InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Enero 2015

25.01.15

La Palabra del Domingo - 25 de enero de 2015

Biblia

Mc 1, 14-20

 

“14 Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: 15 ‘El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva.’ 16 Bordeando el mar de Galilea, vio a Simón y Andrés, el hermano de Simón, largando las redes en el mar, pues eran  pescadores. 17 Jesús les dijo: ‘Venid conmigo, y os haré llegar a ser pescadores de hombres.’ 18 Al instante, dejando las redes, le siguieron. 19 Caminando un poco más adelante, vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan; estaban también en la barca  arreglando las redes; 20   y al instante los llamó. Y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron tras él.”

 

 

MEDITACIÓN

 

 1.- Una vez que Juan anuncia la llegada del Cordero de Dios, señalando a Jesús, es capturado y encarcelado. De la prisión ya no saldría sino dando testimonio de su martirio, testigo cualificado del amor de Dios. 

 

Pero el Bautista ya había cumplido la voluntad del que le envió y el señalado, Cristo, comienza su labor de proclamación de la Buena Noticia: el Reino de Dios ha llegado como anticipación del que lo es definitivo; con Él se cumple el designio de Dios, ya está aquí la plenitud de los tiempos.

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24.01.15

Serie “Al hilo de la Biblia- Y Jesús dijo…” – La mies, Dios y sus servidores

Sagrada Biblia

S. Pablo, en su Epístola a los Romanos, concretamente, en losversículos 14 y 15 del capítulo 2 que, en efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza. Esto, que en un principio, puede dar la impresión de ser, o tener, un sentido de lógica extensión del mensaje primero del Creador y, por eso, por el hecho mismo de que Pablo lo utilice no debería dársele la mayor importancia, teniendo en cuenta su propio apostolado. Esto, claro, en una primera impresión.

Sin embargo, esta afirmación del convertido, y convencido, Saulo, encierra una verdad que va más allá de esta mención de la Ley natural que, como tal, está en el cada ser de cada persona y que, en este tiempo de verano (o de invierno o de cuando sea) no podemos olvidar.

Lo que nos dice el apóstol es que, al menos, a los que nos consideramos herederos de ese reino de amor, nos ha de “picar” (por así decirlo) esa sana curiosidad de saber dónde podemos encontrar el culmen de la sabiduría de Dios, dónde podemos encontrar el camino, ya trazado, que nos lleve a pacer en las dulces praderas del Reino del Padre.

Aquí, ahora, como en tantas otras ocasiones, hemos de acudir a lo que nos dicen aquellos que conocieron a Jesús o aquellos que recogieron, con el paso de los años, la doctrina del Jristós o enviado, por Dios a comunicarnos, a traernos, la Buena Noticia y, claro, a todo aquello que se recoge en los textos sagrados escritos antes de su advenimiento y que en las vacaciones veraniegas se ofrece con toda su fuerza y desea ser recibido en nuestros corazones sin el agobio propio de los periodos de trabajo, digamos, obligado aunque necesario. Y también, claro está, a lo que aquellos que lo precedieron fueron sembrando la Santa Escritura de huellas de lo que tenía que venir, del Mesías allí anunciado.

Por otra parte, Pedro, aquel que sería el primer Papa de la Iglesia fundada por Cristo, sabía que los discípulos del Mesías debían estar

“siempre dispuestos a dar respuesta a todo el que os pida razón de vuestra esperanza” (1 Pe 3, 15)

Y la tal razón la encontramos intacta en cada uno de los textos que nos ofrecen estos más de 70 libros que recogen, en la Antigua y Nueva Alianza, un quicio sobre el que apoyar el edificio de nuestra vida, una piedra angular que no pueda desechar el mundo porque es la que le da forma, la que encierra respuestas a sus dudas, la que brota para hacer sucumbir nuestra falta de esperanza, esa virtud sin la cual nuestra existencia no deja de ser sino un paso vacío por un valle yerto.

