12.10.11

Un libro sobre el gozo de la cruz: "Marina de Cristo, carmelita descalza"

Sobre la Virgen del Pilar.

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Marina de Cristo

Miércoles, 12 de octubre de 2011
Un libro sobre el gozo de la cruz

Título: Marina de Cristo, carmelita descalza.
Autor: P. José María Iraburu
Editorial: Fundación Gratis Date
Páginas: 56
Precio aprox.: 1,75 €
ISBN: 84-87903-81-9
Año edición: 2010
Lo puedes adquirir en Fundación Gratis Date

Extiendo los brazos del cuerpo y los del alma
sobre su Corazón y que obre en mí
a su voluntad. No le pido otra cosa, pero no temo nada

Marina de Cristo, carmelita descalza
Empeora la salud y mejora el abandono

Cuando se habla de la cruz, de lo que supone para un discípulo de Cristo, no se ha de entender en el sentido exclusivo según el cual supone algo que se lleva con esfuerzo, sea el que sea, sino, sobre todo, el saberse y reconocerse participante en la salvación eterna ganada por el Hijo de Dios con su muerte, precisamente, en una cruz.

Podemos decir, si se da el caso de comprensión de lo que es la cruz, y quien así lo entiende ha comprendido el sentido verdadero e intrínseco de la misma.

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11.10.11

Por lo que llegan a ofenderse algunas…

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Hay momentos en los que uno tiene que leer las cosas dos veces porque no es posible que alguien pueda llegar a decir lo que dice sin pensarlo, al menos, una vez, sin aparentemente darse cuenta o, en fin, diciendo lo que en verdad cree y piensa.

El caso es que, como podemos recordar, el pasado mes de julio sucedió algo insólito en el Parlamento valenciano: quien iba a jurar el cargo de presidente de tal institución, Sr. Cotino, tuvo la idea de hacerlo ante un crucifijo que mantuvo allí hasta que termino la citada ceremonia.

Como era de esperar los de siempre pusieron el grito, el suyo, en el cielo (cosa rara siendo tan mundanos) y se quejaron. Presentaron, entonces, una propuesta para que desapareciera, en tan especiales momentos, “cualquier” símbolo religioso que es lo mismo que decir que desaparezca, por ejemplo, el crucifijo y, a lo mejor, hasta la Biblia.

Ahora, meses después, se les ha negado tal propuesta por estar alejada de la realidad social valenciana y, además, española.

Como no podía ser menos alguna de las personas que apoyó tan extemporánea propuesta ha vuelto a poner el grito en el cielo y ha dicho algo que la califica perfectamente. Se trata de Esther López, a la sazón portavoz de Izquierda Unida que son, para que nos entendamos pronto, los comunistas (¡Aún los comunistas!) haciendo de su capa un sayo y produciendo malestar.

Pues bien, ha dicho que le “ofendió” la presencia del crucifijo.

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10.10.11

Esto es como para leerlo y no creerlo

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Parece que una epidemia de comportamiento políticamente correcto aderezado con no poco relativismo, despiste histórico y ganas de hacer el ridículo actual ha atacado a los anglosajones porque ora en Inglaterra ora en Australia han tomado unas decisiones que son más propias de personas no cuerdas y, en fin, digamos con caridad cristiana, despistadas.

Si la cosa no fuera tan seria sería como para morirse de risa porque es cierto que hay que tener una idea de la sociedad bastante equivocada como para pretender que las ideas particulares de unos particulares políticos pensadores de la nada se suban a los hombros de las personas que les pagan el sueldo y que, además, esperen que nadie diga nada. Bien podemos decir, además, que la epidemia arriba citada puede propagarse hasta nuestras tierras (que ya lo ha hecho aunque no en su total simpleza) y causar estragos ciertos de no pequeñas consecuencias.

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9.10.11

La Palabra del Domingo - 9 de octubre de 2011 - Invitados por Dios

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Mt 22, 1-14. A todos los que encontréis, convidadlos a la boda.

