ramos, y allí manifestó que era, en efecto, el Mesías y Enviado de parte del Todopoderoso, culminó con un tiempo terrible: el de la muerte de Jesucristo en la Cruz.
Había, sin embargo, esperanza. Y era la que había sembrado Jesucristo cuando dijo que sí, que iba a ser entregado y que iba a morir. Sin embargo, también dijo que iba a resucitar.
Es más que cierto que muchos de aquellos que escucharon eso de la resurrección no acabaron de entender lo que quería decir. Y no es que el pueblo judío no supiera nada sobre tal tema, que sí sabía y había partidarios y contrarios al mismo, sino que no era un tema demasiado fácil siendo, además, muy misterioso.
Pero sí, Jesucristo sería entregado en manos de sus matarifes, moriría y, luego, resucitaría. Y estaría con sus discípulos, aún, algunas semanas más hasta que en un momento concreto y bien determinado, en Pentecostés, enviaría a los suyos a transmitir la Buena Noticia. La Iglesia, luego llamada católica, inició su camino que llega hasta hoy mismo.
Este tiempo, por tanto, es demasiado importante como para que lo olvidemos. Y no lo vamos a hacer, por supuesto.
Eleuterio Fernández Guzmán
14.04.19
Semana Santa: Pasión y salvación
Ayer mismo vivimos, y revivimos, un momento más que importante en la historia de la salvación del ser humano creyente en Dios Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra y de todo lo visible e invisible. Y es que ayer domingo lo fue de Ramos, llamado así por aquellos que tendieron, a su paso hacia la Ciudad Santa, los que también creían en Dios.
Esto lo decimos porque, como ponemos en el título de este artículo, esta Semana, llamada Santa porque lo es, lo es de Pasión pero también es de salvación. Es más, lo primero tiene como fin lo segundo.
Sabemos que resulta muy difícil sostener una cosa y la otra sin que nos dé un vuelco el corazón. Y es que, así como Dios envío a su Único Hijo engendrado y no creado al mundo, estamos más que seguros de que lo hizo en bien de la humanidad que había creado, nada más y nada menos, que a su imagen y semejanza.
Podemos decir, sin temor a equivocarnos, que lo que conocemos de aquellos días, aquella semana de siete días completos que van desde aquella entrada hasta la Resurrección de Nuestro Señor, es no terrible sino, como se suele decir, lo siguiente. Y con eso queremos decir que, en este caso, se supera toda aberración que pudiera ser imaginada y todo maltrato que una mente enferma pudiera crear.
13.04.19
La Palabra del domingo - 14 de abril de 2019
Domingo de Ramos
Lc 23, 1-49
1 Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato.
2 Comenzaron a acusarle diciendo: «Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro
pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey».
3 Pilato le preguntó: «¿Eres tú el Rey de los judíos?» El le respondió: «Sí, tú lo dices».
4 Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «Ningún delito encuentro en este hombre».
5 Pero ellos insistían diciendo: «Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde
Galilea, donde comenzó, hasta aquí».
6 Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo.
7 Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos
días estaba también en Jerusalén.
8 Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle,
por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera.
9 Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada.
10 Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia.
11 Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un
espléndido vestido y le remitió a Pilato.
12 Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados.
13 Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo
14 y les dijo: «Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he
interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de
que le acusáis.
15 Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la
muerte.
16 Así que le castigaré y le soltaré».
18 Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: «¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!»
19 Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato.
20 Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús,
21 pero ellos seguían gritando: «¡Crucifícale, crucifícale!»
22 Por tercera vez les dijo: «Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito
que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré».
23 Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada
vez más fuertes.
24 Pilato sentenció que se cumpliera su demanda.
25 Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a
Jesús se lo entregó a su voluntad.
26 Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo,
y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús.
27 Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.
28 Jesús, volviéndose a ellas, dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por
vosotras y por vuestros hijos.
29 Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no
engendraron y los pechos que no criaron!
30 Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas:
¡Cubridnos!
31 Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?»
32 Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él.
33 Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la
derecha y otro a la izquierda.
34 Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen». Se repartieron sus
vestidos, echando a suertes.
35 Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: «A otros salvó; que
se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido».
36 También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre
37 y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!»
38 Había encima de él una inscripción: «Este es el Rey de los judíos».
39 Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y
a nosotros!»
40 Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma
condena?
41 Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio,
éste nada malo ha hecho».
42 Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino».
43 Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».
44 Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la
tierra hasta la hora nona.
45 El velo del Santuario se rasgó por medio
46 y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: «Padre, en tus manos pongo mi espíritu» y, dicho
esto, expiró.
47 Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: «Ciertamente este hombre
era justo».
