InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Apostolado laico -La Palabra para el Domingo

24.08.25

La Palabra del Domingo  - Domingo, 24 de agosto de 2025

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Lc 13, 22-30

22 Atravesaba ciudades y pueblos enseñando, mientras caminaba hacia Jerusalén. 23 Uno le dijo: ‘Señor, ¿son pocos los que se salvan?’ Él les dijo: 24 ‘Luchad por entrar por la puerta estrecha, porque, os digo, muchos pretenderán entrar y

no podrán. 25 ‘Cuando el dueño de la casa se levante y cierre la puerta, os pondréis los que estéis fuera a llamar a la puerta, diciendo: ‘¡Señor, ábrenos!’ Y os responderá: ‘No sé de dónde sois.” 26 Entonces empezaréis a decir: ‘Hemos comido y bebido contigo, y has enseñado en nuestras plazas’; 27 y os volverá a decir: ‘No sé de dónde sois. ¡Retiraos de mí, todos los agentes de injusticia!” 28 ‘Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abraham, Isaac y Jacob y a todos los profetas en el Reino de Dios, mientras a vosotros os echan fuera. 29 Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se pondrán a la mesa en el Reino de Dios. 30 ‘Y hay últimos que serán primeros, y hay primeros que serán últimos’”.

COMENTARIO

Sobre puertas para entrar en el Cielo

El Hijo de Dios nos pide hacer un esfuerzo porque lo mejor no puede ser fácil.

En realidad, todo esto tiene que ver con la Voluntad de Dios de tener cabe sí a sus hijos, a su semejanza, creada a su imagen. Y, claro, la cosa no puede ser como coser y cantar…

Podemos decir que Jesucristo, que conoce más que bien el corazón de muchos de sus contemporáneos, no duda en decir la verdad, toda la verdad, sobre lo que es alcanzar el definitivo Reino de Dios.

Salvarse. Eso es lo que el ser humano quiere desde que conoce y sabe que existe un Creador que todo lo creó y mantiene. Y la salvación eterna es, por tanto, el destino anhelado por todo aquel que no esté ciego o no ame su propia existencia.

Sí, salvarse es más que importante. Pero eso no se consigue de cualquier manera como si fuera, en definitiva, algo de poca importancia.

Es cierto que, como decimos, todo hijo de Dios quiere entrar en el Cielo. Es una aspiración legítima pero no siempre está al alcance todo aquel que quiere conseguirlo.

El Hijo de Dios sabe muy bien que todo ser humano no va a acabar salvado. Y lo sabe porque es más que cierto que no todo el mundo, que crea, actúa de igual forma.

SEÑOR, ¿SON POCOS LOS QUE SE SALVAN?» – Parroquia de Santo Domingo de Guzmán

Hay quien cree que por ser hijo de Dios va a tener asegurada su entrada en el Cielo. Sin embargo, hay que tener en cuenta que, para que eso sea posible, hay que entrar por la puerta estrecha que es la que hace que el creyente en Dios Todopoderoso se sacrifique, dé de sí todo lo que pueda y, en fin, se olvide la forma de ser que, por antigua y desfasada, no anda muy cercana al corazón de Dios.

¿Dónde va el alma que no es aceptada en el Cielo?

Esto lo responde muy bien el Hijo de Dios. Y es que donde va es donde hay llanto y rechinar de dientes o, lo que es lo mismo, al Infierno o, en el mejor de los casos, al Purgatorio-Purificatorio. Y esto lo deja más que claro Jesucristo.

Se nos recomienda, por tanto, la puerta estrecha porque sólo a través de ella se alcanza el destino querido y amado por todo aquel que quiera y ame a Dios, su Creador.

Jesucristo, plantea y admite que no sólo el pueblo judío sino que todo aquel que crea en Dios, será admitido en el Cielo. Y eso, seguramente, debió causar enfado en más de uno que no podía admitir que alguien, fuera del pueblo elegido por el Todopoderoso, tuviera el mismo derecho. Pero el corazón de Dios, como vemos y, según nos dice su Hijo, es grande…

Y, para que nadie se lleve a engaño, Jesucristo pone sobre la mesa una verdad muy importante: el hecho de que haya últimos que puedan ser los primeros sólo puede ser porque los considerados últimos tienen más fe que los considerados primeros: sabios, supuestamente sabios o maestros, supuestamente maestros.

