Tener fe o no tenerla
Se suele decir que el ser humano tiene una tendencia natural a lo sobrenatural. Es decir que, a pesar de lo que pueda pensar sobre las circunstancias por las que su vida pase siempre le queda el anhelo de algo superior que, además, le puede dar consuelo en sus momentos de tribulación.
Por eso se dice que el ser humano es, esencialmente, religioso, básicamente unido a Dios.
Resulta, por otra parte, fundamental para una persona saber que Dios le ama, que no le abandona nunca, que, por más infieles que seamos al Creador, siempre está esperando una reacción de humildad por nuestra parte que nos vuelva a acercar a Él porque su misericordia es ilimitada, total, eterna.
Pertenencia a la Iglesia católica
“El que creyere y fuere bautizado se salvará; el que no creyere se condenará” (Mc. 16, 16)
Con tales palabras, el evangelista Marcos indica, a la perfección, los dos aspectos necesarios para la pertenencia a la Iglesia católica: ser bautizado y, además, creer. Pero primero pone, no por casualidad, el hecho mismo de creer; luego el de recibir el bautismo.