Cuando María fue asunta al Cielo

 

“Por tanto, después de elevar a Dios muchas y reiteradas preces e invocar la luz del Espíritu de la Verdad, para gloria de Dios omnipotente, que otorgó a la Virgen María su peculiar benevolencia; para honor de su Hijo, Rey inmortal de los siglos y vencedor del pecado y de la muerte; para acrecentar la gloria de esta misma augusta Madre y para gozo y alegría de toda la Iglesia, por la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo y por la nuestra, pronunciamos, declaramos y definimos ser dogma de revelación divina que la Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste (44)”.

Así, digamos, finaliza el análisis que hace Pío XII en su Constitución Apostólica de título “Munificentissimus Deus” dada a la luz pública el 1 de noviembre de 1950. A partir de entonces, pues, la Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo es considerada dogma de la fe católica. No podemos, pues, dudar nada de nada acerca del mismo y de lo que eso supone. 

María, pues, fue “llevada” a los cielos por Dios mismo o por los ángeles. Y eso, digamos, establece una clara diferencia con Jesús, su hijo, que “ascendió” a la Casa del Padre por sí solo. 

Antes de seguir, digamos que los protestan hace su papel (es decir, protestar, poner objeciones a la Verdad) al respecto de esto. Es decir, entienden que la asunción de María a los cielos no está reflejada en la Biblia. Sin embargo, sí lo están otros casos como, por ejemplo, los de Enoc (Gn 5, 24) o el de Elías (2 Re 2, 11-12). 

Estas personas fueron llevadas al cielo por su especial fe y confianza en Dios Todopoderoso: de Enoc dice el propio Génesis (2, 22) que “Anduvo con Dios” pero San Pablo escribe, en la Epístola a los Hebreos (11, 5-6), esto que sigue: 

Así lo dice, de Enoc, San Pablo:

“Por su fe también Henoc fue trasladado al cielo en vez de morir, y los hombres no volvieron a verlo, porque Dios se lo había llevado. Antes de que fuera arrebatado al cielo, se nos dice que había agradado a Dios; pero sin la fe es imposible agradarle, pues nadie se acerca a Dios si antes no cree que existe y que recompensa a los que lo buscan.”

Y si esto pasó con aquellos grandes en la fe ¿es posible que no pudiese pasar con María, la Madre de Dios?

Resulta síntoma de ceguera espiritual no darse cuenta de que si Enoc anduvo con Dios María era la llena de Gracia (Lc 1, 28) y es Dios mismo quien está con ella. Y tal es así que envía al Ángel Gabriel a decirle, como decimos arriba, que está llena de Gracia y que había encontrado el favor del Todopoderoso (Lc 1, 30). María, entonces, acata de forma incondicional la voluntad del Creador (Lc, 1, 38) y se pone, ante Él, como su esclava. Por eso todas las generaciones la iban a llamar bienaventurada (Lc 1, 48).

No nos cabe, pues, duda alguna. Pero, en realidad, una vez mostrado que esto pudo (y fue) así, el sentido de tal circunstancia tuvo que ser alguno de mucha importancia.

El caso es que la Virgen María fue llevada al Cielo por ser:

Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las Vírgenes,
Madre de Cristo, 
Madre de la Iglesia, 
Madre de la divina gracia, 
Madre purísima, 
Madre castísima, 
Madre siempre virgen,
Madre inmaculada, 
Madre amable, 
Madre admirable, 
Madre del buen consejo, 
Madre del Creador, 
Madre del Salvador, 
Madre de misericordia, 
Virgen prudentísima, 
Virgen digna de veneración, 
Virgen digna de alabanza, 
Virgen poderosa, 
Virgen clemente, 
Virgen fiel, 
Espejo de justicia, 
Trono de la sabiduría, 
Causa de nuestra alegría, 
Vaso espiritual, 
Vaso digno de honor, 
Vaso de insigne devoción, 
Rosa mística, 
Torre de David, 
Torre de marfil, 
Casa de oro, 
Arca de la Alianza, 
Puerta del cielo, 
Estrella de la mañana, 

 

María, también, fue llevada al Cielo,  para ser esto:


Salud de los enfermos, 
Refugio de los pecadores, 
Consoladora de los afligidos, 
Auxilio de los cristianos, 
Reina de los Ángeles, 
Reina de los Patriarcas, 
Reina de los Profetas, 
Reina de los Apóstoles, 
Reina de los Mártires, 
Reina de los Confesores, 
Reina de las Vírgenes, 
Reina de todos los Santos, 
Reina concebida sin pecado original, 
Reina asunta a los Cielos, 
Reina del Santísimo Rosario, 
Reina de la familia, 
Reina de la paz.

 

Y, no podemos negar una realidad tan grande como esta, fue llevada al Cielo porque Dios pudo, quiso y lo hizo.

 

María, Asunta a los Cielos en cuerpo y alma, ruega y media por nosotros.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

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Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

María fue asunta al Cielo porque Dios la ama con todo su corazón de Hijo.

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Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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3 comentarios

  
Albert L
La fiesta de la Asunción es una de mis preferidas. Me gusta imaginar a María siendo llevada a los cielos entre una bóveda celeste tachonada de estrellas, refulgentes como ascuas de oro, y Dios sentado en su trono sobre un mar de fuego y de cristal. Se oyen los himnos de ángeles y santos, "Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los ejércitos". Imagen terrible y admirable.

La misa antes era llamada el cielo en la tierra. De algún modo misterioso, en la misa participamos, junto a santos y ángeles en este culto celestial. Debemos cuidar la liturgia. Los chascarrillos del sacerdote, las guitarras cochambrosas, las canciones que nadie se atrevería a cantar fuera de misa, por su banalidad y fealdad, las performances extrañas, la falta de recato y solemnidad.... todo ello no ayuda en absoluto a participar en la cena del Cordero, la misa, el cielo en la tierra.
15/08/16 1:07 AM
  
rastri
Inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplido el curso de su vida terrena, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celeste
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Cuerpo, alma y... vestimenta.
La Virgen, mientras ella se separaba de este nuestro núcleo interno temporal, como así ocurriera con Jesús en la transfiguración , su vestimenta se tornaba lúcida. (Mt.17.2)

En realidad todo cuerpo libre de la oscura cobertura de Pecado Original; y aquí el cuerpo de la mujer María, inmaculada, cumplida su misión en este mundo; como en estado de adormición, de opaca dimensión temporal, este su cuerpo, se diluyó como en y hacia una nueva, ingrávida y lúcida dimensión espiritual; que hace que este cuerpo, persona, carente de mundanal atracción ascienda, salga fuera de esté nuestro interno núcleo infernal temporal terrenal.



15/08/16 9:43 AM
  
rastri
Sin embargo, sí lo están otros casos como, por ejemplo, los de Enoc (Gn 5, 24) o el de Elías (2 Re 2, 11-12).
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Enoc y Elías; O Elías y Enoc son dos personajes quienes por principio de herencia genética responsable, continuadamente transmitida y recibida, se encuentran en la Tierra, (Mt. 17,11-12; Mc.9,12-13). Y están esperando el día y hora de ser, por Dios, llamados a profetizar a los hombres (Ap.11,1-14)

Estos personajes, siendo los últimos profetas, a su modo y manera de morir siendo los últimos, serán los primeros en resucitar y ascender a los cielos.

Los últimos, en profetizar y dar testimonio, serán los primeros en recibir la paga que es el resucitar y,... el estar a la derecha y a la izquierda prometida.

15/08/16 10:09 AM

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