1.03.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: 8- Saber en Quién se confía

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

8 – Saber en Quién se confía

 

“Porque, naturalmente, el mayor de tus dones fue tu Hijo, Jesús. Si yo hubiera sido el más desgraciado de los hombres, si las desgracias me hubieran perseguido por todos los rincones de mi vida, sé que me habría bastado recordar a Jesús para superarlas. Que tú hayas sido uno de nosotros me reconcilia con todos nuestros fracasos y vacíos. ¿Cómo se puede estar triste sabiendo que este planeta ha sido pisado por tus pies? ¿Para qué quiero más ternuras que la de pensar en el rostro de María? He sido feliz, claro. ¿Cómo no iba a serlo? Y he sido feliz ya aquí, sin esperar la gloria del cielo. Mira, tú ya sabes que no tengo miedo a la muerte, pero tampoco tengo ninguna prisa porque llegue. ¿Podré estar allí más en tus brazos de lo que estoy ahora? Porque este es el asombro: el cielo lo tenemos ya desde el momento en que podemos amarte. Tiene razón mi amigo Cabodevilla: nos vamos a morir sin aclarar cuál es el mayor de tus dones, si el de que tú nos ames o el de que nos permitas amarte.”

 

Esta parte de la carta que el P. José Luis Martín Descalzo escribe a Dios está llena de una verdad que, muchas y tantas veces no tenemos en cuenta aún siendo la misma enorme y gigante: recordar el ser de Cristo y, en su vida, lo que fue el mismo. 

Está más que claro que este buen sacerdote tenía el corazón bien amueblado de Dios y, por tanto, recordar que Su Único Hijo engendrado y no creado, a saber Jesucristo, fue un gran don que hizo el Todopoderoso a la humanidad entera, lo llena de gozo. Y es que no es para menos que así sea pues le basta con recordar a Cristo para, en los momentos más difíciles de su vida (los que hubo y los que pudo haber) para que la cosa, espiritual y humanamente, mejore y se salga de un tal trago. 

El caso es que dice Descalzo, o utiliza, el condicional “si” que tanto tiene que ver con lo que pudo ser pero que, en su caso, al parecer no fue: no fue el más desgraciado de los hombres ni las desgracias le habían perseguido en su vida ni, en fin, nada de lo peor que podía pasarle le pasó. Sin embargo, incluso si eso le hubiera pasado, el simple traer a su corazón el ejemplo de Jesucristo hubiera sido más que suficiente como para sobrenadar sobre eso. 

Que Dios se hizo hombre eso lo sabemos por la fe que tenemos y porque es la verdad de las cosas. Por eso dice Descalzo eso de “Qué tú hayas sido u no de nosotros”. Y eso es lo que, precisamente, le sirve de confortación: el Creador fue como nosotros, caminó como nosotros, pasó sed como nosotros. En fin, que fue hombre. 

Por otra parte, quien crea que Martín Descalzo tenía muchas ganas por morir está muy equivocado. Y es que aunque supiera que su destino era Dios y que la bienaventuranza y la visión beatífica le estaban esperando, no tiene “prisa” en que llegue la muerte pues sabe algo muy importante. 

Esto, de todas formas, no tiene nada que ver con el hecho de tener poca fe o algo por estilo. No. tiene más que ver con aquello que sabe muy bien el P. Martín que le ha pasado a lo largo de la vida y que le pasa a cualquiera que tenga fe: el Cielo puede vivirse en la Tierra. 

Esto último no es exageración nada pues ya nos dice Martín Descalzo que basta con amar a Dios para que el Cielo esté ya en nosotros y que, en realidad, siendo una anticipación del definitivo, no es poca cosa darse cuenta de esto pues ayuda mucho a caminar por el mundo. 

Y entonces trae a colación a un amigo suyo y gran escritor espiritual de su tiempo (moriría en 2003) que es José María Cabodevilla. Y es que este buen hombre se dio cuenta de algo que podría parecer una paradoja y es que no es posible tener bien claro si el mayor don de Dios es que nos ame el Creador o que nos permita amarlo a Él. 

Y sí, es un misterio que sólo desvelaremos en el Cielo.

    

Continuará…

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dar gracias a Dios siempre es bueno. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

28.02.22

Un amigo de Lolo “Lolo, libro a libro” - Vivir siempre de la esperanza

Presentación

Beato Manuel Lozano Garrido, beato Lolo sonriendo

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

  

Vivir siempre de la esperanza 

“Sentado a la terraza, cuando la sirena ulula para recordarme el fin de la labor y la tarde se bruñe como un medallón antiguo, es útil tener delante un pasado que, aunque hermoso, no nos hiere, porque el corazón sigue echando raíces en la vida, al aire las ramas y esos nidos en medio que son la ilusión y el esfuerzo de cada hora y la conciencia de un espíritu común. Nuestro hoy no es más que una semilla del mañana y, el oro de entonces, se lo damos ya ahora mismo a los recuerdos.” (Las golondrinas nunca saben la hora, pp. 30-31)

 

Esto lo escribe Lolo en fecha de 19 de junio de 1961 y a nosotros, tantos años después de que dejara por escrito esta impresión de aquel día, nos parece que son las palabras de una persona que reconoce lo que ha pasado en su vida pero que, sobre todo, sabe muy bien que está, ahora, en aquel su “ahora” y que además tiene un mañana que ha de llegar.

Digamos que para el Beato de Linares (Jaén, España) aquel momento del día era muy especial. Y esto lo decimos porque habla de que la tarde se “bruñe” que es lo mismo que querer decir que aquel momento, en aquel momento, se saca brillo y se “lustra” o, lo que es lo mismo, se saca la luz que hay en, por ejemplo, aquel momento del día, como decimos arriba.

