27.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Un anhelo más que gozoso

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Nosotros, que somos muchos,

los venidos a este mundo,

muchos los que se fueron

y muchos los que vendrán,

tenemos ciertos anhelos

que no podemos olvidar.

 

Si es que creemos en Dios,

que es Padre y es Todo,

si somos fieles a eso

y no lo olvidamos pronto,

estaremos más que seguros

y no nos equivocamos

y la vida apostaríamos

y hasta la daríamos con gozo

de cumplirse la Voluntad,

que de Dios es lo obvio,

estaríamos junto a Él,

bienaventurados y todo.

 

Seguros de haber nacido

para volver a la Casa,

al lugar en que Cristo

moradas nos prepara,

luchamos codo con codo,

alma con alma lo hacemos

porque llegar al Cielo

es, en fin, lo que queremos.

 

Como podemos ver, decir esto que apenas se ha dicho en las palabras anteriores es algo más que una ilusión porque es un anhelo que, justamente, llena nuestro corazón de esperanza que nunca muere.

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25.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Siervos de Dios – Venerables – Beatos y Santos

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

En no pocas ocasiones, cuando se quiere representar el camino hacia el definitivo Reino de Dios, llamado Cielo, se hace de dos modos distintos: como si se tratase de una carretera que allí sube o de unas escaleras que ascienden, poco a poco, hasta donde Dios nos espera y donde la Bienaventuranza se hace realidad así también como la Visión Beatífica.

En realidad esto es, digamos, algo pictórico, con intención de expresar que el Cielo está, digamos, arriba y nosotros, desde abajo debemos acometer un camino para llegar al mismo, que no es fácil la cosa y que esfuerzo, lo que se dice esfuerzo, vamos a tener que realizarlo (recordemos aquello que dice Cristo de que debemos tomar el camino estrecho y lo otro del camello y el ojo de la aguja… para navegantes despistados y para los que crean que la cosa va a ser sencilla y todo eso que se suele pensar cuando se está lejos de la Verdad)

Pues bien, es cierto esto: es difícil llegar al Cielo, así, por las buenas aunque haya creyentes que, por su bondad y por sus buenas, lo alcancen sin intermediaciones purgatorias o purificatorias y se presenten ante Dios con el alma más limpia que la nieve… en fin, como que para el más amplio grupo de creyentes la cosa no es así por cómo somos…

De todas formas, hoy vamos a hablar (resulta curioso que se diga siempre que vamos a hablar cuando lo que se hace es escribir…), aunque sea brevemente, de un proceso que es camino que es camino porque está inscrito en un proceso: el que lo es de aquellos creyentes que, por sus propios medios (y con la ayuda de Dios, faltaría más) han alcanzado el Cielo, digamos, de forma oficial, procesal y completa.

Digamos que sus escaleras tienen nombrela primera se llama ser “Siervo de Dios”; a la segunda se le denomina ser “Venerable”; a la tercera se le otorga el nombre de “Beato” y, por fin, a la última de ellas, la de “Santo”. Y no es que, por decirlo así, sólo quien ha subido el último peldaño espiritual esté en el Cielo sino que concurren, en tal alma, todas las características que Dios y su Esposa tienen por convenientes que concurran en el caso.

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23.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Ser santos, hoy

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

En realidad, es un anhelo que, suponemos, debemos buscar todos aquellos creyentes católicos; también es una meta a la que se llega por un camino no siempre fácil o, más bien, difícil, por según cómo somos.

Sin duda, nos referimos a la santidad que es el modo más directo, la forma más certera, la mejor expresión de fe, para alcanzar el definitivo Reino de Dios, llamado Cielo.

Podemos decir que, para esto, nada mejor que un santo al que se le ha llamado “de lo ordinario” como es San Josemaría que, como tal expresión indica, se dio cuenta (desde que fundara el Opus Dei) que la santidad está en la vida común de los creyentes y que, por tanto, ser santos es cosa, puede ser, cosa de muchos y no de unos pocos a los que, en efecto (como lo llegaría a ser él) se les reconoce tal estado espiritual.