La Santa Biblia es, pues, el instrumento espiritual del que podemos valernos para afrontar aquello que nos pasa. No es, sin embargo, un recetario donde se nos indican las proporciones de estas o aquellas virtudes. Sin embargo, a tenor de lo que dice Francisco Varo en su libro “¿Sabes leer la Biblia “ (Planeta Testimonio, 2006, p. 153)

“Un Padre de la Iglesia, san Gregorio Magno, explicaba en el siglo VI al médico Teodoro qué es verdaderamente la Biblia: un carta de Dios dirigida a su criatura”. Ciertamente, es un modo de hablar. Pero se trata de una manera de decir que expresa de modo gráfico y preciso, dentro de su sencillez, qué es la Sagrada Escritura para un cristiano: una carta de Dios”.

Pues bien, en tal “carta” podemos encontrar muchas cosas que nos pueden venir muy bien para conocer mejor, al fin y al cabo, nuestra propia historia como pueblo elegido por Dios para transmitir su Palabra y llevarla allí donde no es conocida o donde, si bien se conocida, no es apreciada en cuanto vale.

Por tanto, vamos a traer de traer, a esta serie de título “Al hilo de la Biblia”, aquello que está unido entre sí por haber sido inspirado por Dios mismo a través del Espíritu Santo y, por eso mismo, a nosotros mismos, por ser sus destinatarios últimos.

Por otra parte, es bien cierto que Jesucristo, a lo largo de la llamada “vida pública” se dirigió en múltiples ocasiones a los que querían escucharle e, incluso, a los que preferían tenerlo lejos porque no gustaban con lo que le oían decir.

Sin embargo, en muchas ocasiones Jesús decía lo que era muy importante que se supiera y lo que, sobre todo, sus discípulos tenían que comprender y, también, aprender para luego transmitirlo a los demás.

Vamos, pues, a traer a esta serie sobre la Santa Biblia parte de aquellos momentos en los que, precisamente, Jesús dijo.

La mies, Dios y sus servidores

Y Jesús dijo… (Lc 10, 2)

“Y les dijo: ‘La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies’”.

   

Nadie puede creer que todo el campo que, en la Tierra, hay por labrar (hablamos de campo y labor espiritual) puede trabajarse solo sin intervención de nadie. Es más, sostener una especie tal es apostar por la desaparición segura de la Palabra de Dios.

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23.01.15

Las llaves de Pedro – Meditaciones en Santa Marta: El estilo cristiano.

Francesco

El Papa, obispo de Roma y sucesor de San Pedro, “es el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad, tanto de los obispos como de la muchedumbre de los fieles” (Lumen Gentium, 23)

Vamos a traer a estas “Llaves de Pedro” las meditaciones que el Santo Padre Francisco pronuncia en la Casa de Santa Marta en las homilías diarias que allí celebra, tomadas  las mismas de  L’Osservatore Romano.

 Papa Francisco en Santa Marta

 

El estilo cristiano (6 de marzo de 2014)

 

“El redescubrimiento de la fecundidad de una vida según el estilo cristiano es la propuesta del Papa Francisco para la Cuaresma. Habló de ello el jueves 6 de marzo durante la celebración de la misa en Santa Marta. Al comentar el pasaje del evangelio de Lucas (9, 22-25) propuesto por la liturgia, el Pontífice lo presentó como una reflexión relacionada con la narración del joven rico, que quería seguir a Jesús, ‘pero que después se alejó entristecido porque tenía mucho dinero y estaba muy apegado para renunciar a él’. Y Jesús también habló del ‘riesgo de tener tanto dinero’, terminando con un mensaje preciso: ‘No se puede servir a dos señores, a Dios y al dinero’.

Al inicio de la Cuaresma, la Iglesia ‘nos hace leer, nos hace escuchar este mensaje’, dijo el Pontífice. Un mensaje que –afirmó– ‘podríamos titularlo el estilo cristiano: “Si alguien quiere seguirme, es decir, ser cristiano, ser mi discípulo, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame”. Porque Él, Jesús, fue el primero en recorrer este camino’. El obispo de Roma volvió a proponer las palabras del evangelio de Lucas: ‘El Hijo del hombre tenía que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día’. Nosotros ‘no podemos pensar en la vida cristiana —especificó— fuera de este camino, de este camino que Él recorrió primero’. Es ‘el camino de la humildad, incluso de la humillación, de la negación de sí mismo’, porque ‘el estilo cristiano sin cruz no es de ninguna manera cristiano’, y ‘si la cruz es una cruz sin Jesús, no es cristiana’.

