Eppur si muove - ¿Quién es perfecto? Sobre ciertas malformaciones

Por la libertad de Asia Bibi y Youcef Nadarkhani.

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A raíz de un artículo publicado en el blog que Rosa Regás tiene en el diario “El Mundo” se ha armado una buena porque la susodicha, además de despotricar contra la que será, según parece, nueva legislación sobre el asesinato del nasciturus (más conocida como Ley del aborto), ha sostenido, con un par de malas ideas, que hay seres humanos que no deberían nacer porque, al parecer, son monstruos.

En realidad, todo en lo escrito por Regás es fantasmagórico y falso. Sin embargo, no es ahora el momento de criticar lo que alguien pueda decir sobre la Iglesia católica, los obispos y la Inquisición sino, mejor, de lo que supone que se pueda sostener, sin que se le caiga la cara de vergüenza, la posibilidad de vivir de determinados seres humanos que, en el seno materno, ya lo son.

Está claro que para una hedonista como Rosa Regás venir al mundo para no disfrutarlo (en el sentido que ella tiene de tal forma de ser) no es nada bueno porque supone, en fin, desperdiciar la que para ella ha de ser única vida pues debe creer menos en la que está por venir, la eterna, que ni siquiera debe haberse planteado que no debería preocuparse tanto por lo que corroe la polilla en este mundo. Por eso no puede entender que haya personas que si bien no nacen con toda la “perfección” que se entiende como humana (sin serlo) a lo mejor también disfrutan de la vida como Dios les da a entender.

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua dice que “monstruo” es, a saber:

(Del lat. monstrum, con infl. de monstruoso).
1. m. Producción contra el orden regular de la naturaleza.
2. m. Ser fantástico que causa espanto.
3. m. Cosa excesivamente grande o extraordinaria en cualquier línea.
4. m. Persona o cosa muy fea.
5. m. Persona muy cruel y perversa.
6. m. coloq. Persona de extraordinarias cualidades para desempeñar una actividad determinada.
7. m. Versos sin sentido que el maestro compositor escribe para indicar al libretista dónde ha de colocar el acento en los cantables.

En fin… podemos ver que no parece que encaje, de ninguna de las maneras, lo que un ser humano aún no nacido sea antes de nacer y, menos aún, lo que pueda ser después de nacer. Es más, si atendemos a lo que Regás escribe, ella misma es un buen monstruo porque es “persona muy cruel y perversa” al pretender que viva quien ella quiera que viva y muera quien ella quiera que muera.

Sobre esto, además, sobre los diagnósticos médicos que luego son lo que son, tenemos un ejemplo muy bueno que bien la mar de bien.

Resulta que Anna Valle (tal sería su nombre al nacer y dárselo) era, según el ginecólogo que trataba a Marisa Ferrante, mujer italiana, un monstruo por las malformaciones que podía apreciar en los análisis que, al tal respecto, había hecho. Sin embargo, la madre quería tener a su hija porque, además, era católica y eso, para según qué médicos, debe ser muy peligroso.

Pues bien, nació aquella niña en 1975. No sólo nació perfectamente sana sino que 20 años después, fue elegida Miss Italia (según informal los hermanos de Religión en Libertad) y calificada su belleza como “renacentista” por la perfección de sus facciones, etc.

Seguramente hay muchos ejemplos como éste. Y, sin embargo, hay algo que es peor que todo eso y la concepción que puede tener algunos, aquí alguna, de lo que es la perfección de las personas.

Existe la perfección física. La misma la alcanzan pocas personas y, según cada época, es la que es y no vale, seguramente, lo que se pensaba en el siglo XVI y lo que ahora se tiene por bello al respecto de la que se refiere al aspecto físico de la persona. Por eso, hacer algo terrible de una supuesta no belleza es llevar las cosas a un nivel demasiado bajo de pensamiento y de discernimiento y manifestar uno que lo es, en exceso, primario y carnal.

En realidad, la belleza, tan alejada de la definición de “monstruo” a la que debe referirse Rosa Regás y las muchas, muchas, muchas personas que como ella piensan, es también, sobre todo, espiritual y, por tal, íntima, interior y en nada desdice de la que es exterior. Es más, sin una bellaza espiritual seguramente todo lo demás sea pura fachada y engañabobos. Por eso personas como la aquí aludida escriben lo que escriben…

Por eso yo pregunto qué quién es perfecto y que quién está libre de imperfecciones. Podía empezar por tirar la primera piedra pero, a lo mejor (de conocerse a uno mismo bien y de forma profunda) iban a dejar la piedra en el suelo aquellos que entienden que la belleza física es símbolo de perfección.

Ahora bien, argumentar que una persona no merece nacer porque tenga imperfecciones físicas (pensemos, por ejemplo, en una persona que nace sin un brazo o que tiene en síndrome de Down) es llevar las cosas demasiado lejos y pretender un mundo sin imperfecciones cuando, en realidad, el mundo es imperfecto porque nosotros lo hacemos imperfecto.

A mí, particularmente, siempre me ha gusto una frase del cantante Martín Valverde que, en un concierto, pensando en un hijo que tiene que tampoco es “perfecto” y mirándolo, dijo que “Dios envía personas especiales a padres especiales”.

Y eso, señora Regás, no es ser un monstruo. ¿Es usted tan perfecta que se cree de estar en posesión del derecho de motejar de imperfectos a algunos de los de su propia especie?

Eleuterio Fernández Guzmán

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1 comentario

  
Juan Mariner
Gente como la Regàs son burgueses liberales barcelones disfrazados de izquierdistas a la moda de los 70 ("gauche divine"), porque así conseguirían mucho mejor sus objetivos de poder; lo que pasa es que, a pesar de ser muy ricos, intelectualmente no dan la talla y cada uno, al final, se queda en el lugar que le corresponde.
10/08/12 9:37 AM

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