Eppur si muove - ¿Por qué se pretende engañar con eso del “género”?

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Cada día que pasa avanzamos hacia la vida eterna. No olvides que depende mucho de ti salvarte.

Y, ahora, el artículo de hoy.

Hay personas que se empeñan en darnos gato por liebre y en querer sembrar falsedades donde hay, en efecto, falsedades. Tratan, por así decirlo, de llevar a engaño a otras personas que, a lo mejor, se dejan dominar con facilidad porque, simplemente, no gustan de informarse sobre lo que les están diciendo.

Resulta, viene a ser e, incluso, parece, que hay algo llamado “ideología de género” que, en efecto, es una pura ideología. Lo es tergiversadora de la realidad más real y efectiva como es la del ser humano y su condición sexual. Pero lo es también, de una manifestación clara y diáfana de manipulación de la sustancia de las cosas. Y algunos pretenden hacernos comulgar con tal rueda de molino.

La ideología llamada de “género” se está utilizando para todo tipo de tropelías relacionadas con el matrimonio, con el papel de la mujer o del hombre en la sociedad o, simplemente, con el sexo al que cada cual pertenecemos cuando nacemos porque, ¡vaya por donde!, la naturaleza es así de cabezona y hace hombres y hace mujeres que tienen, por lo tanto, tal o cual sexo y no el que cada cual quiera tener.

En realidad, todo esto de la ideología del “género” es una sandez feminista que consiste, en general, en decir que una persona se considere hombre o mujer no es algo que venga atribuido por la naturaleza o por el nacimiento sino, por decirlo pronto, por una serie de construcciones culturales que son impuestas. ¡Ahí queda eso!.

¿Qué consecuencias tendría esto de ser cierto? Pues que existirían los siguientes “géneros”:

Masculino homosexual
Masculino heterosexual
Femenino homosexual
Femenino heterosexual
Bisexual

Les aseguro que no he tomado ningún alucinógeno para escribir esto. Sin embargo, no obsta tal realidad para que sí lo hayan tomado los ideólogos de tan enfermizo engendro.

Y esto, como es lógico en un mundo donde tanto aborregado hay y manifiesta su aborregamiento con el seguimiento de sandeces de tal tipo, tiene graves consecuencias. Por ejemplo, de aceptar (que se acepta, no lo olvidemos) eso del “género” en el sentido aquí apuntado, los efectos se han de ver, se ven de hecho, en temas tan importantes como la familia, la legislación hereditaria y, sobre todo, la moral que lleva, al menos, 30 siglos de vigencia. Claro, así lo que se consigue es construir una sociedad muy distinta a la que ahora existe.

Y para más claridad, y para desfacer algún entuerto de los muchos que están faciendo aquellos/as que se apuntan a todo tren moderno que pasa por sus vidas, les traigo aquí una carta publicada en catholic.net y que fue escrita por una mujer (Viviana Endelman Zapata, Paraná, Entre Ríos, Argentina) refiriéndose, precisamente, a la “ideología de género”. Dice lo siguiente:

“Quisiera pedir a las mujeres que hacen tantos esfuerzos para propulsar la perspectiva de género que no me incluyan entre sus “representadas”, pues yo me siento muy a gusto con lo que soy y con la forma en que vivo. Sé que muchas no me creerán, o creerán que deberán seguir luchando también por mis “intereses reprimidos” o postergaciones. Pero, de veras, les pido que no me defiendan de nada.

Me encanta ser diferente al hombre. Y esto para nada incluye una aprobación de que la mujer sea infravalorada. Realmente me parece bueno oponerse a esa mentira. Pero no creo que sea necesario llegar a la destrucción y a la rebeldía total, como si nada se pudiera rescatar, como si nada sirviera de cómo veníamos viviendo, como si hasta ahora todo hubiera sido una “farsa”, una imposición o una equivocación.
Claro que defiendo la igualdad. Pero la defiendo como posibilidad para una interacción gozosa de las diferencias.

No me interesa negar ni rebelarme ante las diferencias. Pues he hallado la hermosura de la vida así como soy y así como es el hombre. Pero, además, ¿cómo negar lo evidente?

Tengo claro que, como mujer, necesito al hombre. También tengo claro que el hombre necesita de la mujer.

