InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Apostolado laico -La Palabra para el Domingo

13.04.25

La Palabra para el Domingo –  Domingo, 13 de abril de 2025

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Domingo de Ramos 

Lc 23, 1-49

Y levantándose todos ellos, le llevaron ante Pilato. Comenzaron a acusarle diciendo: ‘Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo Rey.’ Pilato le preguntó: ‘¿Eres tú el Rey de los judíos?’ El le respondió: ‘Sí, tú lo dices.’ Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: ‘Ningún delito encuentro en este hombre.’ Pero ellos insistían diciendo: ‘Solivianta al pueblo, enseñando por toda Judea, desde Galilea, donde comenzó, hasta aquí.’ Al oír esto, Pilato preguntó si aquel hombre era galileo. Y, al saber que era de la jurisdicción de Herodes, le remitió a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén. Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba presenciar alguna señal que él hiciera. Le preguntó con mucha palabrería, pero él no respondió nada. Estaban allí los sumos sacerdotes y los escribas acusándole con insistencia. Pero Herodes, con su guardia, después de despreciarle y burlarse de él, le puso un espléndido vestido y le remitió a Pilato. Aquel día Herodes y Pilato se hicieron amigos, pues antes estaban enemistados. Pilato convocó a los sumos sacerdotes, a los magistrados y al pueblo y les dijo: ‘Me habéis traído a este hombre como alborotador del pueblo, pero yo le he interrogado delante de vosotros y no he hallado en este hombre ninguno de los delitos de que le acusáis. Ni tampoco Herodes, porque nos lo ha remitido. Nada ha hecho, pues, que merezca la muerte. Así que le castigaré y le soltaré.’ Toda la muchedumbre se puso a gritar a una: ‘¡Fuera ése, suéltanos a Barrabás!’ Este había sido encarcelado por un motín que hubo en la ciudad y por asesinato. Pilato les habló de nuevo, intentando librar a Jesús, pero ellos seguían gritando: ‘¡Crucifícale, crucifícale!’ Por tercera vez les dijo: ‘Pero ¿qué mal ha hecho éste? No encuentro en él ningún delito que merezca la muerte; así que le castigaré y le soltaré.’ Pero ellos insistían pidiendo a grandes voces que fuera crucificado y sus gritos eran cada vez más fuertes. Pilato sentenció que se cumpliera su demanda. Soltó, pues, al que habían pedido, el que estaba en la cárcel por motín y asesinato, y a Jesús se lo entregó a su voluntad. Cuando le llevaban, echaron mano de un cierto Simón de Cirene, que venía del campo, y le cargaron la cruz para que la llevará detrás de Jesús. Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y se lamentaban por él.

Jesús, volviéndose a ellas, dijo: ‘Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos. Porque llegarán días en que se dirá: ¡Dichosas las estériles, las entrañas que no engendraron y los pechos que no criaron! Entonces se pondrán a decir a los montes: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos! Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco ¿qué se hará?’ Llevaban además otros dos malhechores para ejecutarlos con él. Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: ‘Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen.’ Se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: ‘A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido.’ También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre y le decían: ‘Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!’ Había encima de él una inscripción: ‘Este es el Rey de los judíos.’ Uno de los malhechores colgados le insultaba: ‘¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!’ Pero el otro le respondió diciendo: ‘¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho.’ Y decía: ‘Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino.’ Jesús le dijo: ‘Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso.’ Era ya cerca de la hora sexta cuando, al eclipsarse el sol, hubo oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora nona. El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús, dando un fuerte grito, dijo: ‘Padre,’ en tus manos pongo mi espíritu y, dicho esto, expiró. Al ver el centurión lo sucedido, glorificaba a Dios diciendo: ‘Ciertamente este hombre era justo.’ Y todas las gentes que habían acudido a aquel espectáculo, al ver lo que pasaba, se volvieron golpeándose el pecho. Estaban a distancia, viendo estas cosas, todos sus conocidos y las mujeres que le habían seguido desde Galilea.”

