Puñaladas traperas a Benedicto XVI

Las personas tienen el derecho a pensar lo que quieran en cualquier materia del pensamiento, realidad en la que vivan y punto de apoyo que, sobre el mundo, tengan. Así, cada ideología muestra su forma de pensar y quien a ella se adhiere hace más que bien en secundar lo que la misma diga, escriba o transmita.

La sociedad camina, si así se hace y permite, es, con toda seguridad, más libre.

Sin embargo, algunos miembros de la sociedad dan, en muchas ocasiones (y como diría más de una folclórica patria) “T’o lo que llevan dentro” y, para que nadie se lleve a engaño y no haya equivocaciones, clarifican su forma de pensar.

Eso es lo que ha hecho Ricardo Gomà y Carmona, miembro de ICV-EUiA que es algo así como un batiburrillo formado por comunistas y verdes. Vamos, lo mejor de cada casa.

Sí, ya sé que de tal tipo de pensamiento sólo se puede esperar lo que ya se sabe pero, francamente, me parece que no podemos dejar de decir lo que hay para que, en efecto, se demuestre la estulticia de la que más de uno rebosa.

Aprovechando lo que siempre pasa, al menos en España, cuando Benedicto XVI ha venido a nuestra patria y que no es otra cosa que tratar de zaherir al Santo Padre motejándolo de ser lo peor de lo peor y descuidando la verdad de las cosas en interés de unas ideologías, en esencia, homicidas, este individuo se ha servicio de un medio de comunicación oficial (“Barcelona información”) para hacer lo que le es propio.

Y es que ha dicho lo siguiente (traduzco del catalán porque aún no es obligatorio en toda España):

“Este Papa representa: una visión anacrónica y excluyente de la familia, intolerante con la diversidad; un discurso hipócrita sobre la anticoncepción que aboca a miles de personas a morir de sida en los países en vía de desarrollo; una respuesta insultantemente tibia en la avalancha de casos de pederastia entre altos representantes de la Iglesia…”. Además, “Ratzinger es la expresión de la cara más rancia y más oscura de una Iglesia católica que goza todavía de inexplicables privilegios por parte del Estado español”.

¿Qué podemos decir los católicos ante esto?

Falso, mentira y manipulador en cada una de las expresiones es lo que ha dejado escrito don Ricardo.

Es falso que el Santo Padre sea intolerante con la diversidad, que llama, familiar porque cuando se cree que la familia es como verdaderamente es no se es intolerante si no se cree en otro tipo, inventado, de familia.

Es mentira que el Santo Padre tenga un discurso hipócrita en el tema de la anticoncepción porque eso querría decir que Benedicto XVI hace o dice algo contrario a lo que piensa. Sin embargo, en este tema, como en todos, tan sólo manifiesta el pensamiento católico y no hay fingimiento alguno.

Es manipulador que se siga con la cantinela de los privilegios que tiene la Iglesia católica cuando, en primer lugar, no corresponde a tal concepto lo que pueda existir sino que responde a los propios preceptos constitucionales. Además, en todo caso, tampoco estaría mal que se hiciera algo sobre los privilegios que sí tiene los partidos políticos, los políticos y determinados sindicatos que, en efecto, se hacen con ingentes cantidades de dinero que es de todos para su particular y privado uso.

Sin embargo, lo que molesta, a determinadas personas, es la visita de Benedicto XVI a Barcelona y, luego a Santiago de Compostela (aunque eso, a don Ricardo, acostumbrado, en lo político, en mirarse al ombligo, le importe bien poco) porque no es capaz de respetar el pensamiento ajeno ni está porque se respete en de la Iglesia católica.

Dice, además, que “Ninguno de los representantes de ICV-EUiA en al Ayuntamiento de Barcelona participará en los actos, institucionales o litúrgicos programados durante su estancia en nuestra ciudad”.

¡Qué pena más grande! ¡Qué desperdicio de visita papal sin su presencia!

Pero lo más penoso es que tipos como éste cobren del dinero público. Eso sí que es un verdadero desperdicio.

Eleuterio Fernández Guzmán

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