InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Amigo de Lolo

26.06.23

Un amigo de Lolo – Así se sobrenaturaliza el sufrimiento

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.


El linarense universal, que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.


Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Así se sobrenaturaliza el sufrimiento


En marzo del año 1963 Manuel Lozano Garrido publicó lo que había dado en llamar “Diario de un enfermo".  En realidad, ya llevaba algunos meses haciendo lo propio y cuando llegó el supracitado mes de 1963 tituló a su especial diario “En capilla", siendo el medio de publicación la revista “Enfermos misioneros”

Pues bien, en un momento determinado escribió esto que sigue que es lo que hoy nos convoca aquí mismo:

“DÍA 4. FARO


Hoy comulgué en la cama. Es que me acuesto antes por lo de la inflamación de las piernas. Vino Don José y, con la luz artificial, me di cuenta que ya no le veía. Antes notaba los bultos y las manchas oscuras de los cuadros, pero, ahora ni eso. Si acaso, ayudándome con suposiciones y ruidos, noto algo el movimiento de las personas. Hice un esfuerzo, miré hacia donde yo creía que se encontraba la mesa-altar y sólo vi, muy amortiguados, los destellos de las dos velas encendidas. Eran como dos botones de nácar con luz. Mejor aún, como dos pequeños faros marítimos que taladraban la densa marea verde-amarilla de mis ojos. Durante todo el rato, la luz se mantuvo viva, firme y aguda, como en la insistente y penetrante función de lanzar un mensaje, algo así como si alguien estuviera diciendo en ella: “Ahora te toca vivir el Pentecostés de la Fe. Día y noche te visitarán las tinieblas, pero Yo necesito que te apropies con alegría de estas horas de Getsemaní. De cada Oración del Huerto brotan en el mundo noventa esquejes de cumbres de Tabor. Acepta así y calla; tras de cada nube rutilan siempre las dos órbitas mías que garantizan el Amor”.


Debemos decir que en los anteriores números de “Diario de un enfermo” el Beato Lolo abundó mucho en su situación que es lo que, por cierto, se ha de esperar de un diario. Y en sus letras había mucho sufrimiento y mucho dolor pero también había esperanza y fe. Y eso se ve muy bien en el título de este día, el 4, que es “Faro". Y es por esto que sigue pues aquí no hay desperdicio alguno sino que es una veta de luz, un más que aprovechable filón.

Todo este texto refleja la situación por la que en aquel tiempo pasa Manuel Lozano Garrido. Y aunque en estas páginas internáuticas ya hayamos escrito sobre la pérdida de la vista de Lolo, la verdad que es que volver a escribir sobre lo mismo no sobra nada de nada. Y no sobra porque es una realidad terrible por la que pasó el Beato Lolo (Linares, Jaén, España) y cada vez que escribe sobre eso, y dadas sus especiales circunstancias, se nos pone la carne de gallina o, como dice aquel, el vello de punta…

El caso es que Lolo recibe una visita. Pero se da cuenta de que ya no la ve sino que, como mucho, aprecia un leve destello de dos velas que tiene allí encendidas. Y es desde la luz, como deducimos de lo que escribe Lolo, desde donde recibe una especie de mensaje que es lo que determina lo especial que es este texto, este otro suceder en su Diario. 

En realidad, el citado mensaje abunda en esperanza y, en fin, en apoyar a Lolo en la situación por lo que está pasando.

Quiere Dios (creemos que se refiere a que es el Creador quien se le dirige) que a pesar de lo que, a partir de tal momento de pérdida de la vista, debe manifestar la alegría que supone saber que todo tiene un sentido por muy difícil que sea entenderlo. Y que, por tanto, en aquel su Huerto de los Olivos particular debe no caer en la desesperanza sino, todo lo contrario, sobrenaturalizar su situación que, como bien podemos imaginar, no es poca cosa sino mucha y más que mucha. 