COMENTARIO

Pasión de Cristo; una eterna Pasión

Es evidente que, aunque sea con humildad, corresponde, al que esto escribe, hacer, siquiera, mención de lo que al fin y al cabo supone esta semana que hoy, por decirlo así, comienza. La llamamos grande porque, para el cristiano, el tiempo que discurre entre la entrada gloriosa de Jesús en Jerusalén, hoy mismo, hasta que fuera encausado de forma inicua, acusado, cumplida la sentencia de muerte en cruz y ocurrida su Resurrección es, en esencia, lo más importante que nos ha ocurrido como creyentes. Es más, somos creyentes al aceptar todo eso…

Es, por eso mismo, una Pasión eterna, una Eterna Pasión.

Muy a pesar de lo que pueda pensarse, 
Jesús no encuentra en Dios a un Padre que lo abandonaDecía el, entonces, Cardenal Joseph Ratzinger (1) que “Jesús no constata la ausencia de Dios, sino que la transforma en oración”. Y aquí radica la fuerza que podemos obtener también nosotros para cargar con nuestra cruz. Él lo hizo, el primero, con la suya.

Entonces bien podemos preguntarnos por qué hablamos de una Pasión que es eterna, la razón por la cual el camino que recorrió Jesucristo en aquellos escasos días es, exactamente, la misma senda que cada cual caminamos hasta que, en el Reino de su Padre, podamos reencontrarnos con el Amor de forma definitiva y, claro, eterna.

¿Cuántas veces no entramos triunfales por los quehaceres de nuestra vida y, a pesar de lo malo que pueda sucedernos nos sentimos algo más felices? Sin embargo, como dice S. Josemaría (2): “El cristiano no debe esperar, para iniciar o sostener esta contienda, manifestaciones exteriores o sentimientos favorables”. Por tanto, la interioridad de nuestra fe, muy a pesar del decir y entender del mundo ha de prevalecer por sobre el siglo.

Eres tú el rey de los judíos? | La Banda Diario

Por tal causa padecemos, como lo hizo Cristo. Sin embargo, bien sabemos, como dijo el naví Ezequiel (3) (y bien podemos poner estas palabras en la boca santa de Cristo) “Yo mismo apacentará mis ovejas. Yo mismo las llevaré a la majada. Buscaré la oveja perdida, traeré la extraviada, vendaré a la que esté herida, curaré a las enfermas… Habitarán en su tierra en seguridad, y sabrán que yo soy Yavé, cuando rompa las coyundas de su yugo y las arranque de las manos de los que las esclavizaron”

He aquí, pues, remedio a nuestra pasión (pequeña frente a la Pasión de Cristo) porque ¿Cuántas veces no nos extraviamos por el mundo y sus llamadas y nos alejamos de Dios? Entonces enfermamos de fe, perdemos la savia que antes nos vivificaba, somos ovejas sin pastor, extraviados del redil del Padre.

Sin embargo, a sabiendas de ser atacados por causa de nuestra fe (hemos de ser, por eso, dichosos por bienaventurados), acusados de ser lo más retrógrado que en el mundo hay; 
habiendo visto zaherido a Dios, insultado a Cristo, hermano nuestro y Dios mismo; rememoradas las persecuciones antiguas con los métodos modernos; poniendo en lugar inmerecido al sucesor del depositario de las llaves de la Iglesia y viéndonos, esto hay que decirlo, caricaturizados como algo risible cuando no deplorable, “hoy, como ayer, del cristiano se espera heroísmo /…/ Cuando se pelea de continuo, con Amor y de este modo que parece insignificante, el Señor está siempre al lado de sus hijos, como pastor amoroso” (4).

Por eso, el hoy que vivimos, también es (aunque no sólo) semana de Pasión.