Esto lo decimos porque en tal momento a Lolo le vienen a la mente y al corazón los recuerdos del pasado. Lo que pasa es que para este nuestro amigo no es nada malo lo que refiere el mismo sino, al contrario, algo gozoso que tiene en cuenta para su propio bien espiritual.

Lo que dice Lolo es que su pasado, que fue hermoso, no le hiere el corazón o, lo que es lo mismo, no le amarga el presente que, digamos con franqueza, no es físicamente el mejor que pueda tener una persona. Sin embargo, para Manuel Lozano Garrido no es así la cosa sino que lo tiene, por pasado, como algo de lo que obtener fuerza para su presente y para lo que la vida le pueda deparar aún.

De todas formas, lo que nos ha hecho titular estas letras haciendo uso de la palabra “esperanza” es lo que dice Lolo después de escribir sobre el pasado que no le hiere. Y es que sabe que en su vida la ilusión es lo que prevalece y que la esperanza por lo que lleva a cabo y por lo que ha de venir, no empequeñece sino que engrandece a cada momento.

Sobre esto, hace uso Lolo de una imagen, la del árbol, que luego haría efectiva en su novela “El árbol desnudo” (algo más que autobiográfica) y, quizá podamos encontrar aquí lo que luego narraría en tal novela.

Pues bien, para este hombre, tan afectado ya entonces (veinte años le contemplan de enfermedad) su corazón no ha dejado de echar raíces sino que, al contrario, las sigue echando y teniendo, además, unas ramas a modo de brazos abiertos al mundo en las que anidan la ilusión y el esfuerzo de cada hora que, como sabemos por los testigos de aquello y por lo que dejó escrito, no fue poco sino mucho y más que mucho. Y creemos que con tal “echar raíces” nos quiere decir Lolo que no ha dejado de querer que su vida en el mundo se sustente en lo que él cree bueno y mejor para la misma.

¿Acaso el hoy termina en el hoy?

No. Lolo tiene por verdad que el mañana tiene un “ayer” y que el mismo no deja de ser “hoy” y que tal hoy no es más que una semilla que fructificará, precisamente, mañana. Por eso mantiene siempre viva la esperanza, la suya, de que lo que ha de venir tendrá su sustento, además, en el pasado al que no quita ni un ápice de importancia en su corazón y, así, en su propia existencia. Y lo llama “oro”, como lo más preciado en su vida sin olvidar el presente y lo que vendrá.

Esperanza, a eso bien le podemos llamar esperanza en estado puro.

  

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

26.02.22

La Palabra para el domingo - 27 de febrero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 27 sino sábado 26 de febrero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.

También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

 

Lc 6, 39-45


“39 Les añadió una parábola: ‘¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? 40 No está el discípulo por encima del maestro. Todo el que esté bien formado, será como su maestro. 41 ¿Cómo es que miras la brizna que hay en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que hay en tu propio ojo? 42 ¿Cómo puedes decir a tu hermano: ‘Hermano, deja que saque la brizna que hay en tu ojo’", no viendo tú mismo la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces podrás ver para sacar la brizna que hay en el ojo de tu hermano. 43 ‘Porque no hay árbol bueno que dé fruto malo y, a la inversa, no hay árbol malo que dé fruto bueno. 44 Cada árbol se conoce por su fruto. No se recogen higos de los espinos, ni de la zarza se vendimian uvas. 45 El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca lo bueno, y el malo, del malo saca lo malo. Porque de lo que rebosa el corazón habla su boca.”

 

COMENTARIO

Del corazón salen las obras

 

Todo el texto del Evangelio de San Lucas que nos reserva hoy el Calendario Litúrgico tiene que ver con ciertas actitudes que los discípulos de Cristo tenemos a veces. Y, sobre todo, con lo que aconseja el Hijo de Dios que debemos hacer a tal respecto. 

Como suele ser normal, en nuestro caso pecadores somos, no es fácil cumplir siempre con lo que debemos cumplir. Por eso caemos tantas veces en las tentaciones que el Maligno siempre a nuestro corazón.

Así, por ejemplo, si no somos capaces de darnos cuenta de qué es lo que, espiritualmente, nos conviene, no podemos hacer como si sí lo fuéramos. En tal caso, no podemos ser guías espirituales de nadie porque es más que posible que los hagamos caer en muchos errores. Debemos, primero y pues, conocer mejor la fe que tenemos y, sobre todo, no caer en la trampa según la cual lo que creemos es lo bueno y mejor.

Pero también suele pasar que miramos al otro por encima del hombro en este sentido. Como vemos, a lo mejor con facilidad, los pecados ajenos, hasta podemos creer que debemos llamar la atención sobre los mismos. Sin embargo, como dice el Hijo de Dios, antes deberíamos mirar en qué nos equivocamos nosotros. Y sólo entonces, a lo mejor, podemos decir a otro en qué falla.

A tales personas, a nosotros también, nos llama Cristo hipócritas. Y no le falta razón porque ¿a qué eso si no somos capaces de arreglar nuestro corazón primero?

Es bien cierto, sobre esto, que no siempre estamos dispuestos a reconocer que pecamos y, es más, hasta negamos que sean importantes los pecados en los que caemos. Y así, como es fácil imaginar, no vamos a corregir nunca ciertas actitudes nuestras. Y Cristo quiere que lo hagamos porque nos conviene más que mucho alcanzar la vida eterna y eso sólo se puede conseguir corrigiendo, corrigiendo, corrigiendo y pidiendo perdón….

La liturgia diaria meditada - ¿Podrá un ciego guiar a otro ciego? (Lc 6,39-42)  03/03 | Parroquia Ntra Sra de la Salud

Cada cual, sí, somos como somos. Por eso el Mesías habla de que cada árbol da el fruto que ha de dar. Y, así, el que no puede dar fruto bueno… no dará fruto bueno y el que sí pueda darlo… lo dará.