Biblia

1 Tomando Jesús de nuevo la palabra les habló en parábolas, diciendo: 2 «El Reino de los Cielos es semejante a un rey que celebró el banquete de bodas de su hijo. 3 Envió sus siervos a llamar a los invitados a la boda, pero no quisieron venir. 4 Envió todavía otros siervos, con este encargo: Decid a los invitados: “Mirad, mi banquete está preparado, se han matado ya mis novillos y animales cebados, y todo está a punto; venid a la boda.” 5 Pero ellos, sin hacer caso, se fueron el uno a su campo, el otro a su negocio; 6 y los demás agarraron a los siervos, los escarnecieron y los mataron. 7 Se airó el rey y, enviando sus tropas, dio muerte a aquellos homicidas y prendió fuego a su ciudad. 8 Entonces dice a sus siervos: “La boda está preparada, pero los invitados no eran dignos.9 Id, pues, a los cruces de los caminos y, a cuantos encontréis, invitadlos a la boda.” 10 Los siervos salieron a los caminos, reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala de bodas se llenó de comensales.11 «Entró el rey a ver a los comensales, y al notar que había allí uno que no tenía traje de boda,12 le dice: “Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de boda?” El se quedó callado. 13 Entonces el rey dijo a los sirvientes: “Atadle de pies y manos, y echadle a las tinieblas de fuera; allí será el llanto y el rechinar de dientes.” 14 Porque muchos son llamados, mas pocos escogidos.»

COMENTARIO

Invitados por Dios

Cuando el Creador decidió que un ser semejanza a él anduviera sobre la faz de la tierra no debió querer que, con el tiempo, abandonada a Quién lo trajo al mundo y que deambulara perdido por el mundo sin saber dónde iba a ir a parar o a dónde encaminar sus pasos.

Es de creer que Dios quería, entre las criaturas que creó, que el ser humano adquiriera la tierra que le entregaba con gozo y que se hiciese cargo de ella siguiendo una ley, la de Dios, que había impreso en sus corazones.

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8.10.11

En los altares - San Vicente Ferrer

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San Vicente Ferrer

Vicente Ferrer nació en Valencia. Corría el año 1350 (el 23 de enero) del matrimonio entre Guillem Ferrer y Constanza Miquel que, desde muy pequeño, pusieron en su corazón un gran amor y devoción hacia Jesucristo y hacia su Santísima Madre, la Virgen María. Por tal causa le enseñaron a mortificarse cada viernes en recuerdo de la Pasión de Nuestro Señor y cada sábado en honor a la Madre de Cristo.

No olvidaron, además, hacerle ver que los pobres merecían, como prójimos, todo el amor del que fuera capaz de darles.

A Vicente le tenía reservada Dios una vida muy especial.

A los siete años recibe la tonsura clerical y a los once era Beneficiado de la parroquia de Santo Tomás. Unos años más tarde, a los diecisiete, era postulante dominico en el convento de la Plaza de Tetuán de Valencia (España), muy cerca de su casa.

Fue enviado a estudiar a Barcelona y, a su regreso en 1379 fue elegido prior del Convento de los Dominicos, pero tuvo que renunciar a dicho cargo pocos meses después por las disputas que había en el convento a causa del Cisma de occidente.

La labor que Vicente Ferrer lleva a cabo a lo largo de su vida y que como tal se le conoce mejor, independientemente del papel que jugó en el citado cisma de occidente que, acerca del papado, vivió la Iglesia católica a finales de aquel siglo XIV, fue la de predicador.

Vicente tiene, en su predicación, unos temas a los que se refiere con predilección. Así, tanto la renovación como la conversión interior, la reforma de las instituciones y, sobre todo, la unidad de la Iglesia católica, destacan sobre los demás. A este respecto, y refiriéndose a las bíblicas plagas de Egipto (recogidas en el Éxodo) dirá que “La novena son las tinieblas: durante tres días estuvieron los hombres y las mujeres que no se veían el uno al otro; y significaba el tiempo del cisma. ¡Oh, qué tinieblas tan fuertes! Los tres días significan los tres Papas que ahora son: el Papa Juan, el Papa Gregorio y el Papa Benedicto; y cada uno tiene grandes doctores y personas santas que tienen a cada uno como realmente Papa y no conocen cual es el verdadero“.

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7.10.11

Eppur si muove - Sobre el poder de la Iglesia católica

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Es más que sabido que a la Iglesia católica le tienen cierta ojeriza o, digámoslo pronto, manía, muchas personas que no ven correcto ni lo que es, ni lo que hace, ni nada de nada de lo que se refiera a la misma.

Se le acusa de todo lo que haya menester y, además, se insiste en que no puede defenderse porque tiene un pasado turbio, malo y más que impresentable.

Entre las acusaciones que más usan los detractores de la Esposa de Cristo está la de decir que tiene mucho poder y que es, como poco, la institución que más lo utiliza en perjuicio de casi todos. Es más, hasta se dice y escribe que las religiones, aquí la católica, tienen “devoción por el poder” que es lo mismo que decir que vive para el mismo y que lo adora como única fuente de su misma existencia.