Sin embargo, al igual que siguieron a las palabras de Jesús en la cruz (últimos momentos de su vida de hombre) a aquel “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (5) Lo que, al fin y al cabo, siguió lo que tenía el destino mismo de su decir y sentir:

“Los confines de la tierra lo recordarán, y volverán al Señor” Contará su justicia al pueblo que ha de nacer: ¡Todo lo que hizo el Señor!” (6)

Y, como muy bien dice José Bortolini “la imagen más hermosa de Dios en este Salmo es, por tanto, la de Dios que escucha el clamor del pobre que padece injusticia y lo libera, haciéndole cantar himnos de alabanza…”(7).

De aquí que en la pasión nuestra, también eterna porque va con el ser humano, hemos de buscar consuelo en Dios, en la oración, en su cercanía; pensar, al fin y al cabo, “El Señor, en su misericordia, nos ha elegido, nos ha perdonado, nos ha abrazado una y otra vez. Ha cargado con todos nuestros pecados, hemos sido ya perdonados” (8). Con estas palabras, Luigi Guissani, quien fuera fundador de Comunión y Liberación, consuela nuestro corazón.

Vivimos, pues, en una eterna pasión pero, en consonancia con ella, tenemos una esperanza que nos vivifica. Cristo dará, dio, su vida por nosotros y gracias a él estamos, somos, salvados.

Y el Domingo de Resurrección también nosotros, en cierto modo, volvemos a la vida; dentro de una semana, pues.

Nunca hemos de olvidar la causa de tal realidad espiritual ni lo que supone que Cristo hoy entre en gloria y bendiciones en Jerusalém y en una semana cambien tanto las cosas y las circunstancias como para que acabe como acabó…

Tampoco el para qué debemos olvidar.

Notas:

1. En “Via Crucis”, de Editorial Encuentro. Introducción
2. En “Es Cristo que pasa”. Concretamente, en la homilía titulada “La lucha interior”, del Domingo de Ramos de 1971. Editorial Rialp, p. 176.
3. Ez. XXXIV, 15-17; 27.
4. S. Josemaría, ob.cit., p. 191.
5. Salmo 22.
6. Ídem anterior.
7. En “Conocer y rezar los Salmos” (Comentario popular para nuestros días). Editorial San Pablo, p. 120.
8. “Via Crucis”, ob.cit., p. 58.

Eleuterio Fernández Guzmán

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no tienen en cuenta en su vida este domingo tan especial.

 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no saben comprender la Semana Santa.

 

Roguemos al Señor. 

 

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a agradecer todo el bien que Cristo nos ha hecho.

  

Gracias, Señor, por poder transmitir esto. 

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán 

                                                                                                                       

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Un domingo donde todo empezó para no terminar nunca.

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Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

6.04.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 6 de abril de 2025

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V Domingo de Cuaresma

Jn 8, 1-11         
 
 

1       Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.

2       Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles.

3       Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio

4       y le dicen: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio.

5       Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?’

6       Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra.

7       Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: ‘Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.’

8       E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra.

9       Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio.

10     Incorporándose Jesús le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?’

11     Ella respondió: ‘Nadie, Señor.’ Jesús le dijo: ‘Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más.’”

 

COMENTARIO

 

Una lección de amor y justicia de parte de Cristo

 

Hay que reconocer que el Mal es perseverante. Es decir que las intenciones que tiene de provocar en los hijos de Dios daño que sea irreparable no cesan con nada. Siempre está al acecho para ver si nos hace caer en sus trampas y, así, atraernos a su redil. 

A Jesús, como podemos imaginar, le tenía mucha inquina el Maligno. Y se adueñaba de los corazones de aquellos que no lo querían nada de nada. Y si eso no era suficiente, les ponía en bandeja casos como, por ejemplo, el de aquella mujer sorprendida en adulterio. 

Aquí no se nos dice que Jesús diga que aquella mujer no fuera adúltera. No. La realidad era la que era pero, por encima de la misma, había algo más: Dios, su misericordia, el amor y el perdón. Y todo eso era, seguramente, demasiado para según qué tercos y duros corazones. 

De todas formas, podemos imaginar los pensamientos de aquellos que habían llevado ante el Maestro a la mujer a la que había cogido, por decirlo así, in fraganti, cometiendo adulterio. En su mente sólo había una acción: apedreamiento. Y es que no lo decían por ellos sino que otro, Moisés, ya había establecido tal pena para tal acción. Y ellos, ¡hala!, a aplicar la ley y aquí paz y allá gloria. 