Pudiera parecer, entonces, que la cosa no tiene remedio. Es decir, que si somos árbol malo… Sin embargo, no es así la cosa porque podemos dar fruto bueno si cambiamos el alimento con el que nos damos vida. Y si lo alimentamos de la Palabra de Dios y atendiendo lo que nos dice su Hijo… entonces es más que posible que pasemos de dar mal fruto a darlo bueno. 

Sabemos que es del corazón de donde salen las obras. Eso ya lo dijo Jesucristo cuando, en una ocasión, hubo quien le planteó que lo que entraba de fuera del cuerpo humano lo podía corromper y hacerlo pecar. Y por eso mismo debemos purificar el corazón para que, del mismo, salga lo bueno y mejor que Dios quiere de nosotros.



PRECES

Pidamos a Dios por no quieren darse cuenta de sus errores.

Roguemos al Señor.


Pidamos a Dios por todos aquellos que no quieren tener el corazón bueno.

Roguemos al Señor.

 

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a darnos cuenta de nuestros errores y a pedir perdón por ellos.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

 

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

¡Cuánto cuidado debemos tener con nuestras faltas y defectos! 

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

23.02.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher – 6. Cuando la esperanza no se pierde

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Continuamos, por cierto, con la carta que envía el 30 de abril de 1944 . Y decía, en un momento determinado (numerada con el número 20 desde que empezó a hacer eso) esto:

 “Todo lo que sabemos, y en gran medida por experiencia directa, es que el mal se afana con amplio poder y perpetuo éxito… en vano; siempre preparando tan sólo el terreno para que el bien brote en él. Así es en general, y así es también en nuestras propias vidas /…/ Probablemente nos volveremos a encontrar bajo la mirada de Dios ‘en entereza y unidad’ antes de no mucho, mi muy querido, y es seguro que tenemos un vínculo que perdurará más allá de este vida, sometido, claro está, al misterio del libre albedrío, por el cual cualquiera de nosotros podría desechar la ‘salvación’ ¡En ese caso, Dios dispondría las cosas de manera diferente!…

 

Como no es nada extraño, a Tolkien padre la separación de Christopher se le estaba haciendo muy larga pues no se trataba de una distancia procurada, por ejemplo, por un viaje de trabajo sino que estaba inmerso el segundo en una guerra y, además, a una distancia de Inglaterra más que considerable. Por eso J.R.R. debe agarrarse con fuerza a una virtud que, como la esperanza, ayuda a los corazones a no caer en fosas inadmisibles para un hijo de Dios que sabe que lo es. 

Es consciente Tolkien padre del Mal y, por eso mismo, como conocedor del mismo y del papel que está jugando en su subcreada Tierra Media sabe muy bien que la cosa no puede ir por buen camino si vence quien quiere el daño para el prójimo y, como dice él mismo, se afana mucho y más que mucho en que las cosas salgan mal. 

Resulta curioso que, a tal respecto, tenga a bien decir nuestro autora que sí, que el Mal procura ser Mal siempre y que busca su éxito siempre pero que, en realidad, de nada le sirve porque lo único que hace es que el Bien se le enfrente y salga vencedor. Y eso es lo que acabaría ocurriendo en el viaje del Anillo (por aquel entonces escrito en parte y, por tanto, aún no había llegado a su destino del Monte del destino…) 

Que venza el Bien sobre el Mal no es sólo, digamos, una exigencia del guion en una obra que, como él mismo reconocería más tarde, era en el fondo una obra católica, sino que es algo que se debe exigir cuando se tiene el convencimiento de que es mucho mejor para el ser humano que el Bien reine en su vida y que el Mal (como tentación o como lo que sea) se aleje lo más lejos posible, si ustedes nos entienden. 

Tolkien padre, por tanto, nunca pierde la esperanza de que el Bien venza al Mal y se yerga sobre todo aquello que pueda suponer una arena movediza de la que, cayendo, nunca se pueda salir de ella. Al contrario de la verdad: para J.R.R. Tolkien siempre es conveniente y conviene que el Bien salga vencedor de la batalla que el Mal le plantea cada dos por tres. 

Por otra parte, podemos ver, en esto de la esperanza y de la importancia que tiene la misma, que Tolkien padre nunca la pierde al respecto del regreso de Christopher de aquel lejano lugar donde está prestando servicio militar en pleno conflicto mundial. 

Claramente podemos ser conscientes, en sus palabras, de que la fe juega un papel más que importante en las mismas. Es más, todo está animado por Dios, por su Voluntad y, sobre todo, por su santa Providencia que la ve Tolkien padre, sencillamente, en todo lo que hace o puede preverse que va a pasar. 

Esto que decimos no es expresión de voluntarismo por parte de quien esto escribe o, algo así, como colocar aquí la Providencia de Dios porque viene bien al discurso… No. Y es que el autor de la carta dice que, sea lo que sea que tenga que ser, Dios “dispondría las cosas de manera diferente” que es lo mismo que decir que se acepta en la vida de uno que Dios, eso, disponga sobre la misma lo que tenga que disponer. 

Debemos destacar que, en esta carta, en esta parte de la carta (que es muy extensa) el autor de “El Hobbit”, etc. hace uso o, mejor, muestra una serie de principios que son aceptados por los creyentes católicos como verdad como, por ejemplo, 

- nuestra relación humana va más allá de esta vida porque va, precisamente o llega, hasta la “próxima” vida, más allá de la muerte, 

- la libertad que Dios da al ser humano es tan verdadera y cierta que abarca, incluso, el abandono del Creador por parte de su criatura.

