InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Ventana a la Tierra Media – La Comarca de Tolkien

25.09.20

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – ¡Felicidades, Bolsones!, o un inesperado cuento

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Frodo y Bilbo están durmiendo. Después de un día agotador donde no han sido menos de dos los desayunos, otras tantas meriendas, una opípara cena y no cortas conversaciones pipas en la boca incluidas, nuestros Hobbits habían decidido que, por fin, había llegado el momento de echar el cuerpo en la cama y esperar, plácidamente, que llegara un nuevo día. 

Debemos decir que el día que ha de llegar es muy especial. Y es que tan sólo falta un mes para el cumpleaños del tío Bilbo y eso, a qué negarlo, ha puesto algo nervioso a quien pronto cumplirá, nada más y nada menos, que 111 años. 

Hace otro mes hacia atrás, nuestros amigos tuvieron una conversación donde Bilbo reveló a Frodo lo que podía revelarle acerca de la fiesta que debían preparar para celebrar su cumpleaños aunque bien sabía el bueno de Bilbo que también sería el cumpleaños de su sobrino al que tenía pensado dejarle todo en herencia. 

¿Acaso iba a morir pronto Bilbo y lo sabía? 

J.R.R. Tolkien- Ventana a la Tierra Media ? Vidas paralelas: Bilbo Bolsón ? Frodo  Bolsón

De ninguna de las maneras. En primer lugar porque se sentía más fuerte que nunca y, luego, porque sabía muy bien de dónde le venía el vigor que había desatado habladurías en toda La Comarca e, incluso, según le dijo Frodo, más allá de las fronteras de su amada y querida tierra. 

Verdaderamente, a pesar de ser tiempo veraniego y, se supone, de descanso, los dos se han afanado en trabajar más de la cuenta porque la fiesta que Bilbo quiere preparar ha de ser a lo grande porque, al parecer, se va. 

Cuando el tío le dijo al sobrino que se marchaba tuvo que sostener bien fuerte, incluido un malabarismo para evitar que se le cayera al suelo, la pipa con la que andaba pasando el rato. Y es que no podía negar que le había causado una impresión grande eso de que Bilbo se tenía que marchar.

 

-      ¿Otra vez te tienes que marchar?, le preguntó Frodo.

 

-      Sí, Frodo, otra vez, pero ahora será, creó, para siempre.

 

Aquel “para siempre” aún le produjo más estupor que el saber que se tenía que marchar. Y es que, vamos a ver, a pesar de que los Hobbits son famosos por el escaso interés que manifiestan en correr aventuras lejos de su Comarca (algunos enanos sostienen, según se les ha oído decir en sus visitas a los amigos Hobbits, que ellos tampoco querrían marchar de La Comarca viviendo allí tan bien como se vivía) era más que conocida la que corrió Bilbo hacía más de 50 años, mucho antes de que hubiera nacido el mismo Frodo. 

Como decimos, están durmiendo los Bolsón. Y Frodo sueña que su tío se va y, en efecto, no vuelve más. Todos se preguntan qué habrá sido de aquel al que, en tiempos, llamaron “el loco de Bilbo” por aquella su aventura. Y, aunque sí, había preocupación por eso, nadie hizo lo más mínimo por ir más allá de preguntarse, en las conversaciones que a menudo entablaban, eso,

 

-      ¿Qué habrá sido de Bilbo?

 

-      Él sabrá, yo siempre lo he considerado algo revolucionario. Y los enanos aquellos que le visitaron… en fin, ¡qué le vamos a hacer! 

 

Y todos, irremediablemente, siguieron fumando sus pipas como si cualquier cosa.

 

De repente, alguien llama con fuerza a la puerta. E insiste una y otra vez como si no hubiera mañana…

 

-      ¿Quién es?, pregunta Bilbo. ¿Es que no ves que estamos durmiendo, que no son horas de…?

 

Pero no pudo acabar de hablar porque quien fuera que daba aquellos golpes parecía que estuviera poseído por un Troll de las montañas, de esos que dicen que existen por aquellos lares. 

No tuvo más remedio que levantarse Bilbo porque Frodo, como era propio de la juventud, ni aunque hubiera  pasado por allí una manada de criaturas salvajes, se hubiera despertado y, menos aún, por unos “golpecitos” que algún desalmado estaba dando en la redonda puerta de la morada de los Bolsón.

 

-      Voy, voy, qué poca paciencia tienen algunos.

 

Y, quizá con demasiada prisa (se tropezó varias veces en el corto camino que había desde su habitación hasta la puerta) llegó, por fin, al lugar de donde venía tanto escándalo.

 

-      ¿Se puede saber quién eres y qué quieres?