Todo, pues, como vemos, para que sepamos cómo son las puertas que nos permitirán entrar en el Cielo. Y es no es poco, como vemos.

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar las sabias y verdaderas palabras de Jesucristo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que quieren ser los primeros pero no saben serlo.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a ser de los primeros que tú quieres y amas.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

 

Panecillo de hoy:

 

La Voluntad de Dios es que nos salvemos… ¿Y la nuestra?

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

17.08.25

La Palabra del Domingo  - Domingo, 17 de agosto de 2025

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Lc 12, 49-53

Dijo Jesús a sus discípulos: ‘He venido al mundo a prender fuego a la tierra; ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? Desde ahora estarán cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra’”

COMENTARIO

Fuego purificador

Ciertamente, no son pocas las veces en las que el Hijo de Dios pareciera que gusta de hacer sufrir a sus hermanos los hombres. Sin embargo, lo que en realidad pasa es que hay muchas cosas que no queremos escuchar porque creemos no nos convienen.

Aquel hombre, que había nacido en Belén porque estaba escrito que allí iba a hacer, tenía una misión que cumplir. Y sabemos, bien que lo sabemos, que la misma ni era fácil ni tampoco iba a ser entendida todos. Ya sabemos cómo acabó la cosa…

De todas formas, aquel hombre, decimos, tenía que hacer algo y lo iba a hacer por mucho que hubiera quien se opusiera a lo que debía hacer.

Hacer, lo que se dice hacer, era bien sencilla aquella misión: advertir.

Advertir, para unos oídos y corazones tan sordos como muchos de los que le escuchaban, debía hacer de una forma no dudosa ni sembradora de dudas. Y lo hace con toda claridad: había venido al mundo a prender fuego.

Catholic.net - ¿Por qué Jesús vino a traer fuego a la tierra?

Fuego, el fuego, además de causar daño si se emplea o se produce en determinadas circunstancias, también es utilizado para purificar. Y la purificación era lo que buscaba aquel Maestro que, como muchos decían, enseñaba con autoridad.

Autoridad, la de Dios. Y tal autoridad debía ser expresada de forma que fuera entendida por todo. Y Jesucristo, al decir lo que dice sobre el fuego (¡Qué arda la tierra!) lo hace para que se sepa que muchas cosas debían cambiar y que muchas actitudes faltas de corazón de carne debían quemarse para ser purificadas.

Purificar, además, la existencia misma de aquellos que, entonces, habitaban dentro del pueblo elegido por Dios. Y es que Jesucristo sabía que sus palabras, Palabra de Dios era, no iban a causar, digamos, tranquilidad en todos los corazones sino, al contrario, más que intranquilidad y lucha.

Lucha por la supervivencia de la fe. Eso era lo que se iba a producir a partir de la predicación del Hijo de Dios. Por eso avisa acerca de la división que se va a producir, incluso, en el seno familiar donde habrá personas que quieran aceptar sus mensajes y habrá personas que estarán totalmente en contra del mismo.

Fuego, sí; división, también. Eso era lo que había traído Dios a la tierra y al devenir del mundo. Y no nos resulta nada extraño aquello porque es lo que ahora mismo le pedimos al Todopoderoso: que traiga fuego al mundo porque el mismo perece alejándose del Señor.

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren escuchar la Palabra de Dios.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que no anhelan la purificación de su corazón

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; gracias por advertirnos de lo que verdaderamente importa.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy

¡Que el fuego de Cristo purifique nuestros corazones!