Asumir un estilo de vida cristiano significa, pues, ‘tomar la cruz con Jesús e ir adelante’. Cristo mismo nos mostró este estilo negándose a sí mismo. Él, aun siendo igual a Dios —observó el Pontífice—, no se glorió de ello, no lo consideró ‘un bien irrenunciable, sino que se humilló a sí mismo’ y se hizo ‘siervo por todos nosotros’.

Este es el estilo de vida que ‘nos salvará, nos dará alegría y nos hará fecundos, porque este camino que lleva a negarse a sí mismo está hecho para dar vida; es lo contrario del camino del egoísmo’, es decir, ‘el que lleva a sentir apego a todos los bienes solo para sí’. En cambio, este es un camino ‘abierto a los demás, porque es el mismo que recorrió Jesús’. Por lo tanto, es un camino ‘de negación de sí para dar vida. El estilo cristiano está precisamente en este estilo de humildad, de docilidad, de mansedumbre. Quien quiera salvar su vida, la perderá. En el Evangelio, Jesús repite esta idea. Recordad cuando habla del grano de trigo: si esta semilla no muere, no puede dar fruto’ (cf. Jn 12, 24).

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22.01.15

Falsedades acerca de la Iglesia católica – La Iglesia católica es gobernada por una jerarquía carca

-Vamos a ver si encontramos algo de luz.

-Eso, eso, veamos…

 

 Falsedades y mentiras contra la Iglesia católica

Es bien cierto que a la Iglesia católica y, por extensión, a los católicos, se le tiene, se nos tiene, por parte de muchos, una manía ciertamente enfermiza.

 

Si creen que exagero les pongo lo que suele decirse de la religión católica, de la fe católica y, en fin, de la Iglesia católica. Aquí traigo esto para que vean hasta qué punto puede llegar la preocupación por un tema que es, ciertamente, falso.

 

Se suele decir que:

 

La fe católica está manipulada por la jerarquía.

 

La fe católica no va con los tiempos.

 

La fe católica ve poco sus propios defectos.

 

La fe católica pretende adoctrinar al mundo.

 

La fe católica está alejada de la realidad.

 

La fe católica defiende siempre a los poderosos.

 

La fe católica quiere imponer sus principios.

 

La fe católica no sabe cómo van los tiempos.

 

La fe católica está anquilosada.

 

La Iglesia católica acumula riquezas inmensas.

 

La Iglesia católica busca el poder aunque sea de forma escondida.

 

La Iglesia católica no acepta cambios en sus doctrinas.

 

La Iglesia católica es gobernada por una jerarquía carca.

 

La Iglesia católica no comprende la política actual.

 

La Iglesia católica esconde sus propios defectos.

 

La Iglesia católica no actúa contra determinados delitos que ocurren en su seno.

 

La Iglesia católica tiene muchos privilegios (sociales, económicos, educativos…)

 

Y a esto, se podían añadir muchas cosas, muchas acusaciones que están en mente de cualquiera.

 

¿Qué les parece a ustedes?

La Iglesia católica es gobernada por una jerarquía carca.

 

 

  

La jerarquía de la Iglesia católica es carca“.

 

Esto, más que un pensamiento bien elaborado es una frase hecha poco pensada. En realidad muestra la ignorancia supina de aquellos que, pretendiendo zaherir a la Esposa de Cristo pretenden atizar a los que son nuestros padres espirituales.

 

En esta serie ya hemos escrito acerca de la jerarquía eclesiástica. El caso es que antes nos referimos a que, al parecer según algunos dicen, la Iglesia católica está manipulada por la jerarquía. Pero ahora nos referimos a la naturaleza intrínseca de tal jerarquía y, así, nos situamos en un momento anterior a la propia actuación de la misma.

