InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: 2015

15.12.15

Un amigo de Lolo – Sufrimiento y dolor

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

 

Sufrimiento y dolor

 

“A uno le arden las mejillas cuando en la oscuridad rasguea la sal de la congoja, pero lo insufrible es que se sienta refluir en los lagrimales y, de pronto, en unos ojos negros, azules o verdes -los ojos con los que uno bautiza la ternura, la alegría o la felicidad- nazcan amargos Mississipíes de sangre”. (El sillón de ruedas, p. 323)

 

Dar explicación de lo que es el dolor y lo que supone el sufrimiento para quien lo padece, y de parte de quien lo padece, no resulta ser unas de las cosas más sencillas.

En realidad, sufrir puede hacerse, verdaderamente, insufrible porque es posible que aboque a malos pensamientos acerca de la inutilidad de la vida de por esos momentos pasa.

Sin embargo, hay formas de padecer que son ejemplo de haber comprendido tanto el dolor como el sufrimiento. Y Manuel Lozano Garrido presenta y representa una de ellas. Es más, debe ser de las que más acerquen a Dios Padre.

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13.12.15

La Palabra del Domingo - 13 de diciembre de 2015

Lucas 3, 10-18

“En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: —‘¿Entonces, qué hacemos?’ El contestó: —‘El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene; y el que tenga comida, haga lo mismo’.

Vinieron también a bautizarse unos publicanos y le preguntaron: 

—‘Maestro, ¿qué hacemos nosotros?’ Él les contestó: —‘No exijáis más de lo establecido.’ Unos militares le preguntaron: —‘¿Qué hacemos nosotros?’ 

Él les contestó: —‘No hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, sino contentaos con la paga.’ El pueblo estaba en expectación, y todos se preguntaban si no sería Juan el Mesías; él tomó la palabra y dijo a todos: —‘Yo os bautizo con agua; pero viene el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego; tiene en la mano el bieldo para aventar su parva y reunir su trigo en el granero y quemar la paja en una hoguera que no se apaga.’ 

Añadiendo otras muchas cosas, exhortaba al pueblo y le anunciaba el Evangelio.”

MEDITACIÓN   

El anuncio del Bautista

1.- Como culminación de las maldades de Herores, tetrarca de Galilea, éste, ante la acusación de Juan, hijo de Zacarías e Isabel, sobre su ilícito matrimonio con Hedorías, manda que lo prendan y sea encarcelado. 

2.- Juan, antes de este terrible momento, predica. Su predicación, continuación de su presentación al mundo, a su siglo, con ese “enderezad sus sendas” (se refiere a las del Señor) y la dura acusación a los hipócritas, a los que llama raza de víboras (Lc 3,7) tiene un sentido, que en este texto del evangelista médico de Pablo, doble, porque dos cosas nos quiere decir.

3.- El profeta de lo ordinario

Juan, el Bautista, en la primera parte de este discurso, justo antes de clarificar quién es él y, sobre todo, quién vendrá, da una explicación, ante las preguntas que hacían, de cómo se debe actuar, de cuál ha de ser el comportamiento de sus discípulos.

Era una pregunta muy genérica eso de “¿qué debemos hacer?”. Sin embargo, a este Juan contesta de una forma muy específica. No se limita a dar un gran discurso moral que pudiera valer para todos, no hace que su predicación sea algo vacío sino que, al contrario, da a cada uno una respuesta.

Juan, el Bautista, tenía, por así decirlo, respuestas para todos. Pero ¿qué quiere decir el primo de Jesús, por qué contesta así?

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12.12.15

Libro: "Su Cruz y nuestras cruces", de Eleuterio Fernández Guzmán

Su Cruz y nuestras cruces                         Su Cruz y nuestras cruces

Título: Su Cruz y nuestras cruces

Autor: Eleuterio Fernández Guzmán

Editorial: Lulu

Páginas: 100

Precio aprox.: 4 € papel – 1 € Libro electrónico 

ISBN Papel: 5800113843083

ISBN eBook: 978-1-326-50307-9

Año edición: 2015

Los puedes adquirir en Lulu

 

Su Cruz y nuestras cruces, de Eleuterio Fernández Guzmán

Siempre que un discípulo de Cristo se pone ante un papel y quiere referirse a su vida como tal no puede evitar, ni quiere, saber que en determinado momento tiene que enfrentarse a su relación directa con el Maestro.