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

10.08.25

La Palabra del domingo – Domingo, 10 de agosto de 2025

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Lc 12, 32-48

32 ‘No temas, pequeño rebaño, porque a vuestro Padre le ha parecido bien daros a vosotros el Reino. 33 Vended vuestros bienes y dad limosna. Haceos bolsas que no se deterioran, un tesoro inagotable en los cielos, donde no llega el ladrón, ni la polilla; 34 porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

35 ‘Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, 36 y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. 37 Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. 38 Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos! 39 Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. 40 También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre.’ 41 Dijo Pedro: ‘Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?,’

42 Respondió el Señor: ¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? 43 Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. 44 De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. 45 Pero si aquel siervo se dice en su corazón: “Mi señor tarda en venir”, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, 46 vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles. 47 ‘Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; 48 el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más”.

COMENTARIO

Vigilantes debemos estar y ser

No son pocas las ocasiones en las que Jesucristo, hermano nuestro, Hijo de Dios y Dios mismo hecho hombre, dice esto que hoy nos dice. Y es que, como bien sabemos, tanto los que entonces le escuchaban como los que ahora le escuchamos… en fin, somos más que duros de corazón. 

El caso es que todo tiene que ver con nuestro bien espiritual. Es decir, el Hijo de Dios nada malo quiere para nosotros sino, al contrario: lo mejor y lo más bueno que su Padre del Cielo, además, anhela para su descendencia.

Nos lo dice de muchas maneras porque sabe más que bien que necesitamos explicaciones que nos lleguen al corazón y a la mente. Y la de ahora abunda en ejemplos porque es la manera más sencilla de dar a entender… y que entendamos.

Hay algo que debemos tener muy en cuenta: a nosotros sólo nos debe interesar el Cielo. Y, para eso, en primer lugar, debemos tener por lo que son, las cosas del mundo; y, luego, atender, más bien a las que nos llevan al definitivo Reino de Dios. Y otra forma de ver las cosas es una que lo es equivocada y más que errada.

Creencias principales: Ser como Cristo | Venir a Cristo

Debemos, estar, pues, vigilantes.

¿Acaso, a este respecto, Dios va a venir de repente?

Sólo podemos responder a esto que sí: Dios puede venir de repente. Pero no lo hará sin avisar porque ya quedado más que dicho en las Sagradas Escrituras que ha de volver. Avisados, pues, estamos y más que avisados estamos.

Debemos vigilar. En primer lugar, debemos vigilar nuestra vida; luego, nuestra alma y, en fin, todo aquello que, al fin y al cabo, nos lleva (o no) al Cielo. Si lo hacemos y somos perseverantes en tal forma de hacer las cosas estamos más que seguros que nuestros esfuerzos serán tenidos en cuenta por nuestro Creador. Y es que el Señor sólo quiere que nosotros estemos cabe sí. Otra cosa no anhela quien nos ha creado y mantiene.

Hay quien, a este respecto, se confía en demasía. Y queremos decir con esto que, por decirlo así, como no es conocida la hora y la fecha en la que de volver Jesucristo al mundo y eso no se sabe… en fin, que hacen de su capa un sayo y actúan como si, en efecto, nunca hubiera de volver.

Es más que seguro que quien así actúa ha de caer en múltiples tentaciones que le presente Satanás, el Enemigo de Dios y nuestro. Y es que siempre es posible rectificar… Y eso es lo que se cree.

Hay algo que, en lo referido a esto, nos dice Jesucristo, nuestro Maestro, y que no deberíamos olvidar nunca: seremos retribuidos.

En efecto, nosotros seremos retribuidos por Dios según haya sido nuestra actitud y nuestra forma de hacer las cosas. Así, si se nos han dado muchas gracias y dones y no los hemos aprovechado sino, a lo mejor, al contrario… en tal caso, el mal que nos vendrá será grande. Y si se nos dado poco… poco tendremos en contra.

En realidad, no es poco lo que se nos dice. Y lo que se nos dice se nos dice por nuestro interés espiritual porque, al fin y al cabo, la vida que vale la pena tener en cuenta (porque es para siempre) es la que viene después de la muerte. Y no es que la que vivimos en el mundo no tenga importancia sino que no tiene tanta importancia como, muchas veces, nos creemos.