 

Y allí, ante las mismísimas narices de Bilbo Bolsón, visiblemente enfadado y con cara de pocos amigos (fueran estos Hobbits, Enanos, Elfos u Hombres) se presentó, ni más ni menos, que el jovenzuelo Sam, amigo hasta lo insoportable de Frodo y, a más señas, jardinero en ciernes.

 

-      Buenos días, señor Bilbo. ¿Está dispuesto Frodo?

 

-      Dispuesto, dispuesto, ¿dispuesto para qué?

 

-      ¿Es que no lo ve, tío de Frodo, nos vamos a pescar?

 

Y, así, sin más ni más, le espetó Bilbo un “adiós” y le dio con la puerta en las narices.

  

Nosotros, y a pesar de que aún falten, según el cuento aquí traído, unas semanas para el 22 de septiembre (hoy, de todas formas, ya ha pasado pero los cuentos son como son…) les deseamos, a ambos, un feliz cumpleaños y una buena fiesta de despedida.

  

 

Eleuterio Fernández Guzmán- Erkenbrand de Edhellond

18.09.20

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – ¿Qué es y qué supone el Monte del Destino?

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El summum de los lugares malos a rabiar. Así podemos definir, de forma popular, al Monte del Destino. En él está el origen del Mal si nos referimos al Anillo Único y, por tanto, todo lo malo que le sucedió a la Tierra Media desde que Sauron lo creó… en fin, que allí tuvo origen, lugar y salida. 

Resulta curioso, por lo dicho arriba, que el Monte del Destino sea, en cuanto a carrera del Mal y el final buscado por el Bien sea, decimos, la salida y la meta de todo esto. Y nos explicamos.

En cuanto a la salida, ya hemos dicho arriba que allí es donde se forja el Anillo que debía controlar al resto de joyas entregadas a las más diversas razas y, con tal control, alcanzar uno que lo fuera total y absoluto sobre la Tierra Media porque ya me dirán ustedes qué se iba a llevar cabo que no fuera mala cosa si, a través del Único se pudiera haber pisado con bota de hierro sobre Hombres, Elfos y Enanos, poseedores todos ellos de anillos… cuando los Hobbits no eran más que un grupo, una raza por así decirlo, sin ansia de aventuras y muy alejada de todos aquellos ajetreos de poder… hasta que, claro, llegó el momento de dar la cara y comprometerse con el bien general de toda la Tierra Media.

Pues bien, desde allí todo empezó y fue allí mismo, entre la oscuridad y el fuego, donde el Anillo Único vino al mundo para controlar al mundo y para hacer del mundo un lugar inhóspito, aberrante, nigérrimo. Y no podemos negar que quienes eso querían lo intentaron con todas sus fuerzas que, por cierto, eran muchas y más que muchas.

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11.09.20

J.R.R. Tolkien - La Comarca de Tolkien - Los que no hablan con palabras en la obra de J.R.R. Tolkien

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Es muy cierto y verdad que la obra de J.R.R Tolkien está trufada de personajes de las más diversas especies. Y no decimos nada nuevo si apostamos por sostener que tanto Hombres como Enanos, Elfos, Orcos, Dragones, etc., son muy bienvenidos en una Tierra, la Media, donde van a correr las más diversas aventuras y van a dar vida a lo que, en sí mismo, está ya lleno de vida.

Que nuestro autor amaba mucho la naturaleza no es algo que aquí se diga para descubrir algún rincón escondido de la Tierra Media. Es, simplemente, para dejar claro algo que sí, que eso lo sabe todo el mundo pero, a lo mejor, no se le da la importancia que merece.

El antro: Treebeard Bust

Y es que en la obra de J.R.R. Tolkien hay muchos, digamos, protagonistas que no lo parecen o muchos que bien podrían ser personajes principales y ahí están, callados, sin decir esta boca es mía pero haciendo que las cosas sean como son y no de otra forma. De todas formas, aquí también hay una excepción a la regla porque hay un árbol, antiquísimo, que sí habla y que todos saben a quién nos referimos, pastor de árboles él mismo y capitán del ataque que, en su justa ira, llevaron a cabo estos seres vivos contra Isengard, lugar do moraba Saruman el engañado por su propia ambición.

Y, junto a ellos, los árboles, los sujetos de tantas aventuras como son los bosques. Tampoco es que la Tierra Media esté llena de ellos pero algunos, como el de Lórien o el Fangorn y, sobre todo, el que tuvo que llegarse a llamar Bosque Negro (antiguamente no lo era, como bien sabe Bárbol) por influencia del Mal, todos ellos, decimos, juegan un papel más que importante en la subcreación del profesor de Oxford. Y es que en alguno de ellos nuestros protagonistas no lo pasan nada bien, por miedo y por la realidad que encierra donde la aventura con las arañas no es, precisamente, de las menos importantes.

Por tanto, aunque haya excepciones, como decimos, a la regla de no tener boca para abrir, lo bien cierto es que aquellos a los que nos referimos no fueron dotados, por su subcreador, con el don del habla.