Así, por ejemplo, se dice que la Iglesia católica tiene el poder que ha ido acumulando a lo largo de los siglos y, de hecho, lo utiliza o que son muchas las naciones que se someten a su poder. Al parecer es uno que lo es invisible porque que se sepa aquello de “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios” no puede decirse que ahora no se esté practicando y, como consecuencia de ello, que haya tal unión entre la Iglesia y el Estado que se difícil diferenciar entre una y otro.

Poder es el “Dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo” y, entonces, habría que aplicar al caso de la Iglesia católica tal definición y ver si, en efecto, tiene tanto poder como se predica de la misma. Así, la Iglesia católica debería tener mucho de todo eso.

Sin embargo, en cuanto al dominio no se puede decir que ejerza mucho porque para dominar se necesita tener en sus manos un “Poder o ascendiente que se ejerce sobre otra u otras personas” y es bien cierto que la Iglesia católica no tiene más poder sobre las personas que el que las mismas quieran dejarse hacer. Por tanto, el susodicho dominio que la Esposa de Cristo ejerce es, en todo caso, nulo.

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6.10.11

Rubalcaba, si te vuelves, te lo clava

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Hay temas que, como suele decirse, se escriben por sí solos. Algunos, además, te obligan a esconder un poco la tecla para no escribir todo lo que se te ocurriría escribir. Es más, incluso los hay que requieren de mucha paciencia para poder frenar el ímpetu escribidor que te coge de pleno y no te suelta ni por esas.

Uno de ellos es, precisamente, el provocado por el acompañante a la X del GAL pues el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, era, por aquel entonces, Portavoz del Gobierno de un impresentable individuo llamado Felipe González Márquez, otro socialisto.

Excursus

Para quien no lo sepa (sobre todo personas de otras naciones) los GAL (Grupos Antiterroristas de Liberación) fueron creados, al parecer, por las zahurdas (o pocilgas, sitios donde vive el gorrino o cerdo) del Estado español en los años 80 del pasado siglo. Al parecer altos cargos del mismo Estado se implicaron de tal forma que algún ministro ingresó en prisión y muchos otros mandamases y chupacabras del presupuesto público se vieron implicados en aquel turbio asunto.

Lo de la “X” viene referido a que el juez que juzgó el caso GAL puso tal letra a la persona que se supone fue la instigadora de todo aquello y que todo el mundo, salvo quien debería saberlo, está en la casi seguridad que era, presuntamente, el mismo Presidente del Gobierno citado arriba del que, como digo, Rubalcaba era Portacoz (por las coces que daba).

Fin del Excursus

Pues bien, como Alfredo P. le van las cosas bastante mal, en cuanto a expectativas de voto, tiene que echar mano de los fantasmas izquierdistas y ora quiere aprobar una ley propiamente de eutanasia, ora pretende limitar lo religioso católico con otra norma sobre, dice, libertad en tal materia o, como no podía esperarse otra cosa, quiere, dice, dar al traste con lo que llama “privilegios” de la Iglesia católica. Además, lo cual indica el grado de entendimiento que tiene el candidato siniestro (en todos los sentidos de esta palabra) de la Constitución española aún en vigor (de 1978) y lo que, en realidad, piensa de tal Carta Magna.

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5.10.11

Ad pedem litterae-Hermanos en la red - P. Pablo Cabellos Llorente: Opiniones sobre la Iglesia

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Al pie de la letra es, digamos, una forma, de seguir lo que alguien dice sin desviarse ni siquiera un ápice.

En “Ad pedem litterae - Hermanos en la red” son reproducidos aquellos artículos de católicos que hacen su labor en la red de redes y que suponen, por eso mismo, un encarar la creencia en un sentido claro y bien definido.

Ad pedem litterae - P. Pablo Cabellos Llorente

Pablo Cabellos Llorente

Presentación del artículo del P. Pablo Cabellos Llorente

Es bien cierto que cualquiera puede manifestar su opinión acerca de la Iglesia católica. También es cierto que muchas de tales opiniones pueden no ser acordes con la realidad de las cosas y pueden llegar a tergiversar lo que la Esposa de Cristo es en el mundo. Por eso dice el P. Pablo Cabellos que “Es posible opinar sobre todo, pero mejor con fundamento” o, lo que es lo mismo, sabiendo de qué se opina y basándose en datos reales.

También es cierto que la Iglesia católica está formada por personas que, como tales, pueden equivocarse porque nadie, salvo Dios, es perfecto. Por eso, a pesar de lo que la misma haya llevado a cabo a lo largo de la su historia milenaria es “una realidad gozosa, que no se quiebra a pesar de las maldades de los hombres” hace ver el P. Pablo. Con eso no es que se trate de huir de las acusaciones para no poner solución a los posibles errores sino, en todo caso, decir las cosas como, en realidad, son.