Es cierto y verdad que podemos pensar que eso está muy bien y que es lo que debería ser pero, en realidad, muchos son los obstáculos que, a lo mejor, impiden que alcancemos la santidad como, al parecer, podríamos alcanzar si…

Ese “si”, en este caso, resulta de todo crucial porque supone que nosotros ponemos de nuestra parte lo que debemos poner de nuestra parte. Y entonces nos viene a la cabeza y al corazón aquella frase tan conocida de San Agustín que dice algo así como “Dios, que te creó sin ti, no te salvará sin ti”.

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21.11.20

La Palabra para el Domingo - 21 de noviembre de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 22 sino sábado, 21 de noviembre de 2020. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.  

 

 

 

Mt 25, 31-46

 

“31’Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. 32 Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa  las ovejas de los cabritos.33 Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34 Entonces dirá el Rey a los de su derecha: ‘Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.35Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis;36 estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.’37 Entonces los justos le responderán: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te  dimos de beber? 38 ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? 39 ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?’ 40 Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.’ 41   Entonces dirá también a los de su izquierda: ‘Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. 42  Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43 era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.’ 44 Entonces dirán también éstos: ‘Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?’ 45 Y él entonces les responderá: ‘En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.’ 46 E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna”.

 

COMENTARIO

 

El camino hacia el Cielo

 

Este texto del evangelio de San Mateo tiene una importancia vital para nosotros, hijos de Dios y hermanos de Quien murió para que fuéramos salvos porque nos muestra un camino que debe ser el único que debemos transitar. Otro no nos conviene, para nada. 

Es lógico pensar que lo que quiere toda persona que crea en Dios es estar con el Padre. Y eso, así dicho, pudiera parecer, además de expresión de fe, algo muy sencillo: basta querer para que se haga posible. 

Pero las cosas del Creador y, al fin y al cabo, las nuestras, tienen mucho que ver con lo que somos y hacemos. Es decir, no labramos en la nada sino que tenemos un campo muy ancho donde sembrar y obtener fruto. 

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20.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Comunión de los Santos

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Al final del Credo manifestamos que creemos en la Comunión de los Santos y la vida eterna. Es decir que es posible que haya una relación tal entre los Santos que podamos entender que sí, que existe comunión. Y no podemos negar que es un misterio no pequeño pero que es, además, un instrumento espiritual más que importante.

Esto es cierto pero, para eso tenemos el auxilio, por ejemplo, de un santo como San Josemaría que, a tal respecto, en el número 544 de Camino dice esto:

 

“¿Ves lo que son las transfusiones de sangre para el cuerpo? Pues así viene a ser la Comunión de los Santos para el alma?”

 

Y, para más abundancia, dice, para que comprendamos a nivel más particular, en el siguiente número de Camino, el 545:

 

“Vivid una particular Comunión de los Santos: y cada uno sentirá, a la hora de la lucha interior, lo mismo que a la hora del trabajo profesional, la alegría y la fuerza de no estar solo.”

 

¿Ven? No estar sólo es, digamos, la principal función espiritual que tiene este tipo de Comunión que tan especial es.

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18.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos – Subir al Cielo sin proceso

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Es bien cierto que la Sagrada Escritura dice lo que dice pero no es menos cierto que, muchas veces (sobre todo si se refiere a acontecimientos a los que hay que darles una comprensión) debemos tratar de entender a qué se refiere.

Eso pasa con el Apocalipsis que no es, precisamente, un texto bíblico que se comprenda, así, a la primera.

Resulta que, en un momento determinado, San Juan escribe que ha visto a un número concreto de almas: 144.000 y, luego, a una muchedumbre que sobrepasa tal número y que, digamos, van a presentarse ante Dios. Y lo dice así:

 

“Después miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podría contar, de toda nación, razas, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y el Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos“

 

Es cierto esto y no podemos negar que eso es lo que ahí pone. Y nosotros, traído tal texto al tema de los Santos, es bien cierto que podemos deducir dos cosas:

 

1. Hay un grupo que son, digamos, los que han sido reconocidos como Santos y que equivaldría a lo que se entiende por Santos “de proceso” y que son aquellos que han seguido el mismo para ser reconocidos como tales.

 

2. Hay otro grupo, mucho más inmenso, que son los Santos “de facto” porque, aún no habiéndoseles reconocido, digamos, de forma oficial o procesal por parte de la Iglesia Católica que lo son, ha tenido a bien Dios, tras el Juicio Particular de cada fallecido, así considerarlos y los ha querido, como se diría en palabras antiguas y sabias, cabe sí, a su lado.