 ¡Qué obtusos eran!, debió pensar Jesucristo. Aunque, a lo mejor, bastaría con mostrarles sus propios corazones. No como ellos se veían sino como, en realidad, eran. Sí, eso debía bastar para solventar una situación que era verdaderamente difícil de sacar adelante. 

Todo lo que pasa a continuación es muestra de hasta dónde es capaz Jesús de entender la situación por la que está pasando aquella mujer. A ellos, a sus acusadores, debía hacerles ver que no era la realidad como ellos la pintaban: sí la de la adúltera por el pecado cometido pero no con respecto a ellos mismos. 

Jesús misericordioso. Jesús defiende a una mujer acusada por… | by Mario  Fernández | Medium

Ellos tenían piedras. A punto de ser lanzadas sobre aquella mujer. Pero Jesús consiguió que se las lanzasen, interiormente, contra ellos mismos. Y es que es más que cierto que ellos, que tan íntegros se tenían como para acusar a aquella mujer de cometer un grave pecado, parecía no darse cuenta de aquellos en los que ellos míos caían, a lo mejor, diariamente. Y cuando se dan cuenta, cuando Jesús les dice aquello de tirar la primera piedra quien no tenga pecado, pasa lo más sorprendente: todo se van. 

Sin embargo, no queda ahí la cosa. Se van primero los más viejos porque era más que seguro que hubieran tenido más años para pecar… ¡y lo hubiera hecho! 

Entonces, quedaron solos la mujer y Cristo. 

Podemos imaginar que aquella mujer que acababa de librarse una muerte segura estaría muy agradecida a Jesús. Pero no iba a desaprovechar Cristo la ocasión para dejar de enseñar. 

Muchas veces se dice que, en efecto, Jesús perdonó a la pecadora. Y ahí queda la cosa. Lo que pasa es que no quedó ahí sino que hubo algo más, mucho más. 

Jesús, sí, la perdona, pero le dice que no peque más. Es decir, no es suficiente, con ser importante, con perdonarla sino que le encomienda que no siga por aquel camino y, en general, por el que lo es del pecado. Le dice que todo queda perdonado pero que “en adelante” no debe pecar.

No podemos negar que si alguno de los allí presentes miró hacia atrás tras irse y vio cómo se alejaba aquella mujer debió pensar que aquello había sido una buena lección de amor y justicia de parte de Cristo.

  

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que se creen mejores que los demás.

 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no son capaces de perdonar.

 

Roguemos al Señor. 

 

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a saber perdonar a quien nos haya ofendido.

 

  

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a no alejarnos nunca de Ti. 

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto. 

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán 

                                                                                                                       

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Es seguro que no podemos tirar piedra alguna…

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30.03.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 30 de marzo de 2025

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IV DOMINGO DE CUARESMA

 

Lc 15, 1-3. 11-32
 

1Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírle, 2 y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: ‘Este acoge a los pecadores y come con ellos.’3 Entonces les dijo esta parábola.11         Dijo: ‘Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.” Y él les repartió  la hacienda. 13 Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. 14 ‘Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. 15 Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. 16 Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.17 Y entrando en sí mismo, dijo: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me  muero de hambre! 18 Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti.

 19 Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.” 20 Y, levantándose, partió hacia su padre. ‘Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. 21 El hijo le dijo: “Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.” 22 Pero el padre dijo a sus siervos: “Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y unas  sandalias en los pies. 23 Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos una fiesta, 24 porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.” Y comenzaron la fiesta. 25’Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas;26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 El le dijo: “Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano.” 28 El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. 29 Pero él replicó a su padre: “Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca  me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; 30 y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo  cebado!” 31 ‘Pero él le dijo: “Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; 32 pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba  perdido, y ha sido hallado.’”