Hay, por lo tanto, que hacer uso de “razones que cimenten la opinión” cuando se pretenda manifestar las mismas acerca de la Iglesia católica, aunque sea sólo porque siempre se exige, para cualquier otro ámbito de la discusión, lo mismo.

Y, ahora, el artículo, del P. Pablo Cabellos.

Opiniones sobre la Iglesia

“Es posible opinar sobre todo, pero mejor con fundamento. Por tanto, se pueden hacer juicios sobre la Iglesia, sobre actuaciones de hombres de Iglesia -no es lo mismo-, sobre determinados aspectos de la doctrina católica, etc., pero preferiblemente realizándolo con razones que cimenten la opinión. Un ejemplo: es frecuente motejar como desfasada la doctrina de la Iglesia -¿cómo no?- en el tema sexual. Recientemente oí en la radio alguien que juzgaba así, afirmando como de sentido común la admisión de todo en este campo. Ese “sentido común” sexual ya existía en la Roma imperial y no importó a los cristianos chocar con el ambiente. Escuché de niño que el sentido común es el menos común de los sentidos pero, además, la Iglesia no se guía por el sentido común, sino por la revelación de Dios, que comporta y supera ese sentido.

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4.10.11

Musulmanes en Europa: pedir lo que no se da

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Un lector amable y un amable lector me envió una noticia que, no por poco sorprendente según están las cosas deja de preocupar.

Creo recordar que en Suiza se aprobó una norma dirigida a que no se construyeran más minaretes en aquella nación europea. Eso, como es lógico, produjo más de una ampolla en corazón de las personas que creen que se puede cambiar el devenir religioso de la vieja Europa a base de proselitismo musulmán.

Pero lo de ahora responde a un intento de tergiversar las cosas y de ponerlas bocabajo para ver si la cosa revienta por donde conviene a ciertos radicales y muchos progres aprueban y aprovechan para pescar en río revuelto.

La noticia dice queMusulmanes piden que Suiza quite la cruz y use una bandera invasora” porque, según informaba Libertad Digital (noticia que recogía el blog de “Contando estrelas”), se había presentado, digamos, una extraña solicitud por un grupo de creyentes de la fe musulmana y es, exactamente, la que dice el titular de la noticia.

Dice “Elentir” en el blog citado que se quiere imponer una bandera que, en realidad, no es la propia de Suiza. Pero, en realidad, esto, aunque está muy bien saber el origen de una y otra bandera, importa poco porque hay algo que es mucho peor y que es el trasfondo de todo este intento.

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3.10.11

El mundo al revés

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Fernando Lázaro hizo, para El Mundo , una descripción que luego se vio confirmada por muchas imágenes. Decía lo siguiente y, aunque muchas personas ya la han leído, vale la pena recordarlo. Se trataba de la manifestación del pasado 17 de agosto en contra de la visita de Benedicto XVI:

Cuando tengo que ocuparme de informar sobre manifestaciones acudo con mucha antelación para empaparme del ambiente. El miércoles no fue una excepción. Cogí el Metro. Y vi un Metro tomado por jóvenes, muy jóvenes. Y vi un ambiente festivo, desde Cibeles hasta Sol. Madrid era peregrino y multicolor. Pasé por el Kilómetro 0 y vi una plaza repleta de peregrinos-turistas. Y me acerqué hasta Tirso de Molina, lugar de donde arrancaba la manifestación laica, anti Papa y, por lo que se vio, anti peregrinos.

Inicialmente el despliegue policial era discreto, quizá demasiado. Apenas una veintena de agentes de las Unidades de Intervención Policial acompañaba a la cabecera de la manifestación. Y, como era de esperar, el punto caliente fue Sol, con la llegada de los manifestantes al cruce con la calle Carretas. La Policía había abierto un pasillo de anchura suficiente para que la manifestación atravesara la zona. Fue allí donde los más radicales de la manifestación y los peregrinos cruzaron gritos: El «pederastas», «nazis» e «hijos de puta» era contestado por los pocos jóvenes que había en la zona con gritos a favor del Papa. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