Vemos que, incluso, la tal libertad de albedrío puede llegar a que seamos capaces de rechazar la “salvación” lo cual, se diga lo que se diga supone no darse cuenta de lo que la misma supone y es para todo hijo de Dios. Y es que ya sabemos que por nuestras acciones u omisiones eso puede llegar a ser una exacta y certera realidad

Sin embargo, estamos seguros de que J.R.R. Tolkien no podía esperar de parte de su hijo Christopher que actuara de tal forma que rechazara la salvación y, por tanto, a Dios mismo. Y es que lo debía conocer más que bien y sabía que su fe había arraigado en su corazón y eso hacía que no perdiese la esperanza al respecto de una vida junto a su hijo llevados de la mano en la creencia en Dios Padre Todopoderoso. 

Esperanza, por tanto, siempre atenta en el corazón de aquel que supo, a través de su subcreación, acercarnos a la contemplación de una serie de virtudes muy a tener en cuenta y, en el fondo, al mismo Dios que, en su caso, era llamado Eru pero que, en realidad, era y es la misma realidad espiritual en la que la esperanza se yergue por sobre todo el Mal que se manifiesta o manifestará.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

22.02.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: 7- Sobre la vocación, sobre su vocación

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

7- Sobre la vocación, sobre su vocación

 

“Luego, me diste el asombro de mi vocación. Ser cura es imposible, tú lo sabes. Pero también maravilloso, yo lo sé. Hoy no tengo, es cierto, el entusiasmo de enamorado de los primeros días. Pero, por fortuna, no me he acostumbrado aún a decir misa y aún tiemblo cada vez que confieso. Y sé aún lo que es el gozo soberano de poder ayudar a la gente –siempre más de lo que yo personalmente sabría– y el de poder anunciarles tu nombre. Aún lloro –¿sabes?–leyendo la parábola del hijo pródigo. Aún –gracias a ti– no puedo decir sin conmoverme esa parte del Credo que habla de tu pasión y de tu muerte.”

 

Como hemos visto hasta ahora, el P. José Luis Martín Descalzo agradece a Dios muchas cosas que tienen que ver con la vida que tiene, digamos, en sociedad. Y es que, una persona como fue aquel buen hombre, y como suele suceder muchas veces, seguro es que tuvo quien no lo quería bien. Pero hay algo que, desde su propio corazón y teniendo en cuenta de lo que se trata, le llega ahí, muy dentro de su alma: su vocación. 

Cuando alguien como Martín Descalzo habla de su vocación al sacerdocio hay que tomárselo muy en serio y tener muy en cuenta las palabras que, sobre eso, pueda decir como aquí dice. Y es que todo es, dicho pronto, luz pues ilumina lo que, como sacerdote, tuvo a bien llevar a cabo. 

Es verdad y, seguramente, algo muy común, que los primeros tiempos de un sacerdote han de estar llenos de entusiasmo porque la vocación que tiene una persona que eso acepta para su vida es algo muy grande. Sin embargo, y sin perder el mismo, es más que probable que el devenir de las cosas y de las circunstancias por las que se pasa (la cruda realidad de la vida espiritual del prójimo…) haga que el cómo se ve la realidad cambie. Y eso también le pasa, como él mismo nos dice, al P. Martín.

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21.02.22

Un amigo de Lolo - “Lolo, libro a libro” – Con un corazón chorreante

Presentación

Lolo junto a la Virgen sujetando un velón el día de su Primera Comunión

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista que vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infligían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y franco.

Continuamos con el traer aquí textos del Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo. Lo hacemos ahora con “Las golondrinas nunca saben la hora“ libro con el que damos comienzo un año nuevo, el 2022. Y, para más información, digamos que se trata de un diario que abarca entre el 2 junio de 1961 y el 20 de agosto de 1965 o, lo que es lo mismo, contempla la vida de Manuel Lozano Garrido durante cuatro años.

 

Con un corazón chorreante…

  

“A la Comunión, yo fui vestido de marinero, sin gorra, claro, con una gran vela de lazo y otro en el antebrazo, más una gran banda atravesada en el pecho, con un corazón chorreante, pintado por las monjitas.” (Las golondrinas nunca saben la hora, p. 28)

 

Hoy hemos querido sustituir la imagen con la que iluminamos los artículos de Lolo porque lo que escribe en el texto que hemos traído invita a ello. Es decir, que el Lolo en su sillón de ruedas ha venido a ser el Lolo el día de su Primera Comunión o, al menos, con una fotografía que coincide a la perfección con lo que aquí nos dice. Esto último lo decimos porque es probable que en aquel entonces no se estilara la moda de fotografiar a quien recibe su Primera Comunión días antes en algún estudio de fotografía y, casi seguro, sea del mismo día. 

Pues bien, ahí tenemos a Manuel Lozano Garrido en el día en el que, por primera vez, recibió el Cuerpo y la Sangre de Cristo que, si nos atenemos a las cosas como son, fue el 9 de mayo de 1929. 

Debemos decir que nos alegramos más que mucho de que la descripción que hace Lolo de sí mismo en al día en ese su libro de Las Golondrinas nunca saben la hora coincida a la perfección con la imagen que aquí traemos. Y es que, se diga lo que se diga, esta imagen vale por muchas palabras aunque tengamos que decir algunas…

 Es casi seguro que nuestro amigo, a la edad en la que está tomada esta imagen fuera algo así como una fierecilla aún por domar. Y es que, como hemos dicho en anteriores artículos, él mismo habla de cómo eran en la escuela en aquel entonces y, francamente, distaban mucho de ser “angelitos” cosa que, por cierto, suele ser lo normal a tal edad. Pero aquí lo vemos serio y más que serio. Y es que la ocasión merecía tal seriedad. 