 

 

COMENTARIO

 

El exacto amor de Dios

 

Sabemos que Jesús, cuando predicaba y hacía uso de las parábolas, lo hacía porque sabía que era una forma muy conocida de explicar aquello que podía resultar más difícil de entender y porque sabía, además, que muchas veces era la única forma de mínimamente entendido. 

El caso es que  podemos decir que las compañías de Jesús, aquellos con los que hablaba y con los que tenía una relación muy cercana, no eran, según determinadas conciencias, lo mejor de cada casa (y entiéndase esto, por favor). Y es que si había venido a salvar lo que estaba perdido ¡qué mejor que estar con lo que está perdido! 

Queremos decir que Cristo Jesús se juntaba con personas que, a tenor del pensamiento de los sabios oficiales, no eran muy recomendables: pobres, publicanos, ciegos, paralíticos, enfermos en general o, en fin, leprosos o mujeres y niños… 

Todo aquello había que le tuviesen cierta inquina los que eran considerados conductores del pueblo judío o, lo que es lo mismo, fariseos et alii. 

Pero Jesús sabía cuál era la misión que tenía encomendada y la cumplía a rajatabla y sin pararse en comportamientos políticamente correctos o pegados al qué dirán o respeto humano. Es más, algunos de los considerados sabios le dijeron en una ocasión (que sepamos) que sabían que era así. 

Pues bien, Jesús se ve en la obligación de explicar con toda claridad cómo es Dios. Lo hace a través de la muy conocida parábola del hijo pródigo que bien podríamos titularla “La parábola del amor de Dios por sus hijos perdidos”. 

Lo que cuenta Jesús es más que conocido: un hijo se va de la casa del padre con el dinero procedente de la parte de la herencia que le corresponde; su hermano se queda con el padre y vive allí todo el tiempo que su hermano pequeño pasa por ahí malgastando el dinero hasta que llega un momento en el que, sin una sola moneda, se ve en la obligación de volver a su casa paterna y pedir perdón. 

Evangelio del día: «Padre, pequé contra el Cielo y contra ti; no merezco  ser llamado hijo tuyo» - Mi vida en Xto

Aquí hay varias actitudes que están más que bien definidas. Y es que siendo una parábola, todo aquello encerrada una enseñanza o muchas.

Son varios, pues, los personajes aquí: el padre que espera siempre la vuelta de su hijo.  Este hombre bien puede representar a Dios que siempre espera, en efecto, el regreso de sus díscolos hijos. 

Pero aquí hay dos hermanos. En realidad, lo que hay son dos actitudes antes la vida y ante la fe. 

Un hermano, el que se va, lo hace porque ama más al mundo que a su padre. Pero cuando se da cuenta del error cometido (y del hambre que tiene) decide volver de donde nunca se debía haber marchado. Lo hace, ciertamente, por egoísmo, pero no escondiendo el arrepentimiento que se muestra en este texto. 

El otro hermano, el mayor, se queda con el padre. Suponemos que llevando sus negocios y trabajando en la tierra, cuidando el ganado, etc. Se cree mejor que quien se ha ido a dilapidar, con prostitutas, el dinero de la herencia. Y odia. Tiene un odio grande por aquel que, ahora que vuelve, recoge el amor nunca perdido de su padre. No sabe, al parecer, que su hermano ha sido recuperado para el bien porque había sido tomado por el Mal. Pero él se siente fuerte en su situación porque se ha quedado con el padre pero, como podemos ver, con menos amor y demasiado materialismo… 

Y luego nos queda el padre que había esperado pero no había perdido la esperanza. Por eso hacía lo que hacía cada día… 

Aquel hombre amaba a sus dos hijos. Eso no se puede negar. Sin embargo, como es de esperar, añora a quien se ha ido porque a quien tiene a su lado lo tiene a su lado. Por eso podemos imaginar al buen hombre salir de su casa cada tarde a mirar si veía, a lo lejos, la figura de aquel hijo que se había marchado de su lado. Y no nos extraña, para nada que, cuando lo ve venir, se alegre mucho y goce mucho con aquel momento. Él esperaba el regreso de quien se había ido y, cuando lo ve volver, no puede hacer otra cosa que manifestar alegría. Y lo agasaja con lo mejor que tiene. 