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no atienden las necesarias palabras de Su Hijo.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por todos aquellos que miran para otro lado cuando se les advierte de lo que deben hacer en su bien espiritual.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; gracias por darnos a entender que debemos estar vigilantes para no caer en tentación.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:

Es seguro que nunca estaremos lo suficientemente vigilantes.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

3.08.25

La Palabra del domingo - Domingo, 3 de agosto de 2025

Resultado de imagen de SAnta BibliaLc 12, 13-21

13 Uno de la gente le dijo: ‘Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo’. 14 El le respondió: ‘¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?’ 15 Y les dijo: ‘Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes’. 16 Les dijo una parábola: ‘Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto; 17 y pensaba entre sí, diciendo: ‘¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?’ 18 Y dijo: ‘Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes, 19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea.’ 20 Pero Dios le dijo: “¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?’ 21 Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios’”.

COMENTARIO

Los verdaderos bienes y mejores

No es nada extraño que quien conocía al Hijo de Dios quisiera que, de alguna manera, interviniera en su vida. Y es que, habiendo visto o habiendo conocido lo que era capaz de hacer… en fin, nada impedía que, eso, pusiera cierto orden en la vida de sus discípulos o seguidores.

Jesucristo, sin embargo, sabía más que bien la misión para la que había sido enviado al mundo. A lo mejor había quien creía que estaba aquí para poner cierto orden en la vida de los hombres. Al contrario, por decirlo así, era la verdad: había venido al mundo a prender fuego al mundo para que el fuego de la Verdad de Dios y de la Ley del Padre purificara lo impuro.

Eso, podemos decir, tal forma de ver las cosas, no era demasiado bien entendida por aquellos que al mirar al hijo de José y de María veían, digamos, un instrumento que se podía utilizar, hacer uso de él según fueran las necesidades de cada cual.

Pero no. Jesucristo no andaba por aquellos caminos para repartir herencias de otros sino, en todo caso, para hacer lo propio con la de su Padre del Cielo del cual, nosotros, éramos y somos herederos. Herencia, pues, si les correspondía a los que escuchaban aquellas, para algunos, decepcionantes palabras.

Cristo no era juez ni repartidor. Y es que era más, mucho más: Dios entre los hombres, Creador hecho hombre. Por eso lo que enseñaba tenía una raíz más que profunda y era sembrado para que diera fruto.

Jesús revela la “sabiduría que viene de Dios” | Acerquémonos

Y para que vieran, todos ellos, todos los que le preguntaban sobre herencias y bienes, les hace partícipes de aquella parábola. Aquella parábola, por decirlo así, debería abrirles el corazón y sembrar, en él, una simiente más aprovechable que la de la codicia y los bienes mundanos.

Aquel hombre era, mundanamente, codicioso. Quería más y almacenar sus bienes era, al parecer, el único interés que regía su vida. Pero el Hijo de Dios sabía que eso vale de bien poco. Vamos, que no vale, en el fondo y al respecto de la vida eterna, nada de nada.

Nosotros, además, no dependemos de nosotros mismos para determinar qué ha de ser de nuestra vida que es, no lo olvidemos, de Dios mismo. Y por eso aquel hombre, que tantas ganas tenía de almacenar bienes se quedó sin lo único que le debía haber importado: su alma a la que, según parece, poca atención le prestaba.

Jesucristo lo dice con bastante claridad: lo único que vale para nosotros, para los hijos de Dios, es atesorar para la vida eterna y tener los bienes mundanos por algo de poca importancia, algo que se pierde, algo que corroe la polilla y los ladrones roban.

Debemos enriquecernos con lo que es crucial para nuestra vida… eterna. Lo otro, sí, será importante en el mundo pero poco, muy poco y menos que poco.

PRECES

Pidamos a Dios por aquellos que sólo quieren tener bienes mundanos

Roguemos al Señor

Pidamos a Dios por no quieren cuidar el fondo de su alma.

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a tener muy en cuenta las palabras de Tu Hijo y tenerte muy en cuenta en nuestra vida y decisiones.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:

Atesorar para el Cielo; eso es lo que nos conviene.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

 

27.07.25

La Palabra del Domingo  - Domingo, 27 de julio de 2025

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Lc 11,1-13

 

1 Y sucedió que, estando él orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: ‘Señor, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos.’