Lolo: 12 aniversario de Mi Primera Comunión | Beato Manuel Lozano Garrido,  beato Lolo

Todo apunta a lo que suele acompañar a quien recibe su primera Comunión: la velón, la medalla, el librito que puede adivinarse en su mano derecha apoyado en la mesa muy cerca de la imagen de la Virgen (en otra imagen, vemos a Lolo apoyado en la mesita con el librito abierto Pero en este caso hay algo que nos gustaría comentar y que muestra muy bien lo que sería Lolo en el futuro o, mejor, cómo se manifestaría Lolo en el futuro.

 Esto lo decimos para referirnos al “corazón chorreante” que lleva en una banda que le atraviesa el pecho (nunca mejor dicho esto al respecto de tal corazón) y que, al parecer, le pusieron allí las “monjitas”, como dice Lolo. 

Es cierto y verdad que Lolo, como suele decirse, nos ha dejado el balón botando para que lo rematemos a la perfección. Y es que todo, en su vida, fue expresión, precisamente, de tener un corazón chorreante de amor y, además y primero, de aceptar en la misma al que lo es de Cristo, chorreante de gozo por ser Hijo de Dios y por servir a su Padre del Cielo. 

Podemos imaginar que el tal corazón de refiere al Sagrado Corazón de Jesús al que se suele representar, eso, chorreando sangre pues la suya chorreó y mucho en el momento clave de su Pasión y tal expresión de sufrimiento y Amor es propia, la tenemos por propia, del Hijo de Dios. Y es que Lolo iba a recibir a Quien iba a ser su amigo y su Dios ya para siempre, siempre, siempre, como dice la santa llamada Teresa de Jesús al referirse a la vida eterna.

 El corazón de Lolo, a lo largo de su vida, podemos decir que aceptó en su existencia el sangrado que es el sufrimiento y el dolor. Y, poco a poco, “alfilerito” a alfilerito (como dice él mismo de cómo se sentía en cuanto al dolor, como si le clavasen…) fue conformando una existencia muy acorde con aquel “corazón chorreante” que las monjitas le pusieron allí, justo atravesando el pecho que es, además, una imagen muy fuerte de cómo fue la vida de Lolo: atravesado por el dolor pero, a la vez, gozoso por saber sobrenaturalizar el mismo.

 Es curioso, además, ahora que nos damos cuenta, que cuando el Beato de Linares (Jaén, España) habla de cómo se siente clavado en todo su cuerpo, no habla de “alfileres”, así dicho en normal, sino de “alfilerito” lo cual denota hasta, digamos, una aceptación mayor hacia lo que le pasa por hacer del diminutivo con el que, por lo general, expresamos cierto contento o, en todo caso, no desazón…

Y no hablamos, porque creemos que el artículo de hoy era por otra cosa, del gozo que debió suponer para Lolo recibir a Cristo en su cuerpo. Vamos, como para ponerse a saltar de alegría entonces que aún podía…

   

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Saber sufrir, espiritualmente hablando, es un verdadero tesoro.

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

19.02.22

La Palabra para el domingo – 20 de febrero de 2022

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Como es obvio, hoy no es domingo 20 sino sábado, 19 de febrero de 2022. Esto lo decimos porque hemos publicado hoy el comentario del Evangelio que siempre hemos traído aquí en día, precisamente, domingo. Sin embargo, un amable lector, sacerdote, me hizo la sugerencia de poner el comentario del Evangelio del primer día de la semana, el sábado porque, como es verdad y lamento no haberme dado cuenta, el texto del Evangelio de la Santa Misa del sábado por la tarde es el del domingo siguiente.


También lamento no haberme dado cuenta de que publicando este comentario a determinada hora de España aún es viernes en la América hispana. Por eso, y por cumplir con el horario y que las cosas sean razonables, es publicado este comentario ahora, a esta hora en España cuando ya es sábado en América. Y a lo mejor es posible que haya quien piense que decir esto no hace falta pero con franqueza digo que creo es necesario y más que necesario.”

  

Lc 6, 27-38

“27 ‘Pero yo o digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, 28 bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. 29 Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. 30 A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. 31 Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. 32 Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. 33 Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! 34 Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente. 35 Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los ingratos y los perversos. 36 ‘Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. 37 No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. 38 Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en el halda de vuestros vestidos. Porque con la medida con que midáis se os medirá’”.

 

COMENTARIO

 

Consejos para la salvación eterna

 

Si el domingo pasado, el Evangelio de San Lucas ponía sobre la mesa las Bienaventuranzas que el Hijo de Dios regaló para bien de quien quisiera escucharlo, hoy mismo abunda, por así decirlo, en lo mismo pero dando un paso más. Sin embargo, el contenido que nos reserva el Calendario Litúrgico para el día de hoy no podemos negar que nos pone el listón muy alto. Incluso, a veces, imposible de saltar según somos…

Cualquiera diría que Jesucristo quiere que hagamos lo que es imposible. Y es que, ciertamente, resulta muy difícil perdonar a quien nos considera su enemigo y trata de hacernos daño. Y, sin embargo, aunque aún no había llegado tal momento, nosotros conocemos qué le pasaría tiempo después al Mesías y cómo sería capaz de pedir perdón a Dios por los que lo estaban martirizando, testigo, como era, de la misericordia de Dios.

Aquí, pues, se nos habla de misericordia, de que seamos misericordiosos. Pero no nos pone el ejemplo, ni siquiera de Él mismo sino de Dios que es superior y supremamente (si se puede decir así) misericordioso. Es el más misericordioso de los seres que pueden serlo. Y Cristo quiere que seamos, nada más y nada menos, así de misericordiosos…

A la altura del comentario a la que hemos llegado ya suponemos que más de uno dirá que sí, que esto está muy bien pero que es más que difícil serlo con determinados seres humanos.

Pues, para eso, el Hijo de Dios nos echa una mano bien grande diciéndonos qué es lo que debemos hacer.