En realidad, no podemos negar que cada cual, de estos personajes, digamos, mudos, son puros y exactos testigos del devenir de todo aquello que, con el paso de la Edades, se ha producido y, como suele decirse de las paredes… si hablasen otro gallo cantaría…

Es verdad que los caminos que en la Tierra Media son, digamos que han sido cambiados de nombre según han ido pasando las Edades. De todas formas, nombres como el Gran Camino del Este, el Camino del Bosque Viejo, el Camino Norte-Sur, conocido en un principio como Camino Real y en cuya parte norte y sur de Bree es conocido como Vía Verde (Camino Verde) o el Camino Viejo del Sur del mismo Camino Norte-Sur pero desde Tharbad o, incluso llamado, aquel, como Camino Real en el momento en que los reinos de Arnor y Gondor está en su mejor época, evocan toda una serie de aventuras y, por sí solos, hablan del devenir de unos personajes que por ellos han transitado y transitan cada vez que alguien se lleva a los ojos y al corazón los devenires allí contemplados.

Puesta de largo de El Camino del Anillo - Pastoral Social e Innovación

Por supuesto que deberíamos añadir, por ejemplo, las carreteras propias del Reino de Gondor o los caminos, digamos, propios del Mal como, por ejemplo, el Camino de Morgul que une, al menos en la Tercera Edad, Minas Ithil con Mordor, hacia el oeste pues no es posible entender que quien representa lo malo y peor que pueda haber en la Tierra Media no tenga por dónde transitar haciendo lo único que sabe hacer.

No hablan, que sepa el que esto escribe, pero eso no impide que por sí mismos den forma a la Tierra Media y ocupen un lugar tan importante (en su descripción y realidad) en la obra de Tolkien padre.

Si hemos hablado de los caminos, otro tanto podríamos decir de los ríos que adornan y embellecen la Tierra Media. Y es que son verdaderos elementos protagonistas de muchas aventuras que corren nuestros personajes preferidos y, también, por cierto, los que no lo son…

Así, por ejemplo, el Anduin o los siete ríos que definieron Ossiriand en la Primera Edad, como son el Gelión, el Ascar, el Thalos, el Legolín, el Brilthor, el Duilwen y el Adurant, y también, más allá de la tierra de los siete ríos, el Esgalduin, el Harnen o, en fin, muchos de los más que muchos que recorren la Tierra Media, han visto como los protagonistas de El Señor de los Anillos (en cuanto correspondiera a su Edad, claro está) surcaron sus aguas o, en todo caso, las evitaron de la mejor forma posible, para empezar o continuar la misión que les había sido encomendada por el Concilio de Elrond y la constitución de la Compañía del Anillo. Incluso en sus aguas, algún héroe ha sido depositado, armas incluidas para que, después de muerto, fuera trasladado su cuerpo por ellas…

Montañas Nubladas | Tolkienpedia | Fandom

No podemos olvidar tampoco a las montañas o, en general, accidentes verticales de la Tierra Media. Y es que ni son pocos ni son menos importantes que los citados antes. Y no, tampoco tienen fauces o bocas para decirnos nada y están ahí, como mirando qué es lo que pasa en sus colinas o cimas.

Podemos decir que, si hablamos de este tipo de accidentes del terreno, en la Tierra Media las hay de todos los colores o, al menos, de algunos: las Azules o Ered Luin, o grises, como las Ered Mithrin, o blancas, las Ered Nimrais.

No podemos olvidar en Erebor a la Montaña solitaria donde los Enanos tenían algo más que su casa y Reino ni tampoco las cercanas Colinas de Hierro, de nombre más que propio para estar relativamente cerca de un pueblo, el de los Enanos, acostumbrado a trabajar los metales.

También hay lugares tan épicos como la Cima de los Vientos.

También existen montañas en el predio del Mal como , por ejemplo, las de Angmar, justo en el Antiguo Reino del Rey Brujo de tal nombre y, sobre todo, el Orodruin o Monte del Destino donde, digamos, todo esto empezó y todo esto terminó… y, tras aquellas, las Nubladas, una verdadera cordillera que va de norte a sur…

De todas formas, seguramente podríamos traer aquí otros protagonistas que tampoco hablan en la obra de J.R.R Tolkien con palabras pero que como, por ejemplo, las espadas, dagas y demás instrumentos de hacer justicia en manos del Bien, tan importante papel juegan en todo esto. Sean, de todas formas, al menos citadas aunque sea de pasada.

Vemos, por tanto, que hay muchos personajes, los podemos llamar así, queremos llamarlos así para darles la importancia que tiene, que sí, es posible tengan un papel pasivo en las obras de Tolkien padre pero no podemos negar que sin ellos la cosa no sería lo mismo y, tampoco, igual.

