Un amigo de Lolo - El incordiante e incordial Satanás

Presentación
Manuel Lozano Garrido

Yo soy amigo de Lolo. Manuel Lozano Garrido, Beato de la Iglesia católica y periodista vivió su fe desde un punto de vista gozoso como sólo pueden hacerlo los grandes. Y la vivió en el dolor que le infringían sus muchas dolencias físicas. Sentado en una silla de ruedas desde muy joven y ciego los últimos nueve años de su vida, simboliza, por la forma de enfrentarse a su enfermedad, lo que un cristiano, hijo de Dios que se sabe heredero de un gran Reino, puede llegar a demostrar con un ánimo como el que tuvo Lolo.

Sean, las palabras que puedan quedar aquí escritas, un pequeño y sentido homenaje a cristiano tan cabal y tan franco.

El incordiante e incordial Satanás

“Quien no crea en el Demonio, que explique la guerra”
Manuel Lozano Garrido, Lolo
Bien venido, amor (672)

En efecto, Satanás no es muy cordial con el ser humano que es fiel. Lo es, a lo mejor, con aquel que se le somete pero con el resto, o lo que es lo mismo, con quien se sabe hijo de Dios, quiere tratar lo menos posible y si lo consigue, se los lleva a su nido podrido.

Mientras Dios siembra en el corazón del hombre, creatura suya, el amor, la misericordia y demás virtudes y gracias que lo hacen bueno a sus ojos, quien es el Príncipe de este mundo, llamado así por manipular al mismo o querer tenerlo en la palma de sus manos con sus adulaciones y proposiciones cierta deshonestas o, lo que es lo mismo, el Ángel caído que fue enviado al mundo para que lo dominara contra natura y en la tiniebla, procura que los mismos hijos que Dios tiene como creación buena, caigan en sus fauces que no son sino fosas que aniquilan lo que de bueno hay en el corazón del hombre.

Satanás, el Maligno, el Demonio o el Diablo, llámesele como se le llama, existe tan ciertamente como existe Dios que todo lo creó y mantiene. Pero, a diferencia de Quien es Todopoderoso, el primero es todo-vengativo y nos ama con la misma precisión que un animal salvaje ama a la presa que quiere acechar, cazar y, luego, comer y deglutir. Así nos quiere quien se opuso a Dios, por ejemplo, al travestirse de serpiente, animal ciertamente repugnante (digan lo que digan los amantes de la naturaleza) e incitar a la mujer, llamada Eva por ser madre de todas las criaturas, a que contradiciendo lo que Dios había dicho acerca del árbol que no les estaba permitido comer, no sólo comiera ella sino que convenciera al hombre, ¡pobre criatura en manos de la perfección que Dios le había entregado!, de que hiciera lo mismo de ella.

Luego llegó lo que llegó: el mal, el pecado… en fin, la muerte que entró en el mundo. Y todo gracias al ser del Demonio.

Satanás es incordiante porque no deja de molestar al ser humano. Tampoco deja de importunarlo con sus apreciaciones acerca de lo que es bueno y lo que es malo y llevando a confusión a una criatura tan voluble como es el ser humano y a quien, después de haber pecado por primera vez pareciera que no tiene empacho alguno en hacerlo las veces que sea. Si, además, cuenta con el “ánimo” de quien es todo mal, difícilmente puede sustraerse a una tentación que le es dada como algo bueno, engañado por ser tibio y blando de corazón y de fe.

Pero, además, Lucifer no es nada cordial sino todo lo contrario y de la peor forma que a uno se le ocurra pensar, imaginar o tener por mala o nigérrima. Por eso no puede fortalecer el corazón porque su falta de cordialidad lo único que produce en quienes se dejan dominar por sus proposiciones es un alejamiento de Dios que, todo corazón blando y bueno, ve como pausada o vertiginosamente, va perdiendo hijos que se adentran en la noche sin Él, en la oscuridad sin el Padre, en la fosa sin el Misericordioso.

Es difícil, de todas formas, y a veces imposible para ciertos espíritus poco hechos a lo divino y superior, no decir “sí” a lo que parece muy positivo y está puesto de tal forma para que caigamos en sus asechanzas. Difícil y, además, casi imposible vernos en otra situación que nos e aquella que se nos propone porque, si bien lo miramos, no está mal hacer algo de mal si obtendremos algo de bien…

Distraídos, las más de las veces, por las luces negras de lo que parece luz iluminadora, no dejamos que nos influencia Dios con su verdadera iluminación eterna. Y es que tan cerca estamos del suelo y tan poco miramos hacia arriba que más parece que seamos seres reptantes. Así, claro, de tal forma, arrastrados por los suelos del mundo en el que nos ha tocado peregrinar, difícilmente vamos a ver que Dios nos está tendiendo la mano porque nos quiere a su lado. Y nosotros, mientras, pensando en cómo vamos a aceptar la llamada, otra vez, de las muchas serpientes en las que se trasviste el Mal.

Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, ruega por nosotros.

Eleuterio Fernández Guzmán

Ha salido el recopilatorio de “El Pensador”

El Pensador

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Panecillos de meditación

Llama el Beato Manuel Lozano Garrido, Lolo, “panecillos de meditación” (En “Las golondrinas nunca saben la hora”) a los pequeños momentos que nos pueden servir para ahondar en determinada realidad. Un, a modo, de alimento espiritual del que podemos servirnos.

Panecillo de hoy:

No olvides compartir el gran tesoro de nuestra fe: Cristo vive en ti. Ya lo dijo Pablo, de Tarso, tras convertirse. Algo sabría sobre el tema si le pasó lo que le pasó.

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