48 Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se
volvieron golpeándose el pecho.
49 Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.
COMENTARIO
Unos ramos de gloria y de sangre
Es bien cierto que el Calendario Litúrgico nos tiene reservado para hoy, 14 de abril de 2019, un texto muy extenso que refiere toda la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. Así tiene que ser porque hoy empieza, claro está, la llamada Semana Santa y esto es lo que nos corresponde saber y tener en cuenta.
Sin embargo, nosotros vamos a comentar, en especial, el día de hoy, Domingo de Ramos.
Cuando, cada año, llega un domingo tan especial como es el llamado de Ramos, nos vienen al corazón y a la mente unos momentos muy importantes para la historia de cada uno de nosotros y, en general, para toda la humanidad.
En aquel momento, un hombre entraba en Jerusalén. Lo hacía de una forma poco ostentosa pues entraba en un pobre jumento que no decía mucho, precisamente, de que su reino fuera de este mundo y mostrara, así, su gran poder. Y lo hacía así porque su poder era muy otro y tenía poco que ver con mundanidades y sí con grandes alturas espirituales.
Nada de armas, nada de caballos. Tan sólo los ¡Hosannas! de aquellos que lo recibían como Rey, pero como un tipo de Rey muy distinto a los que se estaba acostumbrado por entonces.
11.04.19
J.R.R.Tolkien - Ventana a la Tierra Media – La revista Estel
“La Revista Estel, de periodicidad semestral, que incluye diversos artículos especializados en la vida y obra del Profesor, así como contenido relativo a las actividades que realiza la propia asociación. Cualquiera puede acceder a números pasados de la revista Estel, ya que los liberamos para consulta pública, y así podrá disfrutar de sus contenidos y aprender o descubrir matices nuevos de esta vasta obra.”
Con estas palabras, la Presidenta de la Sociedad Tolkien Española (STE desde ahora), en entrevista publicada en este blog el pasado 2 de febrero, ponía sobre la mesa la existencia de Estel. Y es que la Sociedad Tolkien Española tiene, entre sus diversas formas de difusión de la figura y otra de J.R.R. Tolkien, una que, por ser en papel, tiene su importancia. Y no es que aquello que esté en la red no la tenga sino que, para las personas que nos gusta leer en tal tipo de medio (el papel, queremos decir) hay formas que tienen más importancia.
Bien. Decimos que la STE Tiene un medio de comunicación (también es accesible a través de la red, como podemos imaginar) que, con el nombre élfico de esperanza, Estel, nos pone al día de lo que pasa en nuestra Sociedad.
La revista Estel, que es la revista oficial de la Sociedad Tolkien Española, como decimos, tiene un equipo editor muy amplio que lleva a cabo un encomiable trabajo que consiste, en esencia, en dar a la luz trabajos relacionados, como podemos imaginar, con el profesor de Oxford (resulta curioso, por cierto, que se le suela llamar así cuando estuvo en alguna que otra Universidad…) y con todo lo que, alrededor de la Tierra Media, existe y se desarrolla porque son tantos los temas que suscita la obra de J.R.R. Tolkien que ha de haber un medio de comunicación que se ocupe, al menos, de algunos de ellos. Y eso lo que hace Estel.
No podemos negar, porque sería faltar a la verdad, que los artículos que se publican en Estel muestran la influencia que, en muchas vidas, tiene lo escrito, en vida o de forma póstuma, por el profesor Tolkien. Y es bien cierto que es tanto y tanto lo que se puede decir de las palabras que han dado forma a la vida de la Tierra Media (en sus diversas Edades) que está más que bien que haya quien se ocupe de hacer que se conozca el pensar de aquellos seguidores de J.R.R. Y no se trata, por decirlo así, de un terreno propio de los que se podían considerar “frikis” porque la labor llevada a cabo a lo largo de su vida por Tolkien va más allá de los gustos muy particulares de cuatro gatos, como podría pensarse. Y es que, a lo largo del mundo, no pueden estar equivocados los millones y millones de personas que dan, a la obra del profesor de Oxford, una importancia, en sus vidas, de primer nivel y, no nos equivocamos en decir que no pueden pasar sin ella. Así de sencilla y profunda es la cosa.
Eleuterio Fernández Guzmán

Licenciado en Derecho, casado y con dos hijos. Hijo de Dios y hermano en Cristo… en defensa de la fe, sabiendo que en esta labor, a veces ingrata pero siempre fructífera, no estoy solo sino, al contrario, acompañado de muy buenas compañías.
Mi correo electrónico, para quien quiera hacerme llegar una queja, alguna noticia, etc. es [email protected]
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