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16.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos - Día de todos los santos: su sentido intrínseco, íntimo y personal

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Sí, es bien cierto que han pasado ya algunos días desde que, digamos oficialmente, la Iglesia católica celebra el Día de Todos los Santos que es, como sabemos, el 1 de noviembre y que supone, además, una forma más que buena de empezar un mes.

Sin embargo, como esta pequeña serie de artículos sobre el undécimo mes del año empezó (las dos primeras semanas) estando dedicado a las Benditas Almas del Purgatorio-Purificatorio ahora corresponde, desde este lunes hasta otro lunes, el 30 de este mes, hacer lo propio con los Santos que, estamos seguros, perdonarán este cambio de orden en las cosas del alma.

Es cierto y verdad que la santidad reconocida por la Iglesia católica supone eso, que ha habido un proceso a través del cual se ha podido demostrar que determinado fiel ha seguido, en vida y, luego, ha demostrado tras su muerte con su especial intervención en algún hecho extraordinario, que sí, que le puede llamar santo. Y así hay muchos miles en el Cielo en el que creemos con total firmeza y fidelidad.

Y sí, también sabemos otra cosa.

Esto lo decimos porque que llega el citado 1 de noviembre se recuerda, obviamente, a los santos reconocidos como tales. Y también se hace lo propio con todos aquellos creyentes que han llevado una vida a la que podemos atribuir el calificativo de “santa” sin que haya sido reconocido eso por la Esposa de Cristo porque, francamente, sería imposible que eso se pudiera llevar a cabo y se limita la cosa a una serie de casos bien particulares pero sabiendo, y más que sabiendo, que hay otros muchos miles y millones de santos en el Cielo.

¿Y quién certifica eso?

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14.11.20

La Palabra para el Domingo - 14 de noviembre de 2020

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Como es obvio, hoy no es domingo 15 sino sábado, 14 de noviembre de 2020. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.  

 

 

 

Mt 25, 14-30

 

“14 ‘Es también como un hombre que, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: 15  a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno, a cada cual según su capacidad; y se ausentó. 16 Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco.17  Igualmente el que había recibido dos ganó otros dos.18 En cambio el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor.19  Al cabo de mucho tiempo, vuelve el señor de aquellos siervos y ajusta cuentas con ellos.20 Llegándose el que había recibido cinco talentos, presentó otros cinco, diciendo: ‘Señor, cinco talentos me entregaste; aquí tienes otros cinco que he ganado.’ 21 Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor.’ 22 Llegándose también el de los dos talentos dijo: ‘Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes otros dos que he  ganado.’ 23  Su señor le dijo: ‘¡Bien, siervo bueno y fiel!; en lo poco has sido fiel, al frente de lo mucho te pondré; entra  en el gozo de tu señor.’ 24 Llegándose también el que había recibido un talento dijo: ‘Señor, sé que eres un hombre duro, que cosechas donde no sembraste y recoges donde no esparciste. 25 Por eso me dio miedo, y fui y escondí en tierra tu talento. Mira, aquí tienes lo que es tuyo.’ 26 Mas su señor le respondió: ‘Siervo malo y perezoso, sabías que yo cosecho donde no sembré y recojo donde no esparcí; 27 debías, pues, haber entregado mi dinero a los banqueros, y así, al volver yo, habría cobrado lo mío con los intereses. 28 Quitadle, por tanto, su talento y dádselo al que tiene los diez talentos. 29 Porque a todo el que tiene, se le dará y le sobrará; pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará. 30 Y a ese siervo inútil, echadle a las tinieblas de fuera. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.’”

  

COMENTARIO

 

Talentos

 

No podemos decir que Dios no sea bueno con su descendencia. En realidad, como quiere lo mejor para nosotros, lo mejor nos entrega a cada uno y, aunque sea posible que no nos demos cuenta de qué es lo que nos adorna en muchas ocasiones sí somos conscientes de los dones que hemos recibido. 

Jesús diría en alguna que otra ocasión que aquello que se tiene como bien divino puede esconderse debajo de un celemín. También que lo que habían escuchado aquellos que lo habían escuchado de sus labios debía proclamarse desde las terrazas para que nadie lo ignorase. Y, se mire como se mire, es decir lo mismo en uno u otro caso.

 Pues el Hijo de Dios necesita que se sepa que la fe no puede ser escondida. Ni le conviene a quien la tiene ni, sobre todo, a quien no la recibe por causa de algún que otro equivocado egoísmo del fiel. 