Estudio Biblia: MATEO 10:1-15. Elección y misión de los discípulos

En primer lugar, la regla de oro: debemos tratar a los demás como queremos que los demás nos traten a nosotros.

En este caso, no cabe poner el ejemplo de aquella persona que quiere ser maltratada de la forma que sea. Tal caso ha de ser, por fuerza, uno que lo sea de enfermedad mental o algo así pero el común de los mortales quiere ser bien tratado. Pues así debemos hacer nosotros con nuestro prójimo.

De ser capaces de cumplir con esto, en verdad, nada de lo demás haría falta. Y es que ya lo dice San Agustín: “ama y haz lo que quieras”. Y nosotros decimos: ¡Pero ama, primero!

De todas formas, nos pone Cristo, ejemplos: poner la otra mejilla cuando seamos golpeados en una, bendecir a los que nos maldicen, que oremos por los que nos calumnian, dar a quien lo necesita (aunque aquí suponemos que quien quita la capa de otra persona es porque tiene frío y no porque quiera robar…). En fin… que todo se resume en “A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames”.

¡Uf! No podemos negar que se nos dicen cosas muy difíciles de implementar en nuestra vida y, dicho de forma más sencilla, de llevar a cabo.

Sin embargo, deberíamos fijarnos en algo que pudiera escaparse entre los consejos que nos del Mesías. Y nos referimos a qué recompensa tiene actuar así. Y es que la tiene porque Dios no deja de premiar nada que sea bueno y que deba ser premiado.

En esto, siempre recurrimos a lo siempre (valga la redundancia): el premio más alto que debemos querer alcanzar son dos palabras bien sencillas de decir pero que son la más anheladas por todo creyente: vida eterna.

Nosotros debemos dar para que Dios nos done el Cielo; debemos no condenar para no ser condenados… al Infierno y, sobre todo, debemos saber cómo medimos al prójimo (si es con el amor o con el odio, si con misericordia o con falta de ella, etc.) por así seremos medidos. No de una forma más exagerada ni nada por el estilo sino, exactamente, igual. Y es que Dios, que es bueno pero, sobre todo (y esto no dejaremos de repetirlo nunca) es justo y su justicia no se aplica basándose en caprichos del Juez (que es el Todopoderoso) sino en tener en cuenta, por decirlo así y en lenguaje moderno, la hoja de ruta que hayamos trazado a voluntad nuestra a lo largo de nuestra vida. Así de sencillo y, ¡Ay!, así de terrible según somos.

 

PRECES

Pidamos a Dios por aquellos no quieren perdonar.

Roguemos al Señor.

Pidamos a Dios por aquellos que no comprenden Su Voluntad. 

Roguemos al Señor.

ORACIÓN

Padre Dios; ayúdanos a cumplir, lo mejor posible, tu santísima Palabra.

 

Gracias, Señor, por poder transmitir esto.

El texto bíblico ha sido tomado de la Biblia de Jerusalén. 

 

Eleuterio Fernández Guzmán

    

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Es muy conveniente atender a la verdadera Voluntad de Dios. 

Para leer Fe y Obras. 

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

16.02.22

Ventana a la Tierra Media – Cartas a Christopher – 5. Lo que quedó atrás o el agua pasada no mueve molino…

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Como suele ser habitual en J.R.R. Tolkien, para alguien que quiere escribir sobre su obra, es la misma una fuente y corriente inagotable de temas. Y, en concreto, sus “Cartas”(Edición de Minotauro, debemos decir para hacer justicia) son un una que, como dice el Salmo 41 ("Como busca la cierva corrientes de agua…), es de agua vivificante para todo lector y admirador del maestro de Oxford y, en concreto, para su alma.

Como se trata, por tanto, de una posibilidad más que amplia, hemos pensado que sería buena cosa, elegir algunas de las dirigió a su hijo Christopher cuando se encontraba el mismo en plena Segunda Guerra Mundial de la que, gracias a Dios, volvió con vida como hizo su padre en la otra, la Primera, de la que no sólo salió parte de su obra sino mucho del sentido que le dio a la misma. Y la cosa durará, como podemos imaginar, hasta que dure, si ustedes nos entienden… 

Continuamos, por cierto, con la carta que envía el 24 de abril de 1944 pero que contiene también lo que corresponde al día 26 del mismo mes. Y decía, ahora, esto:

 “Si llegas a Bloemfontein, me pregunto si la pequeña casa bancaria de piedra en la que nací (Bank of South Africa) se mantiene en pie todavía. Y me pregunto si la tumba de mi padre está allí aún. No he hecho nunca nada sobre ella, pero creo que mi madre hizo poner una cruz de piedra o la envió. Si no lo está, se habrá perdido ahora probablemente, a no ser que se mantengan registros…”

No podemos negar que cuando Tolkien padre escribe esta carta a Tolkien hijo, en este caso a Christopher, han pasado bastantes años desde que vino al mundo en a leja Sudáfrica. Y es que siendo el año de las misivas 1944 y habiendo nacido nuestro escritor en 1892… en fin, fáciles son las cuentas para saber que tenía, entonces,. 52 años y, seguramente, todo aquello que daba lejos para él. 

En realidad, que hubiera una separación, digamos, tan radical, tenía su razón de ser en que, verdaderamente, la relación de J.R.R. con Sudáfrica se había limitado a los cuatro años que allí vivió, a los tórridos veranos que tuvo que soportar y a la picadura de alguna araña que también tuvo que soportar y que, al parecer, tanta influencia tuvo en determinado personaje más que nigérrimo en El Señor de los Anillos… Y eso, se diga lo que se diga, no pueda dar para mucho más que para un recuerdo tan ligero como hace de aquellas tierras y de las circunstancias de su existir en ellas. 