Ha vuelto un hijo que parecía estar muerto. Y hay mucha alegría en el Cielo por eso. 

 

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren darse cuenta de lo que importa no alejarse de Dios. 

Roguemos al Señor.

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que son capaces de reconocer sus pecados. 

Roguemos al Señor.

  

ORACIÓN

 

Padre Dios; ayúdanos a no alejarnos nunca de Ti. 

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto. 

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán 

                                                                                                                       

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Palabra de Dios; la Palabra.

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Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

23.03.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 23 de marzo de 2025

Resultado de imagen de SAnta BibliaIII Domingo de Cuaresma
 
Lc 13, 1-9

En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ‘Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.’  Les dijo esta parábola: ‘Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo  encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’ Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas.’”

 

COMENTARIO         

 

La importancia de la conversión

Dios tiene mucha paciencia con sus hijos, los hombres. Queremos decir que por mucho que caigamos en las tentaciones que nos pone el Maligno siempre espera que regresemos a Su seno y, así, nos perdona.

A este respecto, es bien cierto que en tiempos de Cristo, cuando vino por primera vez al mundo el Hijo de Dios, la visión que se tenía de determinadas realidades espirituales era propia de aquel pueblo en el que el Creador depositó su esperanza.

Cierto es que las cosas estaban así. Por eso Jesús se ve en la obligación de poner las cartas sobre la mesa. No dulcifica la situación por la que pasaban sus hermanos los hombres sino que les dice, con toda claridad, lo que tienen que hacer.

Los ejemplos que, primero, le ponen los demás y, luego, los que Él mismo les pone, son los apropiados para que comprendan algo en lo que andaban equivocados: hay algo más que relación entre el presunto pecado y lo que le pasa al hombre.

Es cierto que podía parecer que aquellos galileos que Pilato mató y aquellos sobre los que se desplomo la torre de Siloé, que serían pecadores, habían pagado por sus pecados con aquellas terribles muertes. Y así lo pensaban muchos estableciendo una relación directa entre lo que se comete contra Dios y el castigo divino del Todopoderoso.

Los frutos de la higuera

Lo que Jesús les dice es que aquellos que así murieron no eran más pecadores que el resto de galileos sino que, por lo general, también lo eran los otros, los que no habían muerto en aquellas circunstancias.  Es que el Hijo de Dios quería hacerles ver que una cosa es lo que se hace y otra, las consecuencias de lo que se hace.

De todas formas, lo que le importaba a Jesús  era que comprendiesen algo muy importante y que era crucial para su vida eterna. Nos referimos a la necesidad de conversión.

Para no endulzar la situación de cada cual, Jesucristo pone en el mismo plano dos realidades espirituales: no conversión y perecimiento.

En efecto, quien no se convierta y venga a ser una persona nueva con un corazón nuevo y quien no se aleje del hombre viejo con corazón de piedra… no se salvará.

¡No se salvará! No es que Cristo les diga que, bueno, se podrá salvar aunque sea más tarde. No. Aquí no hay posibilidad, siquiera, de Purgatorio o Purificatorio, no, sino que, quien no se convierta perecerá…

Cristo utiliza una palabra terrible por el significado que tiene: perecer. Y es terrible no porque suponga, así dicho, la muerte terrena sino porque supone la peor de todas las muertes: la eterna. Y es que es más que cierto que si sólo supusiera la muerte terrena pero luego cupiese la vida eterna… ¡qué problema había en no cambiar el corazón! Pero no, Cristo dice claramente que quien no se convierta morirá… a la vida eterna.

Cabe, sin embargo, ser persevante. Es decir, no basta con creer que no es posible cambiar el corazón porque muchas veces caigamos en las tentaciones que se nos tienden. No. Y es que como aquel hombre que quiso que la higuera diese fruto y le dio una oportunidad más, lo mismo hace Dios con nosotros: nos da muchas oportunidades para que cambiemos el corazón… a cambio de que no abandonemos en tal intención.