Quiere Dios que sepa Manuel que sí, que hay sufrimiento, que él sufre, ha sufrido y sufrirá aún mucho. Sin embargo, debe saber que de cada sufrimiento, entendemos que ofrecido y soportado con criterio y fe, nace lo que aquí se llama “esqueje” que es una parte que se saca de otra (pensemos en las plantas) Sin embargo, no se trata de un esqueje del sufrimiento sino de uno que ha cambiado su naturaleza y ahora es propio del monte Tabor donde Jesucristo se transfiguró y donde todo era gozo y alegría. Vemos, por tanto, que sabiendo sobrenaturalizar el sufrimiento lo que parte de este no es dolor sino, justamente, todo lo contrario. 

Acepta así y calla"; “Acepta así y calla"; “Acepta así…” Es lo que dice el mensaje que se le envía a Lolo. Y es, justamente, lo que hace con su sufrimiento y con su vida. Y no se trata de un comportamiento que siga a ciegas el consejo de Dios y ya está sino que lo es de aceptación voluntaria, personal y propia.

¿Acaso hay aquí una esperanza infundada por parte de Lolo?

No. Se le dice en el propio mensaje: el Amor de Dios permanece en la tiniebla, ahí está, siempre está.

De todas formas, tengo que reconocer con franqueza que no he sido capaz de decir lo que este texto me ha dado. Y es que cada uno tiene sus limitaciones…

Eleuterio Fernández Guzmán


Panecillos de meditación


Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.



Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”(23) 


“¡Qué memoria la de Dios, teniéndonos siempre a todos, vivos y calientes, en el pensamiento y el corazón! ”

……………………………


Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

19.06.23

Un amigo de Lolo – Una semana después aún vale la pena recordarlo: beatificación de Lolo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación

Ya son algunosaños los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares(Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo.

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra.Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que mucho. Y, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Una semana después aún vale la pena: Beatificación de Lolo

En el último artículo aquí publicado, el del pasado lunes, 12 de junio, dijimos que no se nos había olvidado que entonces (el lunes pasado) era el aniversario que hacía 13 de la Beatificación de Lolo (2010) Y es que no era un olvido sino que, como entonces dijimos, las cosas de escribir son como son…

Pues bien, hoy, una semana después de que hicieran 13 años de la Beatificación de Lolo en Linares, retomamos este tema porque, de verdad, vale la pena sea o no el día exacto de tal rememoración.

Es cierto y verdad que cualquiera que conozca a Manuel Lozano Garrido ahora mismo y lo hubiera conocido en su tiempo de vida en el mundo no tiene duda alguna de que merecía subir a los altares. Es decir, que el Siervo de Dios iba a ascender (y dadas sus circunstancias físicas la cosa tiene para dar qué pensar…) un escalón más en el Cielo.

El caso es que las cosas de palacio, como suelen decirse, van despacio y no podemos creer que las cosas del palacio Vaticano vayan más rápido que las de cualquier otro palacio-institución.

Hace bien poco, el que esto escribe, publicó en la web de la Fundación Lolo un artículo del P. Rafael Higueras Álamo en el que, en su día, explicaba cómo se encontraba el proceso de Beatificación de Lolo.

El caso es que hay momentos de la historia de la humanidad que se cifran o, mejor, que se recuerdan bien si se relacionan con un tiempo determinado. Por ejemplo, que Jesús pasó cuarenta días en el desierto o que los judíos 40 años en el mismo inhóspito lugar.

Ciertamente las realidades que consideramos importantes se realzan cuando, de ellas, se cumple un determinado tiempo. Y eso es lo que pasa con nuestro Beato de Linares Manuel Lozano Garrido, nuestro querido y amado Lolo.

