InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: General

30.07.08

Leonardo Boff, un liberado de la Iglesia

Dice Michael Löwy (cuyos artículos pueden encontrarse en www.rebelion.org, que es un buen ejemplo de las extrañas relaciones entre religión y política izquierdista), en su artículo titulado “La Teología de la Liberación: Leonardo Boff y Frei Betto” algo que puede resultar ilustrativo de la persona ante la que nos encontramos:

Podemos fechar el nacimiento de esta corriente, que podríamos denominar como “cristianismo de la liberación", a principios de los años 60, cuando la Juventud Universitaria Cristiana brasileña (JUC), alimentada de cultura católica francesa progresista (Emmanuel Mounier y la revista Esprit, el padre Lebret y el movimiento “Economía y Humanismo", el Karl Marx del jesuita J.Y. Calvez), formula por primera vez, en nombre del cristianismo, una propuesta radical de transformación social. Este movimiento se extiende después a otros países del continente y encuentra, a partir de los años 70, una expresión cultural, política y espiritual en la “Teología de la Liberación“.

Leonardo Boff era, fue, y sigue siendo, una de las personas que, seguramente, más daño ha hecho a la Iglesia católica porque su actuación fue, y es, intencionadamente rupturista con la Tradición y el Magisterio.

La página web www.servicioskoinonia.org da cabida a los escritos de Leonardo Boff y es un buen semillero de donde se puede extraer la cizaña que su actuación siembra.

Así, el día 31 de agosto de 2007 publicó un artículo titulado “La Iglesia Católica: ¿una gran secta?” en el que se vierten afirmaciones como las siguientes:

-“La Iglesia Católica se está aislando cada vez más de todo. Su base social son principalmente los movimientos, mediocres en pensamiento, subordinados a las autoridades, que prefieren la aeróbica de Dios a enfrentarse con los problemas de la pobreza y de la injusticia”

Tal afirmación, haciendo de menos a los movimientos que están enriqueciendo a la Iglesia católica dice bastante del concepto que Leonardo Boff tiene de la situación por la que pasa aquella.

Está claro que a él no le gusta la subordinación a las autoridades porque va en contra de un pensamiento que, como el suyo, dice ser libre. Pero libre, sólo, de lo que diga la Iglesia católica a la que dice pertenecer.

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29.07.08

¿Qué es lo que no se entiende de Pagola?

(ADVERTENCIA: ¡este post es algo extenso!)

En determinadas ocasiones es importante y necesario dejar, como se dice, las cosas claras. El caso que hoy nos toca es algo, digamos, preocupante porque, al parecer, resulta muy difícil (eso quieren hacer creer) que el tema del asunto del meollo del intríngulis de José Antonio Pagola se entienda.

Sin embargo es, esto lo digo yo (que no soy teólogo, con lo cual ya pueden empezar a arreciar las críticas a lo que voy a decir) algo bastante sencillo y fácil de entender.

Vamos a ver.

Tenemos, por un lado, un libro escrito por el teólogo citado arriba (Jesús. Aproximación histórica); tenemos una Nota que, a la fuerza, ha tenido que emitir la Conferencia Episcopal Española (”Nota de clarificación sobre el libro de José Antonio Pagola, “Jesús. Aproximación histórica (PPC, Madrid 2007, 544 pp.) sobre el mismo y tenemos, por último, la reacción de aquellos que se alinean con la tesis de Pagola y que firman documentos en los que se adhieren al mismo (Consideraciones para una valoración crítica de la Nota de clarificación de la Comisión Episcopal de la Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe sobre el libro de J. A. Pagola Jesús. Aproximación histórica (PPC, Madrid 2007, 544 pág.)

A la decisión, citada, de los teólogos, se ha sumado, como no podía ser de otra forma, la Asociación de teólogos Juan XXIII, porque ya sabemos que, al fin y al cabo, todos (unos, teólogos críticos y miembros de la citada Asociación, manifiestan, todos, las mismas ideas)
Así está la cosa.

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28.07.08

Disidencia en la Iglesia: cuando la luz ciega demasiado

Lucas, que antes de ser santo fuera médico de Pablo antes de que éste fuera, también, elegido para tal expresión del Amor de Dios, lo resumió así en sus Hechos de los Apóstoles (9:3-9):

Mientras iba de camino, ya cerca de Damasco, le envolvió de repente una luz que venía del cielo. Cayó al suelo y oyó una voz que le decía: «Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?» Preguntó él: «¿Quién eres tú, Señor?» Y él respondió: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Ahora levántate y entra en la ciudad. Allí se te dirá lo que tienes que hacer.» Los hombres que lo acompañaban se habían quedado atónitos, pues oían hablar, pero no veían a nadie, y Saulo, al levantarse del suelo, no veía nada por más que abría los ojos. Lo tomaron de la mano y lo llevaron a Damasco. Allí permaneció tres días sin comer ni beber, y estaba ciego

Se suele decir que, en tal momento, gozó Pablo de una conversión que lo llevaría por el mundo como Apóstol de los Gentiles que, dígase lo que se diga, suponía un añadido de valor a su ya difícil misión de transmisor de la Palabra de Dios.

Lo que hizo, a partir de tal momento, es fácilmente constatable porque se encuentra, palabra por palabra, en las Sagradas Escrituras

Pero algo hay de importante que destacar en el episodio de la conversión de Pablo y es que, en un principio, se quedó ciego. Poco más abajo se dice que: “Salió Ananías, entró en la casa y le impuso las manos diciendo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús que se te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recobres la vista y quedes lleno del Espíritu Santo.» 18 Al instante se le cayeron de los ojos una especie de escamas y empezó a ver. Se levantó y fue bautizado” (Hechos 9:11-18)

Luego, Paulo volvió a ver y no quedó cegada su mente ni su corazón por la luz que lo descabalgó del caballo. De no haberse producido tal echo bien podría decirse que su conversión le habría servido para poco cuando, al contrario, tenía una misión encomendada de gran valor para la Iglesia naciente.

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27.07.08

La Palabra del Domingo - 27 de julio de 2008

biblia

Mt 13: 44-52

44 El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.

45 El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; 46 y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró.

47 El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. 48 Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. 49 Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, 50 para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.

51 ¿Comprendieron todo esto?". “Sí", le respondieron.

52 Entonces agregó: Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo
“.

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Juan Pablo II Magno - Espíritu Santo

Magp

Se quiera o no se quiera, el Espíritu Santo es, de las tres Personas que constituyen la Santísima Trinidad, la que más difícil es de comprender, la que más nos puede costar entender pero, también, la que más ilumina nuestro camino. No obstante nos fue enviado para que nos lo marcara en nuestra existencia y nos llevara, por así decirlo, al definitivo Reino de Dios.

¿Qué entiende Juan Pablo II Magno por el Paráclito?

Es una Persona divina que está en el centro de la fe cristiana y es la fuente y fuerza dinámica de la renovación de la Iglesia”. Dicho esto en su Encíclica Dominum et vivificantem, de 1986 y dedicada, precisamente, al Espíritu Santo (DV 2) bien podemos entender que, en primer lugar, es el origen de lo que la Iglesia, Esposa de Cristo, es y, en segundo lugar, la Persona que le imprime, a la misma, energía para continuar con su labor de transmisión de la Palabra de Dios, Verbo que sale de la boca, en forma de aliento, del Creador, pues “El Espíritu actúa en la historia del hombre como ‘otro Paráclito’, asegurando de modo permanente la transmisión y la irradiación de la Buena Nueva revelada por Jesús de Nazaret “ (DV 7)

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