PRECES

 

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar a Cristo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren cambiar el corazón.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a mudar nuestro corazón por uno de carne y misericordioso.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

 

Eleuterio Fernández Guzmán 

                                                                                                                       

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

La confesión de fe es siempre necesaria.

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16.03.25

La Palabra del Domingo – Domingo, 16 de marzo de 2025

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II Domingo de Cuaresma
 
Lc 9, 28b-36

Tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. 29 Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, 30   y he aquí que conversaban con él dos hombres, que eran Moisés y Elías; 31 los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.32 Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. 33 Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro a Jesús: ‘Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías’, sin saber lo que decía. 34 Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor. 35 Y vino una voz desde la nube, que decía: ‘Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle.’ 36 Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto”.

                              

COMENTARIO 

Un claro mensaje de parte de Dios

En esta ocasión Jesús escoge a tres de sus más allegados discípulos. Sabemos que no será la única ocasión en la que muestre una preferencia tan clara. El caso es que Pedro, Santiago y Juan van con él al monte.

El monte es un lugar al que Jesús gusta de acercarse. Lo hace, casi siempre, para estar tranquilo y poder orar al Padre, a su Padre Dios Todopoderoso. Y ahora lo hace por algo muy especial que deberíamos tener muy en cuenta. Pero en aquel monte iba a suceder algo. Fue algo que impresionó mucho los discípulos. Incluso podríamos decir que manifestó, por ejemplo, cómo era Pedro, humanamente hablando.

El caso es que Jesús, en aquel momento, recibe la visita espiritual de dos personajes muy importantes de la historia de la salvación: Moisés y Elías. Ambos profetas y cruciales en la comprensión de lo que Dios quiere de sus hijos.

Lo que hablan entre ellos Jesús, Moisés y Elías tiene mucha importancia: hablan de la muerte que va a sufrir el Hijo de Dios; también, dónde va a producirse la misma que no es otro lugar que en la Ciudad Santa de Jerusalén.

Mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió” - La reposteria de las  monjas

Podemos imaginar qué estaría pasando por el corazón de Pedro, de Santiago y de Juan. Seguramente estaban más que sorprendidos con la transfiguración de Cristo. Por eso Pedro acude a su ser hombre y sólo piensa en quedarse allí. Sin embargo aún no ha escuchado lo mejor y que viene de parte de Dios.

El Creador, lo mismo que hizo cuando Jesús salió del río Jordán y envió a su Espíritu en forma de Paloma para que supiéramos que Aquel era su hijo amado, se presenta en aquel monte para decir dos cosas muy importantes: Aquel es su Hijo, el Elegido. Pero también dice otra: debemos escucharle.

Dios quiere, con eso, que sepamos a qué debemos atenernos. Aquel hombre que allí se había transfigurado era mucho más que un hombre: era el Hijo de Dios. Pero no sólo eso. Debemos hacer algo más que reconocer que es su Hijo: debemos escuchar lo que nos dice y, acto seguido, hacerlo. Y, aunque no siempre sea fácil no por eso vamos a olvidar  lo dicho por Dios en aquel momento.

Resulta curioso que si los discípulos ahora estaban cargados de sueño, como nos dice el texto bíblico, no se durmieran y sí lo hicieran en otra ocasión como fue la del Huerto de los Olivos cuando Jesús padecía el comienzo de su Pasión. También resulta curioso que san Lucas quiera disculpar a Pedro cuando dice que no sabía “lo que decía” cuando lo de las tiendas que quería allí construir. Y es que, en verdad, era un comportamiento más humano que espiritual porque, en realidad, aun no estaba preparado para comprender todo lo que le estaba pasando. 

 

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar a Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren seguir al Hijo de Dios y hacer según dice.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a escuchar la voz de Cristo y a tenerla en cuenta en nuestras vidas.

  

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

Eleuterio Fernández Guzmán 

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

Aquellos tres Apóstoles, en verdad, vieron el Cielo en la Tierra.

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