Proceso de Canonización de Manuel Lozano Garrido | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Tras el correspondiente proceso de beatificación (La Iglesia católica no tiene por costumbre hacer esto a ciegas ni a tontas y a locas) llegó el día en el que quien tanto sufriera y gozara en vida debía subir a los altares. Y llovía. Aquel día llovía en Linares porque el Cielo lloraba por ver confirmada la fama de santidad que había atesorado en vida aquel hombre de fe que escribía desde un sillón de ruedas.

Seguramente muchas personas habían trabajado duramente para que llegara aquel momento. Capitaneadas por el P. Rafael Higueras, gran amigo de Lolo, y a la sazón postulador de la causa de beatificación (y ahora de canonización) culminaron una labor dificultosa (como deben ser las que tienen relación con tales procesos eclesiásticos)Fue el entonces Prefecto para la Causa de los Santos, a la sazón el arzobispo Angelo Amato, SDB, quien pronunció la Homilía de aquella gozosa ceremonia. Entonces dijo, entre otras grandes verdades, esto:

“Como el justo de la Escritura, también Lolo vivía de la fe. Era un cristiano que meditaba el Evangelio, se nutría de la eucaristía, amaba a la Bienaventurada Virgen María y era un enamorado de la Iglesia, por la que tenía una verdadera pasión y a la que intentaba servir con amor de hijo.

La lectura del evangelio de hoy nos muestra un aspecto ejemplar de Lolo, su convicción de haber sido amado y perdonado por el Señor y la necesidad de corresponder a esta caridad con un amor sin límites. Con su vida y con sus escritos, Lolo trata al Señor como la mujer del Evangelio, que bañó los pies del redentor con sus lágrimas, los secó con sus cabellos, le ungió la cabeza con aceite y aromatizó sus pies con precioso perfume (cf. Lc 7,36-8,3). Son todas expresiones de un amor grande, como contrapartida por la alegría de vivir que se le daba cada día. Lolo amó al Señor Jesús con todas las fuerzas de su alma y poco a poco fue asimilado cada vez más a Cristo crucificado.”

Dice una gran verdad el Prefecto: que Lolo vivía de la fe. Y dice gran verdad porque sólo es posible pasar por el mundo en las condiciones físicas por las que pasó Lolo si se tiene gran confianza en Dios Todopoderoso y se tiene a Jesucristo como ejemplo de qué hay que hacer en según qué circunstancias.

Todo cuanto hacía Lolo tenía que ver con su fe. Por eso ansiaba tanto la Eucaristía que consiguió que se pudiera celebrar la Santa Misa sobre su mesa camilla; amaba tanto a la Virgen María que en muchos de sus escritos estaba ella, en presencia o en esencia; era tan buen cristiano que nunca se dejó arredrar por sus circunstancias y quiso ser otro Cristo, el mismo Cristo.

Cuando recordamos, ahora mismo, que hace trece años (algo más en días pero…) miles de personas se acercaron al recinto donde se iba a celebrar la beatificación de un paisano suyo y, sobre todo, de un hermano en la fe, es de imaginar que muchas de ellas conocieron al Beato de Linares. Pero otros, sin embargo, sólo habrían escuchado de él sobre su vida y realidad. Y eso les hizo creer que era posible salir delante de los malos momentos por los que se pueda pasar. Y es que Lolo era como una especie de aliento para el prójimo y una tabla de salvación en los malos momentos.

Y es que Lolo, de verdad así lo hacía, correspondía en mucho (a lo mejor él pensaba que en poco) al amor que Dios le había mostrado. Dios lo amó, también, hasta el extremo de haber dado su vida por él y Manuel no quiso, ¡qué menos! responder con poco sino con mucho. Y fue luz porque fue, también, sangre de sufrimiento y de espanto (según los cánones del mundo de entonces y de hoy mismo) pero, a la vez, canto de esperanza de quien creer en la salvación eterna y, poco a poco, acumula para el cielo verdaderas riquezas en su alma. Y sirve de ejemplo. Y, cuando muere, todos quisieran haber sido como él lo fue. O, al menos, imitar lo que buenamente podamos ofreciendo, por ejemplo, nuestro sufrimiento, por buenas intenciones y santas voluntades inspiradas por el Espíritu Santo.

