InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: 2019

2.04.19

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro" – Saber lo que nos conviene

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

Saber lo que nos conviene

 

“Sobre la presencia hereditaria del mal pesa un análogo matiz de elección. De un lado está Dios con su fragancia, su perfección ascendente y su perpetuidad. De la cara ésta nos inclinamos por la degradación, el desfondarse y lo corruptible.”  (El sillón de ruedas, p. 97)

 

Ciertamente, Dios da al ser humano, que es semejanza suya, libertad de elección, para escoger entre una cosa y la otra. Y eso nos parece la mar de bien porque desdice de forma total la especie según la cual nuestro Creador nos domina hasta eliminar nuestro ser.

Bien. Sabemos, por tanto, que cuando se plantean dos caminos distintos en nuestra vida… en fin, que podemos y debemos escoger. Pues lo mismo pasa con la fe que tenemos, la católica, y con lo que la misma supone para nosotros.

El Beato Manuel Lozano Garrido que, como es lógico, también tendría que escoger muchas veces a lo largo de su vida, nos dice que sí, que debemos escoger pero habla muy bien acerca de qué puede ser tal elección en materia espiritual.

Que el Mal existe es bien cierto y que, también, en nosotros radica no poco del mismo (de nuestro corazón salen las obras y no siempre son buenas…) es una verdad más que grande.

Dice Lolo que la presencia del mal es hereditaria. Y es que no podemos dudar lo más mínimo acerca de que, en efecto, desde que el pecado entra en el mundo (recordemos… Adán, Eva, la serpiente, etc.) no ha habido día en el que no se manifieste el mismo. Por eso sabemos que hemos heredado una capacidad innata de pecar y, así, de hacer que el Mal no cese nunca de estar en funciones.

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31.03.19

La Palabra del domingo - 31 de marzo de 2019

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IV DOMINGO DE CUARESMA

 

Lc 15, 1-3. 11-32

 

“1Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle, 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: ‘Este acoge a los pecadores y come con ellos.’3 Entonces les dijo esta parábola.11         Dijo: ‘Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió  la hacienda. 13 Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. 14 ‘Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. 16 Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.17 Y entrando en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me  muero de hambre! 18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti.

 19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.” 20 Y, levantándose, partió hacia su padre. ‘Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. 21 El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” 22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas  sandalias en los pies. 23 Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta. 25’Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas;26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 El le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” 28 El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. 29 Pero él replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca  me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; 30 y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo  cebado!” 31 ‘Pero él le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; 32 pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba  perdido, y ha sido hallado.’”

 

 

COMENTARIO

 

El exacto amor de Dios

 

Sabemos que Jesús, cuando predicaba y hacía uso de las parábolas, lo hacía porque sabía que era una forma muy conocida de explicar aquello que podía resultar más difícil de entender y porque sabía, además, que muchas veces era la única forma de mínimamente entendido. 

El caso es que  podemos decir que las compañías de Jesús, aquellos con los que hablaba y con los que tenía una relación muy cercana, no eran, según determinadas conciencias, lo mejor de cada casa (y entiéndase esto, por favor). Y es que si había venido a salvar lo que estaba perdido ¡qué mejor que estar con lo que está perdido! 

Queremos decir que Cristo Jesús se juntaba con personas que, a tenor del pensamiento de los sabios oficiales, no eran muy recomendables: pobres, publicanos, ciegos, paralíticos, enfermos en general o, en fin, leprosos o mujeres y niños… 

Todo aquello había que le tuviesen cierta inquina los que eran considerados conductores del pueblo judío o, lo que es lo mismo, fariseos et alii. 

Pero Jesús sabía cuál era la misión que tenía encomendada y la cumplía a rajatabla y sin pararse en comportamientos políticamente correctos o pegados al qué dirán o respeto humano. Es más, algunos de los considerados sabios le dijeron en una ocasión (que sepamos) que sabían que era así. 

Pues bien, Jesús se ve en la obligación de explicar con toda claridad cómo es Dios. Lo hace a través de la muy conocida parábola del hijo pródigo que bien podríamos titularla “La parábola del amor de Dios por sus hijos perdidos”. 