No me incluyo dentro de una búsqueda de desterrar una “supuesta superioridad del hombre” a costa de que se niegue mi esencia femenina. No estoy interesada en diluir las diferencias.

Creo que justamente el reconocimiento de la diferencia permite no hablar de desigualdad. En cambio, cuando no se reconoce la diferencia y se intenta poner todo en un mismo plano, se le abre la puerta al imperio de la dominación, del combate, de la destrucción de lo más frágil. No me interesa ni dominar ni ser dominada, ni combatir ni ser combatida, ni destruir ni ser destruida. Creo que reconocer y vivir desde la diferencia es un camino para la paz y la unidad.

Si alguien hubiera de representar mis aspiraciones, le pediría ser promovida en mi honda identidad de mujer, esposa, madre, hija, con determinados talentos y cierto genio peculiar.

Me gustaría ser defendida de las verdaderas opresiones, incluyendo toda perspectiva que buscara negar la verdad sobre mí misma.

Además, hay una respuesta que encuentro en la experiencia que también me gustaría que fuera considerada si alguien hubiera de representar mis aspiraciones: Me pregunto ¿me ha oprimido la fe, la religión? No, todo lo contrario. Solo de frutos de libertad puedo hablar. Vivir como hija de Dios no ha “constreñido” mi vida, la ha elevado siempre. Nunca vivir desde, con y para Dios ha sido opuesto a mi grandeza humana y femenina.
Desde este lugar de gozo de una vocación encontrada, me duelen profundamente las proposiciones que ustedes hacen. Ayer hasta he llorado. Mucha oscuridad, y nada de luz.

Aunque sí, hay algo en lo que coincido: la necesidad de no hablar de roles. A mí también ya me venía pareciendo hace un tiempo que era una denominación inapropiada. Pienso que hay que hablar de dones más que de roles, sobre todo si “roles” está insinuando una “imposición” de tareas, un “a cada uno le toca…”. Mejor hablar de dones, de capacidades, de talentos, de vocación.

Les pido que no “luchen por mí” para ser “librada de algunas tareas”. Pues yo quiero vivir encarnando la maternidad, mi capacidad especial para administrar el hogar, mi genio femenino.

Quiero hacer todo femeninamente. Quiero amar femeninamente. Quiero seguir distinguiéndome por esta modalidad que le da una belleza especial a mi ser. Nada de esto me humilla ni me hace sentir menos. Me encanta. No sé si alguien lo espera de mí; si la sociedad, la cultura, el pensamiento humano… esperan de mí que piense y actúe de esta forma y me han “asignado” roles definidos… Para mí estas formas son un privilegio, son mi ser mismo. No las cambio por nada. Yo no soy mujer ni vivo como mujer porque me asignaron ese rol. No me siento “atada” a ser mujer.

Rechazo firmemente toda “desconstrucción” de mi identidad sexual y de la familia. Especialmente me niego a que me digan que alguien me está obligando al lugar “esclavizante” de madre. Es una de las experiencias más hermosas de la vida, de las que más me han madurado y realizado. Y no creo que a mis hijas mujeres tenga que ayudarlas a “cambiar los prejuicios sobre los roles del hombre y la mujer en la sociedad”. A mis hijas mujeres las educaré sencillamente como mujeres. Y esto esperaré también de cualquier sistema educativo formal.

No tengo prejuicios ni me siento discriminada por ser mujer. Creo que cuando ha habido prejuicios o ha habido discriminación (hablo en particular y en general – por el presente y por la historia) ha sido justamente por malinterpretar el valor hermoso de la mujer. Creo que lo que hay que corregir es el prisma con el que se nos ha mirado pero no lo que se puede ver cuando se mira con los ojos limpios.

Creo que existe la mujer, que existen los rasgos de mujer, los dones de mujer, las particularidades de mujer, y que por eso ninguna que se experimente a sí misma con todo esto anhela otra experiencia.
No quisiera estar distraída peleando por ganar una batalla que ya tengo ganada pues estoy a gusto con mi ser y hacer.