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21.01.15

“Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe"- ¿Qué sin la Iglesia católica?

 

 Proceloso viaje de la Esposa de Cristo

La expresión “Estos son otros tiempos” se utiliza mucho referida a la Iglesia católica. No sin error por parte de quien así lo hace. Sin embargo se argumenta, a partir de ella, acerca de la poca adaptación de la Esposa de Cristo a eso, a los tiempos que corren o, como dirían antiguamente, al “siglo”.

 

En realidad siempre son otros tiempos porque el hombre, creación de Dios, no se quedó parado ni siquiera cuando fue expulsado del Paraíso. Es más, entonces empezó a caminar, como desterrado, y aun no lo ha dejado de hacer ni lo dejará hasta que descanse en Dios y habite las praderas de su definitivo Reino.

 

Sin embargo, nos referimos a tal expresión en materia de nuestra fe católica.

 

¿Son, pues, otros tiempos?

 

Antes de seguir decimos que Jesús, ante la dificultad que presentaba la pesca para sus más allegados discípulos, les mostró su confianza en una labor gratificada diciéndoles (Lc 5,4)

 

 ‘Boga mar adentro, y echad vuestras redes para pescar.’

 

Quería decirles Jesús que, a pesar de la situación por la que estaban pasando siempre había posibilidad de mejorar y que confiar en Dios era un remedio ciertamente bueno ante la misma.

 

El caso es que, como es lógico, las cosas han cambiado mucho, para el ser humano, desde que Jesús dijera aquellas palabras u otras de las que pronunció y quedaron para la historia del creyente católico como Palabra de Dios.  Por eso no es del todo extraño que se pueda lanzar la pregunta acerca de si estos son otros tiempos pero, sobre todo, que qué suponen los mismo para el sentido primordial de nuestra fe católica.

 

Por ejemplo, si de la jerarquía eclesiástica católica se dice esto:

 

Por ejemplo, de la jerarquía eclesiástica se dice:

Que le asusta la teología feminista.

Que es involucionista.

Que apoya a los sectores más reaccionarios de la sociedad.

Que participa en manifestaciones de derechas.

Que siempre ataca a los teólogos llamados progres.

Que deslegitima el régimen democrático español.

Que no se “abre” al pueblo cristiano.

Que se encierra en su torre de oro.

Que no se moderniza.

Que no “dialoga” con los sectores progresistas de la sociedad.

Que juega a hacer política.

Que no sabe estar callada.

Que no ve con los ojos del siglo XXI.

Que constituye un partido fundamentalista.

Que está politizada.

Que ha iniciado una nueva cruzada.

Que cada vez está más radicalizada.

Que es reaccionaria.

Y, en general, que es de lo peor que existe.

 

Lo mismo, exactamente lo mismo, puede decirse que se sostiene sobre la fe católica y sobre el sentido que tiene la misma pues, como los tiempos han cambiado mucho desde que Jesús entregó las llaves de la Iglesia que fundó a Pedro no es menos cierto, eso se sostiene, que también debería cambiar la Esposa de Cristo.

 

Además, no podemos olvidar el daño terrible que ha hecho el modernismo en el corazón de muchos creyentes católicos.

 

Por tanto, volvemos a hacer la pregunta: ¿son, éstos, otros tiempos para la Iglesia católica?

 

 "Reflexiones acerca del sentido de nuestra fe” - ¿Qué sin la Iglesia católica?

papas

Si hay algo que es esencial en nuestra fe católica es que exista la Iglesia sobre la que se sustenta la misma. Es decir, que si Iglesia católica la fe católica difícilmente podría sustentarse.

 

Podemos preguntarnos, entonces, qué sería del mundo y de nuestra fe católica si, simplemente, no existiese la Esposa de Cristo. Y, para eso, tomamos de www.catolicosfirmesensufe.org lo que es, ciertamente, una verdad bastante grande.

 

Entonces, sin la Iglesia católica el panorama sería éste:

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