Así, muchos han sido los que han escrito vidas de Jesucristo: Giovanni Papini (“Historia de Cristo”), el P. Romano Guardini (“El Señor), el P. José Luis Martín Descalzo (“Vida y misterio de Jesús de Nazaret“), el P. José Antonio Sayas (“Señor y Cristo”) e incluso Joseph Ratzinger (“Jesús de Nazaret“). Todos ellos han sabido dejar bien sentado que un Dios hecho hombre como fue Aquel que naciera de una virgen de Nazaret, la Virgen por excelencia había causado una honda huella en sus corazones de discípulos.

Arriba decimos que el discípulo deberá, alguna vez, ponerse frente a Cristo. Y es que no tenemos por verdad que el Maestro suponga un problema para quien se considera discípulo. Por eso entendemos que tal enfrentamiento lo tenemos por expresión de expresar lo que le une y, al fin y al cabo, lo que determina que sea, en profundidad, su discípulo. Sería como la reedición de lo que dice San Juan justo en el comienzo de su Evangelio (1,1):

 “En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios”.

El caso es que podemos entender que la Palabra estaba con Dios en el sentido de estar en diálogo con el Creador. Por eso decimos que la relación que mantiene quien quiere referirse a Cristo como su referencia, un discípulo atento a lo que eso supone, ha de querer manifestar que se sea, precisamente, discípulo. Entonces surge la intrínseca (nace de bien dentro del corazón) necesidad de querer expresar en qué se sustenta tal relación y, sobre todo, cómo puede apreciarse la misma. O, por decirlo de otra forma, hasta dónde puede verse influenciado el corazón de quien aprende de parte de Quien enseña.

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11.12.15

¿Por qué pasan estas cosas? Una reconocible angustia

 

Hay testimonios, de creyentes que son testigos queremos decir, que vale la pena sean traídos aquí. A lo mejor a más de uno todo esto ya le suena pero es importante que se sepa lo que muchas veces pasa. Lo hacemos, además, porque es, casi, un grito, de auxilio. De pedirlo, espiritualmente, queremos decir.

Hace unos días recibí un correo que decía tal que así.

 

“La verdad no sé por qué esta necesidad a veces de buscar una respuesta a tanta confusión dentro de la misma Iglesia, no es ninguna queja, es desde hace un tiempo un sentimiento de dolor, algo así como si sintiera el desprecio y abandono que recibe Jesús de los suyos, no sé por qué me hiere tanto ver o parecer que veo indiferencia.  Así me parece cuando asisto a una Eucaristía y el lector/a dice lo contrario de lo que está escrito.  O saltar de una lectura a otra del día siguiente por pasar la hoja sin separar, o leer a saltos sin preparar,  o no escuchar nunca el Aleluya antes de la lectura del Evangelio, o no escuchar ningún domingo el salmo ni la segunda lectura. Reinventar plegarias e introducir canciones en la comunión que hablan de pan y no del cuerpo de Cristo, que hablan de banquete y no de sacrificio, no quiero alargar pero con todo esto cada vez huyo de ciertas parroquias buscando otras y cuando en una corrigen algo. Sé que es pecata  minuta con todo lo que existe.

Después vienen los salvadores del mundo y reformadores de la “Obsoleta Iglesia” porque cada vez que me envían algún comentario de PAGOLA, no le digo todo lo que saco en contradicción con la verdad que hasta hace poco hemos confesado.