Medalla de la beatificación de Manuel Lozano Garrido | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

Manuel Lozano Garrido, nuestro (porque es nuestro) Beato Lolo nos ha de mirar desde el Cielo con mucho cariño y comprensión. Sabe perfectamente que nunca seremos como él lo fue pero también sabe que Dios, su Padre y el nuestro, espera siempre una voluntad santa, un claro intento de santidad y, en fin, un mirar hacia quien, con su vida y circunstancias, mostró que ciertas cosas no son imposibles.

Ahora, pues, recordamos los trece años desde aquel 12 de junio en el que Lolo subió alto en la consideración de sus hermanos católicos. Y ahora, también ahora, quedamos a la espera de La finalización del correspondiente proceso de canonización. También es llevado por el P. Rafael Higueras. Y decimos a la espera porque estamos más que seguros que es cuestión de tiempo que se cumplan los requisitos eclesiásticos para que Lolo sea declarado Santo pues, de todas formas, fama de santidad ya tenía en vida. Y ahora sólo queda que, quien corresponda y cuando corresponda, ponga las cosas en su sitio.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor” (22)


“¿Por qué se ocultan los secretos de muchas cosas que tardan en descubrirse? Porque Dios los siembra para que asociándonos a su esfuerzo, participemos en la alegría de la obra creadora”.

……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

11.06.23

Un amigo de Lolo – El m² de Lolo

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación 

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien.

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

El m² de Lolo

 

Bueno, en realidad, es posible que fuera algo más de 1 m² lo que ocupara el sillón de ruedas en el que Manuel Lozano Garrido pasó bastantes horas de su vida desde que su enfermedad se fue agravando. El caso es que lo que queremos decir es que (sin contar la cama donde durmiera y también pasara bastantes horas trabajando) el espacio donde Lolo miraba al mundo y el mundo le llegaba era, digamos, más bien reducido.

  

No hay ninguna descripción de la foto disponible.

 

Francamente, es que el título del artículo se adecuaba más a tales dimensiones de espacio…  

Bueno. El caso es que nuestro linarense universal debió tener en muy buena consideración a su sillón de ruedas porque era, por decirlo pronto, el punto desde donde su mundo se incardinaba. Y tal fue así que le dedicó su primer libro de título, no precisamente por casualidad ni sin razón, “El sillón de ruedas” (1961) donde escribió algo que definía más que bien su situación: “En estos días de otoño entro en el 18 años de enfermedad”.

  

El sillón de ruedas | Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo

 Por tanto, ahí tenemos a Lolo, en su sillón de ruedas, pasando horas y horas en su asiento y trabajando de forma incansable día tras día obviando (mejor, aceptando) su situación física… 

Pensemos, por un momento, que el célebre sillón de ruedas al que nos estamos refiriendo tuviera pensamiento propio. Y es que a veces, a este respecto, viene muy bien ponerse en la piel, ahora en el asiento y en las ruedas, de alguien, ahora de un sillón de inválido (como le gustaba llamarse al propio Lolo) para ver qué podría pasar por sus partes blandas y menos blandas acerca de aquel a quien transportaba.

A lo mejor podría pasar algo así:


Este Lolo me resulta un tanto extraño. Y es que muchos de mis compañeros que llevan a otras personas, siempre dicen que no están nada contentas y se pasan gran parte del día maldiciendo a muchos: a ellas mismas por encontrarse en tales circunstancias, a los demás que les tienen lástima y, en fin, al mundo entero. No saben, al parecer, que están ahí y que van a estar mucho tiempo pues sus enfermedades no son fáciles ni llevaderas y han de sufrir mucho.

