InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Diciembre 2013, 31

31.12.13

Un amigo de Lolo - El corazón de Dios es su Palabra

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

El corazón de Dios es su Palabra

“Adivina, adivinanza: se siembra una vez y se cosecha años y años. Solución; la palabra de Dios”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (745)

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

A lo largo de la historia de la humanidad el Creador se ha dirigido a su criatura de muchas formas pues muchas han sido las formas en las que el ser humano ha sido capaz de captar, de darse cuenta, de que no estaba en el mundo por casualidad sino que, por fuerza, algo o alguien superior tenía que haber hecho todo lo que veía.

Conforme fue evolucionando aquella criatura hecha a imagen y semejanza de Dios, también fueron creciendo las posibilidades de que la misma pudiese conocer mejor la presencia de Dios en su existencia.

El ser humano, en un principio, pudo apreciar en la naturaleza en la que vivía, la huella de Dios. Sin embargo, tal forma no era perfecta pues convenía que se suscitase entre los hombres la posibilidad de dejar escrito, para siempre, aquello que tenía que ver con Quien, sin duda alguna, era Todopoderoso.

Y Dios inspiró, sopló, en el corazón de algunos de sus hijos, aquello que era conveniente que no se olvidase. Y alguno de entre los seres humanos empezaron a poner por escrito lo que les inspiraba el Creador. Y así empezaron a completar libros que, al cabo de los siglos, se convirtieron en lo que conocemos como Sagradas Escrituras y que dividimos en dos tiempos fundamentales: antes de la llegada al mundo del Hijo de Dios (y llamamos Antiguo Testamento correspondiente con la Antigua Alianza) y después de la llegada al mundo del Emmanuel (y que llamamos Nuevo Testamento pues hizo Dios nueva alianza con el hombre a través de Jesucristo)

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