Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” – Con un corazón chorreante

Presentación

Lolo junto a la Virgen sujetando un velón el día de su Primera Comunión

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

 

Con un corazón chorreante…

  

“A la Comunión, yo fui vestido de marinero, sin gorra, claro, con una gran vela de lazo y otro en el antebrazo, más una gran banda atravesada en el pecho, con un corazón chorreante, pintado por las monjitas.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 28)

 

Hoy hemos querido sustituir la imagen con la que iluminamos los artículos de Lolo porque lo que escribe en el texto que hemos traído invita a ello. Es decir, que el Lolo en su sillón de ruedas ha venido a ser el Lolo el día de su Primera Comunión o, al menos, con una fotografía que coincide a la perfección con lo que aquí nos dice. Esto último lo decimos porque es probable que en aquel entonces no se estilara la moda de fotografiar a quien recibe su Primera Comunión días antes en algún estudio de fotografía y, casi seguro, sea del mismo día. 

Pues bien, ahí tenemos a Manuel Lozano Garrido en el día en el que, por primera vez, recibió el Cuerpo y la Sangre de Cristo que, si nos atenemos a las cosas como son, fue el 9 de mayo de 1929. 

Debemos decir que nos alegramos más que mucho de que la descripción que hace Lolo de sí mismo en al día en ese su libro de Las Golondrinas nunca saben la hora coincida a la perfección con la imagen que aquí traemos. Y es que, se diga lo que se diga, esta imagen vale por muchas palabras aunque tengamos que decir algunas…

 Es casi seguro que nuestro amigo, a la edad en la que está tomada esta imagen fuera algo así como una fierecilla aún por domar. Y es que, como hemos dicho en anteriores artículos, él mismo habla de cómo eran en la escuela en aquel entonces y, francamente, distaban mucho de ser “angelitos” cosa que, por cierto, suele ser lo normal a tal edad. Pero aquí lo vemos serio y más que serio. Y es que la ocasión merecía tal seriedad. 

Lolo: 12 aniversario de Mi Primera Comunión | Beato Manuel Lozano Garrido,  beato Lolo

Todo apunta a lo que suele acompañar a quien recibe su primera Comunión: la velón, la medalla, el librito que puede adivinarse en su mano derecha apoyado en la mesa muy cerca de la imagen de la Virgen (en otra imagen, vemos a Lolo apoyado en la mesita con el librito abierto Pero en este caso hay algo que nos gustaría comentar y que muestra muy bien lo que sería Lolo en el futuro o, mejor, cómo se manifestaría Lolo en el futuro.

 Esto lo decimos para referirnos al “corazón chorreante” que lleva en una banda que le atraviesa el pecho (nunca mejor dicho esto al respecto de tal corazón) y que, al parecer, le pusieron allí las “monjitas”, como dice Lolo. 

Es cierto y verdad que Lolo, como suele decirse, nos ha dejado el balón botando para que lo rematemos a la perfección. Y es que todo, en su vida, fue expresión, precisamente, de tener un corazón chorreante de amor y, además y primero, de aceptar en la misma al que lo es de Cristo, chorreante de gozo por ser Hijo de Dios y por servir a su Padre del Cielo. 

Podemos imaginar que el tal corazón de refiere al Sagrado Corazón de Jesús al que se suele representar, eso, chorreando sangre pues la suya chorreó y mucho en el momento clave de su Pasión y tal expresión de sufrimiento y Amor es propia, la tenemos por propia, del Hijo de Dios. Y es que Lolo iba a recibir a Quien iba a ser su amigo y su Dios ya para siempre, siempre, siempre, como dice la santa llamada Teresa de Jesús al referirse a la vida eterna.

 El corazón de Lolo, a lo largo de su vida, podemos decir que aceptó en su existencia el sangrado que es el sufrimiento y el dolor. Y, poco a poco, “alfilerito” a alfilerito (como dice él mismo de cómo se sentía en cuanto al dolor, como si le clavasen…) fue conformando una existencia muy acorde con aquel “corazón chorreante” que las monjitas le pusieron allí, justo atravesando el pecho que es, además, una imagen muy fuerte de cómo fue la vida de Lolo: atravesado por el dolor pero, a la vez, gozoso por saber sobrenaturalizar el mismo.

 Es curioso, además, ahora que nos damos cuenta, que cuando el Beato de Linares (Jaén, España) habla de cómo se siente clavado en todo su cuerpo, no habla de “alfileres”, así dicho en normal, sino de “alfilerito” lo cual denota hasta, digamos, una aceptación mayor hacia lo que le pasa por hacer del diminutivo con el que, por lo general, expresamos cierto contento o, en todo caso, no desazón…

Y no hablamos, porque creemos que el artículo de hoy era por otra cosa, del gozo que debió suponer para Lolo recibir a Cristo en su cuerpo. Vamos, como para ponerse a saltar de alegría entonces que aún podía…

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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