Sin embargo, Manuel no es así. No. Cada día, cuando lo ponen en mi asiento no me maldice sino que se abraza a mí porque dice que puedo ser la cruz sobre la que llevar una vida sufrida para completar los sufrimientos, dice, de un tal Jesús…

 

En realidad, este Lolo ansía sentarse en mí porque, enseguida gusta mucho ser acercado a la ventana y, desde allí, ve el trajinar del gentío en la calle y le gusta eso mucho cuando se da cuenta de que alguien viene a visitarlo. Entonces, me mueven de sitio y me acercan a su mesita donde conversa con quien haya venido o espera ser tratado por el médico si es él quien se ha acercado a su casa a suministrarle alguna medicina de las muchas que necesita.

Tengo que decir que algunas veces he posado con él para que nos hagan una fotografía y, la verdad, no he salido mal del todo aunque sé que quien mejor da en cámara es Lolo, que siempre está dispuesto a sonreír a pesar de lo mal que lo pasa el buen hombre.

Sin embargo, francamente tengo que decir que este  pensamiento manifestado por el sillón de ruedas de Lolo fue publicado por el esto escribe ahora hace dos años en las páginas internáuticas de www.infolinares.com. Pero, la verdad, es que ahora venía de perlas para tratar de comprender algo mejor a Lolo y no creemos que nadie se moleste por eso.

Tampoco se nos olvida que mañana hará 13 años (12.06.2010) que Manuel Lozano Garrido, Lolo, fue beatificado en Linares (Jaén, España) pero, como suele pasar muchas veces, las cosas del escribir son como son… Y estamos casi seguros de que a Lolo no le habrá molestado que ocupemos un día como hoy, años después de que subiera a los altares, en tener en cuenta a su sillón de ruedas. Y eso que desde hace muchos años que lo debió dejar aparcado en algún lugar del Cielo…

 

¡Alabado sea Dios por tanta gracia acumulada en Lolo!

  

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

  

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:  

Entender el sufrimiento es un bien más que importante. 

 ……………………………

 Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

5.06.23

Un amigo de Lolo – Una luz llamada Manuel

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).

Presentación 

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien. 

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible. Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

Una luz llamada Manuel 

Resulta curioso como a veces, las circunstancias que nos acaecen, nos marcan el camino de una forma implícita. Y eso es lo que, al que esto escribe, le ha pasado.  

El caso es que he tomado una imagen de Lolo para mejor inspiración de lo que iba a escribir. Y el resultado ha sido que, junto a la misma de nuestro amigo se ha “adherido” el símbolo que se utiliza para personas minusválidas (hoy llamadas “discapacitadas”) aunque a Lolo le salía decir eso de “inútil” aunque todos sepamos que nada de eso era la verdad…  

Discapacidad símbolo internacional de acceso acceso para discapacitados  señal de acceso, símbolos médicos universales, azul, ángulo, texto png |  PNGWing

Pues bien, cuando uno piensa en la vida y existencia (aquel “yo y mis circunstancia de Ortega y Gasset) de Manuel Lozano Garrido, lo bien cierto es que queda admirado y no poco admirado.

Ahora no vamos a decir nada acerca de su sufrimiento porque es más que conocido. Sin embargo, no podemos negar que en muchos aspectos de su vida, el Beato de Linares (Jaén, España) se manifiesta como una luz y, dentro de las posibilidades que tiene la misma, como un faro. 

Como cualquiera sabe, el faro es, por decirlo de manera simple (no podemos hacerlo de otra forma) es una luz que marca un camino que se puede seguir para llegar, diríamos en su lenguaje que le corresponde, a buen puerto. 

Pero lo bien cierto es que en la vida de los creyentes cristianos, aquí católicos, también hay un camino y también hay un puerto al que anhelamos llegar a no ser que la fe la tengamos escondida debajo de cualquier celemín o la hayamos encerrado con siete candados en el corazón para que no salga. 