Por qué Sudáfrica tiene tres ciudades capitales? │ elsiglocomve

Ciertamente, todo la impresión de que no le importa mucho. Y es que hace uso del condicional “si” lo cual, se diga lo que se diga, no expresa más que poca seguridad en lo que vaya a pasar. Y es que, de tener verdadero interés en tener un mejor conocimiento de lo que le dice a su hijo le hubiera bastado con decir algo así como “por favor, podrías pasarte por Bloemfontein” y eso determinaría que sí, que quería conocer las circunstancias de todo aquello. Pero no, dice eso de “si llegas a Bloemfontein” con lo cual admite que bien, que aquello pasó pero que tampoco le va a quitar el sueño… 

Por tanto, a Tolkien padre aquello que pasó hace tantos años (más de cinco décadas con todo lo que aconteció en su vida en las mismas y que no fue, precisamente, poco) era algo que estaba en su pasado y que, como suele decirse, es un agua que, por pasada, no puede mover molino alguno…. 

No mueve el molino de su vida el conocer si la casa en la que vino al mundo aún sigue en pie porque fue un lugar, en principio, como podría haberlo sido cualquier otro. Además, por el oficio de su padre y la razón de estar en Sudáfrica, aquello tenía tintes de ser algo provisional y algún día acabarían por ir a Inglaterra como, muy pronto, acabó pasando con lo que quedaba de su familia una vez muerto su padre. 

No mueve molino, tampoco, incluso, la tumba de su padre. Y es que reconoce Tolkien padre que nunca se ha preocupado por ella pero sí recuerda (o al menos eso le parece) que su madre, Edith, quiso que la misma tuviese el símbolo cristiano de una cruz. 

De todas formas, es cierto y verdad que todo aquello no debía quitarle el sueño al bueno de J.R.R. Tolkien que tenía otras muchas cosas en las que pensar y sobre las que trabajar como, por ejemplo, los capítulos que andaba escribiendo de su Señor de los Anillos (El) y que daba a leer a sus amigos de la forma habitual como hacían todos ellos con lo que escribían. 

Casi todo aquello pasado (la casa donde nació, la tumba de su padre) lo da casi por perdido y, a lo sumo, el único recuerdo lo circunscribe a algo tan prosaico como puede ser un registro pues, a tal respecto, ¿puede haber algo más vulgar, carente de emoción o interés por su relación con lo material que algo esté apuntado, así, literalmente, en una hoja? 

No, ciertamente, creemos que a Tolkien padre había otras muchas cosas que le importaban más que aquello… 

De todas formas, no podemos negar que, al menos, quisiera saber qué paso con la casa donde nació o con la tumba de su padre pues, aunque poca importancia le dé, sabe muy bien que es parte de su vida y no va a despreciar aquello de una manera poco elegante como si no hubiera sucedido porque sucedió. Eso sí, quedó atrás, muy atrás y nada de aquellas aguas movía ya molino alguno de la Tierra Media donde, en todo caso, eran sus ríos los que cumplían tal misión.

 

Eleuterio Fernández Guzmán

   

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Tierra Media: otra Tierra, esta Tierra. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna. 

15.02.22

Cuando Martín Descalzo escribió a Dios: 6 - Sentirse apreciado

Guillermo Luca de Tena nombra al sacerdote José Luis Martín Descalzo nuevo  Director de la revista BLANCO Y NEGRO - La Hemeroteca del Buitre

Introducción:

José Luis Martín Descalzo o, mejor, el P. José Luis Martín Descalzo (Madridejos, 1930 – Madrid, 1991) fue, como vemos, sacerdote. Pero también fue escritor. Dirigió revistas como “Vida nueva” y “Blanco y Negro”.

Como escritor, es autor, entre otros, de libros como “La frontera de Dios”, a la sazón premio Nadal de 1956, “Lobos, perros y corderos”, de 1978, o ensayos como “Un periodista en el Concilio, 1962-1965” y, por citar una última obra suya, su impagable “Vida y misterio de Jesús de Nazaret” ante la cual cabe descubrirse el sombrero si es que se lleva tal prenda… 

Pero Martín Descalzo también tuvo relación con el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, a quien mantuvo al punto de la noticia de lo que sucedía en el Concilio Vaticano II porque le enviaba, por decirlo así, un boletín con lo que estaba acaeciendo en Roma (fue, Martín, enviado especial de La Gaceta del Norte) y ante lo cual Lolo reaccionaba más que emocionado. 

El caso es que el P. Martín Descalzo llegó a decir Misa en casa de Manuel Lozano Garrido (pues, dadas sus especiales circunstancias física le fue autorizado algo tan excepcional como eso) y quedó vivamente impresionado al ver el aplomo que tenía Lolo y cómo se comportaba teniendo en cuenta la situación por la que estaba pasando desde hacía muchos años. 

Pues bien, este hombre, el P. Martín Descalzo escribió una carta a Dios pocos años antes de ser llamado por el Padre a su Casa (cinco años más o menos). Y a ella nos vamos a dedicar las semanas que Dios quiera.

6- Sentirse apreciado

 

“También me gustaría presumir ante ti de persecuciones y dificultades. Pero tú sabes que, aún en lo humano, me rodeó siempre más gente estupenda que traidora y que recibí por cada incomprensión diez sonrisas. Que tuve la fortuna de que el mal nunca me hiciera daño y, sobre todo, que no me dejara amargura dentro. Que incluso de aquello saqué siempre ganas de ser mejor y hasta misteriosas amistades.”

 

Como suele pasar algunas veces, los creyentes, a los creyentes, nos gustaría poder aportar, por así decirlo, a Dios, algunas inconveniencias que nos hubiesen pasado por causa de nuestra fe. Y es que sería como decir “resistí y no me doblegué”. 