 

Eleuterio Fernández Guzmán Erkenbrand de Edhellond

 

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Hay mundos que, sin duda alguna, nos llevan más lejos del que vivimos, nos movemos y existimos.

…………………………….
Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna

4.09.20

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Esa esperanza llamada Tierras Imperecederas (y 2)

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Cuando van apareciendo, a lo largo del tiempo, las razas de seres que iban a habitar la Tierra Media estamos seguros de que cada una de ellas llevaba inscrito en su corazón un destino que sería ansiado a lo largo de las generaciones que fueron pasando desde que cada individuo que conformó las dichas razas vio la luz hasta que finalizó la Guerra del Anillo.

El caso es que, como decimos arriba, había un ansia escondida pero no olvidada. Es verdad que cuanto más alejado en el tiempo está el momento de aparición de Elfos, Enanos, Hombres o Hobbits de aquellas primeras generaciones es posible se pudiera difuminar la intención de cada uno de los miembros de tales razas.

Con esto queremos decir que mirar hacia el Oeste y pensar en unas tierras llamadas Imperecederas (con lo que supone tal adjetivo calificativo) no era nada extraño sino, al contrario, algo que muchas veces se dijo desde que se empezó a contar cuentos o historias del pasado. Y sí, seguramente, todos sabían de la dificultad de alcanzar tales Tierras pero no por eso iba a disminuir el ansia por alcanzarlas.

Aquellas Tierras, llamadas Imperecederas por lo que eran y por cómo eran, era una verdadera esperanza o, mejor, era la esperanza total y absoluta de poder evadir lo mal que lo habían estado pasando aquellos que sufrían la inmisericorde bota de hierro del Mal, llamado, como sabemos, por ejemplo, Morgoth o Sauron o…

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28.08.20

J.R.R. Tolkien - Ventana a la Tierra Media – Esa esperanza llamada Tierras Imperecederas (1)

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En mayo de 2019 escribíamos esto:

 

Por mucho que se nos diga       que esto no es cierto,

que sólo es fantasía                   y que dejarlo debemos,

por mucho que oigamos            aunque quedemos perplejos,

aunque sepamos, decimos,       que es propio de alejados

del mundo que vivimos              no anhelamos cosa distinta,

lugar mejor donde ir,                  estancia que descubrir.

Hay lugares mejores                  donde llevar nuestras almas,

lugares donde reposar               nuestros cansados corazones,

pocos, al parecer,                      alcanzan aquellas orillas

y pocos, según nos dicen,         los que tienen tal premio,

pero nosotros creemos              y es lo que aquí decimos

que vayamos pronto                  a las Tierras,

Imperecederas llamadas           donde en la Tierra, la Media,

habitan los Bendecidos,            aquellos que Eru quiso,

los que anhelamos conocer      y los que fueron.

Como Bilbo tuvo canción          última de las que hizo,

nosotros tenemos esto,            que sabemos no es lo mismo,

pero nos vale como gozo,        como ilusión y como sueño.

Allende de los mares,              donde las tierras son luz,

libres del Mal malvado,            habitan los inmortales

y es destino que ansía            el corazón de los hombres

alcanzar aquellas tierras,        ver si es cierto tal nombre.

Sabemos, de todas formas,    que por mucho que habitemos

aquellos lugares ciertos          aunque sea sólo en sueño,

nada ha de pasarnos ,            nada que sea tan bueno

como vivir para siempre          entre aquellos que bendijeron

las manos limpias de Eru,       Creador de lo eterno.

Según se habla en cuentos      a los enanos, hombres y elfos,

hay muy pocos,                        de entre ellos,

que puedan contar                   y que sea verdad,

que han pisado las playas,      que hayan pisado el suelo

donde los inmortales               gozan su gozo imperecedero,

aunque resulte imposible         cruzar al destino nuevo,

es ilusión que tienen               y mucho más que un sueño.

Entre nosotros, los viejos,       aquellos que batallas  vivieron,

cuentan que hace siglos,         muchos que ya cayeron,

hubo quien intentó                 cruzar el mar de en medio

y llegar a gozar, siquiera,       un instante de aquel viento,

siendo cierto y verdad            que todo quedó en anhelo.

Debemos conformarnos,         según vemos y hacemos,

con saber que Eru quiere,       y desdecirlo no debemos,

que cada cual que, creado,     de su corazón ha emanado,

goce de lo entregado,             regalo, sí, de sus manos.

Y aunque eso hagamos,          sin alcanzar lo imposible,

no olvidemos que soñar,         un tal don nos es dado,

e imaginar alcanzar,               aunque sea imaginado,

aquellas Tierras inmortales      e Imperecederas llamadas,

es cosa que hacer podemos,   algo que Ilúvatar

nos lo puso en los sueños.

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