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29.03.19

Ventana a la Tierra Media – Soberbia y ceguera: la caída de Númenor

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De la gloria al fin de todo. Así podemos definir la existencia de un regalo que hizo Eru a la raza de los hombres que tanto habían luchado y sufrido contra Morgoth. Pero, sobre todo, bien podemos decir que en este caso particular, muy especial en la obra de J.R.R. Tolkien y que, a lo mejor, tanto tiene que ver con la existencia de la Atlántida en cuanto a lo que la imaginación de nuestro autor pudiera servir la misma, aquí tiene que ver mucho el comportamiento ciego y cegado por la soberbia y la falta de seso… si ustedes nos entienden. 

Por cierto, no hemos dicho que el regalo citado arriba es la isla estrellada (con forma de estrella aunque luego también se “estrelló”, hundiéndose, por culpa de los hombres, podemos decir) de Númenor que es un nombre que, en sí mismo, incita mucho la imaginación y, podemos decirlo así, el ansia por conocerla. ¿Qué fue Númenor?, ¿Qué fue de ella? 

Veámoslo. 

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27.03.19

Un amigo de Lolo – "Lolo, libro a libro" – El Derecho de Dios

Presentación

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Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

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Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “El sillón de ruedas”.

El Derecho de Dios

 

“Fundamentalmente, la peripecia de la manzana no fue sino un irrumpir alevoso en el campo de Dios para pisotearle abiertamente sus derechos. Dios, así, tenía que volver por el orden conculcado.”

 

Es bien cierto que, aún sin saber si lo que causó el desliz grave del pecado original fue una manzana, ponerla como ejemplo de lo mal que se pueden hacer las cosas es, digamos, más que recomendable. Y nos sirve para mucho y  para más que mucho…

Antes de decir nada, debemos apuntar algo que muchas veces se olvida: Dios tiene Derecho, así, con mayúsculas. Y es lo que se suele decir cuanto uno se quiere referir a su Ley.

Cuando decimos que Dios tiene una Ley queremos decir que sus hijos debemos cumplirla. Pero hubo una  criatura o, mejor, poseída fue una de las existentes en el Paraíso por Satanás para que irrumpiera en aquel mundo ideal en el que el ser humano (dos eran, sólo, entonces: Adán y Eva) para sembrar la especie según la cual el Creador tenía engañados a sus primeros hijos nuestros, a su vez, Primeros Padre.

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24.03.19

La Palabra del Domingo - 24 de marzo de 2019

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III Domingo de Cuaresma

 

Lc 13, 1-9

“En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ‘Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.’  Les dijo esta parábola: ‘Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo  encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’ Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.’”

 

COMENTARIO         

 

La importancia de la conversión

Dios tiene mucha paciencia con sus hijos, los hombres. Queremos decir que, por mucho que caigamos en las tentaciones que nos pone el Maligno, siempre espera que regresemos a Su seno y, así, nos perdona.

A este respecto, es bien cierto que en tiempos de Cristo, cuando vino por primera vez al mundo el Hijo de Dios, la visión que se tenía de determinadas realidades espirituales era propia de aquel pueblo en el que el Creador depositó su esperanza.

Cierto es que las cosas estaban así. Por eso Jesús se ve en la obligación de poner las cartas sobre la mesa. No dulcifica la situación por la que pasaban sus hermanos los hombres sino que les dice, con toda claridad, lo que tienen que hacer.

Los ejemplos que, primero, le ponen los demás y, luego, los que Él mismo les pone, son los apropiados para que comprendan algo en lo que andaban equivocados: hay algo más que relación entre el presunto pecado y lo que le pasa al hombre.

Es cierto que podía parecer que aquellos galileos que Pilato mató y aquellos sobre los que se desplomo la torre de Siloé, que serían pecadores, habían pagado por sus pecados con aquellas terribles muertes. Y así lo pensaban muchos estableciendo una relación directa entre lo que se comete contra Dios y el castigo divino del Todopoderoso.

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