La Policía puso un leve cordón de separación en esa esquina, pero poco más. Y los manifestantes iban ganando metros. Su intención era clara. Los más radicales querían tomar la plaza. «Esta es nuestra plaza» y gritos de «fuera, fuera; menos rezar y más follar». El tono fue adquiriendo un aire amenazador tremendo. Las caras de los radicales estaban completamente desencajadas, fuera de sí. Había a quien la vena del cuello ya no se le podía agrandar más. Llevo más de 20 años haciendo información sobre seguridad y terrorismo, pero hacía muchos años que no veía tanta inyección de sangre en ojos de manifestantes. No eran todos, ni mucho menos, pero algunos daban miedo. Muchos estaban fuera de sí. «Os vamos a quemar como en el 36», gritaban a los jóvenes de la JMJ. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

En el esquinazo de la polémica no había más de un centenar de peregrinos. No era para nada una contramanifestación. No ocupaban la zona por la que tenía que atravesar la marcha laica. Esos peregrinos eran extranjeros. Allí había italianos, belgas, australianos, franceses, italianos, egipcios… Y algún español, sobre todo voluntarios. La media de edad, menos de 18 años. Que nadie me lo cuenta, que estaba allí y lo vi en primera persona.

El Ministerio del Interior ya estaba avisado de que era una zona de riesgo, que no era recomendable autorizar esa marcha y menos por ese recorrido. Los informes apuntaban a que podía haber una importante infiltración de radicales en la manifestación de laicos.

Porque, eso sí, el grupo de radicales, violentos, que se comportaron como energúmenos, no superaría el millar en una marcha que congregó a varios miles de asistentes. La visceralidad de los ataques de esos radicales fue intensa. Poco a poco fueron tomando la Puerta del Sol. Bordearon el cordón policial por derecha y por izquierda. La siguiente maniobra, ante la inicial pasividad de los agentes, fue rodear a los pequeños grupos de peregrinos y, mediante empujones, gritos, insultos y patadas, sacarlos de la plaza. También tuve que sufrir esos empujones y patadas. Peregrinos, periodistas… qué más les daba, la plaza tenía que ser suya. Sobrábamos los demás. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

Primero actuaron contra un grupo de apenas media docena de australianos. Después les llegó la hora a los franceses. Los italianos no se quedaron al margen. A los egipcios también les tocó.

Algunos peregrinos, veteranos, hacían frente a los insultos de los autodefinidos como indignados, que buscaban el cuerpo a cuerpo. Y así, al grito de «ésta es nuestra plaza», los radicales que participaron en la manifestación ocuparon de nuevo la Puerta del Sol. Durante estas maniobras de desalojo de peregrinos la pasividad policial fue total. No pude evitarlo. Ya al cuarto incidente de acoso, hostigamiento y empujones contra peregrinos me acerqué a los policías, que permanecían en los alrededores del edificio de la Comunidad de Madrid, para advertir de que la situación estaba tomando un sesgo extremadamente peligroso. Silencio. Que nadie me lo cuenta, que yo estaba allí.

Una vez expulsados de la plaza, los radicales dirigieron sus esfuerzos a controlar el Metro. Por allí salían decenas de jóvenes peregrinos que se dirigían a cenar. No menos de 500 personas se concentraron en la puerta del suburbano. Allí se montó la mundial. Este grupo, de nuevo incontrolado, comenzó a arremeter contra todos los peregrinos.

Insultos, coacciones (ya sabéis, eso de gritarte a la cara a menos de 15 centímetros), escupitajos… La escena era tremenda. Auténticos cafres lanzando gritos y amenazas a los jóvenes (por cierto, la mayoría mujeres) que salían del Metro.

Vi mucho pánico en los ojos de los peregrinos y vi a muchas, digo bien, a muchas que al ver el espectáculo rompieron a llorar de puro miedo. Aún tardó la Policía en llegar a la zona. Abrió un pasillo para que los peregrinos salieran de Sol. Los radicales eran los dueños del Kilómetro 0. Se envalentonaron más y arremetieron contra la Policía. Y un radical con numerosos antecedentes dio el pistoletazo de salida a los incidentes.

Una botella contra los agentes y la Policía cargó. Antes, las mochilas naranjas, los crucifijos y hasta los alzacuellos eran una «provocación» para esos radicales. «Es que nos están provocando», «es que están rezando», se justificaba uno de los empujadores profesionales. Y se me ocurrió preguntar por qué les provocaban. «Porque están aquí, porque existen, porque les vamos a prender fuego otra vez, como en el 36». Madrid era hasta ahora una ciudad donde cabían todos los pensamientos. En Sol, eso se acabó.

Esto debería ser más que suficiente como para que muchas personas cerraran la boca y se retiraran a algún sitio lejano a meditar las razones de su actuación bárbara. Sin embargo, no parece que se cansen de hacer el primo y de incordiar.

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