
Camino a Nochebuena y Navidad – Recapitulemos: en mitad de Adviento, más o menos
A día de hoy estamos, más o menos, a mitad del tiempo de Adviento. Y eso requiere una pausa, un descanso para ver el qué y/o el cómo o, en fin, para encontrar bien el camino si lo hemos perdido por cualquier causa.
Cuando decimos “más o menos” no lo hacemos por hacer alguna gracia o por resultar ocurrentes. No. Lo decimos porque es posible que nos hayamos pasado de largo o, al contrario, que no hayamos llegado a la comprensión de lo que supone esto que hacemos. Y nos explicamos porque, como es lógico, aún estamos a tiempo de rectificar lo que tengamos que cambiar…
A lo mejor nos hemos pasado de largo
Sí, es bien cierto que se puede decir que en materia espiritual no se puede dar el caso de que nos pasemos de largo en hacer las cosas bien. Pero sí, se puede y eso tampoco nos hace mucho bien.
En esto pasa como en el entrenamiento deportivo que, al preparar determinada prueba no es bueno, no lo es, pasarse de preparación porque nuestro cuerpo se puede resentir. Y eso mismo nos pasa cuando hablamos de algo tan especial como es nuestra alma.
Tenemos ansia. Es cierto. Tenemos ansia, decimos, porque llegue un tiempo tan gozoso como es la Nochebuena y la Navidad. Damos, como sabemos, determinados pasos hacia tales gloriosos días. Y, sin embargo, debemos dar paso a paso porque, de lo contrario, podemos agobiar en exceso el alma. Y sí, es cierto que eso no nos va a pasar muchas veces porque somos como somos y, al contrario, nos puede pasar lo que, justamente, decimos ahora mismo. Y nadie se extrañe de lo que ahora viene.
A lo mejor no hemos llegado
“Bueno, aún queda mucho para Nochebuena y también mucho para Navidad. Para qué vamos a dar paso a paso, así, tan despacio…”
Tal forma de expresarse no es propia de quien crea una fase o varias haciendo uso de lo que Santa Teresa llamaba la “loca de la casa” refiriéndose a la imaginación. No. Por desgracia para muchos creyentes en Dios Todopoderoso y en su Hijo Jesucristo y, para ceñirnos a lo nuestro, hijos de la Iglesia Católica, tal forma de ver las cosas suele ser demasiado común. Claro, hay excepciones y, a lo mejor, muchas, que hacen las cosas como se deben hacer pero…
Veamos lo que, a este respecto, pasa.
No siempre estamos dispuestos a calibrar cómo está nuestro corazón porque, de lo contrario, veríamos que no está, a lo mejor, demasiado bien… Y aquí olemos renquear y, en esto, aún no hemos llegado a esta mitad del Adviento demasiado bien…
Pero es que tampoco solemos tener en cuenta lo que supone que el Hijo de Dios va a volver a nacer y que eso ha de suponer mucho para nosotros. Y, en realidad, es algo que, por “repetido” lo solemos olvidar. En esto, tampoco, mostramos un acercamiento al Adviento demasiado aceptable…
Sabemos, por otra parte, que Dios quiere de nosotros que seamos capaces de comprender lo que supone el Adviento. Pero, como tantas veces pasa, es posible que no acabemos de tener muy claro esto y, si lo tenemos, no lo llevamos a la práctica. Y, claro, en esto nuestro nivel de pasos dados en el Adviento no es el adecuado…
Pero, en esto, ¿qué es lo que nosotros queremos?
Decimos, siempre al menos lo solemos pensar, que lo tenemos todo más que claro: nosotros queremos llegar a Nochebuena con el alma limpia. Pero no siempre lo conseguimos. Y eso que ya hemos vivimos muchas Nochebuenas y muchas Navidades. Y es bien cierto, entonces, que no damos el nivel espiritual que nos corresponde…
¿Nosotros, por otra parte, ansiamos los bienes espirituales que otros ansiaron? Sí, respondemos. Pero no nos ha de salir, como suele decirse, “gratis” espiritualmente hablando sino que eso requiere que pongamos por nuestra parte, por ejemplo, perseverancia en pedirlos a Dios, intención de quererlos. En fin… que no siempre queremos, en el fondo eso. Y, entonces, en tal caso, tampoco estamos donde debemos estar y, claro, no hemos llegado a esta mitad del Adviento como deberíamos haber llegado.
Y sobre la esperanza. En nosotros ¿siempre está intacta o la solemos perder?
Responder a esta pregunta de forma franca (o, lo que es lo mismo, diciendo toda la verdad aunque nos perjudique…) es esencial en esto. Y es que si está intacta del todo… entonces, iremos por buen camino pero si ha decaído en algo o en mucho entonces… al contrario de lo dicho antes no iremos por el buen camino que nos lleva a la Nochebuena y a la Navidad.
Vemos, de todas formas y con esto apenas dicho, que la cosa no es tan fácil. Bueno, no es fácil para quien quiere entrar por la puerta estrecha porque, para quien quiera hacerlo por la ancha… en tal caso es más que seguro que lo dicho aquí se tenga por cosa de poca importancia cuando, al contrario, es tan importante que de no entenderlo así nuestros pasos estarán algo más que equivocados.
Eso sí. No podemos negar que aún estamos a tiempo de rectificar porque, en todo caso, aún estamos a mitad del Adviento.
Eleuterio Fernández Guzmán
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Caminar sabiendo que Quien viene es el Hijo de Dios da alas a nuestro corazón, para que camine, sabiendo lo que supone la Venida.
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