Un amigo de Lolo – Saber qué hacer con nuestras cruces

Presentación

Lolo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

 

Libro de oración

 

En el libro “Rezar con el Beato Manuel Lozano, Lolo” (Publicado por Editorial Cobel, www.cobelediciones.com ) se hace referencia a una serie de textos del Beato de Linares (Jaén-España) en el que refleja la fe de nuestro amigo. Vamos a traer una selección de los mismos.

Saber qué hacer con nuestras cruces

¿Qué hay en la armadura de un hombre? ¿Huesos? Sí, pero ¿y más allá?

Pues más allá, incluso de la médula, está la cruz. Bueno, la cruz y el amor. Pero el amor es todo lo contrario del miedo y por eso se elimina. Una cruz desnuda y a secas, lo que acaba es convenciendo, y si es con un hombre delante, apoyado sobre ella, redimido. Por eso, si no es posible esquivar la cruz, sí cabe disimularla, envolviéndola. Cuando un hombre quiere ser más positivo que su cruz, huele a azufre de ángel caído. Por eso, el espantapájaros no tiene manos ni pies, ni rostro, porque se han evadido en el anonimato de una figura sin alma.” (Las estrellas se ven de noche, p. 76)

Los creyentes católicos, hijos de Dios conscientes de que lo somos, sabemos, por nuestra fe, que estamos compuestos de cuerpo y alma.  Y eso, de cara a llevar una vida acorde con tales creencias, ha de suponer algo. Al menos, como mínimo, ha de significar que comprendemos lo que eso significa.

El caso es que el sentido de lo que somos se adentra en nuestra vida y lo hace de tal manera que no podemos separarnos o, mejor, que no podemos diferenciar entre un nosotros-cuerpo y un nosotros-alma. No. Somos lo que somos, pero sobre todo somos como somos que es, exactamente, como Dios quiere que seamos y que, al menos, tratemos de comprender tal realidad espiritual.

Los cristianos y, aquí, los católicos, tenemos por muy importante lo que se ha convertido en algo más que un símbolo: la Cruz. Y escribimos, así, con mayúscula, al querer referirnos a la de Cristo, pero ahora queremos decir que lo que debemos tener en cuenta son las cruces con las que podamos cargar. Y si hay alguien que no cargue con ninguna que levante la mano…

Pues bien, la cruz (aquí nos habla Lolo de nuestras cruces) nos da miedo. No podemos negar eso. Y es que el hombre no es muy dado a querer soportarla con ganas de llevarla. No. Si podemos, huimos de ella dejándola a un lado del camino… si podemos, claro. Pero muchas veces nos es imposible mirar para otro lado o silbar alguna canción como pretendiendo proferir una especie de protección personal.

Vamos, que la cruz es nuestra y bien nuestra.

Pero, como hemos dicho arriba, al hablar de la Cruz también nos referimos, como no puede ser de otra forma, a la de Cristo. Desnuda o con imagen nos sirve para centrar nuestra vida espiritual. Y es que un ejemplo tan sonoro como el del silencio del Hijo de Dios durante casi toda su santa Pasión es instrumento espiritual del que podemos servirnos para darnos cuenta de algo fundamental: gracias a ella hemos sido salvados; gracias a ella se han abierto las puertas del Cielo.

Además, Manuel Lozano Garrido, Lolo, nos hace una advertencia que no deberíamos dejarla caer en saco roto o, lo que es lo mismo, no deberíamos hacer como si no la hubiera hecho. Queremos decir que, como nos dice nuestro Beato de Linares (Jaén, España) mucho cuidado debemos tener de no querer hacer como que somos mejor de lo que somos, simular lo que no es cierto o, en fin, querer hacer ver a los otros que nuestra cruz no es tal, sino que estamos muy por encima de ella…

Eso, dicho pronto, es terrible porque supone desairar a Quien se ha entregado por nosotros y ha sostenido, sostiene, que su yugo es llevadero y que podemos hacer como Él hizo cuando soporto la suya. Además, como dice Lolo, supone hacer como aquellos seres sobrenaturales que se apartaron de Dios y vagan como espíritus malignos al son que toca su jefe Satanás.

Por tanto, lo que debemos hacer con nuestras cruces es, simplemente, llevarlas, pero sabiendo que hubo Quien llevó la suya con mucho gozo (aunque eso pueda parecer imposible para según qué espíritu) e hizo, de ella, un Camino, una Verdad sostenida con una santa Vida. 

  

Eleuterio Fernández Guzmán

 Nazareno

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Por la libertad de Asia Bibi. 
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Por el respeto a la libertad religiosa 
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Enlace a Libros y otros textos.

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

No sólo somos cuerpo. No deberíamos olvidar al alma y lo que la sostiene.

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Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

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