InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Archivos para: Noviembre 2012, 16

16.11.12

Un camino empedrado de gozo

Por la libertad de Asia Bibi.
…………………

Por el respeto a la libertad religiosa.

……………………..

Enlace a Libros y otros textos.
……………………..

Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

Vas de un lado a otro (espiritualmente hablando) No sabes qué hacer. ¿Por qué no te preguntas qué quiere Dios de ti?

Y, ahora, el artículo de hoy.

El camino que nos lleva al definitivo Reino de Dios puede estar rodeado de todo lo bueno y de todo lo malo porque tanto de uno como de otro nos encontramos a lo largo de la vida.

Lo mejor, sin duda, para un discípulo de Cristo, es comprender y entender que lo bueno para su espíritu y, así, para su vida, es tener, en el camino, un empedrado gozoso donde cada paso sea, en verdad, una iluminación para nuestra vida.

Antes que nada hay que decir que es más que probable que muchos católicos puedan sentir angustia por la situación por la que pasa su fe. Diversas pueden ser las causas de tal situación: no se conoce bien la fe que se tiene, la doctrina de la Santa Madre Iglesia se tiene como algo lejano, no se lleva una vida de piedad profunda, se prefiere actuar de forma políticamente correcta o según el respeto humano, etc.

Sin embargo, algo de razón sí pueden tener en la forma de pensar que tienen porque no es poco cierto que los ataques que sufre nuestra fe hacen muy difícil sentir gozo por aferrarnos a unas creencias que, siglo tras siglo, nos han ido uniendo al Creador.

Sin embargo, tampoco es poco cierto que la esperanza que tenemos en nuestra fe debería erradicar, de nuestro corazón, los pensamientos de pesimismo al respecto de la misma porque, al fin y al cabo, Dios es nuestro Pastor y a nadie ni a nada podemos temer.

Por eso el camino que recorremos ha de ser uno que lo sea gozoso.

En primer lugar siempre surgen, o mejor, deberían surgir, aquellas grandes preguntas que sólo las personas con visión escatológica suelen hacerse: ¿Cuál es el sentido de la vida y de la muerte? O ¿Qué es del más allá?; incluso por todo aquello relacionado con nuestra naturaleza humana creada a imagen y semejanza de Dios o, también, la relación horizontal que debemos mantener con nuestro común Padre.

Pues para responder a estas preguntas no resulta de poca importancia la fe que decimos seguir, que decimos tener y que, de hecho, practicamos.

¿Qué papel juega la fe en todo esto?

Resulta, del todo esencial, porque, a partir de la misma se descubren implicaciones para nuestra vida que, llevadas por la voluntad de Dios, nos sitúan ante nuestra vida, ante nuestros semejantes y, también, ante Dios, de una forma, digamos, mejorada para nuestro espíritu y comportamiento. Y esto lo que, en resumidas cuentas, quiere decir es, que encontramos en la fe cumplida respuestas a las preguntas arriba planteadas y que la respuesta llena nuestro corazón de gozo.

También nos ha de producir gozo saber que tenemos una visión particular de la vida que, como cristianos, hace que la veamos de forma diferente al resto de hijos de Dios que, a lo mejor, no conocen tal filiación o si la conocen no la quieren llevar a la práctica de sus vidas.

Así, tal visión de las cosas nos hace alegrarnos de sentirnos hijos de Dios porque tal situación nos permite administrar nuestra vida de una forma distinta a como lo hace otra persona que no tenga tal fe ni tal visión de la realidad de lo que nos rodea.

Por ejemplo, si sabemos, como cristianos, que es mejor dar que recibir o, en este sentido, servir a ser servido (tal cosa ya la dijo el Maestro Jesucristo) nada mejor para nosotros que llevar, a la vida ordinaria, tal idea y transformarla en comportamientos adecuados a una doctrina que es buena porque es santa.

Y, también, los problemas que nos encontramos en la vida no deberían ser fuente de amarguras aunque es entendible que nos pueden resultar preocupantes. Tal es así porque confiamos en la Providencia de Dios con la que nos reconocemos serenos de cara al presente y seguros de tener un futuro adecuado a la voluntad del Creador.

Leer más... »