Un amigo de Lolo – Frases que bien valen la pena – No somos sólo cuerpo
Presentación
Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.
El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.
Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro “Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.
Frases que bien valen la pena – No somos sólo cuerpo
“La grandeza de la perfección está, precisamente, en ir superando día a día estos matices negativos, contando con los consiguientes retrocesos y con el trabajo íntimo de lo sobrenatural”. (Beato Lolo, de su libro El sillón de ruedas)
Sabemos que Cristo, en un momento determinado, nos dijo que deberíamos ser perfectos como lo era Su Padre del Cielo (Mt 5, 48)
También sabemos que eso no siempre es posible porque, en primer lugar, a los hijos de Dios gusta mucho el libre albedrío (que, en sí mismo, está muy bien y es un don muy grande de parte del Todopoderoso) y, en fin, porque somos como somos…
De todas formas, como nos dice aquí mismo Lolo, la perfección es algo grande que nunca deberíamos tomar por algo imposible porque tenemos el ejemplo de Quien sí fue perfecto y acabó muriendo en una Cruz, precisamente, para salvarnos.
Sí, ser perfectos debe ser de lo mejor que le puede suceder a un creyente y por eso resulta ser algo inmenso y a tener en cuenta. Pero, ¿Cómo podemos serlo o, mejor, cómo podemos alcanzarla?
Como pueden ver ustedes aquí utilizamos “debe ser” porque, evidentemente, quien esto escribe (y suponemos que muchos que esto lean) dista mucho de ser perfecto sino todo lo imperfecto que se puede llega a ser… Y es que la perfección es un ansia, algo a lo que aspiramos o, al menos, debemos aspirar.
Bien.
Preguntamos arriba cómo podemos ser perfectos o, al menos, ponernos en el camino de serlo. Y, sobre esto, el Beato de Linares (Jaén, España) nos dice algo que, viniendo de quien viene, debe ser tenido en cuenta.
No resulta, de todas formas, tan difícil esto porque lo pone aquí Manuel Lozano Garrido con una claridad meridiana: debemos superar aquello que, de negativo podamos tener o, lo que es lo mismo, lo que hacemos mal o rematadamente mal (las más de las veces) tratar de corregirlo.
Podemos, por ejemplo, ir podando de nosotros aquello que nos sobra por ser excesivo en nuestro comportamiento (por ejemplo la soberbia) e ir sanando nuestro corazón. Pero también podemos ir aumentando aquello a lo que no llegamos como, por ejemplo, el amor por el prójimo e ir agrando, así, nuestro corazón. Y es seguro que aquí esté leyendo esto se le ocurren más circunstancias que añadir a estas dos…
¿Ha de resultar esto fácil?
No, es seguro que será algo más que difícil por nuestra forma de ser particular porque, no debemos olvidar, que si ya nacemos empecatados las caídas que vamos sumando a lo largo de la vida son… en fin… las muchas que son.
Hay, por tanto retrocesos en nuestro proceso de perfeccionamiento (en caso, por supuesto, de que seamos conscientes de que lo necesitamos y estemos en ello…) pero no por eso debemos tirar la toalla como los boxeadores que lo ven todo perdido. Y es que nosotros podemos ser noqueados por nuestros pecados pero tan cierto es como que Dios existe que somos capaces de levantarnos y volver a echar a andar en pos del definitivo Reino de Dios llamado Cielo.
¿Cómo es eso?
Lolo lo dice bien claro: contamos con “el trabajo íntimo de lo sobrenatural”.
Esto, a lo mejor, le puede sonar raro a quien no tenga la fe que nosotros decimos tener. Y es que hay quien cree que se basta a sí mismo para salir siempre adelante. Y bien sabemos que eso no es posible porque, como titulamos aquí, nosotros no somos sólo cuerpo.
No. Nosotros no somos sólo cuerpo sino que, además, somos alma o, mejor, tenemos alma y, por tanto, el mundo sobrenatural nos debería ser muy familiar.
Nosotros tenemos, por ejemplo, la oración, la oración que es algo tan sobrenatural que le llega a Dios mismo.
Nosotros tenemos, por ejemplo, los sacrificios ofrecidos por santas intenciones que estamos seguros también llegan al corazón de Dios.
Nosotros tenemos a los santos que en el Cielo están y tenemos la comunión que tenemos con ellos y con los que, en el mundo, son conscientes de que somos mucho más que cuerpo…
Pero, sobre todo, nosotros somos conscientes de que en el mundo no caminamos solos sino que somos acompañados siempre por Aquel que no quiso perder a ninguno de los que Dios le había entregado cuando fue enviado al mundo para que el mundo se salvase.
“El trabajo íntimo de lo sobrenatural”. Eso es lo que dice Manuel Lozano Garrido. Y lo dice porque bien sabía él lo mucho que estaba trabajando lo sobrenatural de su existencia.
Eleuterio Fernández Guzmán
Panecillos de meditación
Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.
Panecillo de hoy:
Entender el sufrimiento es un bien más que importante.
Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor" (79)
“Hijo de Dios es un título que, lógicamente, debe costar más hacerse que de una entrada de fútbol”
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Para leer Fe y Obras.
Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.