Nuestro camino es, simplemente, nuestra vida; nuestro puerto es, simplemente, Dios mismo y, allí donde se encuentra, el Cielo… 

Por esto decimos que Lolo es un faro. Y lo decimos porque fijándonos en su vida y fiándonos de su forma de ser, conscientes claramente de en quién ponemos nuestra confianza, es más que seguro que el camino lo seguiremos sin salirnos del mismo y el puerto lo alcanzaremos cuando Dios eso quiera. 

Así, al poner la confianza en Lolo-faro veremos que nuestra vida toma un color bien definido que está entre el verde claro y el verde oscuro, tal sea el nivel de esperanza que alcanzamos viendo cómo él la tuvo a raudales y nunca dio de lado en su corazón. 

Así, al poner la confianza en Lolo-faro seremos capaces de enfrentarnos a las muchos palos que el sufrimiento pueda poner en los radios de nuestro ser-bicicleta. Y es que no serán pocas las ocasiones en las que creamos algo así como “de esta no salgo o salgo difícilmente”. Y si ponemos la confianza en Lolo-faro es seguro que saldremos adelante. 

Así, al poner la confianza en Lolo-faro es hasta posible que veamos despejado nuestro camino de las muchas tentaciones que se pongan a nuestro paso que, como bien sabemos, son más y más de una… Y es que Manuel Lozano Garrido se apoyó en su fe, suponemos, para no caer en alguna de ellas como podía ser, por ejemplo, la desesperación en la que cualquiera de nosotros podría caer si, tan sólo padeciésemos, el 10% de sufrimiento del suyo… 

Así, al poner la confianza en Lolo-Faro tendremos el buen puerto al que anhelamos llegar, a tiro, por así decirlo. Pero ha de ser a tiro de hacer las cosas como las hizo Manuel, a tiro de no dejarse vencer nunca por lo que nos pase y, en fin, a tiro de ser consecuentes con aquello en lo que creemos… 

Lolo es faro, como fácilmente podemos ver con los pocos ejemplos aquí puestos. Pero es un faro que nunca deja de iluminar y que brilla más que nunca en las peores tormentas en las que estemos inmersos.

 

Lolo-faro, Lolo-luz, 

ser de luz que quiso Dios en el mundo, 

mundo del que salió volando al Cielo.

 Lolo-faro, ilumina nuestro paso.

 Amén.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

  

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

  

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor”


Cuando la ciencia ya no necesite de cálculos, ensayos o microscopios, porque todo lo haya descubierto, habrá de encontrarse al desnudo con la cara sonriente de su propio Creador (20)

………………………………

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

29.05.23

Un amigo de Lolo – Hasta la vida eterna y más allá...

HAGIOPEDIA: Beato MANUEL LOZANO GARRIDO “Lolo”. (1920-1971).Presentación

Ya son algunos años los que, el que esto escribe, lleva haciendo lo propio sobre el Beato de Linares (Jaén, España) en esta casa de InfoCatólica. Siempre ha valido la pena hacer algo así y aportar, aunque sea, un granito de arena a la comprensión de un creyente tan fuerte y profundo como es Lolo. 

El linarense universal que tanta atracción espiritual tiene para quien lo conoce, no deja de producir interés en aquel que se acerca a su persona a través de su obra. Y es que, no pudiendo hacerlo ahora personalmente o, digamos, en la intimidad de la conversación entre amigos, que lo somos todos aquellos que ansiamos serlo, es seguro que acercarse a Lolo de forma cercana nos viene la mar de bien. 

Lolo nos acerca a lo bueno que tiene saber que, cuando se es hijo de Dios la mejor forma de serlo es, sencillamente, siéndolo. Y él es una muestra perfecta de cómo hacer algo que, algunas veces, a muchos nos resulta difícil y a algunos… imposible.

