Opus Dei: 80 años y un día
(Fíjense en la imagen de San Josemaría porque es clave en todo este artículo)
Los movimientos que, en el seno de la Iglesia católica hay y viven tienen, cada cual, una forma de ser y un comportamiento que, a lo largo de su historia, los determina a ser más o menos beneficiosos para la Esposa de Cristo y, así, para la sociedad en la que viven.
Este es el caso particular de la Obra de Dios, conocida como Opus Dei.
Era Josemaría Escrivá un joven sacerdote cuando, estando en Madrid en un retiro espiritual, el Espíritu Santo encendió, en su corazón, una llama del alma que, hasta hoy mismo, quema en todo el mundo y enciende los corazones de millones de personas que reconocen, en el carisma del Opus Dei, una adecuada y católica forma de conducirse.
Aquel día era un 2 de octubre de 1928. Por lo tanto, ayer mismo se cumplieron, exactamente, 80 años desde que Dios encomendó a aquel joven sacerdote que, independientemente de lo que tuviera previsto hacer con su vida de persona entregada a los demás, tenía que construir, por así decirlo, una obra que era, más que suya, de Dios.
“Recibí la iluminación sobre toda la Obra, mientras leía aquellos papeles. Conmovido me arrodillé –estaba solo en mi cuarto, entre plática y plática- di gracias al Señor, y recuerdo con emoción el tocar de las campanas de la parroquia de N. Sra. de los Ángeles”, contaría el mismo Josemaría.