Si le escribo esto, es porque se me hace imposible hablarlo,  y si tengo confianza con una amiga, después me tengo que ir a confesar porque me parece he criticado del sacerdote (por poner un ejemplo) me refugio en la oración pero sufriendo viendo las atrocidades que se introducen dentro de las parroquias, lo llamamos bonito porque con unas pantallas tan luminosas que deslumbran han conectado desde el ordenador, cantos y dibujos que van pasando mientras se celebra la Eucaristía  “ Dios mío “ por poco no termino llorando de pena, el sacerdote celebrando y los fieles mirando la gran pantalla.

¿A quién le interesa evangelizar?  Los pobres sacerdotes tienen tantísimo trabajo que no pueden salir del despacho pues están pegados a la pantalla un montón de horas.

Me temo que parte del comentario que estoy haciendo suene a queja, pero como le digo es desde el dolor, cuando quieres a una persona, más que quejarte te duele cuando ves que se aleja por caminos errados. Es verdad que dentro de una comunidad, hay muchas formas de enfocar la pastoral, pero cuando ésta no acerca a Jesús Eucaristía, ni se alienta a visitar y rezar a María, algo falla.

Último ejemplo, tras los acontecimientos sucesivos que vivimos, ¿alguien ha invitado a los fieles católicos en una celebración concreta, en cada ciudad para unirse y rezar juntos el Rosario? No está de sobra solicitado por la Reina del cielo que se consagren los primeros sábados y sean en reparación y por la paz.”

¿Qué les parece a ustedes?

Resulta, de todo punto, consolador que haya creyentes católicos que se dan cuenta de lo que muchas veces pasa en el seno de la Esposa de Cristo. Y es que, a veces, pudiera parecer que lo que se dice acerca de abusos litúrgicos o malos comportamientos de quienes no deben abusar o comportarse de forma nigérrima no se trata más que de palabras de personas negativas. No. Al parecer también los fieles sencillos se dan cuenta de lo que puede pasar.

Aquí se dicen cosas muy graves, a saber:

-Las malas lecturas de las Sagrados Textos.

-Dejar de leer aquello que está escrito para ser leído.

-Inventarse plegarias eucarísticas cuando las mismas están más que dispuestas en los libros al efecto.

-La introducción de cantos poco adecuados para la materia de la que se trata.

-Obviar el sacrificio de Cristo en la Cruz.

Vemos que no son pocas cosas. Es más, estamos más que seguros que en este momento instante, al leer esto (hasta aquí) a más de uno le habrá venido a la memoria otras circunstancias que muy bien podían acompañar a lo dicho por la persona que envío, preocupada, el correo del que hablamos.

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10.12.15

El rincón del hermano Rafael – Gozosa Cruz de Cristo

“Rafael Arnáiz Barón nació el 9 de abril de 1911 en Burgos (España), donde también fue bautizado y recibió la confirmación. Allí mismo inició los estudios en el colegio de los PP. Jesuitas, recibiendo por primera vez la Eucaristía en 1919.”

Esta parte de una biografía que sobre nuestro santo la podemos encontrar en multitud de sitios de la red de redes o en los libros que sobre él se han escrito.   

Nosotros vamos a dedicar nuestra atención a un libro en particular. Recoge los diarios de San Rafael Arnaiz entre el 16 de diciembre de 1937 y el 17 de abril de 1938y está editado por la Asociación Bendita María.

Vayamos, de todas formas, ahora mismo, a escribir sobre el protagonista de esta nueva serie.

Cuando Dios tiene a bien escoger a uno de sus hijos para que siga una vida de fe acentuada hace que se note desde la corta edad. Y eso era que le pasaba a Rafael: daba muestras de que las cosas de Dios le interesaban más que al resto de sus compañeros de la infancia.

Sin embargo, desde temprana edad enfermó y empezó a llevar su particular cruz.

Aunque Rafael, dotado de una precoz inteligencia, parecía tener una vida en el mundo, en el siglo, de especial importancia (se matriculó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid) no podía evitar, ni quería, su voluntad de profundizar en su vida espiritual.

Tal es así que ingresó en el monasterio cisterciense de San Isidro de Dueñas el 15 de enero de 1934.