Cuenta, por eso, la parábola del señor que se fue de viaje y dejó, a sus siervos parte de su herencia. A cada uno de ellos dio una parte determinada. 

Pero no quedó ahí la cosa porque aquel señor, aquel amo, quería obtener beneficios de lo que había dejado. Y así lo pide cuando vuelve del viaje pidiendo a cada uno no sólo lo dejado sino lo que se había obtenido de lo dejado. 

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13.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos - Limpiar el alma

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

Ciertamente, el paso del alma por el Purgatorio-Purificatorio ha de tener efectos notables pues no puede haber estado puesto por Dios tal estado de cosas como para que no sirva para nada o sea un mero entretenimiento teológico o como para hablar del mismo.

Como bien sabemos, y tenemos por cierto y verdad según nuestra fe católica, cuando un alma, tras el Juicio Particular ante el Tribunal de Dios, es destinada a tal estado intermedio entre el mundo y el Cielo lo es porque no está limpia del todo y, a su vez, porque sus manchas no son tan destacables como para haber sido enviada al Infierno. Y por ahí tiene mucho de ganado, podríamos decir.

Podemos decir que en el Purgatorio-Purificatorio se da una situación que podría parecer paradójica: se sufre pero se padece con gozo y alegría.

Esto último lo decimos porque tal estado de cosas del alma no es una especie de tránsito vacacional donde está el alma hasta que llegue al Cielo. No. En realidad, allí se ha de sufrir mucho y, es más, se va para sufrir mucho.

De todas formas, en cuanto a lo segundo dicho arriba, la alegría y el gozo que se tiene por estar allí y así tiene  todo que ver con lo que se espera. Y es que se es consciente, el alma lo es, de que por mucho que lo pase mal en el Purgatorio-Purificatorio le espera Dios aunque no sepa cuándo va a ser eso porque hay factores, digamos, externos, que pueden adelantar su encuentro con el Padre del Cielo como ya hemos dicho al escribir de la necesidad de oraciones de parte de la Iglesia militante que tienen tales almas.

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11.11.20

Noviembre de Santos y Difuntos - A mitad de camino está

Los Santos nos enseñan a orar por las Almas del Purgatorio – Misioneras de  la Divina Revelación

 

Es algo así como quedarse mirando

a mitad de camino,

entre lo que fue y lo que será”

 

Andrés Matx, El ansia y el gozo

 

 

Es bien cierto y verdad que el tema del Purgatorio-Purificatorio es causa de discusiones (no tantas como merece el mismo) entre aquellos que creen que existe y los que creen lo contrario. Y es que en esto, como en la viña del Señor, hay de todo y, sobre todo, hay quien creyendo que basta con negar su existencia, va a dejar de ir allí su alma si es que tiene que ir…; también que es algo más que misterioso porque de las cosas espirituales no podemos tener, digamos, pruebas palpables porque por eso son como son y, por eso, hay que creer y basta con creer.

Muchas veces hemos dicho aquí (y siempre serán pocas dado que poco de habla de esto que aquí traemos lo mismo que del Infierno o, incluso, del Cielo…) lo que sostenemos y es que el Purgatorio-Purificatorio es un lugar-estado intermedio entre el mundo, el que habitamos y en el que nos movemos y existimos y el Cielo. Y eso ha de suponer algo que nunca deberíamos olvidar.

Por tanto, partimos de eso y, entonces, nos queda ver qué supone que haya, en tal caso, un “antes” y, luego, un “después”, pues de lo que pasa “entonces” ya hemos dicho algo aquí en otros lugares dentro de esta misma serie de artículos sobre este novísimo (sí, lo del fuego que purifica al alma)

En primer lugar, “antes” del lugar-estado intermedio nosotros vivimos en el mundo, nos movemos por sus calles o paisajes y, en fin, hacemos muchas veces de nuestra capa un sayo con lo que no en pocas ocasiones metemos la pata bien metida y nos resulta, otras tantas veces, difícil sacarla de donde la hayamos metido.

Meter la pata de tal manera no es otra que pecar pues no es poca cosa ser tan necios como para manifestarnos de tal manera contra Dios y su santísima Voluntad cuando sabemos (¡además lo sabemos!) qué consecuencias puede tener eso.

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