Creo además que son otras las conquistas que muchas mujeres están buscando. Si se mira más sinceramente la realidad, ¿puede no verse la cantidad de mujeres que desean e intentan trabajar menos afuera de la casa, que anhelan compartir más experiencias con sus hijos, que buscan disfrutar con ellos el mayor tiempo que se pueda? Además, en el caso de los padres, ¿puede no escucharse la voz de quienes van descubriendo el peso de tantas horas de trabajo a la luz de la hermosura de un hogar familiar?

¿Qué podemos responder? ¿Todos estos anhelos están también “socialmente construidos”? ¿Es que la plenitud está afuera de la casa?

Confieso que ha sido difícil dirigirme a ustedes. He apelado a la experiencia sabiendo que la consideran socialmente construida. He hablado de mi vocación, de la tendencia natural, también sabiendo que ustedes desconfían de esto. He compartido mis deseos imaginándome que también éstos son vistos como “víctimas”.

Sé que ustedes están convencidas de que todo es parte de la conspiración patriarcal contra la mujer. Sé que yo les he parecido el “perfecto estereotipo contra el que están luchando”.

Pero les vuelvo a pedir y esto sí tendrán que aceptarlo: no me representen a mí pues no me representan. No estoy personificando ningún rol asignado. Elijo cada cosa que hago. Soy mujer y vivo a gusto.

No sé cuántas mujeres se sentirán representadas por esta perspectiva. En todo caso y lamentablemente, si esta perspectiva o parte de ella llegara a filtrarse en las mentes, en la educación, en la cultura, en los hábitos, la historia mostrará una cosecha desastrosa.”

Y, ahora, que cada cual piense lo que tenga por oportuno sobre la citada “ideología de género” pero que, por favor, nadie trate de decir bueno lo que es malo ni digno lo que es indigno.

Eleuterio Fernández Guzmán

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5 comentarios

  
yrmaj
¡Excelente!me anoto a tu muy clara petición,"a mi no me representen.Me siento feliz siendo mujer,descubriendo y asumiendo mis dones y capacidad femenina,saber q he dado vida y cuidado d ese pequeño Ser q se desarrolla y crece.Gracias,por tan bella exposición d nuestra naturaleza y Don femenino.
11/01/13 1:02 AM
  
Jesus
Usted es tonto. Y punto.


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EFG


Pues vale. Mientras no sea un tonto útil...
11/01/13 1:06 AM
  
José Carlos
Es muy interesante el testimonio de esta señora contra la ideología de género.

Los hombres y las mujeres somos diferentes no solo en el plano biológico, sino también en el psicosocial y conductual. Ni el hombre es superior a la mujer, ni la mujer es superior al hombre. Somos simplemente diferentes. Sin embargo la ideología de género se empeña en negar la evidencia.

La doctora neurobióloga Louann Brizendine, profesora de neuropsiquiatría en la Universidad de California, de ideología feminista y autora del libro “El cerebro femenino”, aclara que “los cerebros masculino y femenino son diferentes por naturaleza” (empiezan a diferenciarse a partir de la octava semana de gestación).

Dejo algunos enlaces de dos entrevistas a esta doctora:

http://www.muyinteresante.es/louann-brizendine

http://www.eduardpunset.es/428/charlas-con/el-cerebro-tiene-sexo

11/01/13 8:14 PM
  
kantabriko
En el principio anterior al Genesis el alma no poseia dualidad alguna y existian seres que compartian incluso los dos sexos ,pero es otra historia con otro tema que no corresponde al catolicismo , cuando observamos los textos sumerios y las estatuas del antiguo Sumer ,la civilizacion mas antigua que se conoce,se pueden ver representados un mundo el cual nunca llegaremos a conocer y en el cual habitaban aun criaturas semi humanas mitad animales mitad humanas , esa prehistoria de la humanidad existio tanto en los primeros dias del Egipto como en la antigua civilizacion Sumeria , Estimado Eleuterio espero que usted no se moleste por traer parte de la prehistoria desconocida a su blog
12/01/13 1:20 AM
  
Proby

Amigo Eleuterio, usted no tiene ni un pelo de tonto. Y tiene mucha razón en lo que escribe. Cada uno de los dos sexos tiene ventajas e inconvenientes. Y cuando Dios decidió que hubiera dos sexos diferentes, lo hizo por una razón. ¿Es que vamos a contradecir la voluntad de Dios o las leyes de la naturaleza?
04/02/13 11:57 AM

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