InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Eppur si muove

21.01.11

Eppur si muove - ¿Persigue la Iglesia católica a los homosexuales?

Hay personas que llevan su relativismo a tal extremo que no pueden vivir sin justificar sus fobias haciendo como si todo fuera igual o importara lo mismo.

Así, por ejemplo, se dice que la Iglesia católica es perseguida pero que también es perseguidora. Y se pone el ejemplo del llamado colectivo homosexual al que, al parecer, persigue la Iglesia católica.

A este respecto, la Congregación para la Doctrina de Fe, en un documento de 29 de diciembre de 1975 titulado “Declaración Persona humana sobre algunas cuestiones de ética sexual” dejó escrito, en su punto 8, lo siguiente:

“Pero no se puede emplear ningún método pastoral que reconozca una justificación moral a estos actos, por considerarlos conformes a la condición de esas personas. Según el orden moral objetivo, las relaciones homosexuales son actos privados de su regla esencial e indispensable. En la Sagrada Escritura están condenados como graves depravaciones e incluso presentados como la triste consecuencia de una repulsa de Dios” (8)

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7.01.11

Eppur si muove - La Iglesia católica está en la sociedad

Hay que comprender que determinadas realidades no sean del gusto de aquellos que quisiesen que fueran de otra forma.

En realidad lo que importa de la verdad no es que exista sino que no tiene remedio y que se ha de aceptar por el bien que le trae a quien así piense.

Por ejemplo, la Iglesia católica, mal que les pese a muchas personas, está en la sociedad. Sí, es cierto que es una verdad como la copa de un pino pero hay personas que no quieren ver ni al pino ni, muchos, a la copa del mismo tan alta como está…

Conviene leer esto:

“Es evidente que la Iglesia de Dios no existe para sí, ni puede vivir encerrada en sí misma acaparada por sus problemas internos, o satisfecha en la contemplación de sus propias prerrogativas. Como San Pablo en su tiempo, los católicos españoles estamos llamados ‘a anunciar a los gentiles la inescrutable riqueza de Cristo… para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora manifestada… mediante la Iglesia, conforme al previo designio eterno que realizó en Cristo Jesús, Señor nuestro’ (Ef 3,8-11).

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24.12.10

Eppur si muove - ¿Un niño pequeño puede molestar tanto?

Niño Jesús

Hoy, precisamente, volveremos a recordar el nacimiento del hijo de Dios.

No es, bien cierto es esto, una persona más que viene al mundo porque siendo una persona más es alguien importante.

Sin embargo, quien se siente hermano suyo y también discípulo no deja de preguntarse qué es lo que un ser tan pequeño, luego tan grande en espíritu, puede molestar tanto.

Se quiere quitar aquello que recuerda tal momento histórico. No gustan, así, los llamados “belenes” o nacimientos. Y eso es síntoma de algún tipo de malversación de la verdad y de lo que en el mundo pasó y pasa. Tampoco gusta verlo, tras su Pasión, en su cruz y muchos Herodes buscan su fin, hoy mismo, como entonces sucediera.

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17.12.10

Eppur si muove - Razón y Fe; no Razón vs. Fe

Siempre, a lo largo de la historia de la Iglesia, ha habido argumentos que han pretendido separar fe y razón. Desde la mal llamada revolución de las luces (pues mucha tiniebla devino de la misma) todo ha ido a peor. Sin embargo fue con Nietzsche con quien se asentó la creencia según la cual la Verdad, a la que tiende el espíritu humano a través de la razón (y que hace inseparables a una y otra) es, al fin y al cabo, una ilusión. “Las verdades son ilusiones de las que se ha olvidado que lo son”, dejó escrito aquel. Y como la Fe se sostiene en la Verdad, es más que seguro que pretendiera zaherir a lo que Jesús dijo que era: “Creer sin haber visto” en el episodio de Tomás el incrédulo tras la Resurrección.

Pero si hay alguien que ha dedicado atención a la relación existente entre razón y fe ha sido, sin duda alguna, Juan Pablo II Magno, quien en su Carta Encíclica Fides et Ratio profundizó en un tema que, a veces, tanto se manipula.

El Papa polaco, que tenía un sentido exacto de tal relación, dejó escrito, en el Preámbulo de su Carta Encíclica Fides et Ratio (FR), que “La fe y la razón (fides et ratio) son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerle a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar la plena verdad sobre sí mismo”.

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10.12.10

Eppur si muove - Sobre la blasfemia y sobre lo que no lo es

¿Esconde la protección de la blasfemia un ansia de poder?

¿Se pretende, protegiendo la blasfemia, abusar de otras creencias?

Estas dos preguntas han de ser respondidas porque, una vez hecha tal cosa, podrá verse, con toda claridad, qué diferencia existe entre las diversas formas de entender lo que es una blasfemia y, en definitiva, qué se pretende con su protección y lo que es una ofensa a las creencias ajenas.

En principio, a ningún creyente puede gustarle o ser de su agrado que se pueda decir o escribir algo en contra de quien entiende que es Dios. Lo ama y lo siente en su vida como Quien también lo ama y lo siente y un hijo no puede entender que se ofenda a su Padre. Menos aún si tal Padre es, precisamente, Dios. Tampoco que se pueda vituperar lo que hace o dice según su ser religioso.

Por lo tanto, el punto de partida ha de quedar clarificado desde un principio: maldecir, vituperar o injuriar al Creador no puede ser conducta que quede en nada ni tampoco que se haga con las prácticas o creencias religiosas porque el ser humano es, en esencia, religioso.

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