2 Él les dijo: ‘Cuando oréis, decid: Padre, santificado sea tu Nombre, venga tu Reino, 3 danos cada día nuestro pan cotidiano, 4 y perdónanos nuestros pecados porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación.’ 5 Les dijo también: ‘Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, 6 porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle’, 7 y aquél, desde dentro, le responde: ‘No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos’, 8 os aseguro, que si no se levanta a dárselos por ser su amigo, al menos se levantará por su importunidad, y le dará cuanto necesite.’ 9 Yo os digo: ‘Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. 10 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá. 11 ¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; 12 o, si pide un huevo, le da un escorpión? 13 Si, pues, vosotros, siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!’

 

COMENTARIO

 

Oportunidad e inoportunidad en la fe

Que los discípulos más allegados de Jesús le pidiesen que les enseñase a orar no era nada extraño. Ellos veían, aquellos doce hombres contemplaban, cómo el Maestro pasaba muchos momentos dedicados a hablar con su Padre Dios. No podían, por eso, más que ansiar conocer, al menos conocer, cómo se podía hacer eso. 

Sin duda que Cristo era ejemplo para ellos. En esto, además, era el mejor ejemplo porque su oración ellos veían que era profunda (¿Qué pensaron cuando, en su momento, en el Gethsemaní lo vieron orando de aquella forma?) y, siquiera pensar que podían hacer lo mismo les debía producir gran gozo. 

Y Jesús no lo duda.Ya podemos imaginar que la oración que les iba a enseñar la tenían más que aprendida. Conocido por sí que era Dios hecho hombre, nada mejor para Él que saber cómo debían dirigirse a su persona para pedir y, también, para dar las merecidas gracias al Creador. 

Aquella oración, el Padre Nuestro, es, desde entonces, la que ha llevado al pueblo elegido por Dios al puerto de la salvación eterna a través de la posterior muerte de Su Hijo. Y es con ella con la que el ser humano creyente cristiano ha sido capaz de entablar gozosos encuentros con el Todopoderoso. 

La oración del Señor: el Padrenuestro – Nuestra Voz

Pero este texto del Evangelio San Lucas contiene mucho más y es muy rico en cuanto a riqueza espiritual. 

Aquel amigo inoportuno nos muestra hasta qué punto es importante pedir con perseverancia. Y es que aquel hombre sabía que su amigo, a fuerza de insistir, iba a proporcionarle aquello de lo que tanto había necesidad. Y eso espera Dios de sus hijos, nosotros los hombres, cuando nos dirigimos a su corazón misericordioso. No quiere, por tanto, que hagamos como si la oración no tuviese importancia para nosotros sino, al contrario, como lo que es: una forma gozosa de acercarnos a su corazón. 

Por eso dice Cristo que pidamos porque Dios nos va a dar. Y que busquemos porque sólo quien busca puede encontrar; también que llamemos a la puerta del corazón del Padre porque siempre está dispuesto a abrir a sus hijos. 

Pero hay más. 

Como ejemplo de cómo es Dios, el padre que da lo que le pide el hijo, es muestra de hasta dónde nuestro Creador puede llegar con nosotros, sus hijos. 

Sin embargo, este texto, aquí mismo, contiene algo que no deberíamos olvidar nunca. Y es que dice Jesús que somos malos. 

Esto dicho, así, podría parecer un poco exagerado por su parte. Sin embargo, Quien tan bien conoce la naturaleza de sus hermanos los hombres, bien sabe que, al contrario de lo que muchos piensan acerca de que “todo el mundo es bueno” la verdad es que, por lo general, buenos del todo, lo que dice buenos del todo… sólo Cristo y, como dice el Maestro, Dios. Y basta. El resto, como poco, pecadores de tomo y lomo. 

 

PRECES

Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren dirigirse a Dios porque no esperan nada del Padre.

Roguemos al Señor

Pidamos a Dios por todos aquellos que no saben cómo dirigirse a Dios.

Roguemos al Señor.

  

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a saber hablar contigo en la oración.

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén.

Eleuterio Fernández Guzmán

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

  

Panecillo de hoy:

El Padre Nuestro… y no hace falta decir nada más.

Para leer Fe y Obras.

 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.