No siempre, de todas formas, podemos hacer eso. Y es lo que le pasa el P. Martín Descalzo aunque eso no quiera decir que no hubiera tenido quien le mirara mal… 

Pues bien, cuando Martín Descalzo se dirige a Dios como hemos estado viendo estas últimas semanas, lo que hace es poner su corazón encima de la mesa y no dejarse nada en el tintero. Por eso ahora tiene que abordar un tema que, bien visto, podría haberle causado muchos problemas a lo largo de su vida. 

El caso es que, como decimos arriba, el P. Martín, como le dice a Dios, le gustaría “presumir” de “persecuciones y dificultades” en el sentido de no haberlas buscado a propósito sino que hubieran sido otras personas las que lo hubieran metido en ellas. Sin embargo, no puede hacer eso aunque ya podemos entender que cuando dice eso de presumir lo que quiere decir es que así se vería perseguido como dijo Cristo que se verían sus discípulos lo mismo que lo habían perseguido a Él… Y eso, como hijo de Dios, podría haber sido de su agrado espiritual… 

Sin embargo, como decimos, no fue así y fue, seguramente, todo lo contrario aunque, ya podemos imaginar, que no todo fue de color de rosa… 

Ciertamente, aquellas personas que conocieron personalmente al P. Martín Descalzo y las que lo hemos conocido a través de su obra escrita (o de la visión de los programas televisivos que grabó…) no podemos, sino, que estar agradecidas a una persona como fue el protagonista de estos artículos y el autor de su Carta a Dios. Seguramente por eso el P. Martín, a pesar de poder sentirse algo así como zaherido por alguien, siempre tuvo muchas más satisfacciones que traiciones. Y habla de hasta “diez sonrisas” por cada incomprensión que, seguro, pudo sentir acerca de él mismo o de la labor que llevaba a cabo. Y eso indica que el grado de aceptación de su persona era mucho más elevado que el que pudiera sentir lo contrario hacia él. 

Por otro lado, cuando escribe que el Mal (preferimos escribir Mal aunque lo pueda minimizar el propio P. Martín) no le ha hecho daño ya podemos entender que no se refiere al físico que, para cuando escribe esta carta, lo ha atacado y bien atacado. Entonces… podemos entender que sí se refiere al “Mal” proveniente del Maligno aunque, siendo Descalzo hombre con acreditada fama de santidad, ya podemos imaginar que debió ser atacado por quien tanto odia a los hombres que son, verdaderamente, de Dios. Por eso dice que, a pesar de que sí debió ser atacado, como decimos, el mismo no le causó mal y, tampoco, dejó un poso de amargura en su corazón. Y eso debió ser por la fortaleza espiritual que atesoraba nuestro sacerdote. 

Pero, como suelen hacer los grandes en la fe, el P. Martín no sólo no arredró ante tales ataques sino que aprendió de tal manera de los mismos que le impelían a ser mejor. Ahora bien, de las “misteriosas amistades” de las que habla en este parte de su Carta, nada podemos decir que, por eso, tenían tal carácter… 

De todas formas, sí podemos decir que alguien que es capaz de discernir también lo que acaece en su vida, ha de ser un buen maestro para el prójimo. Y sí, tal es el caso.

   

Continuará…

Eleuterio Fernández Guzmán

Llama Manuel Lozano GarridoLolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Dar gracias a Dios siempre es bueno. 

Para leer Fe y Obras.

Para leer Apostolado de la Cruz y la Vida Eterna.

14.02.22

Un amor propio de este día, San Valentín. Carta de Beren a Lúthien

El romance de Tolkien en el reino de las hadas

Antes que nada, tengo que decir que este artículo fue publicado por el que esto escribe hace, justo ahora, dos años. Lo repetimos porque fue de nuestro agrado escribirlo en su día y, a la vez, porque un día como hoy vale la pena reivindicar al verdadero San Valentín. Está bien algo de historia y, luego, la presentación de un caso que muy bien viene a la cosa.

Y ya, sin más, el artículo.

Antes de la carta, supuesta, que J.R.R. Tolkien (aquí Beren) escribe a su amada Edith, conocida como Lúthien, esto sobre el santo de hoy, el verdadero San Valentín, el de verdad y no el manipulado que tantos negocios, al parecer, ampara y cobija.

Valentín, sacerdote que vivía en Roma, tuvo que sufrir, también, aquella persecución.

Claudio II, emperador que, por entonces, gobernaba el Imperio, no gustaba de los matrimonios porque entendía que un hombre soltero era mejor soldado. Eso le llevó a prohibirlos con el consiguiente malestar, es de suponer, entre aquellos que ponían por encima de tan noble labor de soldado una vida familiar que, además, podían compatibilizar con tal trabajo.

Valentín no estaba de acuerdo con tal medida y seguía celebrando matrimonios aunque es de entender que en secreto. Eso era un desafío en toda regla a las órdenes del emperador y tal forma de actuar no iba a tardar en acarrearle malas consecuencias porque, además, el sacerdote díscolo a las normas imperiales gozaba de una muy reconocida fama en toda Roma.

Claudio II llamó a Valentín a que se presentase ante él y Dios, como suele suceder en muchos casos, le tenía reservada una sorpresa bastante grande.

Como es de creer que Valentín no diera a entender al emperador que haría lo que quería, el poderoso romano hizo que encarcelasen al sacerdote.

Interrogado por Asterio, teniente del prefecto de Roma (Calfurnio), Valentín afirmo que Jesucristo era “la única luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo” lo que supuso, además, un gran desafío a los dioses paganos.

Y, entonces, aquel oficial quiso poner en ridículo a Valentín (a lo mejor como siglos antes hicieran aquellos romanos que pusieron un manto harapiento a Jesús y lo saludaran como rey de los gusanos) y le pidió que si tan grande era su poder (por haber estado predicando el cristianismo) que le ofrecía una gran posibilidad de demostrar lo que decía acerca de aquel Jesucristo.

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