Acerquémonos, desde ahora, a la obra misma de Lolo y a su intimidad podríamos decir, con lo que vamos a ganar, seguramente, mucho y más que muchoY, para más abundancia de lo bueno y mejor, al final de todo esto les ponemos uno de los aforismos espirituales que publicó Lolo en su libro Bien venido, amor“. Vamos, miel sobre hojuelas, como se dice en la Biblia pues esto, al fin y al cabo, es cosa del alma de cada cual.

  

Hasta la vida eterna y más allá 

Es cierto y verdad que ahora, tiempo después de la subida a la Casa del Padre de Manuel Lozano Garrido, Lolo para los amigos, y de que la Iglesia Católica le reconociera, por así decirlo, el rango de Beato (y esperamos pronto el de Santo) nosotros podemos decir que sí, que aquel hombre era como era y que por eso subió donde ha subido. 

Eso es cierto y verdad. Sin embargo, eso pasó en un tiempo muy concreto de la vida de una persona llamada Manuel, nacida en Linares y adherido a un sillón de ruedas o una cama como modo de existencia vital. 

Con esto queremos decir que el ahora Beato Lolo (Jaén, España) se ganó a pulso estar donde está que es, además de en el Cielo, en el corazón de los millares de personas que lo conocen en el mundo y saben que fue un hombre, como dice San Josemaría, de criterio y cabal por su fe. Y queremos decir que Lolo supo ganarse la vida eterna aún, a lo mejor, sin pretenderlo pues aquí la humildad juega un papel muy importante. 

Pues bien, ¿a qué debe Lolo haberse ganado la vida eterna y más allá de la misma?

En realidad, y podemos atestiguarlo, primero, por sus amigos que aún viven y, luego, por lo que dejó escrito y, aún más, por aquello que ha hecho de carácter extraordinario (ahí tenemos que sea Beato y lo que tenga que venir…) que le ha conferido el grado espiritual alto y más que alto del que goza y disfruta en la estancia que Cristo le preparó en la Morada Eterna en la que, estamos seguros de ello, no tiene obstáculo posible pues todos sus males se pasaron en el mismo instante de entregar su vida al Padre. 

Bueno. 

Decimos, por esto apenas apuntado, que Lolo supo cómo ser un buen hijo de Dios y eso, como bien sabemos cada uno de nosotros, no siempre nos resulta fácil, cómodo o conveniente. 

Y decimos, por esto, que Lolo se ganó la vida eterna por su 

Fidelidad al Todopoderoso, a Jesucristo, a la Virgen María, etc., que llevó hasta las últimas consecuencia; su

Creencia en Dios que nunca olvidó y que llevó por seña en su existencia y que supo mostrar en su pleno y real significado vital,

Soportando lo que soportó que, como bien sabemos aunque sea de oídas, no fue poco sino mucho y mucho,

Su alegría contagiosa que, como también tenemos oído, iba mucho más allá de su propia forma de existir y se convirtió en una enseña que definía a la perfección lo que quiere decir sobrenaturalizar el sufrimiento y sobreponerse a tantas y tantas malas cosas de su enfermedad…

Su respeto y amor por el prójimo, su amor por él, al que entregó gran parte de su vida y al que dejó, al que nos dejó, su voz santa en los escritos que Dios quiso diera al mundo en unas condiciones que, en sí mismas, son verdaderamente milagrosas. 

Su, su, su… tantos “sus” que no cabrían en estas limitadas páginas que, a duras penas, dicen algo de nuestro amigo Lolo… 

Goce, por tanto, Lolo de la vida eterna bien ganada que, como dice Santa Teresa (con la que estamos seguros habrá echado algún que otro parrafillo) dura para “siempre, siempre, siempre”.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 

Panecillos de meditación

 

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy: 

Entender el sufrimiento es un bien más que importante.

 

Aforismos de fe católica: del libro de Lolo “Bienvenido, amor":


“La penicilina, ‘el pájaro del Alma’ o el microscopio electrónico son versículos del salterio con que la Ciencia canta la gloria del Creador ” (19)

 ……………………………

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.