Derechos Humanos y Derechos desde Dios
Cuando se cumplieron 60 años desde que la ONU aprobara la Declaración Universal de los Derechos Humanos Benedicto XVI, recordando tal fecha, dijo (el mismo día, 10 diciembre de 2008) que “La ley natural, escrita por Dios en la conciencia humana, es un denominador común a todos los hombres y a todos los pueblos; es una guía universal que todos pueden conocer en virtud de la cual todos pueden comprenderse“.
Recuerda mucho, lo dicho por el Papa alemán, aquello dejado escrito por San Pablo, en la Epístola a los Romanos (2:14), sobre que incluso los gentiles, “que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley”.
Por eso, bien podemos decir que la Ley Natural, por ser de Dios, ha de iluminar la norma que, el ser humano, semejanza del Padre y criatura suya, se dé para su vida en la Tierra, porque si las personas que no conocen a Dios cumplen su Ley qué no será de parte de las personas que sí lo conocemos.
Sin embargo, muchos tratan de hacer que la Ley natural no tenga, ni por asomo, aplicación, en la ley humana porque, en realidad, no conviene su contenido.
¿Cómo es posible que pueda resultar inconveniente algo que proviene de Aquel que lo creó todo?