La enfermedad que arriba hemos citado, la diabetes sacarina, le obligó a abandonar el monasterio en tres ocasiones pero volvió en otras tres ocasiones porque bien sabía que no otro era el camino espiritual que debía seguir.

Cuando recién había estrenado los 27 años Dios lo llamó cabe sí un 26 de abril de 1938 siendo sepultado en el monasterio donde había ingresado para seguir una vida espiritual acorde con su voluntad de hijo del Creador.

El caso es que la fama de santidad de un católico tan joven y tan entregado a su fe no tardó en salir de los muros del monasterio. Y es que aquello que había escrito estaba dotado de una especial atracción. Tal es así que el 20 de agosto de 1989, san Juan Pablo II lo propuso como modelo para los jóvenes que iban a acudir a la Jornada Mundial de la Juventud a celebrar en Santiago de Compostela. Y unos pocos años después, en 1992 fue beatificado (el 27 de septiembre).

Pero, seguramente, no bastaba con el reconocimiento que se hacía entonces. El Beato Rafael iba a subir un escalón más en el Cielo y el 11 de octubre de 2009 el ahora emérito Benedicto XVI canonizaba a quien había sabido comunicar al mundo que sólo Dios era suficiente para llevar una existencia propia de un buen y fiel hijo.

Que Dios nos ayude a acercarnos lo mejor posible al pensamiento espiritual de San Rafael Arnáiz, el hermano Rafael. Y, de paso, le pedimos que  interceda por nosotros. 

 VIII-Dios-y-mi-alma

13 de febrero de 1938

Gozosa Cruz de Cristo

“Abrazado a tu Cruz, entré en el capítulo… A los pies de tu Cruz tomé el alimento que necesita mi débil naturaleza… A los pies de tu ensangrentada Cruz, hallo el consuelo de escribir estas líneas… ‘No permitas que me aparte de ti’.

Esté siempre, Señor, a la sombra del duro madero. Ponga allí, a tus pies, mi celda, mi lecho… Tenga yo, Señor, allí mis delicias, mis descansos en el sufrir… Riegue el suelo del Calvario con mis lágrimas… Allí a los pies de la Cruz, tenga mi oración, mis exámenes de conciencia… ‘No permitas, Señor, que me aparte de Ti’.

Qué alegría tan grande es poder vivir al pie de la Cruz. Allí encuentro a María a san Juan y a todos tus amadores. Allí no hay dolor, pues al ver el tuyo Señor ¿quién se atreve a sufrir?

Allí todo se olvida, no hay deseo de gozar, ni nadie piensa en penar… Al ver tus llagas Señor sólo un pensamiento domina al alma… Amor…, sí, amor para enjugar tu sudor, amor para endulzar tus heridas, amor para aliviar tanto y tan inmenso dolor.

No permitas, Señor, que de Ti me aparte.

Déjame vivir al pie de la Cruz sin pensar en mí, sin nada querer ni desear, más que mirar enloquecido la sangre divina que inunda la tierra…

Déjame, Señor, llorar, pero llorar de ver lo poco que puedo hacer por Ti, lo mucho que te he ofendido estando lejos de tu Cruz… Déjame llorar el olvido en que te tienen los hombres, aun los buenos…

Déjame, Señor, vivir al pié de tu Cruz, de día, de noche, en el trabajo, en el descanso, en la oración, en el estudio, en el comer, en el dormir…. siempre…. siempre.”

 

Hoy hemos traído un texto más extenso de lo que es habitual. Sin embargo, creemos que expresa muy bien lo que el hermano Rafael quiere decir acerca de su relación con la Cruz de Cristo.

Digamos, antes de empezar, que la relación que un discípulo de Cristo tiene con la Cruz en la que murió para salvarnos, dice mucho acerca de tal discípulo. Por eso San Rafael Arnáiz Barón muestra que recibe de ella un gran consuelo.

La entrega a la Cruz, a lo que supone para él, es esencial en la vida de este hombre católico. No quiere apartarse de ella porque, en cierta manera, también lleva la suya propia, la del sufrimiento y, muchas veces, la de la soledad.

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